domingo, 1 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

La sillería del coro de la catedral de Segovia pertenece a finales del siglo XV, siendo de estilo gótico flamígero. Fue encargada por el obispo Juan Arias Dávila para la antigua Catedral de Santa María de Segovia, y tras la construcción de la actual catedral de Santa María fue trasladada en 1558 por Juan Gil y Jerónimo de Amberes. Fue terminada en el año 1790 por Fermín Huici.

Está realizada en madera de nogal sin policromar, y se compone de 117 sillas o asientos. Las arquerías que dan forma al respaldo se componen de arcos conopiales, que custodian arcos rebajados apoyados en largas columnas. La parte superior de la sillería se adorna con tracería calada de motivos geométricos y vegetales.

Destaca la silla episcopal, reservada al obispo, sobre la que aparece el escudo de armas de Juan Arias Dávila, así como los dos asientos más cercanos a la reja del coro, que estaban reservados a los reyes, y que se encuentran rematados por pequeñas cúpulas, también de estilo gótico.


Sillería del coro




La Virgen con el Niño es una imagen que representa a la Virgen María, que procede del antiguo monasterio de San Francisco de la villa segoviana de Cuéllar (Castilla y León), y se conserva en la actualidad en el Museo Federico Marés de Barcelona.

La imagen, que presidía el retablo del altar mayor de la iglesia monacal, es una escultura gótica de tamaño natural, realizada en madera policromada, en la que la madre aparece en posición sedente con el Niño sobre una rodilla. Fue realizada en el siglo XV, y aunque se desconoce su autor, ha sido atribuida a Gil de Siloé o su círculo.

Tras la exclaustración del monasterio, sus obras de arte fueron vendidas y expoliadas, y la imagen cayó en manos del escultor Federico Marés, que la adquirió para engrosar los fondos de su museo. En la actualidad los colectivos castellanistas incluyen esta pieza dentro de la lista de obras de arte consideradas expolio cultural.

Retablo del altar mayor de San Francisco de Cuéllar, presidido por la imagen mariana.





Hernando del Pulgar (o, más correctamente, de Pulgar) (Madrid, ¿1436? - 1492), también llamado Fernando o Fernán, fue un humanista e historiador español.

Biografía[editar]

Coplas de Mingo Revulgo, glosadas por Fernando de Pulgar.

El testimonio más antiguo, el de Gonzalo Fernández de Oviedo, lo tiene por nacido en Madrid (y era hombre de gran memoria, que lo conocía en persona).1​ El bibliógrafo Tomás Tamayo de Vargas, en el prólogo a Diego García de Paredes y relación breve de su tiempo (1621) creía, fundándose en fray Francisco de Santa María, de Loja, que se apellidaba en el mundo también Pulgar, que Fernando de Pulgar nació en Pulgar, cerca de Toledo, tal vez por los años de 1430 o en 1435. De esta opinión es Nicolás Antonio, pero Pedro Salazar de Mendoza lo da como natural de Toledo.

Quizás descendía de judíos conversos, pues su padre era un escribano de Toledo, Diego Rodríguez, y este solía ser oficio reservado entonces a los de tal estirpe. Se educó en la corte de Juan II de Castilla, y estuvo en la de su sucesor Enrique IV, quien le nombró secretario real, profesión en la que continuó (1471) con su hermana Isabel la Católica y a la que agregó el cargo de consejero de Estado. Fue embajador en Roma en 1473 ante Sixto IV y luego en París, hacia donde marchó en 1475 para comunicar a Luis XI la muerte de Enrique IV; un tiempo después volvió a París para concertar el matrimonio entre el delfín Carlos y la princesa Isabel, hija de los Reyes Católicos. En ese mismo viaje realizó negociaciones sobre los condados del Rosellón y la Cerdaña. Vuelto a la Corte, se le encomendó la educación de varios nobles importantes:

Quatro dellos crío (educo) ahora en mi casa... e más de quarenta ommes honrados e casados están en esa tierra que crie y mostré
Letra XXX, al Cardenal de España

