domingo, 10 de octubre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Las Atarazanas Reales de Barcelona (en catalán Drassanes Reials de Barcelona) son un conjunto arquitectónico civil gótico situado en la fachada marítima de la ciudad y que se comenzó a construir a finales del siglo XIII, durante el reinado de Pedro III de Aragón.

Conjunto Histórico Artístico Reales Atarazanas
Bien de Interés Cultural
Patrimonio histórico de España
Drassanes de Barcelona.jpg
Entrada lateral Museo Marítimo de Barcelona dentro del edificio de las Atarazanas Reales de Barcelona
Localización
PaísBandera de España España
ComunidadFlag of Catalonia.svg Cataluña
ProvinciaFlag of Barcelona (province).svg Barcelona
LocalidadBarcelona
Coordenadas41°22′31″N 2°10′35″E
Datos generales
CategoríaConjunto Histórico
CódigoRI-53-0000203
Declaración5 de marzo de 1976
ConstrucciónSiglos XIII - XIV
EstiloGótico

Historia[editar]

Estas atarazanas no fueron las primeras que dispuso la ciudad. Se tienen noticias de que ya se había construido otra al lado de la puerta Regomir tocando la muralla. Durante la conquista de Mallorca y de Valencia por Jaime I, en el año 1243, ya figura documentada una segunda atarazana situada "hacia poniente". A partir de la construcción de las nuevas murallas en el siglo XIV, las atarazanas situadas al pie de la montaña de Montjuïc pasan a ser las únicas de las que dispone la ciudad.

Desde su origen, se destinaron a la construcción de las galeras de la flota de la Corona de Aragón. El reinado de Alfonso el Magnánimo fue la época de mayor actividad; en el año 1423 se construyeron doce galeras a la vez. En estas atarazanas se construyó, en el año 1571, la Galera Real de Juan de Austria, barco insignia en la Batalla de Lepanto. En el siglo XVIII se trasladó esta actividad al Arsenal de Cartagena, y a consecuencia de la derrota contra los borbónicos en la guerra de Sucesión en 1714, se instaló en el edificio de Barcelona un cuartel de artillería del ejército español, hasta el año 1935, año en que se cedió al Ayuntamiento, que lo destinó a Museo Marítimo, inaugurándose el 18 de enero de 1941.

Declarado Monumento Histórico Artístico por decreto del Consejo de Ministros del 5 de marzo de 1976. Galera Real (1568)

Construcción[editar]

Pedro el Grande, promotor de la construcción de las Atarazanas Reales de Barcelona.

Durante el reinado de Pedro III de Aragón entre los años 1280/1300, se inició la construcción de las atarazanas, que constaban de un amplio edificio amurallado de planta rectangular con cuatro torres en su ángulos, de las cuales dos aún existen.

Alfonso el Benigno, en el año 1328, consignó la necesidad de cubrirlas, pero por problemas con la hacienda real y por calamidades naturales, como grandes tempestades, las obras progresaban muy lentamente, y así continuaron con la llegada del nuevo rey Pedro el Ceremonioso, que al ver que los barcos se estropeaban, intentó trasladar las atarazanas al antiguo sector de la Ribera. La propuesta que hizo el Consejo de Ciento de la ciudad con fecha 9 de junio de 1378, después de deplorar:

... no sia coberta e per aço les galees estiguin dins d'aqquella a sol e vent e pluja, perquè són dins breu temps consumides e destruïdes...

impidió este traslado y cooperó con la financiación del proyecto de la construcción, ofreciendo a Pedro el Ceremonioso la aportación de 10 000 florines en siete años y pidiendo al monarca una contribución real de 7 000 florines, además del permiso para tener a cubierto las galeras pertenecientes a la ciudad.

Según consta en el único libro de obra que se ha conservado de la construcción de las atarazanas del tiempo comprendido entre el 11 de abril de 1383 y el 15 de agosto de 1384, se sabe que se construyeron cuatro almacenes y los trabajos del la techumbre de la mitad septentrional. Los materiales empleados eran sillares de piedra de Montjuïc, la arena de la misma playa cercana a la obra, la madera del Bajo Ebro y de la comarca de las Gavarres y la cordelería y el ladrillar de Valencia.

Vista desde el Monumento a Colón

Bajo el reinado de Juan I de Aragón se realizó una gran ampliación, debido a las crecientes necesidades de navíos de los comerciantes catalanes y de la Corona de Aragón; se firmó un acuerdo entre el rey y la ciudad de Barcelona en 1390 para la ampliación de las atarazanas y la creación de un palacio real adosado, con una plaza abierta al mar siguiendo como modelo el Palazzo Ducale y la Piazzetta di San Marco de Venecia (entonces también en construcción). La realización del palacio no tuvo lugar; por excavaciones efectuadas modernamente, solamente se han hallado los cimientos.

Fueron las reformas más importantes la cobertura del patio central, la construcción del Porxo Nou (Porche Nuevo) que constaba de dos plantas con portal y patio con merlones escalonados en la parte exterior al mar.

El conjunto gótico, del año 1381, consta de ocho naves de dieciocho tramos separados por pilares de planta cuadrada de 77 cm de lado por 6 m de altura; de cada pilar arrancan dos arcos torales y dos arcos formeros de medio punto que sostienen las vigas del techo con cubierta a dos aguas. A finales del siglo XV ya eran dieciséis las naves construidas.

La Generalidad de Cataluña se hizo cargo de su administración a partir del año 1578, construyendo en 1618 tres naves nuevas con el diseño y materiales idénticos a las de la época medieval, aunque de dimensiones diferentes y situadas transversalmente a las otras. Entre los años 1641/1644 se fortificó el recinto con motivo de la guerra dels segadors.

