domingo, 17 de octubre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

Se conoce como la masacre de los genoveses al enfrentamiento armado que se produjo en septiembre de 1303 en Constantinopla entre la colonia de mercaderes genoveses residentes en la ciudad y las tropas almogávares de la Compañía Almogávar. Las fuentes historiográficas divergen sobre cómo y quienes provocaron el enfrentamiento, pero coinciden sobre el resultado del mismo: los almogávares masacraron a unos 3.000 genoveses.

Antecedentes[editar]

Para hacer frente a la expansión de los turcos, el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo había contratado los servicios de la Gran Compañía, que llegó a Constantinopla en septiembre de 1303. La llegada de este nuevo contingente mercenario catalán y aragonés provocó una convulsión en el equilibrio de intereses y de poder que sostenían el Imperio bizantino; en especial irritó a los genoveses, que vieron la llegada de la Gran Compañía Almogávar como una intromisión de la Casa de Aragón en el área de influencia de la República de Génova: el Mediterráneo Oriental y el Imperio bizantino.

Por parte de aragoneses y catalanes, en especial de estos últimos, la rivalidad con la República de Génova se había ido agravando paulatinamente. A pesar de que la Corona de Aragón prácticamente había conseguido expulsar a la República de Génova del Mediterráneo Oriental y consolidar su hegemonía político-militar y comercial, las tensiones entre almogávares y genoveses eran constantes, hasta el punto de que los catalanes despreciaban a los genoveses con el insulto de: "genoveses, los moros blancos". En este contexto de tensión, la presencia de almogávares y genoveses, juntos en una misma ciudad, derivó rápidamente en un enfrentamiento armado.

Versiones sobre el origen del enfrentamiento[editar]

Versión de Ramón Muntaner[editar]

Ramón Muntaner no explicita como se iniciaron los enfrentamientos, pero responsabiliza a los genoveses y a su soberbia, por haberse concentrado ante el Palacio de Blanquerna agitando la bandera de la República de Génova mientras se celebraba la fiesta por la boda de Roger de Flor con María de Bulgaria.

Versión de Paquimeres[editar]

Jorge Paquimeres afirma que el origen de la disputa se debió a una deuda de 20.000 ducados que Roger de Flor había contraído con los genoveses en tiempos de la Guerra de Sicilia y que nunca había saldado. Esto habría provocado su indignación y los habría llevado a concentrarse ante el Palacio de Blanquerna durante la fiesta de boda.

Versión de Francisco de Moncada[editar]

Francisco de Moncada afirma que el enfrentamiento se originó cuando, al ver un almogávar que paseaba solo por Constantinopla, dos genoveses se burlaron debido a su vestimenta y figura. El almogávar respondió a la ofensa verbal con violencia, y no dudó al sacar la espada y atacar a los genoveses. A partir de este momento se iniciaron los enfrentamientos.

La batalla[editar]

El hecho es que los genoveses se presentaron en el Palacio de Blanquerna en formación y agitando la bandera de la República de Génova durante la fiesta de boda de Roger de Flor. Los cuarteles de las tropas almogávares se encontraban cerca del palacio y, sin ninguna indicación por parte de los oficiales, las tropas almogávares y los marineros de la compañía salieron armados de los cuarteles portando una bandera del Rey de Aragón.3​ Inicialmente empezaron a batir todos los sectores que rodeaban el complejo palaciano y, asegurado el perímetro, se concentraron ante la formación de los genoveses.4

El Palacio de Blanquerna al norte de Constantinopla y la colonia genovesa de Pera en la otra orilla del estuario.

Aún con la presencia de las tropas almogávares, los genoveses, liderados por Russo de Finar, persistieron en su actitud hostil y desafiante, confiados en que su gran número disuadiría a los almogávares. Entonces llegaron 30 escuderos con los caballos armados, pues los caballeros de la Compañía se encontraban con el resto de la aristocracia bizantina celebrando la boda de Roger de Flor. Finalmente, los escuderos brocaron los caballos y embistieron contra la multitud de genoveses por el centro, donde se encontraba Russo de Finar agitando la bandera de Génova. La carga de los escuderos rompió la formación genovesa; después, los almogávares iniciaron la ofensiva penetrando en medio de la formación. A partir de aquel momento se extendió el pánico entre los genoveses, y los almogávares se dedicaron a exterminar4​ y degollar2​ a todos los genoveses que encontraban.

