lunes, 2 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Alfonso Martínez de Toledo (Toledo1398 - ¿1468?) más conocido como Arcipreste de Talavera, fue un escritor español del prerrenacimiento que vivió en Aragón y fue racionero de la catedral de Toledo, ciudad donde nació.

Portada de una edición del Corbacho de 1500, donde todavía se titula a este libro Arcipreste de Talavera.

Biografía[editar]

Descendía de noble linaje, como muestra el escudo grabado en su sepulcro en la Catedral de Toledo y la asignación, ya en 1415, de uno de los cincuenta beneficios eclesiásticos de la capilla de los Reyes Viejos de la catedral de Toledo1​; de este rango de racionero pasará después al muy superior de porcionario. Hacia 1420 obtuvo el título de bachiller en derecho canónico, no sabemos en qué universidad, pues su nombre era tan corriente que los personajes homónimos hacen muy difícil cualquier conjetura; probablemente en Salamanca, pero también pudo ser en Lérida, Valladolid o alguna extranjera. Por un pleito sabemos que era canónigo y arcipreste en la iglesia colegiata de Santa María en Talavera de la Reina (Toledo) desde 1427. Después viajó mucho a la Corona de Aragón, pues hacia 1427 o 1428 visitaba Valencia y Tortosa y estuvo al menos dos años en Barcelona, donde consiguió la protección del poderoso cardenal Joan de Casanova (Barcelona, 1387-Florencia, 1436); a sus instancias y por motivos personales visitó también Roma en 1431. A los treinta y ocho años (1436) era ya capellán del rey Juan II además de arcipreste de Talavera de la Reina, pero probablemente tenía ya una capellanía en 1431, año en que, por motivos de pleitos, tuvo que visitar la curia en Roma. Por la denuncia de un sacerdote toledano, Francisco Fernández, que escribió al papa en 1427 pidiendo que se le diese el arciprestazgo de Talavera porque Alfonso Martínez había perdido su derecho de retenerlo, sabemos que su situación eclesiástica daba lugar a rumores, ya que, según este personaje, estaba casado, algo que era posible si no estaba ordenado y por tanto no había hecho voto de celibato. El caso es que, como no perdió el arciprestazgo, su situación debió ser legal o, cuando menos, permitida según el confuso derecho matrimonial pretridentino. Quizá tuvo en ello algo que ver la poderosa protección del influyente cardenal de San Sixto, el dominico barcelonés Juan de Casanova, hombre muy amante de la cultura.

Empezó a escribir poco después. En 1438 acabó su Corbacho o Reprobación del amor mundano, también conocido como Libro del Arcipreste de Talavera o Vicios y virtudes de las mujeres y reprobación del loco amor, una de las obras maestras de la prosa española del prerrenacimiento, publicada en Sevilla en 1498. En 1443 escribió una breve historia de España, la Atalaya de las crónicas. Al año siguiente (1444) redactó la Vida de San Ildefonso, un famoso santo visigodo toledano de quien también tradujo De la virginidad de Santa María y su Tratado de la oración; en ese mismo año también acabó su Vida de San Isidoro, que completó con la traducción de algunas de sus Epístolas. Hombre culto y viajado, su sucesor en el arciprestazgo cumplía ya funciones en marzo de 1468, así que probablemente falleció en enero o febrero de ese año.2

Obra[editar]

El santo visigodo Ildefonso por El Greco. El también toledano Arcipreste de Talavera lo biografió y tradujo su defensa de la Virginidad de María

Escribió dos hagiografías: una Vida de San Isidoro y una Vida de San Ildefonso, así como una compilación histórica que abarca desde los reyes godos hasta Enrique III de Castilla (Atalaya de las crónicas1443) y el El Corbacho o Reprobación del amor mundano (1438), cuyo título procede del Corbaccio de Giovanni Boccaccio, aunque no se inspira en él, sino más bien en los fabliaux (narraciones breves medievales francesas de tipo satírico), en el Llibre de les dones ("Libro de las dueñas") del catalán Francesc Eiximenis y en el tratado De amore de Andreas Capellanus. Se trata una invectiva contra el amor mundano y la lujuria dividida en cuatro partes que tienen por objeto explicar con detalle los perniciosos efectos del amor terrenal en el espíritu y en el cuerpo del hombre.

