martes, 12 de octubre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Zuhayr al-AmiriZuhayr o Zuhair fue un rey andalusí de la taifa de Almería, perteneciente a la dinastía de los amiríes, el tercero de sus régulos eslavos.

Biografía y reinado[editar]

Fue sucesor de Jayrán (o Jairán), quien murió en 1028 cediéndole el poder.

Una de las primeras consecuencias del cambio de poder fue la desestabilización de la vecina taifa de Murcia, cuyo control pasó a ser disputado por dos poderosas familias locales, los Banu Jattab, sostenidos por Muyahid y los Banu Tahir, apoyados por Zuhair y por Abd al-Aziz de la taifa de Valencia.

Durante el reinado de Zuhair, el poder de la taifa de Almería se extendió por todo el sureste peninsular, incluyendo Murcia, Jaén y zonas de Granada y Toledo, lo que llevó a enfrentarse a la taifa granadina.

En 1038 Zuhair cayó en combate ante Badis ben Habús, rey de Granada, lo que llevó a la disgregación inmediata de sus posesiones y su repartimiento entre las potencias vecinas.






La conquista de Tarifa fue una operación militar liderada por la Corona de Castilla, con apoyo genovésaragonés y granadino, mediante la cual se conquistó en 1292 la ciudad de Tarifa, en poder de los benimerines.

Historia[editar]

El cerco a la ciudad, que había mantenido una importancia estratégica clave a lo largo de buena parte la Edad Media para las diferentes potencias de la zona,4​ consistió en un ataque combinado de fuerzas terrestres y navales. Ya desde el año anterior Tarifa había sido sometida a un bloqueo naval para evitar el aprovisionamiento de suministros.5​ El contingente naval, liderado por el almirante genovés Benedetto Zaccaria, estaba compuesto por una flota de naves genovesascastellanas y aragonesas (subcomandadas las últimas por Berenguer de Montoliú).6​ Sancho IV también contó con ayuda logística del emirato de Granada.7​ El cerco terrestre se configuró hacia julio de 1292, con la llegada a la zona de Sancho IV de Castilla.8

La entrada de las fuerzas victoriosas de Sancho IV en la ciudad debió producirse hacia el 14 de octubre de 1292.9

Según Miguel Ángel Ladero Quesada, la conquista de la ciudad se trató del avance cristiano más determinante en dos siglos de conflictos en el área del Estrecho de Gibraltar.






La batalla de Martos fue una batalla librada durante la Reconquista española que tuvo lugar en las lindes entre Martos y Torredonjimeno, en la actual provincia andaluza de Jaén, el 21 de octubre de 1275. La batalla se libró entre las tropas del reino nazarí de Granada y las del reino de Castilla. El resultado fue una victoria de las tropas nazaríes, que aniquiló casi por completo las fuerzas castellanas.1​ Existe cierta confusión en las fechas ya que diferentes autores informan fechas diferentes. Jerónimo Zurita, por ejemplo, informó que la batalla tuvo lugar entre mayo y agosto;1​ los autores más modernos, sin embargo, la sitúan entre septiembre y octubre.

Reino de Granada.svg
Fecha21 de octubre de 1275
LugarEntre Martos y TorredonjimenoJaén,
España
ResultadoVictoria nazarí
Beligerantes
Estandarte de la Corona de Castilla.png Corona de CastillaFlag of Morocco (1258-1659).svg Benimerines
Royal Standard of Nasrid Dynasty Kingdom of Grenade.svg Reino de Granada
Comandantes
Escudo de Sancho de Aragón.svg Sancho de Aragón  Flag of Morocco (1258-1659).svg Abenjor Atalì
Flag of Morocco (1258-1659).svg Uzmén

Contexto histórico[editar]

A comienzos de la década de 1270, el reino nazarí de Granada solía pagar parias al reino cristiano de Castilla. En 1273, el rey Alfonso X de Castilla decidió aumentar la aportación que debía pagarse, hasta llegar a una suma de 300.000 maravedíes, una cifra que Muhammad II de Granada, recién ascendido al trono, consideró totalmente inaceptable. Ante esa situación, se decidió pedir ayuda a Fez (actual Marruecos), al sultán meriní Abu Yúsuf Yaqub ibn Abd al-Haqq.2

