domingo, 17 de octubre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPCA MEDIEVAL

Los almogávares fueron unas tropas de choque, espionaje y guerrilla presentes en todos los reinos cristianos de la península ibérica a lo largo de la Reconquista, con origen en la Corona de Aragón, formadas principalmente por infantería ligera y especialmente conocidos por el activo papel que desempeñaron en la conquista del Mediterráneo por la Corona de Aragón entre los siglos xiii y xiv.

Folio 114r de la Crónica de Ramón Muntaner, donde se describen los gritos de guerra utilizados por los almogávares:
... los almugavers cridaven: Desperta ferres!, Desperta! [...] Que us dire? La batayla fo molt fort et cruell; mas a la fin, tots los ffranchs levaren un crit e cridaren: Aragon!, Aragon!
... los almogávares gritaban: ¡Despierta hierro!, ¡Despierta! [...] ¿Qué os diré? La batalla fue muy fuerte y cruel; pero al fin, todos los francos levantaron una voz y gritaron: ¡Aragón!, ¡Aragón!


Etimología[editar]

Sobre el origen del nombre existen diversas teorías: Tiene su origen en el árabe المغاور al-mugāwir («el que provoca algaradas») o en المخابر al-mujābir («el portador de noticias») que en este contexto se traduce como «el que explora y comunica», y finalmente una tercera teoría sostiene que viene del adjetivo gabar, que se traduce como «orgulloso» o «altivo».1​ Igualmente los nombres de sus grados militares también proceden del árabe.2

Origen sarraceno del término[editar]

El primer uso del término se sitúa en los territorios de Al-Ándalus en el siglo X, para referirse a pequeños grupos armados de sarracenos dedicados al saqueo y los ataques sorpresa. Así, la primera referencia histórica documental aparece en la crónica «Ajbar muluk al-Andalus» o Crónica del Moro Rasis, la historia de los reyes de Al-Ándalus, escrita entre 887 y 955 por Ahmad ibn Muhamad ar-Razí, conocido entre los árabes con el nombre de Al-Tarij (el Cronista) y entre los cristianos como el moro Rasis. En su crónica, el historiador de Qurtuba describe los territorios de Al-Ándalus, y al llegar al valle del Ebro, cita por primera vez en la historia la existencia de unas tropas llamadas almogávares presentes en la ciudad de Saraqusta:3

Traducción al español contemporáneo:4​ Y la ciudad de Saraqusta fue durante mucho tiempo cámara de los Almojarifes, y fue la escogida de los guerreros. Y cuando combatían la ciudad de Saraqusta, y combatían todos los alcalles y Almogávares, para ellos la escogían.
Ahmad ibn Muhammad al-RaziAjbàr mulùk Al-Andalus

La palabra almogávar también se usó durante los últimos siglos de la Reconquista, en la frontera de Granada, para designar a las partidas de salteadores moros que desde el Reino de Granada atacaban las localidades fronterizas del Reino de Murcia5​ y del Reino de Valencia.

Adaptación cristiana[editar]

Los aragoneses fueron los primeros cristianos documentados en adaptar esas estrategias y luchar como esos grupos de sarracenos conocidos como almogávares, por lo que finalmente acabaron siendo conocidos por el mismo nombre.

A pesar de que no existen crónicas coetáneas a los hechos del siglo XI o siglo XII, la primera vez que se menciona a unos almogávares cristianos es en un testimonio de Jerónimo Zurita en sus Anales de Aragón, que sitúa a los almogávares en época de Alfonso I de Aragón reforzando hacia 11051110 la fortaleza de El Castellar con vistas a la conquista de Zaragoza:6

Gánase Tahuste. Guarda de almogávares. De allí fue discurriendo más adelante y tomó el lugar de Tahuste junto a las riberas de Ebro; el cual se ganó por la valentía y grande esfuerzo de don Bachalla. Y poco después comenzó a poner gente plática en la guerra y muy ejercitada en ella, que llamaban almogávares, en el Castellar para que estuviesen en frontera contra los moros de Zaragoza.
J. Zurita, Anales de Aragón, cap. XLI «De las guerras que el emperador don Alonso [por Alfonso I el Batallador] hizo a los moros»

Alfonso el Casto, fiel a la amistad con el Reino de Castilla, fue en 1177 al asedio de al-madinat Kunka con un grupo de peones armados identificados con los almogávares7​ en ayuda del monarca castellano.