En 1479 se retiró de la Corte y de la política a una finca con importantes viñedos que poseía cerca de Madrid, en Villaverde, pero en 1481 fue llamado para ser nombrado cronista real por los Reyes Católicos, cargo que ejerció imitando a historiadores latinos como Tito Livio. Elaboró en estas funciones una Chrónica de los muy altos y esclarecidos reyes Cathólicos don Fernando y doña Ysabel en tres libros que quedó incompleta, pues comprende los años entre 1468 y 1490. Reluce en esta obra más la prosa que la exactitud histórica, pero gozó los honores de una traducción al latín realizada por Antonio de Nebrija por encargo de la reina; esta versión se publicó al fin en 1545 y 1550. En favor de los marranos (judioconversos) replicó al cardenal y arzobispo de Toledo, y obtuvo una indolente respuesta del inquisidor general Tomás de Torquemada y su gabinete. Su valentía le costó ser degradado del puesto de secretario real al de cronista.

Todos los códices y ediciones de su principal obra histórica, los Claros varones de Castilla, 24 semblanzas apologéticas de altos personajes del clero, la milicia y las artes de su tiempo al modo de Plutarco, derivan de una primera edición burgalesa y contienen un texto censurado por conveniencias de ese primer editor; se conserva, sin embargo, un manuscrito que ofrece lecciones más fiables y sin censurar aún no impreso y descubierto recientemente en el Museo de Santa Cruz, en Toledo.2​ En esta obra sigue los pasos del otro gran biógrafo de la época, Fernán Pérez de Guzmán. En cuanto a su epistolario, titulado Letras, se inspira en las Epístolas familiares de Cicerón y las de Plinio el Joven. Sin embargo, su obra de mayor éxito fue la Glosa a las coplas de Mingo Revulgo, cuya primera edición parece ser la de Fadrique de Basilea en Burgos, alrededor de 1485, en cuarto. Hay, asimismo, un códice manuscrito en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander.

Obras[editar]

  • En 1485 y 1494 se publicaron en Burgos sus Letras,3​ treinta y dos epístolas a personas ilustres que son ejemplo de la prosa humanística del Renacimiento castellano, y una de las pocas colecciones epistolares romances del siglo XV.
  • En 1486 se publicó en Toledo su Libro de los claros varones de Castilla,4​ colección de cortas biografías de caballeros, eclesiásticos y cortesanos ilustres parecida a las Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán, pero de estilo más sobrio y castizo, donde retrata a los 24 personajes más importantes de la corte de Enrique IV.
  • Escribió, además, la Chronica de los muy altos y esclarecidos Reyes Catholicos Don Fernando y Doña Isabel.5​ Fue escrita en lengua vernácula por Fernando del Pulgar y traducida al latín por Antonio de Nebrija al que se le atribuyó erróneamente cuando se imprimió por primera vez en 1565 en Valladolid. Dos años más tarde se imprimió con el nombre del verdadero autor. Fernando del Pulgar, en 1482 fue nombrado cronista real por la reina Isabel I de Castilla remplazando a Alonso de Palencia. Ese mismo año comenzó a escribir La Crónica de los reyes Católicos. Según Vicente Blasco, en el prólogo que escribe para la edición de 1780 de esta crónica, la obra comenzó como un pasatiempo de su autor. Se le atribuye a esta hipótesis el hecho de que muchos de los acontecimientos narrados ahí resulten poco exactos u omita alguno de ellos. Sin embargo la narración cumple con las necesidades del momento, que son legitimar y justificar, lo cual permite que se encuentre entre los favoritos de la corona. La crónica intenta en parte alabar los logros de la reina, pero también entremezcla los hechos con su experiencia y críticas personales para examinar las cualidades y deberes del buen monarca.6​ El objetivo de los Reyes Católicos era crear una narrativa histórica de sus actos que debía ser escrita en latín y en lengua vernácula con la finalidad de llegar a todos los sectores posibles para preservar su reputación. Es por esto que el manuscrito llega a caer en manos de Antonio de Nebrija al que se le encomendó la tarea de traducir al latín. Por dos años fue atribuida al traductor, sin embargo debido a la cantidad de manuscritos con el nombre del verdadero autor, la obra volvió a su autoría original en la impresión de 1567. La Crónica de los Reyes Católicos fue revisada por el secretario de Fernando II, Lorenzo Galíndez de Carvajal, quien se encargó de “corregir y enmendar” los errores de los cronistas.7​ Actualmente existe una edición facsímil publicada en el 2008 por la Universidad de Sevilla, editada y estudiada por Juan de Mata Carrizo y Arroquia.
  • También glosó las Coplas de Mingo Revulgo (Burgos, ¿1485?).8
  • Oración dominica del Pater Noster, con la exposición que fizo Sant Agustín, obra perdida.