La circunstancia fue aprovechada por los miníes y en el verano del año 1275 cruzaron el estrecho de Gibraltar con un gran ejército que, junto con las tropas nazaríes, atacaron el territorio castellano. En ese momento, Alfonso X se encontraba lejos de su reino, librando en Beaucaire (Francia) los últimos conatos del pleito que tenía con la Iglesia romana y con el papa Gregorio X que le obligaría a renunciar al título de Rey de romanos. Su hijo y heredero, Fernando de la Cerda, que actuaba como regente del reino, se apresuró a reunir tropas para atajar la disputa. No obstante, falleció inesperadamente en Villa Real (actual Ciudad Real) el 25 de julio.2

Sin líderes que pudieran hacer frente a los ataques, las fuerzas merinís tenían camino libre para avanzar desde el sur. En septiembre, el entonces adelantado mayor de AndalucíaNuño González de Lara el Bueno, intentó detenerlos, pero fue derrotado y asesinado en la batalla de Écija.2​ El joven arzobispo de Toledo, el infante Sancho de Aragón, termina poniéndose a la cabeza de una fuerza de caballeros procedentes de ToledoMadridGuadalajara y Talavera de la Reina para marchar al sur para interceptar a los invasores.1​ Otra fuerza de ayuda marchaba hacia Jaén bajo el mando de Lope Díaz III de Haro.1

Batalla[editar]

Las tropas castellanas estaban alojadas en Torredelcampo cuando el arzobispo Sancho recibió noticias de fray Alfonso García, comandante de Martos de la Orden de Calatrava, de que una fuerza árabe estaba llena de botines y prisioneros cristianos. Sus propios hombres le aconsejaron que esperara a ser alcanzado por las fuerzas de Lope Díaz de Haro antes de atacar, pero el joven Sancho decidió atacar de inmediato.13​ La contienda, probablemente tuvo lugar cerca de los terrenos que hoy en día pertenecen al pueblo de Torredonjimeno. Los castellanos, superados en número, fueron en su mayoría aniquilados, logrando muy pocos caballeros poder huir para ponerse a salvo. Otros tantos supervivientes fueron asesinados o hechos prisioneros. En el combate también fue hecho prisionero el joven Sancho de Aragón, de 25 años, que al ser reconocido como un rehén de gran importancia por ser hijo de Jaime I de Aragón, fue disputado por las tropas nazaríes y las meriníes. La cuestión fue zanjada cuando el arráez nazarí de Málaga decidió decapitar al infante y cortarle las manos, en las que tenía los anillos episcopales. La cabeza fue entregada a los meniríes y la mano a los nazaríes.3

Hechos posteriores[editar]

Lope Díaz de Haro llegó a la zona para lograr recuperar el cuerpo del arzobispo, pero decidió no perseguir a sus asesinos. Más tarde, en Castilla tomó su defensa como nuevo heredero de Alfonso X su segundo hijo el infante Sancho, que regresó de Francia y tomó la delantera, organizando una rápida defensa de los territorios del sur.2​ Otra consecuencia de la batalla fue que el reino de Aragón atacó al reino nazarí de Granada por el sureste.3​ El sultán Abu Yúsuf Yaqub ibn Abd al-Haqq decidió volver a Marruecos, mientras en la península se generó una tregua de facto entre Castilla y Granada. Estos eventos fueron el comienzo de la llamada batalla del Estrecho entre Castilla y los moros que duró hasta la década de 1350.






La batalla naval de Barcelona de 1359 fue uno de los episodios de la Guerra de los Dos Pedros.

Antecedentes[editar]

La Guerra de los Dos Pedros, causada por las pretensiones del monarca castellano sobre las tierras del sur del Reino de Valencia (incluyendo MurciaElcheAlicante y Orihuela) estalló por un episodio en que nueve galeras aragonesas, armadas por Micer Francesc de Perellós con licencia de Pedro IV de Aragón, que iban en auxilio del Reino de Francia contra el Reino de Inglaterra, llegaron a Sanlúcar de Barrameda en busca de vituallas capturaron en aquellas aguas dos barcos de la República de Génova, con la que estaban en guerra. Pedro I de Castilla, que se encontraba en el mencionado puerto, requirió a Perellós que abandonara su presa, y como este no lo hizo se quejó a Pedro IV de Aragón, conocido como Pedro el ceremonioso, quien tampoco le hizo caso. De este modo, persiguió a Perellós con algunas galeras castellanas hasta Tavira no pudiendo atraparlo, y como venganza hizo quemar las mercancías de los aragoneses en Sevilla.1

El rey de Castilla preparó una flota en Sevilla en la que el mismo rey Pedro I embarcó, con la intención de destruir el poder marítimo del rey aragonés.2​ Para poder enfrentarse con la armada aragonesa, los castellanos requirieron el apoyo del sarraceno Reino de Granada, y de la República de Génova.3​ La flota, comandada por el almirante Egidio Boccanegra, hermano del dux Simone Boccanegra, y con los capitanes castellanos García Álvarez de Toledo, Jaime García de Padilla y Pero López de Ayala se reunió en Cartagena donde el rey castellano esperó las naves del Reino de Portugal que no llegaron, y entretanto envió siete galeras a capturar las nueve galeras aragonesas, pero solo pudo apresarse una carraca veneciana en Mallorca.