Origen socioeconómico[editar]

A causa de la invasión musulmana de la península ibérica, las guerras de la Reconquista y las campañas militares de Al Ándalus, los pastores cristianos de los valles pirenaicos se quedaron sin poder utilizar en invierno los valles que habían sido ocupados. Para poder seguir subsistiendo, estos pastores se tuvieron que organizar en bandas de salteadores y penetrar en los dominios enemigos en busca de lo necesario para la supervivencia de los suyos. Durante estas razzias, que solían ser de apenas unos pocos días, los almogávares podían vivir del terreno y dormir al raso. La instrucción necesaria para poder actuar en esta lid les venía dada de su antigua vida de pastores, ya que la mayoría de ellos se había criado entre las más agrestes montañas, donde la dureza del clima hacía que la tierra no regalara demasiados recursos y hubiera que aprovechar al máximo los pocos presentes.

Pero tras muchas generaciones llevando este nuevo tipo de vida a la que les habían empujado los invasores, parece claro que se formó un auténtico espíritu guerrero en estas comunidades de pastores, de forma que acabaron por no saber vivir de otra manera que no fuera haciendo la guerra. Además, era mucho más cómodo ganarse la vida con asaltos de pocos días, que trabajando duramente todo el año. Este modo de vida, a medida que los reinos cristianos avanzaban hacia el sur, fue siendo adaptado por los habitantes de las zonas fronterizas con los territorios musulmanes. Asimismo está documentada la presencia de almogávares de religión islámica luchando junto a almogávares cristianos.8

Descripción[editar]

Reproducción de la indumentaria de un almogávar en la exposición "Els temps dels almogàvers. La crónica de Ramón Muntaner" en el Museo Etnológico del Montseny

Se caracterizaban por ser tropas de choque de infantería que combatían a pie, con armas y bagajes ligeros, generalmente con una lanza corta (azconas),9​ descrita como un chuzo afilado o un simple palo con un pincho de hierro, dos venablos que arrojaban con tanta fuerza que perforaban los escudos enemigos, un cuchillo largo (llamado coltell) y a veces un pequeño escudo redondo como única defensa.10​ Con el tiempo también sumaron ocasionalmente un cubrecabezas (capells de rets) y cota de malla11​ Su arma principal era el alfanje, especie de espada corta que llevaban colgando de una correa.12​ Llevaban la barba crecida y vestían pobremente, únicamente un camisón corto (tanto en verano como en invierno), llevaban un grueso cinturón de cuero, calzas de cuero ajustadas en las piernas y calzaban abarcas de cuero.1112​ En un zurrón llevaban provisiones, principalmente pan, para 2 o 3 días, aunque por su tradición de lanzar correrías en territorio enemigo estaban acostumbrados a sobrevivir comiendo hierbas por igual periodo de tiempo.12​ Además siempre llevaban consigo una buena piedra de fuego (pedernal), además de yesca,12​ con la que antes de entrar en batalla solían golpear sus armas, por lo que estas echaban unas enormes chispas, que unidas a sus terribles gritos, aterrorizaban a sus enemigos. De gran valor y fiereza, aquellos procedentes de la Corona de Aragón entraban en combate al grito de «Desperta Ferro!»,13​ «San Jorge!» y «¡Aragón! ¡Aragón!».14

Esta es la famosa descripción de un almogávar hecha por Bernat Desclot en su crónica llamada Libro del Rey Pedro de Aragón y de sus antecesores pasados:15

