domingo, 1 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

El sepulcro del deán Rodrigo Enríquez, que era miembro de la familia Enríquez y bisnieto del rey Alfonso XI de Castilla, es un monumento funerario ubicado en el primer tramo del muro exterior del lado del Evangelio de la capilla mayor de la catedral de Palencia.1

Fue realizado por el escultor Alonso de Portillo, que también esculpió el sepulcro de la dama Inés de Osorio, conservado en la catedral palentina,23​ aunque el del deán Rodrigo Enríquez ha sido calificado por algunos autores como de «mediocre calidad»,4​ y de «sencilla composición arquitectónica»,5​ aunque también señalan que a pesar de que su estilo es «un poco seco», está compuesto de modo armonioso y permite comprender, debido a sus múltiples elementos, el modo de trabajar empleado en el taller de Alonso de Portillo.

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Sepulcro del deán Rodrigo Enríquez.
AutorAlonso de Potillo
Creaciónc. 1465
UbicaciónCatedral de Palencia, (PalenciaEspaña)
EstiloGótico
MaterialPiedra

Rodrigo Enríquez[editar]

El deán Rodrigo Enríquez era hijo de Alfonso Enríquezalmirante de Castilla y señor de Medina de Rioseco,789​ y llegó a ser, además de «protegido» de su pariente, el rey Juan II de Castillaarcediano de Toro,10​ arcediano de Valdemuriel en la diócesis de León11​ y deán de la catedral de Palencia.12​ Y el eclesiástico e historiador Santiago Francia Lorenzo señaló que fue uno de los más «prestigiosos» deanes del siglo XV de la catedral palentina.13

Y conviene señalar que este deán hubo de pagar, al igual que otros personajes de la época como Diego de Guevara y Francisco Núñez, abad de Husillos, 30.000 maravedís a fin de que sus restos mortales pudieran recibir sepultura en la catedral de Palencia, aunque algunos historiadores señalan que también podía tenerse en cuenta a la hora de enterrarse en la catedral el hecho de haber costeado un retablo, reparar una capilla o realizar alguna donación a la catedral.14

Ejecución[editar]

La historiadora Clementina Julia Ara Gil, que estudió en un artículo de 1987 las obras del escultor Alonso de Portillo, señaló que pudo ser realizado poco después de la muerte del deán Rodrigo Enríquez, que falleció en 1465, o incluso en vida de éste, pero afirmó que en cualquier caso la fecha de la defunción del deán puede ser tomada, para situar cronológicamente esta obra, como una referencia «aproximada».5​ Y dicha historiadora también afirmó que el escultor Alonso de Portillo, debido al hecho de realizar el sepulcro del deán Rodrigo Enríquez, al que ella consideró como una importante «personalidad» debido a su cargo en la catedral de Palencia y a su linaje, ya debía de gozar de «un cierto crédito» en la ciudad de Palencia.5

Descripción[editar]

Escudo de la familia Enríquez.

El sepulcro, que está empotrado en el muro, está cobijado por un arco conopial estrecho rematado por un florón y por dos pináculos de base circular en los extremos,15​ y en el interior del arco que cobija el sepulcro y por encima de la estatua yacente que representa al deán está colocado el escudo de familia de los Enríquez, que está compuesto por un «león mantelado de Castilla».16

Al lado de la estatua yacente que representa al deán, cuya cabeza descansa sobre varias almohadas con adornos adamascados,17​ está colocada una pequeña escultura en piedra que muestra a un paje portando un libro en sus manos, y a los pies del deán aparece un perro recostado, como símbolo de fidelidad,15​ que lleva un collar ancho1​ y que recuerda, según Clementina Julia Ara Gil, al del sepulcro del obispo fray Lope de Barrientos, que estuvo situado en el municipio de Medina del Campo.6

Y en el frontal de la caja sepulcral, que contiene siete arcos lobulados rematados por gabletes o pináculos,18​ aparece Dios como un juez sentado y con tres apóstoles a cada lado,16​ que constituyen la mitad del Colegio Apostólico19​ y pueden identificarse por sus atributos y por el letrero que llevan a sus pies, siendo tres de ellos «Jacob», «Andreas» y «Petrus», que corresponden a SantiagoSan Andrés y San Pedro, y los tres restantes «Paulus», «Bartolomeus» y «Filipus», que vendrían a ser San PabloSan Bartolomé y San Felipe.20​ Y en el lado derecho del apostolado una pequeña cartela16​ muestra el nombre de Alonso de Portillo, autor del sepulcro: «Portillo me fecit».212223

Además, a lo largo del entablamento de la urna sepulcral está esculpido el siguiente epitafio en letra gótica y con letras negras y signos de separación en rojo, que se encuentra en buen estado de conservación:23a

Hic requiescit dominus Rodericus Enrici, decanus istius eclesia, filius almirandi Castellae, obiit 11 de februari anno Domini MCCCCLXV.