En el siglo XVIII se amplió la nave central, suprimiendo una hilera de pilares para ganar espacio para las dimensiones de los nuevos modelos de barcos que se construían entonces.






Durante la época medieval, Cataluña mantuvo un incesante tráfico de mercancías con las zonas mediterráneas, estableciéndose, al menos, cinco rutas distintas de fuerte presencia a través de las cuales se realizaban las actividades mercantiles de importación y exportación, tomando como base el puerto de Barcelona.

Cataluña tenía establecidos consulados y bancos en distintos puntos de la costa mediterránea, así como compañías aseguradoras de los fletes. La actividad comercial más intensa se produjo entre 1280 y 1348.

Ruta del Norte de África[editar]

Era la más antigua de todas y tenía por punto de inicio Barcelona y finalizaba en Ceuta, recalando en su trayecto en los puertos de ValenciaMálaga y Almería. Según las épocas del año, los barcos se dirigían a los puertos bereberes, teniéndose constancia de un flujo regular entre la costa ceutí y la ciudad de Argel. Este tránsito se llevaba a cabo en las épocas del año en las que las caravanas procedentes del África negra llegaban a los puertos con especiasmarfilesclavos y oro.

Esta era la ruta que permitía a Cataluña contactar, vía marítima, con el Reino de Granada.

Ocasionalmente los barcos llegaban vía Ceuta hasta las Islas Canarias, pero este trayecto estaba controlado por mallorquines y genoveses que años antes habían ocupado las islas.

Ruta de Egipto[editar]

Hasta finales del siglo XIII, la ruta de Egipto fue especialmente activa para las compañías catalanas. El punto de partida era Barcelona y el de destino Alejandría, si bien la actividad marítima se realizaba de forma clandestina por estar penada con multas y excomunión. A partir de 1291, con la caída de San Juan de Acre, última de las posesiones cristianas de Palestina, las aseguradoras catalanas no se responsabilizaban de cubrir las cargas con destino a Alejandría y el comercio decayó. Las escalas de tránsito eran Mallorca (en los momentos en los que la competencia de las dos flotas comerciales era menor), Malta, Argel y Alejandría. Las mercancías fundamentales de importación eran especias, esclavos, papiroseda y marfil.

Ruta de Oriente Próximo[editar]

La disminución del flujo comercial con Alejandría hizo necesario que los comerciantes buscaran caminos alternativos para llegar a Oriente, aún con mayor riesgo por tener que practicar un recorrido más largo y pudiendo costear menos en la zona de África. Así se incrementa desde finales del siglo XIII la ruta a Chipre (puerto de Lárnaca), TrípoliAlepo y, ocasionalmente Acre, con escala en Malta. Seda y textiles representaban el mayor comercio de esta ruta.

Ruta del Mediterráneo y Bizantina[editar]

La más activa económicamente de las rutas era la del mediterráneo occidental que, partiendo de Barcelona, llegaba a Cerdeña y Sicilia y desde esta última seguía una línea con dirección a Zante en la actual Croacia y los puertos del mar Adriático, y otra hacia el Egeo con bases en Atenas y Esmirna. El tráfico con Sicilia tenía un interés también estratégico, por ser la zona de confluencia de intercambios entre occidente y el Imperio bizantino, muy activo y rico. Los productos comerciales eran de todo orden y Cataluña sostenía consulados y bancos en distintas zonas de este recorrido.

Ruta atlántica[editar]

Esta fue la última de las rutas exploradas. A principios del siglo XIV, los barcos catalanes comenzaron a cruzar el estrecho de Gibraltar y a dirigirse hacia el Norte de Europa. Ya en 1330 Cataluña poseía un Consulado en Brujas. Aunque nunca tuvo la importancia de la ruta mediterránea, abrió el tráfico mercantil a nuevas posibilidades.






La Universidad de los Prohombres de Ribera fue una sociedad de mercaderes y constructores navales fundada en Barcelona a mediados del siglo XIII. Su creación fue reconocida en los primeros días de 1258 en un privilegio sancionado por el rey Jaime I el Conquistador1​ y su misión inicial era vigilar y reparar el puerto.2​ Se considera un antecedente del Consulado del Mar.





El violario o violarium o pensión vitalícia es un tipo de contrato propio del derecho civil catalán, por el que se recibe el derecho durante la vida de una persona y hasta que esta muera a recibir periódicamente una pensión en dinero. Para recibir este derecho se ha de haber entregado un capital. La obligación de pagar la pensión vitalicia es redimible. Se desarrolló como un tipo de préstamo medieval durante la década de los años 30 del siglo XIV en el Principado de Cataluña. Concebido como una forma de crédito a largo plazo, concretamente en dos vidas. Mediante una formulación comercial, el violario intentaba escapar de las restricciones eclesiásticas que censuraban la usura. En este caso, el prestador recibía el nombre de comprador y el prestatario de vendedor. De esta manera, el objeto de intercambio era el derecho del comprador de percibir una pensión durante dos vidas. A cambio, el vendedor recibía un préstamo monetario. El interés anual de las pensiones se situaron en un primer momento en el 14,29%, si bien fueron bajando a lo largo del siglo XIV. En zonas urbanas las pensiones solían consistir en entregas de numerario; en zonas rurales, en cambio, en las pensiones también se preveían medianeras de grano. El violario también tuvo un interés fundamental en el desarrollo de la fiscalidad pública, puesto que muchos municipios de Cataluña y la misma Diputación del General vendieron títulos para adelantar el dinero.

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