Estas gentes que se llaman Almogávares no viven más que para el oficio de las armas. No viven ni las ciudades ni las villas, sino en las montañas y los bosques, y guerrean todos los días contra los sarracenos: y penetran en tierra de sarracenos una jornada o dos, saqueando y tomando sarracenos cautivos; y de eso viven. Y soportan condiciones de existencia muy duras, que otros no podrían soportar. Que bien pasarán dos días sin comer si es necesario, comerán hierbas de los campos sin problema. Y los adalides que los guían conocen el país y los caminos. Y no llevan más que una gonela o una camisa, sea verano o invierno, y en las piernas llevan unas calzas de cuero y en los pies unas abarcas de cuero. Y traen buen cuchillo y buen correa y un eslabónNota 1​ en el cinto. Y trae cada uno una buena lanza y dos dardos, así como una panetera de cuero a la espalda, donde portan sus viandas. Y son muy fuertes y muy rápidos, para huir y para perseguir; y son catalanes y aragoneses y serranos.16
Bernat DesclotLibre del rei en Pere e dels seus antecessors passats, cap. LXXIX.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas descripciones no son exhaustivas y que la descripción de los almogávares, tanto en vestimenta, como armamento e incluso forma de vida, diferían en mayor o menor grado según su localización geográfica y época. Así, la descripción anteriormente hecha de los almogávares, en las que se les relata como gente que vivía no en los pueblos, sino en zonas de difícil acceso como bosques y montañas, así como la descripción de su armamento, solo hacen referencia a los almogávares de la época señalada, y probablemente de los siglos anteriores. Los últimos almogávares, los que entre la segunda mitad del siglo XV hasta el XVI tuvieron su ámbito de actuación en la frontera de Granada, eran vecinos de las localidades allí presentes, bien conocedores del terreno, que hacían algaradas contra territorio granadino.17

Sus características básicas eran la dedicación permanente a la guerra, no exactamente como profesión, sino como forma de vida, adaptada perfectamente a las condiciones de la frontera con pueblos sarracenos, la remuneración, basada en el saqueo y en la venta o rescate de prisioneros, la frugalidad y la resistencia a las fatigas; armamento ligero y la organización jerárquica.

Los hace invencibles su solo aspecto y con sus propios cuerpos confirman las mutilaciones de la Hidra. Claro que ni estas ni la privación de miembros contiene su empuje, sino que si les cortas una mano luchan con la que les queda, si les cortas las dos luchan con los pies, no sintiendo la falta de miembros, sino solamente el no poder usar su destreza, (...). Hasta tal punto no dan ningún valor al morir en combate y salir con el cuerpo ileso del choque de las armas que muchas veces incluso consideran esta suerte como un ultraje a su impetuosa furia, sin que nada baste para detenerlos...

Requisitos y grados militares[editar]

Las cualidades que debía reunir un almogávar fueron recopiladas por el rey Alfonso X en las Siete Partidas, entre las que se encontraban la buena forma y resistencia física, así como la agilidad.18​ También en esta obra jurídica se encuentra la codificación de sus rangos.

Adalid[editar]

Del árabe dalil (دليل guía, conductor), era el grado más alto de la tropa almogávar.1517​ Significaba al-dalla, «enseñar el camino».2​ Se le requería sabiduría, esfuerzo, inteligencia y lealtad,19​ para poder guiar a las huestes por los caminos adecuados y evitar peligros, así como conocimiento del terreno para saber de lugares seguros donde guarecerse, con agua, leña y hierba suficiente17​ y saber rastrear los pasos del enemigo. Entre sus funciones estaba preparar y organizar las expediciones y la facultad exclusiva de juzgar todo lo relativo a las algaras, y su estatus social era similar al del caballero. Para nombrar adalid, se juntaban doce adalides y en falta de alguno de estos, otros oficiales de graduación, y juraban en manos del rey que el candidato tenía las circunstancias necesarias para el desempeño de este empleo.20​ Hecho el juramento, el rey u otro en su nombre le daba una espada y se la ceñía. Entonces se ponía de pie sobre un escudo; el rey o su representante le desenvainaba la espada y se la ponía en la mano. Los adalides le levantaban en alto colocándole de cara al oriente y el electo dando al aire un tajo y un revés con la espada, hacía la forma de la cruz y decía:

Yo N. desafío en el nombre de Dios á todos los enemigos de la fe, é de mi Señor el Rey é de su tierra

Ejecutando lo mismo hacia los otros tres puntos cardinales de la tierra. Concluida esta ceremonia, envainaba su espada y el rey le decía:

Otórgote que seas adalid de aquí adelante.