Que traducido al castellano vendría a decir:24

Sepulcro del deán Rodrigo Enríquez. (Catedral de Palencia).
Aquí descansa el Señor Don Rodrigo Enríquez decano de esta iglesia, hijo del almirante de Castilla. Murió el día dos de febrero del año del Señor de mil cuatrocientos sesenta y cinco.

Además, la historiadora Clementina Julia Ara Gil señaló que en el sepulcro se han combinado detalles de diversas procedencias, y de ese modo los pilares y las ménsulas donde se alojan los apóstoles se asemejan en su opinión a las del sepulcro del obispo Alonso de Cartagena, que se halla en la capilla de la Visitación de la catedral de Burgos, y los pliegues de las vestiduras del deán Enríquez guardarían cierto parecido con los de la estatua yacente de Alonso Rodríguez de Maluenda, cuyo sepulcro también se encuentra en la capilla de la catedral burgalesa mencionada anteriormente.6​ Y también conviene señalar que según dicha historiadora la calidad de la piedra empleada para realizar el sepulcro es mala y fue ejecutado con «escasa finura»,17​ y también afirmó que en esta obra ecléctica se entremezclan:6

El sentido ideal y la síntesis de los volúmenes de la escultura gótica clásica, el naturalismo incipiente y un exacerbado sentido de la ornamentación que quizá es el aspecto que se advertiría de forma más inmediata en el cambio.





El sepulcro del Doncel es la tumba de Martín Vázquez de Arce ubicada en la capilla de San Juan y Santa Catalina de la catedral de Sigüenza (GuadalajaraEspaña). Se trata de una de las principales esculturas del gótico tardío español.

Fue encargada por su hermano, Fernando Vázquez de Arce, y, aunque se desconoce con exactitud el escultor, se le atribuye a Sebastián de Almonacid, que la realizaría en el taller que tenía en Guadalajara. La fecha de realización de este conjunto funerario es entre 1486, año de la defunción del Doncel, y 1504, en que sale citado en el testamento de su padre como ya realizado en la capilla de la catedral.1 Azcárate Ristori data su erección en los años 1490-1491, a lo sumo extendiendo esta fecha hasta 1495.

El Doncel en la Catedral de Santa María de Sigüenza (Guadalajara).jpg
Detalle del sepulcro del Doncel en la catedral de Sigüenza.
AutorAnónimo (atribuido a Sebastián de Almonacid)
CreaciónEntre 1486 y 1504
UbicaciónCatedral de Sigüenza (GuadalajaraEspaña)
EstiloGótico
MaterialAlabastro


Descripción[editar]

El sepulcro, colocado sobre tres leones, está bajo una hornacina en arco de medio punto, con la estatua del Doncel en alabastro. Lo que más resalta es que no es una figura yacente, dormida, sino que se encuentra recostado, con una pierna sobre la otra y apoya el brazo medio incorporado, en actitud de leer un libro que sostiene abierto en sus manos. La iconografía habitual durante la Edad Media reserva los libros a personajes eclesiásticos, por lo que su uso en este caso puede considerarse una innovación, relacionada con el aumento de la literatura profana desde la crisis bajomedieval y la invención de la imprenta (presente en España desde 1472, con el Sinodal de Aguilafuente), aunque la difusión de la lectura que trajeron los libros de caballerías es posterior.

Aparece enfrascado en la lectura de un libro mientras descansa de un ejercicio militar, con las piernas protegidas por su armadura, graciosamente cruzadas. La figura está vestida con armadura y con la cruz de Santiago en el pecho, pintada en rojo destacando sobre el blanco del alabastro. Se aprecia el puño de una espada y un pequeño puñal en la cintura. La cabeza está cubierta con un bonete que se le adapta totalmente. Aparecen a sus pies, cerrando la composición, un niño o paje apenado y un animal. En el frente del sepulcro dos pajes sujetan el escudo de armas y se encuentra ornamentado con delicadas tallas en candilieri.3​ Toda la obra está policromada.

En la parte inferior de la hornacina, sobre el propio sepulcro, reza la siguiente inscripción:

Aquí yaze martí vasques de arce - cauallero de la orden de sanctiago - q mataron los moros socorriendo - el muy yllustre señor duque del ifantadgo su señor - a cierta gente de jahén a la acequa - gorda en la vega de granada - cobro en la hora su cuerpo fernando de arce su padre - y sepultolo en esta su capilla - año MCCCCLXXXVI. Este año se tomaron la ciudad de loxa. - Las villas de illora mocli y mote frio - por cercos en q padre y hijo se allaron





La Virgen de la Bella, oficialmente Nuestra Señora de la Bella Coronada es una advocación mariana venerada en la ciudad de Lepe (provincia de HuelvaEspaña). Se trata de una obra anónima del siglo xiv, que preside la capilla sacramental de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Lepe.

Es la patrona de Lepe y su Alcaldesa Honoraria y Perpetua por acuerdo plenario del ayuntamiento de la ciudad en 1956. 1​ Así mismo, es la titular de la Muy Ilustre, Fervorosa y Franciscana Hermandad Matriz de Nuestra Señora de la Bella de Lepe.