La primera es un tratado contra el pecado capital de la lujuria inspirado en una obra de Juan Gerson; la segunda, sin duda la más divertida, es una "sátira contra los vicios y las virtudes de las mujeres", obra de una misoginia típicamente medieval pero sin duda la más original por su lenguaje e inspiración, de tipo realista, que toma sus descripciones del natural, y por su gran penetración psicológica; las dos últimas analizan las inclinaciones de los hombres al amor en cuanto a su cuerpo o complexión y su espíritu. Su interpretación es más bien discutible, porque en su intención de moralizar pinta el vicio con colores tan subidos que parece que recomienda lo que reprueba, como si en el subtexto de la obra estuviera bien presente el Libro de buen amor de Juan RuizArcipreste de Hita; en el Corbacho, en efecto, se mezcla la carnalidad más grotesca con la ascética espiritualidad.

Utiliza un estilo vivo e intenso, copiado del natural, que recurre con frecuencia al registro coloquial y popular y lo intensifica con notas costumbristas y humorísticas, así como con el uso constante de los dobletesgeminaciones y el ritmo bimembre, lo que ofrece al texto una gran riqueza y un carácter muy vistoso a sus descripciones; en cuanto a la parte doctrinal, el lenguaje está sin embargo latinizado por el hipérbaton, los participios de presente y los cultismos. De la misma forma, son frecuentes las similicadencias, el isocolon y la prosa rimadaFernando de Rojas, también toledano y alcalde de Talavera, utilizó este lenguaje literario mixto, popular y vulgar, para escribir La Celestina.





Gonzalo de Arredondo y Alvarado fue un abad, monje y escritor español.

Biografía[editar]

Se desconocen su fecha y lugar de nacimiento, pero se cree que nació en una aldea cercana a la villa de Belorado en el primer tercio del siglo xv.2​ Tomó el hábito benedictino en San Pedro de Arlanza y, por sus dotes, mereció ser elegido abad vitalicio de aquella casa, sucediendo a Diego de la Parra en 1488.2​ Este había comenzado la nueva fábrica del templo y fue Arredondo quien la concluyó, favorecido por Pedro Girón.2

Hasta aquella época, los benedictinos habían venido observando la primera regla, dependientes de Casa Dei.2​ Gonzalo, sin embargo, emprendió la obra de reforma, haciendo que el monasterio dependiese de la congregación de Valladolid, por cuya innovación le aplaudieron mucho los escritores adscritos a la orden, como, por ejemplo, Yepes, en su Crónica de la religión benedictina.2​ Como para esto había de cesar la perpetuidad de la abadía, Arredondo renunció a ella y se retiró al priorato de Bohada.2

De vuelta en Arlanza tras algún tiempo, resultó elegido abad en tres ocasiones consecutivas.2​ Lo sucedió Diego de Rojas.2

Falleció en torno al año 1528.a

Obra[editar]

Calificado de «muy devoto, emprendedor y activo» por Martínez Añíbarro y Rives, alcanzó gran influencia en la corte: los Reyes Católicos lo nombraron su cronista, y Carlos I, con quien sostenía correspondencia, lo animaba en la prosecución de las obras que salían de su pluma.2​ Entre sus escritos, destacan la Crónica Arlantina de los famosos y grandes hechos de los bienaventurados cavalleros sanctos conde Fernand González y Cid Rui Díez, del año 1522, y Castillo inexpugnable defensorio de la fee y concionatorio admirable para vencer a todos enemigos espirituales y corporales, escrita seis años después.41​ Asimismo, escribió un poema en redondillas de arte mayor en el año 1522, titulado Arlantina, en que se ocupa del Cid y del conde Fernán González, comparándolos.3

Acerca de sus obras, dice Martínez Añíbarro y Rives lo siguiente:3

Las obras de Arredondo, dado el espíritu de la época en que escribió, abundan en inexactitudes; pero a pesar de esta falta de crítica, son copioso y fehaciente manantial de preciosos datos, por haber tenido a su disposición el Becerro del Monasterio y los demás documentos del archivo y los poemas de los héroes de que trata, habiendo además dado cabida a las tradiciones del país castellano.