Una vez nombrados, los adalides aparecen casi siempre citados con la fórmula "adalid del rey", lo cual parece indicar que estaban ligados a los monarcas, a menudo de forma simplemente honorífica pero otras veces también efectiva, ya que incluso en tiempos de paz encontramos que algunos estaban al servicio del rey formando parte de su escolta.21​ Los adalides gozaban de unos derechos similares a los de la baja nobleza y aunque en principio era un cargo de carácter vitalicio, desde finales del siglo XIV se convirtió en hereditario, lo cual acercó aún más al adalid a los grados inferiores de la nobleza.22​ Iban montados a caballo.

En caso de desaparecer el adalid, las tropas quedaban al mando del contratante23​ –usualmente un ricohombre o un caballero que a veces los dirigían, pero los almogávares siempre conservaban su autonomía–24​ y si aquel también fallecía o era capturado, pues los almocadenes formaban una asamblea militar para comandar la hueste.23​ Los adalides formaban un Estado Mayor y tenían por objetivo procurar el avituallamiento y juzgar las disputas dentro de la hueste.25

Almogávar a caballo[editar]

Grado intermedio entre el adalid y el almocadén documentado en Castilla.26

Almocadén[editar]

Del árabe al-mucaddem, «el capitán», «el que dirige».2​ Era un grado más bajo y capitán de los grupos autónomos de almogávares, para el que se exigía ser conocedor de la guerra y de guiar a su grupo, tener motivación y saber motivar a sus compañeros, así como ser ligero para ser más rápido y poderse esconder con facilidad, además de ser leal, tal y como se establece en el Título XII, Ley V de las Partidas:

Almocadenes llaman ahora a los que antiguamente solían llamar caudillos de las peonadas, y estos son muy provechosos en las guerras; y en lugar pueden entrar los peones y cosas acometer, que no los podrían hacer los de a caballo. Y por ello cuando hubiere allí algún peón que quiera ser almocadén, ha de hacer de esta manera: venir primeramente a los adalides y mostrarles por cuales razones tiene que merecerse de serlo; entonces ellos deben llamar doce almocadenes y hacerles jurar que digan verdad si aquel que quiere ser almocadén es hombre que tiene en sí estas cuatro cosas: la primera que sea sabedor de guerra y de guiar los que con él fueren; la segunda, que sea esforzado para acometer los hechos y esforzar a los suyos: la tercera que sea ligero, pues esta es cosa que conviene mucho al peón para poder pronto alcanzar lo que hubiere que tomar, y otrosí para saberse guarecer cuando lo fuese gran menester; la cuarta es que debe ser leal para ser amigo de su señor y de las campañas que acaudillare. Yesto conviene que tenga en todas maneras el que fuere caudillo de peones.

El almocatén era un almogávar de experiencia demostrada que era aceptado como líder por los almogávares de su grupo. Al igual que los dos grados anteriores, parece ser que también iba montado a caballo, aunque solo tenemos la referencia de dos almocatenes a caballo y no es seguro que siempre fuera así.27

Almogávar[editar]

También llamado hombre de campo o peón en Castilla, se trata del rango más bajo y el que formaba el grueso de la hueste. Tal y como establece la ley VI, Título XII de las Partidas, para ser elegido adalid era necesario haber sido antes almogávar a caballo, y para ser éste, previamente ser almocadén, y para ser almocadén, antes almogávar.28

Transcendencia militar histórica[editar]