Finalmente, los que se encontraban en el Palacio se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo. A pesar de que el emperador Andrónico II Paleólogo, que se encontraba con Roger de Flor, afirmó que se alegraba de que los genoveses hubieran topado con quien humillase su orgullo, ordenó al megas droungariosStefanos Marzala/Stefanon Mouzalon, que parase la matanza de genoveses e impidiese que los almogávares cruzasen el estuario y alcanzasen la colonia comercial genovesa de Pera. Sin embargo, los esfuerzos bizantinos para parar la carnicería fueron en vano, y Stefanos Marzala también fue asesinado, y su cadáver troceado por los almogávares.2

En ese momento, el enfrentamiento con los genoveses había derivado en una cacería, y el peligro de que los almogávares se lanzasen sobre la colonia genovesa de Pera era inminente. El emperador Andrónico II Paleólogo suplicó a Roger de Flor que parase a la almogavería y éste ordenó a todos los caballeros y rico-hombres de la Compañía que se alineasen. Finalmente, Roger de Flor y los caballeros consiguieron parar a los almogávares y estos volvieron a los cuarteles militares del Palacio de Blanquerna. La masacre de los genoveses de Constantinopla se saldó con un balance de 3.000 muertos.

Consecuencias[editar]

Expansión comercial de la República de Génova.

El enfrentamiento con los genoveses había dejado claro que la Gran Compañía no era una simple compañía de mercenarios como otras que habían servido al Imperio bizantino, sino que, a pesar de tratarse efectivamente de mercenarios, se consideraban a sí mismos como una unidad militar politizada, donde residía el honor de la Casa de Aragón. La política agresiva y expansionista que la Corona de Aragón había impuesto en el Mediterráneo Occidental, rivalizando con la República de Génova, se trasladaba ahora al Mediterráneo Oriental.

Por otro lado, el enfrentamiento con unos teóricos aliados, ambos en lucha contra la invasión de los turcos musulmanes, dejaba una herida difícil de cicatrizar. Durante su reinado, el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo había aplicado una drástica reducción del gasto público destinado a fines militares y la flota naval bizantina había quedado reducida a la mínima expresión. A resultas de esto, las municiones, el traslado de tropas y el envío de suministros quedarían bajo el control de los genoveses. Además, el poder de la República de Génova en el Mediterráneo Oriental era descomunal,4​ con colonias comerciales y presidios repartidos por toda Grecia, el Ponto y Palestina.

Roger de Flor intentó compensar parcialmente este desequilibrio. Durante la masacre también había resultado muerto Stefanos Marzala, el megas droungarios, que era el almirante de la flota bizantina y por lo tanto subalterno directo del megaduque, cargo ocupado por el mismo Roger de Flor. Esto ofreció la posibilidad a este de situar a un hombre de su máxima confianza y presionó al emperador bizantino para que aceptase el nombramiento de Fernando de Ahones como nuevo megas droungarios de la flota. De este modo Roger de Flor se aseguró de que, cuando la Compañía se internara en territorio enemigo, tuviese la garantía de contar siempre con el respaldo de la flota, o al menos de una parte de ella, para socorrerlos en lo que hiciese falta, ya se tratase de evacuarlos, de traerles refuerzos, o de aprovisionarlos con suministros. Nuevamente el peso político y militar de Roger de Flor dentro del Imperio bizantino se incrementaba, consiguiendo convertirse no solo en pariente directo del emperador bizantino, amparado por un cargo de dignidad imperial, sino que ahora lograba, además, el control de la flota bizantina.






Ramón III de Moncada ( ? – 1286/90), señor de Fraga, fue un militar aragonés.

Familia[editar]

Hijo de Ramón II de Moncada, II de Tortosa, señor de Fraga y Tortosa y de Galbors de Moncada. Se casó con Teresa, con la que tuvo a Guillermo II de Moncada, gobernador de Mallorcasenescal de Cataluña y señor de la baronía de Fraga.

Participó con Pedro III de Aragón en la Cruzada contra la Corona de Aragón, participando en las batallas al lado del rey, especialmente en el Combate de Santa María, en la que estaba al frente de sesenta caballeros, y dirigiendo la vanguardia almogávar en la batalla del collado de las Panizas.