Lucas Fernández (Salamanca1474 - ibídem1542) fue un autor dramático y músico español.
Farsas y églogas.

Biografía[editar]

Hijo de Alfonso y de María Sánchez, posiblemente natural de Cantalapiedra. Estuvo al servicio de la catedral de Salamanca; derrotó a su coetáneo Juan del Encina en las oposiciones a cantor de la Catedral de Salamanca (1498); a ello aludió Encina en su Égloga de las grandes lluvias. En 1520 era abad de la Iglesia de Santo Tomás en Salamanca. Fue profesor de música en la Universidad de dicha ciudad (1522) y figuró en 1533 en la comisión de reforma de los estatutos de la misma. Falleció el 17 de diciembre de 1542 a los 68 años de edad en Salamanca, tras una larga enfermedad. Fue enterrado en el claustro de la Catedral Vieja de la ciudad.

Obra[editar]

Seguidor de Juan del Encina y de su estilo dramático pastoril, escribió siete Farsas y églogas al modo pastoril (Salamanca: Lorenzo de Liondedei, 1514; edición facsímil por Emilio Cotarelo, Madrid, 1929). Cuatro son de tema profano: una "Comedia", dos Farsas o cuasi comedias y un Diálogo para cantar, que constituye el más lejano antecedente del género de la zarzuela. Siguiendo el modelo encinesco, lo cambia al alargar el número de versos y de personajes de cada pieza; introduce el término comedia y mantiene el dialecto sayagués de sus pastores, que son sus personajes habituales; el tema central es el amor; los pastores discuten con un caballero sobre el tema. Pero hay diferencias con su antecesor: en La Comedia de Bras-Gil y Beringuella introduce una figura cómica de avanzada edad, Juan Benito. La Farsa o cuasi comedia de una doncella un pastor se enamora de una joven de la corte, cuando en Encina era un caballero quien se prendaba de pastoras. En la Farsa o cuasi comedia del soldado aparece el clásico tipo del miles gloriosus o soldado fanfarrón, quizá tomado del Centurio de La Celestina. Según Ruiz Ramón sus piezas navideñas aportan un lenguaje teológico más profundo y conceptuoso, y su estructura es más perfecta, porque los elementos dramáticos están mejor imbricados en la acción. Por otra parte los pastores de Lucas Fernández son más zafios que los de Encina.

En cuanto a su teatro religioso, suman un total de tres piezas teatrales sacras. Se le deben dos Églogas de Navidad y un Auto de la Pasión, es menos lírico que el de Juan del Encina, pero más denso de concepto y con más fuerza expresiva. Esta última pieza, el Auto de la Pasión, es su obra maestra por su realismo y su fuerza patética, y representa un momento capital en la etapa primitiva de la evolución del drama español. Sus dos églogas de Navidad son similares a la égloga de Las grandes lluvias; al igual que esta se desarrolla en un ambiente profano y solo al final aparece la alusión al Nacimiento de Jesucristo. El Auto de la Pasión, y trata sobre el ciclo de la Semana Santa. Aparece un tema que será muy utilizado en las comedias de santo del teatro barroco, el de la conversión, en este caso de Dionisio Areopagita. Destaca este auto por su lenguaje de gran plasticidad, expresivo, dinámico y concentrado.

La datación de sus obras es problemática, pero se supone que todas fueron compuestas en torno al año 1500. La Comedia sería de 1496; el Diálogo para cantar de 1497; la Farsa o quasicomedia de la doncella, el pastor y el caballero de 1497; la Farsa o quasicomedia de Prauos, de 1499; la Égloga de nacimiento de Nuestro Redentor, de 1500; el Auto o farssa del nacimiento de Señor Jesuchristo, de 1500, y el Auto de la Pasión, de entre 1500 y 1503. Existe edición moderna de su obra: Farsas y églogas; edición, introducción y notas de María Josefa Canellada (Madrid: Castalia, 1976).

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