Los almogávares fueron considerados como una de las mejores infanterías de su época.29​ En una época donde la caballería era el arma predilecta de los ejércitos y donde el modelo del ideal caballeresco era el mítico a seguir, los almogávares utilizaban el terreno a su favor, luchaban de noche, iban siempre de pie y no usaban coraza, lo que les daba una gran movilidad. Ramon Llull les daba tanta importancia como a los ballesteros y los caballeros de armadura pesada, y a su modo de ver el único camino para combatir eficazmente al islam y recuperar Tierra Santa era comenzar la guerra por la frontera hispánica y después de derrotar a los moros de Al-Andalus, pasar al norte de África e ir avanzando progresivamente hasta llegar al Levante, considerando a los almogávares como una pieza clave en su plan. En el año en que escribió su crónica (1315) los almogávares estaban en el apogeo de su fama, y habían alcanzado renombre a lo largo del Mediterráneo por sus gestas en TúnezSicilia y en la Gran Compañía Almogávar.30

Los almogávares solían combatir en grupos autónomos y pequeños, de cinco a quince hombres, cuando efectuaban incursiones de frontera, ya que contaban con la sorpresa. En tiempo de guerra abierta, los grupos se hacían más numerosos y encontramos menciones de veinte o treinta compañeros por grupo. También, muy raramente, algunos almogávares participaron en operaciones marítimas de corso contra los granadinos.31

También hay que destacar que no eran exactamente un ejército, sino que formaban un estilo de vida muy duro, y no solían tener ningún oficio: todo lo tomaban de las incursiones, por lo que eran una gran molestia en tiempos de paz para cualquier dirigente. La ocupación primordial de estos grupos era llevar a cabo pequeñas incursiones en tierra enemiga con el objetivo de tomar ganado y cautivos y luego venderlos. En tiempos de guerra, estas actividades eran fomentadas por los reyes y nobles locales, quienes renunciaban al quinto real sobre el botín obtenido.32

Nacieron de la violencia de frontera entre el mundo islámico y el cristiano, y de hecho a menudo eran la causa de las tensiones fronterizas. La frontera con los sarracenos, poco atractiva para gente que deseaba una vida de trabajo tranquila, era refugio de aventureros, de gente que sentía gusto por la vida arriesgada y que vivía de los golpes de mano y del saqueo sobre tierra enemiga. Durante las guerras se ponían al servicio del ejército, la mayoría de las veces sin sueldo, pero con derecho al botín y a ser alimentados.

Tácticas[editar]

Su misión era reconocer el terreno por donde avanzaba el ejército ubicándose en la vanguardia y los flancos, acosar al enemigo, atacar por sorpresa sus guarniciones e interceptarles sus convoyes. Preferían combatir en orden abierto, aunque de encontrarse en apuros podían formar una masa compacta para rechazar las repetitivas cargas de la caballería, como sucedió frente a los moros en Alcoll.33

Los almogávares actuaban como peones y podían ser sirvientes, actuando en colaboración con la caballería, pero a diferencia de otras tropas de infantes medievales, no requerían el apoyo de los jinetes, siempre conservaban su autonomía y eran una milicia permanente, porque su modus vivendi era el hacer algaras o correrías en territorio fronterizo.24​ En las compañías de mercenarios, aparte de los almogávares o scutíferi, había unidades de «caballeros, infantes, ballesteros, scudars, hombre de caballo a la jineta y los hombres que cuidaban el armamento de las galeras», cada una con una misión específica y que debían coordinarse en el campo de batalla.25

Por esto último, siempre iban con armamento ligero, para moverse con presteza durante las algaradas que fácilmente podían durar 2 o 3 días antes de siquiera llegar a pueblos con un botín apetecible.24​ Por lo mismo, sus largas marchas eran prueba de su capacidad de resistencia, velocidad y frugalidad. A causa también de sus tácticas, los almogávares tenían esa estructura jerárquica tan simple con soldados comunes, oficiales –almocadenes– y cabecillas –adalides–.23

