domingo, 17 de octubre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

La Lonja de Perpiñán es una construcción del gótico civil mediterráneo edificada en el siglo XIV.

En 1388, Juan I de Aragón crea un "consulado del mar" destinado a reglamentar y favorecer el negocio de Perpiñán, esencialmente basado sobre el comercio marítimo. En 1397 la primera lonja del mar es construida en el estilo gótico. Entonces sólo cuenta cuatro arcos que serán prolongados por dos similares en 1540, dos años después de la entrada triunfal de Carlos V en Perpiñán. Una placa conmemorativa empotrada entre las dos nuevas arcadas es testigo de este ensanchamiento: «reinante gloriosamente en España, Carlos Quinto, Emperador de Roma, así como los honorables cónsules del mar Honrat Fomer, burgués, y Francesc Matas, mercader, la otra parte fue realizada, el año 1540 de la redención cristiana».

En el siglo XVIII, el Mariscal de Mailly, gobernador del Rosellón, transforma la lonja del mar en teatro, convirtiéndose en posta después de la Revolución francesa. Por fin, el año 1841, el ayuntamiento de Perpiñán recupera el edificio y en 1842, el café de Francia se instala allí. La copia de la antigua bandera de ángulo, símbolo del comercio marítimo de la villa, fue fijada en este periodo.

Desde la Edad Media, la plaza de la Lonja ocupa el centro vital de Perpiñán con la presencia de los diferentes poderes locales: la Bolsa de los Mercaderes o Lonja del Mar, la Casa de la Villa y el Palacio de la Diputación.







Bosonaya fue una moneda labrada en Cataluña durante tres años.

Al rey D. Alfonso II atribuye Bruniquer la creación de la moneda bosonaya y fija su institución en el año 1185 pero el cronicón Barcinonense desmiente su autoridad haciendo autor de ella a D. Pedro el Católico que la labró de 1209 hasta 1212 durando solamente tres años

:...anno MCCIX fuit aspersa moneta dicta bosonaya, quae duravit tres annos scilicet usque in anno MCCXII.

No obstante, de dársele este nombre en el cronicón Barcinonense nuestros escritores la nombran con tanta variedad que apenas puede saberse como debemos llamarla. Bussanabussanayabuasariabasouaya, se escribe por Marquilles, Ducange, Bruniquer, Campillo, y Capmany y aun el rey Don Jaime en un privilegio concedido a Valencia en el año 1247 la nombra baçonaila y balconaya el rey Pedro IV en otro privilegio del año 1343. La nombramos bosonaya como Ducange y Marca, que es el idioma que hablan los cronicones que citan. Es cierto que fue una especie de moneda que circuló en el principado de Cataluña.

En el citado privilegio de D. Pedro IV de 1343 que cita Marquilles, no solo suena el nombre de la moneda balçonaya, sino también que fue materia o pasta para labrar moneda. Con él concedió a Barcelona en las calendas de mayo de dicho año que libremente sin incurrir en pena alguna pudiesen los vasallos vender la plata pura o con mezcla así labrada como en pasta, permitiendo igualmente la extracción de la moneda o bosonaya, billón o balçonaya exceptuando la moneda barcelonesa. Así habla el diploma:

montetam sive bossonayam, billonum, vel baloçnayam quamlibet, moneda Barchinonensi dumtaxat excepta...

La bosonaya en aquella época no era moneda barcelonesa porque se permitía la extracción del billón o bosonaya prohibiendo la de la moneda barcelonesa ¿Para qué la excepción si la bosonaya hubiese sido moneda barcelonesa? Cuando se creó la moneda debía ser efectiva y corriente y después dejó de serlo pasando a ser pasta o materia para acuñarla como el billón bajo cuyo nombre al principio se entendía una clase de moneda batida y labrada con mezcla de cobre y plata y todavía el nombre de billón se aplica a los reales castellanos y después pasó a ser pasta o materia para acuñar moneda. Así mismo puede conjeturarse que aconteciese en la bosonaya.

La poca duración de esta moneda hace más difícil su hallazgo y la escasez de noticias y oscuridad del siglo presentan mayor dificultad para descifrarla. Puede conjeturarse que en el anverso habría estampado el busto del rey coronado en medio cuerpo, en la circunferencia Petrus Rex, mal formada la x que serviría al mismo tiempo de x y de cruz, como se observa en las monedas godas, en la de Recaredo batida en Barcelona y en las catalanas de terno acuñadas por Jaime el Conquistador. En el reverso, las cuatro barras de Cataluña o una cruz con róeles y arandelas con la leyenda en la circunferencia de Barcino.