Ramón III de Moncada cobraba la lezda de Tortosa y en 1285 sus consejeros expulsaron al recaudador de impuestos,1​ lo que produjo graves incidentes con la Orden del Temple.






Roger Desllor fue un caballero del Rosellón que al servicio de Gualterio V de Brienne, el duque de Atenas, para el que contrató en 1310 a los almogávares. El incumplimiento del duque provocó la batalla del río Cefiso (marzo de 1311) en la que los almogávares derrotaron a las fuerzas del duque y se apoderaron del ducado.

Se ofreció el gobierno del ducado a Bonifacio de Verona, señor de Egina y Caristo, que lo rechazó, y entonces se ofreció a Roger Desllor, aunque este había permanecido fiel a Gautier. Roger aceptó y se casó con la viuda de Tomás III d'Autremencourt, uno de los feudatarios del duque que había muerto en la batalla, y se convirtió en señor de Salona. En 1312 los almogávares dieron el ducado a Manfredo de Sicilia y Roger se retiró a su señoría, que más tarde (en fecha desconocida, cercana al 1320) tuvo que ceder a Alfonso Fadrique que fue nombrado conde. La fecha de su muerte no se conoce exactamente.






El saqueo de Agde, en febrero de 1286, fue uno de los últimos combates de la Cruzada contra la Corona de Aragón, en la que los aragoneses saquearon la ciudad francesa de Agde (hoy departamento de Hérault).

Antecedentes[editar]

El papa Martín IV, que había sucedido a Clemente IV, declaró al rey Pedro III de Aragón privado de sus reinos, y dio la investidura del Reino de Sicilia a Carlos de Anjou.

Los franceses ocuparon el Valle de Arán y al año siguiente lo intentaron con las tropas que tenían en el reino de Navarra, pero en el contraataque aragonés de 1284 sitiaron Tudela. En 1285 los franceses entraron por el territorio rosellonés de Jaime II de Mallorca con un ejército de 100.000 infantes, 16.000 caballeros y 17.000 ballesteros comandado por el propio Felipe III de Francia, y acamparon en Elna y Perpiñán, cruzando por el paso de la Massana en junio. Los catalanes aplicaron la tierra quemada, y los franceses entraron en Castellón de AmpuriasGeronaFiguerasRosasSan Feliu de Guíxols y Blanes, y Perelada fue destruida sin conseguir rendirla.

La escuadra aragonesa, proveniente de Sicilia al mando de Roger de Lauria, derrotó a la flota francesa en la batalla de Formigues, recuperando el territorio del norte. En ese momento la disentería se extendió entre los franceses, que rodeados, sin abastecimientos y enfermos, tuvieron que retirarse, siendo derrotados en la batalla del collado de los Panissars. Incapaces de mantenerlas por falta de suministros, los franceses rindieron todas las villas que aún tenían en el Ampurdán y Gerona, pero los franceses aún controlaban el Rosellón. Pedro el Grande envió una flota contra su hermano Jaime II de Mallorca, al que le confiscó el reino, pero murió pocos días después en Vilafranca.

Roger de Lauria atacó el Languedoc en febrero de 1286, como venganza por la invasión que los franceses hicieron en Cataluña unos meses antes, llegando con una flota de galeras hasta las playas de Valras, que fue saqueada y quemada, y remontar a pie con dos mil almogávares el río Orb hasta llegar a Sérignan, donde derrotaron a los franceses de Béziers.

La batalla[editar]

El almirante dividió el ejército en dos cuerpos: el primero con la mitad de la caballería y los almogávares,1​ que atacó y saqueó Vías: y el segundo, con el resto del ejército, con las galeras y los marineros se dirigió a Agde, que también fue saqueada,2​ junto con las villas de la zona durante cuatro días.

Consecuencias[editar]

Roger de Lauria se dirigió a Aguas MuertasLeucate y Narbona, y en las tres ciudades capturó numerosas galeras, otros buques y bienes diversos que fueron enviadas a Barcelona. Después de atacar Narbona, el almirante se dirigió a Barcelona para rendir homenaje a Pedro el Grande y entregarle los botines.

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