En la Europa de aquellos tiempos la caballería pesada recubierta de hierro era la fuerza de choque dominante,23​ por lo que sus tácticas resultaban una innovación; a los almogávares les incomodaba montar a caballo, siempre luchaban a pie.34​ Lo primero que hacían era arrojar sus azconas y venablos sobre los caballeros, atravesando con sus potentes tiros a distancia sus corazas y escudos, pero sobre todo hiriendo de muerte a los caballos.23​ También se introducían en plena carga enemiga y cortaban los corvejones de los animales con sus cuchillos, o bien los empalaban con sus azconas hasta reventarlas.35​ En el combate cuerpo a cuerpo no dudaban en usar sus mazas o espadas cortas para destripar a los caballos.34​ Cuando las monturas se derrumbaban agónicas y dejaban atrapados a sus jinetes,23​ se producía un combate cuerpo a cuerpo muy cerrado en que la azcona –si aún servía– era inútil y se abalanzaban sobre los caballeros con sus coltel para asesinarlos.35

Presencia en la Corona de Aragón[editar]

Los almogávares de la Corona de Aragón son los más conocidos debido a sus gestas y proyección internacional, tanto en la expansión mediterránea como en la Gran Compañía Almogávar.

Formaban una hueste numerosa, puesto que Pedro III el Grande (1276-1285) llevó a unos 1.500 en sus expediciones a Túnez y Sicilia, y lucharon también en tierras aragonesas durante la Cruzada contra la Corona de Aragón bajo mando del italiano Roger de Lauria, participando en la batalla del collado de las Panizas.

Conquista[editar]

Los almogávares aragonesescatalanes y más tarde valencianos tuvieron un importante papel en el avance de la Corona de Aragón frente a los estados islámicos, participando además de incontables correrías, en la Reconquista de Zaragoza (1118), batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la cruzada contra Mayurqa (1229-1232) y en la conquista de Balansiya (R Valencia) (1233-1245). En 1232, huestes almogávares tomaron los estratégicos enclaves de Ares y Morella, abriendo las puertas a la conquista de Valencia,36​ y durante el Sitio de Valencia, 150 almogávares tomaron el barrio de Ruzafa, de gran importancia estratégica para la toma de la ciudad y lugar donde Jaime I situó su cuartel general. En 1240, tras varios intentos fallidos, una coalición de caballeros calatravos y un importante contingente almogávar lograba apoderarse de la ciudad de Villena, localidad ubicada en territorio reservado a Castilla según el Tratado de Cazola, lo que desencadenaría una serie de tensiones que acabaron con la firma del nuevo Tratado de Almizra.37​ Cuando en 1264 se produjo la rebelión mudéjar en Murcia y Jaime I acudió a este reino en auxilio de su yerno, dice en su Crónica que estando en Orihuela estudiando la forma de tomar la capital para acabar con la rebelión, "en la media noche vinieron dos almogávares de Lorca y llamaron a la puerta" para avisarle que desde Lorca habían divisado un gran contingente de moros que se dirigía hacia Murcia.17

Guerras italianas[editar]

En apoyo a los rebeldes de las Vísperas Sicilianas, que se habían levantado contra los franceses, en 1282 la Corona de Aragón envió a Sicilia a los almogávares, quienes son descritos en las crónicas de Desclot como ennegrecidos por el sol, sudados y sucios, lo cual causaba rechazo entre la población de Palermo.38​ Las fuentes dicen que entre cuatro y diez millares de almogávares fueron transportados a Sicilia.39​ Tal vez hasta quince mil con refuerzos posteriores.40

Cuando Jaime II renunció al dominio aragonés de Sicilia en 1295 en la Paz de Anagni para poder aliarse con sus antiguo enemigos (el rey de Nápoles Carlos II de Anjou II y el Papa) su hermano Federico no quiso abandonar la isla. Los ejércitos que corrían por Sicilia y Calabria se posicionaron por uno u otro, muchos de los que lo hicieron por el rey Jaime se pusieron al servicio de los Anjou y la liga güelfa toscana y se quedaron guerreando por los estados de la península italiana, llegando a luchar contra el emperador Enrique VII en 1312. Destacaron los caudillos Dalmau de Banyuls y el aragonés Diego de Larra. El primero formó una compañía de 800 o 1000 caballeros y de 1500 peones al servicio de Venecia para recuperar el dominio de Zadar, ciudad sublevada en 1313. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los que formaban los ejércitos procedentes de la Corona Aragón, y que más tarde formaron la Gran Compañía Almogávar, eran almogávares. Había también un gran número de los llamados "desertores del arado", muchos de ellos pastores del Pirineo aragonés y catalán, que se alistaron siendo adolescentes, además de italianos, gallegosasturianos y navarros.4142