Se celebran en su honor dos fiestas cada año: la romería y la salida procesional el día de su festividad (15 de agosto). Durante la romería, que tiene lugar el segundo domingo de mayo, es trasladada en procesión hasta la Ermita de la Bella, en El Terrón, el día anterior (sábado) y de vuelta a Lepe el posterior (lunes).

Virgen de la Bella.jpg
Ntra. Sra. de la Bella camino de su ermita.
Venerada enIglesia católica
TemploIglesia de Santo Domingo de Guzmán
Festividad15 de agosto
Patrona deLepe
Fecha de la imagenFinales del siglo XV
(Anónimo)
EstiloRenacentista

Historia[editar]

La historia de esta imagen está relacionada con los frailes franciscanos que estaban establecidos en el Convento de San Francisco del Monte, en las cercanías de la Torre del Catalán, desde el año 1430 gracias al noble don Francisco Luján. Posteriormente, los frailes tuvieron que trasladarse a la cercana ermita de Nstra. Sra. de los Remedios, para poder realizar un nuevo convento que tras la aparición de la imagen mariana, se le nombró como Convento de Santa María La Bella.

La leyenda sobre el hallazgo de la imagen está narrada por primera vez en un escrito del fraile Fernando de San José, residente del convento, en el año 1673, quien la reproduce en estos términos:2

Día de la Asunción, por los años de 1484 el P. Guardián y religiosos paseaban a orillas del Terrón... Una lancha, tripulada por tres robustos y hermosísimos jóvenes, toma la embocadura del estero y viene a varar frente a los religiosos. "Traemos una caja y rogamos nos la guarden en el convento hasta que tornemos por ella", dijeron los jóvenes.


Nueve años estuvo el depósito intacto. Un ermitaño, hombre de la Tercera Orden franciscana, pidió al P. Guardián con tales instancias y de tal forma que le diera permiso para abrirla, que se lo concedieron en presencia de la Comunidad. Apareció entonces la imagen. "Es como la del cielo", exclamó el ermitaño, mientras explicaba la historia de aquel secreto que sólo él conocía por revelación. Procedía de un santo anacoreta muerto en cierta isla lejana. Aquellos tres jóvenes que la depositaron eran ángeles encargados por la Providencia de dejarla en este lugar, para que aquí fuese venerada. ¡Bella!, dijeron a una los religiosos. Colocáronla en el retablo mayor de la iglesia; los pueblos comarcanos corrieron en tropel atraídos por la fama del prodigio. ¡Qué bella es!, decían todos, y así quedó consagrado el título de Nuestra Señora de la Bella.
Fernando de San José
Ruinas del convento Santa María La Bella, en El Terrón

La imagen permaneció en el convento hasta el año 1835, año en que fue trasladada a la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán en Lepe. Las crónicas nos lo cuenta así: «En el año 1835, Mendizábal decreta mediante Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia del 25 de julio, la exclaustración de algunos conventos. Entrando en ellos el Convento de Nuestra Señora de la Bella, decidieron los superiores trasladarse al cercano Monasterio de La Rábida llevándose consigo la imagen con sus enseres. El 7 de agosto llegó un barco a orillas de El Terrón para tal acometido. Al enterarse de este hecho el Hermano José, limosnero del convento y muy conocido en Lepe por esto, decidió avisar a los vecinos de dicha localidad en plena madrugada, llamando de puerta en puerta para contarles lo que iba a suceder. Todos ellos emocionados, siguieron al fraile hasta el convento. el fraile les abrió la puerta de la capilla y gritó: ¡Viva la Virgen de la Bella!. Las personas que fueron, cogieron la imagen con sus manos y se la llevaron corriendo y casi en volandas, por temor a que les siguieron. Llegando al alba hasta la Cruz Primera, donde se encontraban más tranquilos. Finalmente, la llevaron hasta la iglesia entrando triunfalmente». Desde ese año la imagen permanece en la localidad.

El Ayuntamiento de Lepe, por acuerdo unánime en sesión plenaria, le concedió a la imagen el título de Alcaldesa Honoraria y Perpetua de la villa -hoy ciudad-.1​ El 13 de junio de 1992 se celebró la Coronación Canónica de la Virgen de la Bella, según Decreto ratificado por el papa Juan Pablo II.

Debido a su antigüedad, la imagen ha sido objeto de restauración en 1725-1726,1​ 1907,2​ 1936,1​ 1962/63,34​ 1982 y 2013.5​ Especialmente relevante fue la realizada en 1936 por José Navas-Parejo, pues tuvo lugar tras el asalto popular a la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán el 21 de julio de ese año, en el marco de la Guerra civil. Aunque se relata que la imagen fue cegada, fusilada y descuartizada a hachazos antes de ser arrojada al río Piedras, las radiografías realizadas en 1981 muestran que los daños se circunscribieron a la parte superior del rostro (por encima de los pómulos), parte de su mano derecha y pliegues del manto, así como la mitad del rostro del niño y los adornos del espaldar.

 

 

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