Fray Artal de Claramunt (? – 1461) fue un político y escritor barcelonés,1​ presunto autor de la obra medieval española Triste deleytación.2

Vida y obra[editar]

Se sabe poco de su vida, aunque la documentación histórica refleja que estuvo en cierta manera implicado en el inicio de la Guerra Civil Catalana (1462-1472)3​ y mantuvo una gran amistad con el príncipe de Viana y con el Conde de PallarsHugo Rogelio III.1​ También fue heredero de la Torre del Castillo de Claramunt, recibido de Pau Lluís de Claramunt y, tras su muerte, entregado a Joan de Claramunt.4

Según varios medievalistas, entre los cuales Martín de Riquer, el manuscrito anónimo Triste deleytación sería una obra suya. Fechada entre 1458 y 1467, se trata de una novela romántica con abundantes catalanismos y piezas líricas.25​ Además, la misma empieza:

Comiença el prólogo del libro llamado triste deleytaçion fecho por F·A·d·C
Anónimo

Suscitando estas mismas iniciales F.A.D.C. aún mayor posibilidad de coincidencia con el religioso catalán.





Juan Alfonso de Baena fue un escritor español nacido en Baena. Actualmente se tiene muy poca información sobre su vida, solamente es posible basarse en las propias fuentes literarias del autor como el Cancionero, su recopilación más importante. La mayoría de los datos que se posee son meras suposiciones o hipótesis. Es sabido que Juan Alfonso de Baena fue judío converso, a raíz de la gran cantidad de referencias que existen en el mismo Cancionero. Como muchos otros judíos se convirtió al cristianismo renunciando a su fe para no ser perseguido ni expulsado de España.

Estatua del escritor en Baena.

Contexto histórico[editar]

En el año 1492 los Reyes Católicos firmaron el decreto en la ciudad de Granada que supondría la expulsión de los judíos de las tierras hispanas, solamente podrían quedarse en el territorio en caso de que se convirtieran al cristianismo.1

Se afirma que a finales del siglo XI y a principios del siglo XII el judaísmo floreció en los territorios hispánicos, de tal manera que alcanzó un gran desarrollo. Respecto a los siglos XIV y XV, a los cuales pertenece Juan Alfonso de Baena, se coincide al decir que en tales siglos se rompieron las buenas relaciones entre judíos y cristianos.

Hacia 1345, las dificultades económicas fueron más notables. Además, los alimentos básicos habían subido de precio a causa de las malas cosechas, lo que, en su conjunto daba lugar a un clima cada vez más antijudaico. Los ataques contra la comunidad judaica estaban a la orden del día y en las diferentes convocatorias de las Cortes, como por ejemplo, la que se realizó en Burgos en 1377 o la de Soria en 1380. Sin duda alguna, se debe mencionar a Enrique de Trastámara quien desató un violento antijudaísmo y que vio su explosión en 1391 con los ataques más violentos hacia las juderías hasta entonces. «El objetivo de la violencia antihebraica era muy claro: intentar acabar con la presencia de judíos en el seno de la sociedad cristiana de los reinos de Castilla y León».2​ Después de los ataques, muchas de las juderías hispánicas desaparecieron y el número de judíos disminuyó significativamente.

Juan Alfonso de Baena vivió los años de transición del siglo XIV al XV, pero su trabajo como recopilador y crítico literario se realizó durante esta última etapa. Durante estos años, Castilla y Andalucía estaban sujetos a importantes cambios dinásticos, la sustitución de la dinastía de Pedro I por la de los Trastámaras, cuyo origen está en una guerra fratricida que culminó con el regicidio. Esto llevará a los reyes a intentar consolidar su poder ganándose el favor de las familias más influyentes del reino, a través de la concesión de privilegios a la nobleza que acabarán hipotecando la propia autoridad monárquica. Este personaje fue reconocido por sus poemas de siglo XV

La primera mitad del siglo XV fue la época más gloriosa de la historia baenense, marcada por su papel esencial en la defensa de la frontera castellana. Juan Alfonso de Baena vivió el gran apogeo de la ciudad. En aquellos años Baena se convirtió en una población floreciente, la mayor después de la capital del reino cordobés, con una economía basada en la explotación de una agricultura mediterránea, una prestigiosa ganadería y un comercio muy activo.

