SIGLO XV EN ESPAÑA
Una alhóndiga (del castellano antiguo alfóndiga, a su vez del árabe al-fondaq, este a su vez del griego "pandocheion", lit.: 'bienvenidos todos') o almudí, almudín, alholí o casa pública o mercado de los vecinos era, antiguamente, un establecimiento en donde se vendía, compraba e incluso se almacenaba grano, cuyo fin era socorrer a los vecinos y principalmente a los labradores en épocas de escasez.
Los almudíes públicos eran establecimientos gestionados por los ayuntamientos a donde cuantos introducían cualquier clase de granos para vender se hallaban obligados a llevarlos con igual objeto. El almudí se componía de grandes y espaciosos o lonjas en que se colocaba cómodamente toda clase de grano. Estaba abierto durante el día y a este depósito acudían a menudo muchos cuerpos y particulares que deseaban adquirir determinada cantidad de cereales para sus necesidades. Cada concurrente o tenedor de granos satisfacía por derechos un precio por cada cantidad de trigo, centeno, mijo, judías, maíz, habas, cebada y avena que guardaba.
Actualmente empresas y cooperativas dedicadas al sector agrario usan el término "alhóndiga" en sus denominaciones sociales, sobre todo las de Andalucía y la Región de Murcia.12
La función de dichas alhóndigas, en Andalucía y la Región de Murcia, es unificar la oferta y la demanda de los productos hortofrutícolas. Donde los agricultores llevan sus productos a la alhóndiga y esta se encarga de subastarlos mediante una subasta dinámica a la baja a cambio de una comisión.
La Alhóndiga de Granaditas es un edificio construido en la ciudad de Guanajuato, en el estado de Guanajuato, México, a finales del siglo XVIII, en tiempos del virreinato, empleado en un principio como almacén y comercio de granos (es decir, una alhóndiga).12 Fue uno de los principales y primeros escenarios de la lucha de independencia de México, ya que durante el ataque por el ejército insurgente a la ciudad de Guanajuato, en su interior se refugiaron familias peninsulares y se acuartelaron las tropas realistas, por lo que fue asediado por las tropas rebeldes capitaneadas por Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio Allende,3 ataque que duró hasta que fue tomado el edificio y masacrados sus ocupantes (en su mayoría civiles), el 28 de septiembre de 1810, gracias a un personaje conocido como Juan José de los Reyes Martínez Amaro, apodado El Pípila, quien permitió el acceso a la alhóndiga incendiando sus puertas, tras pasar por una lluvia de balas cubriéndose la espalda con una losa de piedra.4 Desde 1958 funciona en el edificio el Museo Regional de Guanajuato Alhóndiga de Granaditas.
La construcción se inició en 1796, por orden del virrey Miguel de la Grúa Talamanca de Carini y Branciforte, proyectada por el arquitecto José del Mazo y Avilés.5 Los encargados de los trabajos fueron el maestro Juan de Dios Trinidad Pérez y Francisco Ortiz de Castro. Fue concluida el 7 de noviembre de 1809.6 Su fin principal era el almacenaje de granos, pero esa función duró poco, ya que a los pocos meses, en septiembre de 1810, la ciudad fue tomada por los insurgentes.
Durante la toma de la ciudad, el 28 de septiembre del mismo año, las tropas realistas comandadas por el intendente del centro minero de la ciudad, el militar Juan Antonio Riaño, se acuartelaron dentro de la alhóndiga para resistir a las fuerzas insurgentes comandadas principalmente por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Unzaga, Juan Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez. Al movimiento insurgente se habían unido un contingente de trabajadores mineros, por lo que uno de ellos, de nombre Juan José de los Reyes Martínez Amaro, apodado El Pípila, tomó como caparazón una losa de piedra que cargó a su espalda para cubrirse del fuego cruzado, con lo que llegó hasta la puerta de la Alhóndiga y le prendió fuego con una antorcha y unas varas de ocote, con lo que el ejército insurgente pudo entrar al edificio, vencer a los realistas y tomar la ciudad. Todos los realistas, en su mayoría familias peninsulares de los alrededores refugiadas en el edificio, fueron masacrados y la Alhóndiga saqueada, al igual que el resto de la ciudad de Guanajuato.