Expedición en Anatolia[editar]

Tras combatir en la Reconquista y en el sur de la península Itálica, realizaron sus gestas más importantes en Oriente, principalmente en el Imperio bizantino durante el siglo XIV. La expedición de los almogávares al Imperio bizantino es fruto de tres situaciones:

  • Federico II de Sicilia quería deshacerse de los almogávares, ya que estaban causando desórdenes en la isla al haberse quedado sin ningún cometido tras firmarse la paz de Caltabellota (1302). Este acuerdo puso fin a las luchas entre la casa de Anjou y la de Aragón, dejando Nápoles para Carlos II de Anjou y Sicilia para Federico.
  • Después del mismo acontecimiento, el antiguo templario Roger de Flor (Brindisi 1266 (?)- Adrianopolis 1305) tenía interés en no ser entregado por sus antecedentes en manos de sus adversarios, ya que Federico tenía muy buena relación con la Santa Sede y tuvo miedo de que la orden del Temple lo reclamara.
  • El emperador bizantino Andrónico II Paleólogo tenía urgente necesidad de tropas para conjurar el peligro turco que avanzaba desde Asia Menor.

Se forma así la Gran Compañía Almogávar teniendo al frente a Roger de Flor, que pidió esposa y el título de Mega Dux, al emperador bizantino, lo cual le fue concedido. La expedición zarpó de Sicilia en el verano de 1302 contando con 36 naves, 1.500 jinetes entre caballeros y escuderos pero sin caballos, 4.000 almogávares y 1.000 peones, sin contar los marineros, «galeolas», mujeres e hijos que los acompañaban.40​ Posteriormente se les unirían Bernat de Rocafort con 2 galeras, 200 caballeros (aunque sin caballos) y 1.000 almogávares en 1304;43​ Berenguer VI de Entenza con 300 jinetes y 1.000 almogávares en 1305;44​ y Fernando Jiménez de Arenós (también llamado Fernán Ximénez de Arenoso) con una galera y 80 almogávares en 1306.45​ En la batalla de Galípoli (1305) eran 206 jinetes y 3.307 infantes.46​ Tras el asesinato de Flor eran apenas 206 jinetes y 1.256 infantes en península de Galípoli.47

Estimaciones más modernas hablan de 2.000 jinetes y 10 000 infantes aragoneses, catalanes y valencianos combatiendo en la Gran Compañía Almogávar de Oriente, número elevado a 18.000 si se consideran auxiliares y los tripulantes de las 18 galeras, 4 grandes navíos de guerra y «multitud de otras pequeñas», la mayor parte de los hombres eran veteranos de la guerra en Sicilia.48​ Según estos estudios aquellos «Almugauers, según Muntaner, ó Almugávares, como los llama Moncada» aunque «llamados generalmente Almogávares» eran 1.500 caballeros, 2.000 hombres de «gente menuda y tripulación de las naves» y 4.000 almogávares propiamente tales. A los traídos por Roger se sumaron 200 caballeros y 2.000 almogávares con Rocafort y 300 caballeros y 2.000 almogávares con Entenza.

Tras su llegada a territorio bizantino, y tras una escaramuza con unos genoveses que deja a 3000 de ellos muertos, entran en batalla contra los turcos, terminando con la vida de unos 13 000 (todos los varones mayores de diez años, no se hacían prisioneros). Prosiguen obteniendo grandes éxitos en su lucha, tomando FiladelfiaMagnesia y Éfeso, y obligando a los turcos a retirarse en Cilicia y en TauroRamón Muntaner, uno de los integrantes de la expedición, narra en su Crónica de los Almogávares que en la batalla de Monte Tauro se enfrentaron a un ejército de unos 40.000 turcos, que se retiraron tras perder aproximadamente 18.000 hombres.