Pedro IV de Aragón, que sabía de los preparativos de la flota castellana, hizo reforzar las defensas costeras y ordenó que los barcos no salieran de puerto para no ser capturados, y pensando que el objetivo del rey Catellano era desembarcar en Mallorca, organizó una armada de cuarenta galeras.

Pedro I de Castilla desembarcó el 4 de junio en Guardamar, que fue tomada.4​ La flota desembarcó en la ciudad de Valencia, defendida por Ramón Berenguer I de Ampurias, pero la guarnición se defendió sin salir de la ciudad para presentar batalla. Los asaltantes reembarcaron zarpando hacia el norte para atacar las costas más arriba del Ebro. En la embocadura de este río se les unió la flota del portugués de Lanzarote Pezana, y en Tortosa les esperaba el cardenal Guy de Boulogne, legado apostólico para los reinos españoles, enviado por Inocencio VI para convencerlos de la necesidad de llegar a un acuerdo pacífico.

La batalla[editar]

La flota castellana se presentó en Barcelona el 9 de junio5​ de 1359 capitaneada por el almirante Egidio Boccanegra, proveniente de Sevilla, de donde había zarpado el mes de abril y a la que se incorporaron tres naves del Reino de Granada y una carraca veneciana que iban armadas con brigolas.6

La defensa aragonesa se tuvo que improvisar y la lideró Bernat III de Cabrera y Hug II de Cardona y los capitanes Bernat y Gilabert de Cruïlles, Bernat Margarit y Pere Asbert, con el mando del rey aragonés sobre una nave enorme en medio de la línea. La flota de diez galeras y otros barcos pequeños, donde estaban situados los ballesteros llegados de los pueblos del Llano de Barcelona y del Vallès, y comandados por Ramón de Pujol, Ramon y Bernat Planella, Bernat de Perapetusa, Ramón Berenguer de Vilafranca y Humbert de Ballestar se situó a lo largo de la playa, cubierta por un banco de arena conocido como «Las tareas», justo ante el convento de san Nicolás de Bari hasta la calle de Regomir. La línea de defensa se situó de forma que las cuatro brigolas de la costa tenían al alcance las naves atacantes, protegidas por los ballesteros, y la coronela, organizada por gremios.

Las tropas de Pedro IV de Aragón dispararon una bombarda de las que había montadas sobre las galeras aragonesas, inutilizando una de las galeras atacantes, destruyendo sus castillos y el palo mayor, mientras los atacantes tiraban piedras con las brigolas que caían sobre la playa causando mofa por parte de los barceloneses. Finalmente, los castellanos tuvieron que huir.

...e la nostra nau desparà una bombarda e ferí en lo castell de la nau de Castella...
Cròniques dels reis d'Aragó e comtes de Barcelona

Consecuencias[editar]

Los castellanos se dividieron en dos grupos y desembarcaron en la boca del Llobregat para proveerse de agua dulce, y tuvieron que enfrentarse a una partida de hombres que se les acercó desde San Baudilio de Llobregat y Barcelona.

Una vez hecha la provisión de agua, la flota castellana, bajando hasta Tortosa, se dirigió el 11 de junio a la isla de Ibiza con intención de conquistarla, hasta donde les persiguió una armada de cuarenta galeras catalanas7​ venidas desde Colliure que se habían concentrado en Mallorca. La flota castellana huyó hacia Alicante, donde la Orden de Montesa les hizo frente. Tuvieron que reembarcar dirigiéndose a Calpe mientras sus perseguidores fondeaban en Denia, y finalmente Pedro I de Castilla y Egidio Boccanegra se dirigieron a Cartagena, sin encontrar oposición.8

En Cartagena los portugueses se despidieron, y Pedro I de Castilla desembarcó, dirigiéndose por tierra a Tordesillas mientras las naves castellanas volvían a Sevilla.

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