IGLESIAS DE ESPAÑA
La Dama de Guardamar, también llamada Dama de Cabezo Lucero, fue descubierta en el yacimiento arqueológico de Cabezo Lucero sito en el término municipal de Guardamar del Segura (provincia de Alicante, España) el 22 de septiembre de 1987, en el curso de unas excavaciones arqueológicas.
Historia[editar]
A poca profundidad, en la tumba número 100, apareció un gran trozo de un rodete de piedra, primer fragmento de un busto de dama ibérica. La excavación proporcionó muchos elementos más, entre ellos un gran fragmento que comprendía el tocado, la cara y el cuello. Pero la escultura, rota de antiguo, había sido martilleada e incluso en zonas había sufrido la acción del fuego. Transportada al laboratorio del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, el restaurador Vicente Bernabeu comenzó con el lavado e identificación de los restos hallados, así apareció un trozo con el mentón, otro con los labios, que habían sufrido una erosión en el labio inferior derecho, fragmentos del pecho y de los collares, y otros muchos trozos de piedra, pertenecientes a la pieza, pero que no encajaban entre sí ni tenían ninguna superficie labrada. La tarea de restauración fue delicada y minuciosa, prolongándose desde octubre de 1987 hasta junio de 1988, en que se culminó. La pericia del restaurador Vicente Bernabéu y su capacidad artística lograron revivir una pieza que era de dificilísima reconstrucción, y que ahora, aún con lo que le falta, muestra su belleza tal cual pudo salir de las manos del escultor que la labró hace dos mil quinientos años. Se conserva en el MARQ (Alicante).
Descripción[editar]
Es una escultura fragmentada, de piedra caliza de grano fino, color grisáceo. Su altura máxima (en estado restaurado) es de 50 cm., de los que 25 cm. corresponden a la cabeza y la cara. Se inscribe en la escultura ibérica de gran formato.
La Dama viste una túnica con escote redondo, sin ningún broche. En la frente hay una diadema que muestra unas ondas en su parte inferior, cubierta por una banda de tejido que enlaza los dos rodetes laterales, objetos cilíndricos huecos, de poco grosor, seguramente de metal, decorados al exterior por un umbo central y unos radios en talla a bisel, de 16 cm de diámetro. Por encima de la banda y los rodetes está el manto, ajustado sobre una cofia, alta en la nuca, en el que están finamente labradas las arrugas. El borde del manto se levanta un poco en el centro de la frente y por los lados se ajusta a los rodetes, cubriéndolos en parte. Los ojos están solamente indicados, ya que la cara fue martilleada. Se ha podido reconstruir la nariz, boca y mentón que estaban en pedazos. Sobre el pecho y en una altura de 19 cm. se desarrollan dos órdenes diferentes de collares. El inferior está compuesto por siete bullae o dijes, todos iguales salvo el central, que tiene una acanaladura, colgadas de un grueso cordón. Más abajo hay otro segundo collar con dijes, más grandes que los anteriores, de los que hay dos en forma de triángulo curvilíneo y tres mayores, con la parte inferior semicircular. De estos últimos el central va decorado con una acanaladura. Se puede postular por paralelos (como los collares del Tesoro de Aliseda (Cáceres)), que estas bullae o dijes eran de metal, seguramente precioso.
Por encima de estos collares hay otros dos, el superior, más cercano al cuello, es una sarta de cuentas de tres formas, en oliva, esféricas y planas, que se ensartan por este orden: oliva, esférica plano, esférica, oliva. Más abajo, sobre el pecho hay otro collar de cuentas algo más grandes, compuesto por una sarta de cuentas esféricas, separadas por dos cuentas planas. Estos dos collares deberían de ser de cuentas de pasta vítrea, que aparecen muy a menudo en las excavaciones de Lucentum (Alicante).
Estilísticamente la Dama del Cabezo Lucero resulta formalmente un poco más arcaica que las de Baza, Cerro de los Santos y Elche, con unas características más ibéricas, frente a la de Elche, más helenizante. En cuanto a cronología, el yacimiento no sobrepasa el 300 a. C., y su florecimiento se emplaza entre el 430 y el 350 a. C. en líneas generales. Parece posible darle una fecha entre el 400 y el 370 a. C.
Su contexto es funerario. En efecto, este hallazgo se acompaña de otros testimonios de escultura relativos a animales (grifos, toros...), comparables a los de otras necrópolis ibéricas del sureste y de Andalucía occidental que ratifican la existencia de una necrópolis aristocrática en Cabezo Lucero.