El progresivo alejamiento de la frontera garantizó una mayor seguridad para la ciudad y, con ello, el crecimiento de la población, la cual empezó a sobrepasar el límite de la muralla. Los largos periodos de calma permitieron que se centraran en la ciudadanía, elaborando una amplia colección de leyes y ordenanzas que regulaban todos los aspectos del municipio y sus habitantes.

El manuscrito del Cancionero[editar]

Imagen del Cancionero de Baena

La información hallada sobre el manuscrito es difusa ya que según fuentes rigurosas, el manuscrito original fue copiado años más tarde. Por lo tanto, deberíamos suponer que la versión que se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de Francia es una copia y no la original. «Tras el riguroso estudio de Barclay Tittman y el no menos interesante de Alberto Blecua sobre el mismo tema, queda ya demostrado, incuestionablemente, que el manuscrito existente del Cancionero de Baena resulta ser una copia del perdido original (trabajado y dispuesto hacia 1426), hecho no antes de 1462, puesto que —entre otras razones de base— el papel utilizado para ella fue fabricado en Pistoya entre 1461 y 1462, según lo revelan sus filigranas».3

Asimismo, en la plataforma virtual PhiloBiblon, constatamos que se trata de una copia realizada aproximadamente en 1465, entre paréntesis Tittman. Sin embargo, los propietarios anteriores del manuscrito copiado difieren de los señalados por la Wikipedia, según la cual afirma en el artículo del Cancionero de Baena que el «manuscrito original estuvo en la biblioteca de Isabel la Católica, de donde pasó a la del Monasterio de El Escorial. Posteriormente se sacó para su estudio y los herederos de José Antonio Conde lo vendieron. Fue adquirido por la Biblioteca Nacional de Francia».4

En cuanto a los propietarios, hemos detectado un posible error en PhiloBiblon,5​ ya que en las referencias aparece tanto el catálogo de la biblioteca personal de Richard Hebert, como un catálogo de la biblioteca de José Antonio Conde, aun así, este último no aparece como antiguo propietario. Sin embargo, en Wikipedia es Richard Hebert el que no aparece como propietario, pero sí que aparece José Antonio Conde. a su vez, no aparece por ningún lado en PhiloBiblon que el manuscrito estuviera en la Biblioteca de Isabel la Católica.

PhiloBiblon nos muestra que Juan Alfonso de Baena realizó la compilación entre 1430 y 1445 aproximadamente y fue copiado cerca del 1465 en papel. Consta de 200 folios (405x265 mm). Está compuesto por dos columnas y escrito en letra gótica.

Los autores, temas y estilos dentro de la obra[editar]

El Cancionero de Baena está formado por composiciones de poetas que escribieron entre finales del siglo XIV y principios XV. Más concretamente, bajo el reinado de Enrique II (1369-1379), Juan I (1379-1390), Enrique III (1390-1406) y Juan II (1406-1454).

Los estudios literarios sobre el cancionero han reagrupado los autores en dos escuelas, nombradas posteriormente: escuela trovadoresca, como máximo representante Villasandino, y escuela alegórico-dantesca. Hay una minoría de críticos literarios que han considerado que podría existir una tercera escuela donde situar a los autores que no entrarían en las dos mencionadas anteriormente: la didáctica o doctrinal. A continuación se examinarán las características de cada una de estas escuelas según la crítica literaria. Según Potvin, el criterio que Menéndez y Pelayo (juntamente con otros historiadores literarios) usaron para clasificar estos autores son: el periodo durante el cual el poeta ha escrito, la lengua en la que ha compuesto y, por último, el tipo de composición (contenido formal y textual).