Estos son los signos aunque equívocos que pueden apuntarse para el conocimiento de estas monedas que serán rarísimas si es que existan en algún monetario. El valor del marco puede también servir de guía para aclararlas. Bruniquer afirma que tenía el valor de cincuenta y un sueldos cuya opinión siguen Campillo y Capmany. A cada marco correspondía rendir 612 dineros bosonayes, cada dinero debía ser de peso de siete granos y medio y cada sueldo de dos adarmes dieciocho granos.






Cuaterno es una moneda catalana mandada hacer por el rey Pedro II de Aragón en abril de 1212 después de la moneda bosonaya. Según el cronicón Barcinonense citado por Ducange que dice:

IX kalendas aprilis anno MCCXII fuit aspersa a domino rege Petro moneta de quaterno Barchinonensi.

En las datas de su creación y duración (duró 9 años) van conformes los escritores catalanes Vallseca, Marquilles y Cálido con el cronicón Barcinonense.

La moneda de cuaterno no fue distinta de la moneda nombrada de cort aunque algunos escritores hablan de ella como si fuesen monedas distintas pues son iguales en el día, mes y año de su creación y no es regular haberse mandado labrar en un mismo día dos especies de monedas distinta la una de la otra.

Es regular que el nombre de cuaterno se le diese por los cuatro marcos de plata que entraban en el riel o masa para batirla como la moneda de duplo y de terno lo recibieron también del número de marcos de plata que entraban en la liga. Jaime Calicio en el tratado de moneda nº 1 fol. 197 asegura que en las monedas de cuaterno los cuatro marcos eran de plata y los ocho restantes de cobre

et in illa moneta de quaterno ponebantur quatuor marchae argenti et octo aeris.

El mayor o menor número de marcos de plata influía a la mayor o menor pureza de la moneda y aumento del valor intrínseco y daba el nombre a la moneda. El valor del marco de la plata se estimaba en cuarenta y cuatro sueldos pero fue tan inconstante este valor que según una nota que publica Bruniquer en su rub. tom. 3 fol. 1 en el mismo año que se mandó hacer esta moneda, en el mes de marzo valía el marco noventa y un sueldos, en el mes de abril ciento y ocho sueldos, en mayo, junio, y julio ciento veinte y ocho sueldos, en setiembre ciento treinta y dos sueldos, en octubre ciento cuarenta y dos sueldos. En vista de esta inconstancia y variedad que puede asegurarse del valor que en aquellos tiempos tenía el marco. ¿Cómo puede formarse ua cálculo de correspondencia con la moneda corriente?

Los demás signos de las monedas antecedentes pueden también aplicarse a la moneda de que se trata. La leyenda de Petrus rex mal formada la x que serviría al mismo tiempo de x y de cruz. En el reverso, las cuatro barras de Cataluña o una cruz con róeles y arandelas con la leyenda en la circunferencia de Barcino.






La moneda vigatana fue una moneda propia del condado de Osona, desde el año 911 hasta la guerra de los Segadores. El derecho de acuñar moneda fue otorgado por el conde de Barcelona y Osona Guifré II en la sede de Vic. En 1315 Jaime II de Aragón, llamado Jaume el Justo, adquirió estos derechos, hasta el año 1484, cuando Fernando el Católico volvió a conceder licencias para acuñar moneda local a la Veguería de Osona.





Pellofa

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Pellofas de Seu d'Urgell (izquierda) y Peramola

Una pellofa o plom es una pieza monetiforme hecha con finas planchas de latón y con simbología e inscripciones de carácter religioso que circulaba, con valor monetario, en el interior de algunas comunidades religiosas catalanas, entre los siglos XIV y XVI, aunque su uso se dilató en el tiempo en lugares recónditos hasta el siglo XIX.1

Los eclesiásticos las solían percibir a cambio de su asistencia a determinados actos litúrgicos. Su utilidad era múltiple. Constituían un mecanismo de control, así como incentivo a la participación. También se trataba de un sistema de pago, puesto que al final de un determinado periodo las piezas recibidas eran intercambiadas por numerario de curso general.