Dama de Guardamar | ||
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![]() | ||
Material | Caliza | |
Altura | 50 cm | |
Período | Arte ibérico | |
Procedencia | Yacimiento de Cabezo Lucero | |
Fecha | Siglo IV a.C. | |
Ubicación actual | Museo Arqueológico de Alicante |
El León de Coy es una escultura de un león labrada en una piedra blanca (caliza), conocida también como Bicha de Coy.
Descripción[editar]
La pieza del siglo iv a. C. hallada en la necrópolis ibérica de La Fuentecica del Tío Carrulo por Santos Sánchez Valera (Coy, Lorca); debió de ser parte de un monumento ibérico del tipo conocido como de "Pilar Estela" consistente en un pódium de dos o tres escalones y un pilar central que sustenta un capitel y sobre el mismo una figura de un animal de la mitología ibérica de la época. El león aparece sentado con la cabeza al frente y las patas delanteras extendidas hacia delante. El cuerpo voluminoso está animado mediante grandes incisiones que marcan las costillas y la caja torácica.
Función[editar]
En cuanto a su función no se sabe con seguridad por qué se hacían este tipo de esculturas. Lo más difundido es su relación con el mundo funerario, serían algo parecido a los "guardianes de las tumbas". También pueden ser símbolo de fuerza, potencia prestigio y poder personal.
Simbología[editar]
La estatuaria ibérica de animales refleja animales reales (leones y toros en su mayoría) o simbólicos (esfinges, grifos), que son las famosas bichas, llamadas así por los habitantes del lugar donde han aparecido. Su tipología es la conocida en los territorios que bordean la zona del Mediterráneo oriental y se les atribuye carácter sagrado como protectores del hombre, tanto de los vivos como de los difuntos, correspondiendo su área de expansión por los datos de que disponemos hasta ahora al sector ibérico del sur peninsular.
Este tipo de monumentos es común por el SE, en concreto en las provincias de Alicante, Albacete, Sur de Valencia y Murcia y se encuentra en necrópolis sitas junto a vías de comunicación.
La escultura actualmente se encuentra en el Museo de Arqueología de Murcia y constituye una de las piezas más valiosas del museo.
En el Museo Arqueológico Municipal de Lorca puede verse una recreación y una miniatura en el Centro de interpretación etnológico y arqueológico de Coy.
León de Coy | ||
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![]() León de Coy | ||
Creación | Siglo iv a. C. | |
Ubicación | Museo de Arqueología de Murcia | |
Estilo | Íbero | |
Material | Piedra caliza |
La leona del Zaricejo es una escultura ibérica hallada por José María Soler en el valle del Zaricejo, en Villena (Alicante), a principios de 1968. No es posible asegurar si en el valle hubo un poblado o una necrópolis de incineración, pero se trata, en todo caso, de un yacimiento de llanura que por los manteriales hallados —cerámicas grises, con pintura geométrica y de barniz negro, fusayolas, molinos, etc.— puede datarse del siglo IV a. C. y está situado a los pies de cerro de Terlinques, donde existió un poblado de la Edad del Bronce.1
La figura es de piedra blanquecina, con pátina rojiza. Se distingue de otras esculturas parecidas por la curvatura antianatómica de su mandíbula superior, mediante la cual quizás se quiso expresar la fuerza con que apretaba algo entre sus dientes. No se conserva en su totalidad, sino un gran fragmento de 34 cm de longitud, 23 de anchura y 34 de altura. Dado que se halló colocada sobre unas piedras, probablemente estaba situada sobre un pedestal defendiendo la entrada de la necrópolis, práctica muy común por parte de los íberos. En la actualidad la pieza está conservada en el Museo Arqueológico de Villena.
El Lobo de El Pajarillo, o Cabeza de lobo de El Pajarillo, es una escultura de piedra caliza que representa la cabeza de un lobo y que forma parte del conjunto escultórico de El Pajarillo, que data de la primera mitad del siglo iv a. C., que fue esculpida por los iberos y cuyo hallazgo se produjo en el Cortijo El Pajarillo, situado en la pedanía de Cabritas, localidad de Huelma, provincia de Jaén, Andalucía.1 La pieza se expone de forma permanente en el Museo Íbero de Jaén, Andalucía.
Características[editar]
Se trata de una escultura de un lobo en actitud agresiva y amenazante, como se deduce al comprobar que tiene las orejas inclinadas hacia atrás, el hocico arrugado y la boca entreabierta.
Lobo de El Pajarillo | ||
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![]() Escultura | ||
Material | Piedra caliza | |
Tamaño | 96 x 54 x 54 cm | |
Civilización | Íberos | |
Descubrimiento | 1975 | |
Procedencia | Huelma, Jaén | |
Fecha | Siglo iv a. C. |
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