Sin embargo, luchas de poder y problemas de avituallamiento hacen que se encaminen hacia Tesalia, que un siglo antes había caído en manos de barones francos tras la Cuarta Cruzada, y no había sido recuperada por los emperadores de Nicea al tomar Constantinopla.

En 1304, el emperador de Bizancio nombra «César» a Roger de Flor, lo cual fomenta las intrigas palaciegas. Tras pasar el invierno en Gallípoli, planean regresar a su lucha contra los turcos, pero Miguel, hijo del emperador, invita a Roger de Flor a una celebración en su honor en Adrianópolis. A Roger le dieron el título de César a cambio de desmovilizar el grueso de su ejército y reducirlo a 1.000 almogávares, pero no lo cumplió.49​ Tras los festejos, unos mercenarios alanos contratados para tal efecto asesinan a Roger de Flor y a la guardia que lo acompañaba: era el 4 de abril de 1305. Confiaban que los almogávares, sin líderes, se rindieran. Estos, hacen justo lo contrario, comienzan la llamada «venganza almogávar», arrasan pueblos y aldeas y derrotan a los griegos. Alarmado el Emperador, manda un gran ejército contra ellos, pero los almogávares se alzan con la victoria, matando a unos 26 000 bizantinos. A continuación persiguen a los mercenarios alanos, asesinándolos a todos menos a sus mujeres: 8.700 muertos.

Los almogávares y el ducado de Atenas[editar]

Terminada su venganza, los almogávares forman un consejo de gobierno y son contratados por el duque de Atenas para luchar contra los griegos. Sin embargo, una vez realizado el trabajo, el barón franco se niega a pagarles y los almogávares se enfrentan a él, derrotándolo en la batalla del río Cefiso (1311) y toman posesión del ducado en nombre del rey de Aragón, negándose a devolverlo al teórico legítimo heredero del barón. El Papa los insta a devolver el territorio, pero al negarse, los excomulga en 1318.

En este periodo, los almogávares aprovechan para ampliar sus territorios con Neopatria (las tierras del duque de Tesalia, muerto sin descendencia), pasando estas tierras al control de la Corona de Aragón.

En 1331, un fuerte ejército armado en Francia con el beneplácito del Papa intenta recuperar Atenas, pero es derrotado. El dominio de los reyes de Aragón sobre estos ducados se mantuvo hasta 1391.

Sus caudillos más importantes fueron Roger de FlorBernat de Rocafort y Berenguer de Entenza.

Etapa final[editar]

Los almogávares aragoneses se distinguieron también en la guerra contra Castilla (1296-1304), donde participaron en número considerable, si bien en el siglo XIV su número bajó drásticamente a causa del fin de las grandes guerras de expansión y de la marcha de un gran número de ellos para tomar parte en la expedición de Pedro el Grande a Sicilia, de los cuales muchos ya nunca volvieron sino que siguieron peleando en Italia enrolados en los ejércitos güelfos o marcharon hacia Bizancio enrolados en la Compañía Almogávar.

El vacío que dejaron nunca se volvió a llenar, aunque aún estuvieron presentes de forma reseñable en la cruzada contra Almería (1309), en las campañas de Granada (1330-1334), contra el rey de Mallorca (1343-1344), en las expediciones a Cerdeña (1353, 1354 y 1367), y aún otra vez contra Castilla (1356-1369), pero en esta última ya no integraban el grueso de la infantería sino que eran más bien unidades especiales para incursiones peligrosas y exploradores.50​El 1384-1385 algunas partidas reducidas de entre 30 y 100 almogávares participaron en la guerra contra el conde de Ampurias. Poco después defendían el Condado de Barcelona del intento de invasión del conde de Armagnac en 1390 y el nuevo intento del conde de Foix del 1396 hasta 1397.50​ Durante el siglo XV aún hubo grupos de almogávares en las guerras italianas de Alfonso el Magnánimo. 

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