A veces, se denominaron pellofas las monedas emitidas por los municipios.2

Historia[editar]

Las pellofas, documentadas a partir del siglo XIV, proliferaron sobre todo entre el XVI y el XVIII. Luego se inició una lenta decadencia, si bien su extinción definitiva hay que datarla ya entrado el siglo XX. En cuanto al ámbito geográfico de emisión, las pellofas fueron muy usuales en toda Cataluña, hasta el punto que se han identificado casi novecientos modelos provenientes de todas las catedrales catalanas (PerpiñánElnaGeronaVichLa Seo de UrgelBarcelonaSolsonaLéridaTarragona y Tortosa), así como de numerosas otras comunidades. También se conocen de las sedes de Valencia y Mallorca. Esta paramoneda, exclusivamente de uso interno, traspasó en algunos casos el ámbito comunitario y se usó como moneda local, sobre todo cuando había una carencia de moneda menuda, práctica que fue perseguida y castigada por las mismas comunidades.3

Fabricación[editar]

La ejecución de las pellofas se hacía mayoritariamente mediante la acuñación a martillo, a partir de una matriz de hierro, sobre unas finas láminas de metal, generalmente de latón. Del golpe seco del cuño sobre la lámina metálica resultaban estas piezas marcadas por una sola cara. Una vez acabadas se recortaba el contorno. La emisión y el uso de estos objetos, hasta fechas relativamente recientes, ha propiciado que se conserven todavía algunos cuños. En algunos lugares las pellofas se conocen con el nombre de plom o plomos -sobre todo en Mallorca- atendiendo al material del que estás hechas.

Todo parece indicar que, en origen el primer sistema empleado por todas partes fue la fundición; el cuño a martillo fue posterior y, a pesar del cambio de técnica y material, perduró el nombre original. El diseño de las pellofas es diverso. La mayoría eran circulares, pero también encontramos ovaladas, en forma de escudo, cuadradas, etc., y los motivos que se representan son preferentemente el emblema del centro religioso, la imagen o las iniciales del santo titular, y a menudo, como ya se ha dicho, se añadía el valor de la pieza, y, en algunos casos, el año de emisión.





Pugesa

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Pugesa de Lérida

La pugesa es una antigua moneda local catalana propia del área de Lérida, acuñada desde finales del siglo XIII hasta el siglo XV. Fue acuñada en cobre y latón, y tenía un valor de un cuarto de dinero.1

El nombre deriva de la ciudad occitana Lo Puèi, de donde fue originaria.2

La creación de la pugesa probablemente se debió de basar en el excesivo valor del dinero de terno (3 dinerosn. 1​ sobre 12 de plata, 25%) y también de su divisor, el medio dinero (óbolo o malla), en áreas económicamente deprimidas o de niveles de precios muy bajos, que necesitaban una fracción menor. Así surgió la necesidad de acuñar medios óbolos o cuartos de dinero. Este valor de cuarto de dinero ya era llamado pugesa con anterioridad, aunque no existiera una moneda física que tuviera este valor. Con la creación de la pugesa, dicho valor dejaba de ser una unidad de cuenta para convertirse en una moneda física.3

La pugesa más conocida fue la de la ciudad de Lérida, llevando siempre el triple lirio heráldico de la ciudad en anverso y reverso, y la leyenda «PUGESA DE LEIDA», con ligeras variantes. Su peso y diámetro aproximado era de 2 g y 18 mm respectivamente. También se emitieron medias pugesas.

También se acuñaron pugesas en poblaciones cercanas a Lérida, como ÀgerAgramuntAlmenarBalaguerCamarasaCubellsFragaPonts y Vilanova de Meià.4

La devaluación del dinero de vellón de ceca real, a partir del siglo XV, provocó la desaparición de la pugesa, siendo sustituida en algunas poblaciones por senyals locales de cobre o latón, de valor un dinero.2

Estos tipos de moneda local tenía carácter fiduciario, es decir, no tenía valor apreciable en sí misma y circulaba como vale cambiable por moneda oficial, garantizada por un depósito en oro y plata en los respectivos municipios donde era acuñada.






Uneto es la primera moneda de vellón catalana de que tenemos noticia fija del año de su creación. Alonso o Alfonso II fue el autor de esta moneda barcelonesa.

En el año 1180 empezó a labrarse y duró mucho tiempo sin que pueda asegurarse con certeza el tiempo de su duración, ni la ley, tipo, peso y leyendas de ella.

De una escritura auténtica que poseía Guillermo de la Riera que habitaba en la calle de la Boqueria de la ciudad de Barcelona (según atestigua Vallseca) consta que en el año 1187 el marco de la plata valía cuarenta y cuatro sueldos: valor igual al del marco de la moneda de duplo. La inconstancia que tenía en aquella época el valor del marco que en unos meses subía y en otros bajaba, no permite asegurar con certeza su equivalencia con la moneda corriente y solo puede sospecharse que en la circunferencia tendría el nombre del rey que mandó batirla y por blasón la cruz, róeles y arandelas que era el principal tipo que entonces esculpían.

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