domingo, 6 de agosto de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA

La estela de Luriezo es una estela cántabra discoidea de 136 centímetros de diámetro y 20 de grosor hallada en el pórtico de la iglesia de Luriezo (CantabriaEspaña). Está datada entre el siglo I a. C. y el siglo I d. C.

La estela destaca por indicar que dos hermanos, Ambatus y Doiderus, se la dedican a su padre Ambatus Pentoviecus, hijo de Pentovius, del clan de los Ambati. Esto ha sido argumento y objeto de estudio al tratar la sociedad cántabra, en especial la estructura familiar, al verse de qué manera se aplicaban los nombres (sistema equivalente al de nombre y apellidos de hoy). En ella, escrito en letras latinas de 11 cm de alto, pone lo siguiente:

MON AMBATI PENTOVIECI AMB ATIQ PENTOVI-F-ANN LX HOC MOM POS AMBA TUS ET DOIDERVS F SUI.

Esto, en castellano, vendría a ser lo siguiente:

Monumento de Ambato Pentovieco, de los Ambáticos, hijo de Pentovio, de 60 años. Sus hijos Ambato y Doidero pusieron este monumento.

En el muro del cementerio de este pueblo, situado junto a la iglesia, hay otro fragmento de una probable estela.


Estela de Luriezo
Localización
PaísBandera de España España











La estela de Zurita es una estela cántabra discoidea gigante hallada en Zurita (municipio de PiélagosCantabria). Es un disco de piedra arenisca labrada con bajorrelieves de dos metros de diámetro. Es prerromana; está datada entre finales del siglo i a. C. y principios del siglo i d. C., no sabiéndose si se trata de un monumento genuinamente cántabro o de una Cantabria escasamente romanizada; en cualquier caso la factura es tosca y no presenta signos de romanización. Se ha relacionado constantemente con la religión de los antiguos cántabros, y ha servido de argumento para diversas hipótesis acerca de la existencia en Cantabria de diversas costumbres celtíberas o de formas similares de las mismas. Forma parte del escudo del municipio, aunque se sabe que fue transportada a Zurita desde otro lugar, probablemente desde el valle de Buelna, cuyas estelas gigantes presentan grandes similitudes con la de Zurita.

Actualmente, es propiedad del Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, con sede en Santander.

Descripción[editar]

Uno de sus lados representa entre círculos concéntricos un caballo y dos guerreros armados que parecen estar cubiertos con pieles de animales. Tras estudiar detenidamente los detalles de esta escena, se cree que puede estar relacionada con la costumbre de algunos pueblos prerromanos que realizaban sacrificios de caballos a modo ritual. Tras realizar un calco de las extremidades inferiores del animal, se observó que parece tener atadas las patas entre sí, además situar los cascos de las mismas un poco por encima del suelo. Este dato unido a la posición de su cuello y cabeza, ligeramente echada hacia atrás, hacen pensar que el caballo intenta recular, circunstancia determinante para interpretar esta escena apoyada perfectamente en las fuentes clásicas. Según citaban Horacio (Carmina III, 4, 34) y Silio Itálico (Púnica III, 360) una de las tribus cántabras más conocidas, los concanos, se enfervorizaban al tomar sangre de caballo, dándoles vigorosidad y fuerza. Encontramos símiles de este tipo de muertes citadas por Estrabón (III, 3, 7) en los pueblos del norte de Lusitania y una curiosa cita según Plutarco (Plut. Quaest. Rom. 83) en la que hace referencia a que la paz entre los bletonenses se sellaba con la muerte de un hombre y un caballo. Curiosamente, esta escena podría coincidir con el plano superior de la estela.

En un plano inferior se observa un guerrero muerto siendo devorado por un buitre. Esta última escena está asociada tanto al culto solar de tradición celta como al séquito de una deidad de la guerra, y se repite en otros monumentos, como en ciertas cerámicas de Numancia; en este caso representaría una costumbre prerromana por la cual se dejaban los cuerpos de los guerreros caídos en combate sin enterrar, como muestra de honor. De esa manera los buitres llevarían al hombre al Cielo. El otro lado, también entre círculos concéntricos contiene unos motivos geométricos de simbología astral, representando cuatro lunas crecientes. Probablemente, se tratase del paraíso al cual llegaría el guerrero.













El Oso de Porcuna, que data del siglo I a. C., es una escultura de la época ibera, concretamente esculpida por el pueblo Túrdulo, y que fue encontrada en 1926 en un yacimiento arqueológico en Porcuna, antigua ciudad íbera llamada Ipolca, actual municipio de la provincia de Jaén, en Andalucía (España).

El oso, un animal de tipo funerario, está sentado y tiene levantada la pata delantera izquierda, que apoya sobre una herma.La herma está peinada con mechones curvos. Debido al paso del tiempo la cabeza humana no se encuentra en buen estado de conservación, pero todavía se pueden apreciar, los ojos y las cejas muy marcados, así como la boca, también se aprecian la forma de las orejas.

Esta pieza está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid desde el año 1928 junto a diversas esculturas del periodo ibérico, y tiene el número de inventario 33195.


Oso de Porcuna
CreaciónSiglo i a. C.
UbicaciónM.A.N.MadridBandera de España España
EstiloIbero
MaterialPiedra caliza
DimensionesAltura: 79 cm
Longitud: 70 cm
Anchura: 32 cm









El Toro de Ronda es una escultura ibero - romana datada en el siglo i a. C., y encontrada en los alrededores de la localidad malagueña de Ronda (España). La obra está realizada con estética ibera, pero con temática romana, lo que la convierte en una pieza clave para entender el proceso romanización de la península ibérica.

Escultura[editar]

La escultura fue encontrada en los años 20 en circunstancias desconocidas - parece ser que formaba parte del muro de un cortijo1​ - y conservada por el vicecónsul británico de Jerez de la Frontera, el capitán Guy Digwall-Willians.

Está realizada sobre un único bloque de piedra caliza tallado a escuadra. mide 33,5 cm de longitud. Representa un torito en pie sobre un pedestal, con un remarque exagerado tanto de los ojos como de los pliegues del cuello. Las patas son exageradamente robustas para dar estabilidad a la escultura. Sobre el lomo del toro hay una cinta con flecos que ha sido interpretada como un dorsuale romano, es decir, un ornamento con el que se consagraban los animales que iban a ser sacrificados a una divinidad.2

El tallado es bastante tosco y la obra resulta de gran pesadez estética. Esto es debido en parte a la mala calidad de la piedra utilizada, ya que puede comprobarse que las partes en las que el artista ha probado a hacer un tallado más refinado - los cuernos y los flecos del dorsuale- la piedra se ha partido.3

Interpretación[editar]

La obra presenta claros rasgos de las representaciones zoomorfas de la escultura ibérica, como lo exageradamente marcados que se representan los ojos y los pliegues del cuello. Además el estilo general y la forma de la obra indica que fue realizada sin duda por artistas indígenas.4

Lo interesante es que la presencia en el lomo del dorsuale representa sin lugar a dudas que la temática es un sacrificio romano, probablemente una suovetaurilia (el sacrificio de un cerdo, una oveja y un toro). Esto indica la aceptación por parte de ciertos sectores de la población ibera de rituales, mitos e ideología romana, y nos permite comprobar el avance de la romanización.5

Se han encontrado indicios de que en el Ara de Palermo y en el Templo de Vesta, se pudieron realizar ofrendas a la divinidad por medio de esculturas similares al toro de Ronda. Ello llevaría a interpretar esta escultura como una ofrenda votiva que se colocaría en la puerta de un templo o un santuario, sustituyendo al sacrificio en sí.

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