En la Comunidad Valenciana, recibe el nombre de Almudín, una alhóndiga o establecimiento en donde se almacenaba el trigo de la ciudad y en donde depositaban los cereales los particulares.
El almudín se utilizaba a su vez para realizar en él las transacciones comerciales y era el Consell y los jurados quienes establecían la ordenanzas sobre el local, contando con plantilla de empleados y administración para su funcionamiento.
El Almudín (en valenciano l'Almodí) de Játiva (Valencia) se sitúa en el centro de la ciudad junto al edificio contiguo que fue el del Peso Real. Su uso inicial fue comercial, destinándose actualmente a Museo de la Ciudad (Museu de la Ciutat). Se trata de un edificio de estilo gótico valenciano construido en entre 1530 y 1548.
Descripción[editar]
Se trata de un edificio de planta trapezoidal con fachadas a dos calles que cuenta con un patio rectangular con galerías. En sus lados mayores dispone de tres arcos de medio punto, mientras que en los menores cuenta con un arco, todos ellos sobre columnas jónicas. Las galerías se cubren con vigas y revoltones y la jácenas recaen sobre ménsulas decoradas.2
La fachada se resuelve mediante zócalo de sillería sobre el que se desarrollan muros de ladrillo enlucido. La portada es de medio punto con dovelas alargadas, sobre ella se encuentra la inscripción antes referida y el arrabá poligonal en el que se encuentran tres escudos de armas de Valencia.
En cuanto al uso inicial, en la planta baja se realizaban las contrataciones y venta del trigo, mientras que la superior era utilizada para el almacenamiento del trigo, uso que perduró hasta principios del siglo XX.
El retrato de Felipe V[editar]
En el museo se exponía boca abajo un retrato del rey Felipe V. Ese retrato se colocó así por iniciativa de Carlos Sarthou Carreres, quien dirigió el museo hasta 1961. Con la apertura del museo de bellas artes a pocos metros de donde se sitúa el Almudín, el retrato fue trasladado dejando el museo destinado a la arqueología.
El Azkuna Zentroa (denominación oficial;1 traducción en castellano: Centro Azkuna), anteriormente Alhóndiga Bilbao, es un antiguo almacén de vino ubicado en la villa de Bilbao (Vizcaya, España), reconvertido en centro de ocio y cultura.
Edificado entre 1905 y 1909 según proyecto de Ricardo Bastida, supuso la afirmación de una nueva idea de edificio en cuanto a su implantación, al ubicarse sobre el nuevo trazado de ciudad que nacía en esa época, ocupando la totalidad de una de las manzanas del Ensanche de la Villa; y en cuanto a su construcción, dado el empleo de técnicas novedosas desde el punto de vista estructural, siendo uno de los primeros ejemplos de arquitectura pública en hormigón armado.2
El edificio, además de cumplir los requerimientos de orden funcional para los que fue diseñado, transciende del mero carácter de almacén para insertarse en la trama del ensanche como un elemento con vocación de conformar ciudad. Esta dualidad del planteamiento es patente en el mismo, pudiéndose identificar los elementos que atienden a cada uno de los aspectos reseñados.
En el año 1919 sufrió un incendio y posterior restauración. Clausurado por largo tiempo, en la década de los años 1980 se barajó su adaptación como centro cultural con la participación de Jorge Oteiza. Este proyecto se frustró y poco después emergía uno alternativo en Bilbao, el del Museo Guggenheim, lo que motivó las críticas de Oteiza y una controversia que solo se apagó ante el inusitado éxito del nuevo museo.
Finalmente, la Alhóndiga fue reformada como centro cívico polivalente, con la intervención del diseñador Philippe Starck y fue inaugurada el 18 de mayo de 2010.3
El 10 de diciembre de 2014, el alcalde en funciones Ibon Areso dio a conocer que el centro de ocio y cultura Alhóndiga pasaría a denominarse centro Iñaki Azkuna en reconocimiento del que fue alcalde de Bilbao durante más de tres legislaturas.4 Finalmente, el 16 de marzo de 2015 pasó a denominarse oficialmente Azkuna Zentroa.
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