Autores[editar]

Escuela trovadoresca[editar]

Los autores asignados a esta escuela son: Villasandino, Ferrus, Arcediano de ToroPedro González de Mendoza, Pero Vélez de GuevaraGarci Fernández de Gerena, Macías y Juan Rodríguez del Padrón. Estos escritores compusieron generalmente, en gallego. Este tipo de poesía estaba pensada para ser cantada en ambientes de fiesta cortesanos, como los palacios. Dentro de este tipo de poemas encontramos: cantigas a la dama, cantigas de escarnio, serventesios políticos, dichos satíricos y difamatorios (son la continuación de las cantigas de maldezir).

Escuela alegórico-dantesca[editar]

En esta escuela, los poetas más significativo son Micer Francisco Imperial, Ferrán Manuel de Lando, Paéz de Ribera, los hermanos Medinas, Gómez Pérez Patiño, Pero González de Uceda. Son una élite intelectual de hombres nacidos en Sevilla y alrededores que admiraban a Dante. Este nuevo discurso poético que se realizaba a través del alegorismo de Dante, de su lenguaje elaborado, de la riqueza de sus símbolos, es revolucionario, ya que es el resultado de una nueva élite intelectual, creadora de una poética más sapiencial a la que deberían de renunciar los trovadores tradicionales, incapaces de sostener la competencia. Con esta escuela se adhiere en España el Humanismo.

Doctrinales o didácticas[editar]

En este grupo se han reunido los poetas que no concuerdan con las dos primeras escuelas.

Se trata de un grupo de autores generalmente de origen castellano que concierne sobre todo discursos doctrinales, morales y satíricos que se basan en los tópicos filosóficos tradicionales: carpe diembeatus illeubi suntcontemptus mundi, etc. En otras palabras, sus poemas tratan acerca de la efimeridad de la existencia humana y de la necesidad de gozar de los placeres terrenales, aquí y ahora. La contemplación de una edad de oro y la reflexión sobre la vanidad de los bienes de este mundo.

Temas[editar]

Aunque se haya diferenciado los autores en tres categorías diferentes, hay características que son compartidas. Una de ellas es el tema de la muerte, de la cual se habla desde dos puntos de vista: desde la fragilidad de la vida o bien de la muerte de un personaje importante de la corte. Para hablar de este tema se utilizan sobre todo los tópicos literarios siguientes: el contemptus mundi, el ubi sunt y, como no, el memento mori. Otro tema que está estrechamente ligado a la muerte es el desprecio por el mundo, es decir, el mundo físico y los bienes materiales. Así pues, el contempus mundi del que hablamos es el tópico literario más adecuado para este tema. Pero también hay otros que no hemos mencionado aún, como por ejemplo el tempus fugit y, en consecuencia, el carpe diem. En esta concepción de aprovechar la vida pasajera también contribuyen otros tópicos, como el hic et nunc y el beatus ille. El tema de la muerte y la banalidad del mundo se añade con un papel relevante la religión. Otros temas que aparecen son el círculo de fortuna y natura, y el pecado original y la caída del hombre.

Otros temas generales que aparecen en el cancionero son: tópicos del amor cortés y argumentaciones morales, literarias y políticas. Es importante destacar que estas últimas aparecen en forma de debates poéticos o juegos de preguntas y respuestas, como por ejemplo sobre el arte de “trovar”, la verdad y la mentira, el adulterio, el amor y la venganza.

También se habla acerca de espectáculos, juegos de sociedad, fiestas y carnaval, groserías, comida, festines, ferias (ruido, desorden, caos).

Así pues, el Cancionero de Baena no es una obra meramente poética sino que es el testimonio de su época ya que nos presenta hechos históricos tan importantes como por ejemplo “el Compromiso de Caspe, la coronación de Don Fernando de Antequera, […] la disputa entre los Infantes de Aragón y don Álvaro de Luna, el caos reinante en Castilla y el abandono de la Reconquista, la liberación de Juan II en Tordesillas y el nombramiento de don Álvaro de Luna como Condestable de Castilla.” (Serrano, 2000: xxvii-xxxvii). 

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