miércoles, 9 de agosto de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA

La imagen de Santa María de Roncesvalles es una talla gótica1​ de madera policromada cubierta con plata elaborada en Toulouse en la primera mitad del siglo XIV y representando a la Virgen María sedente mirando a un Niño Jesús sobre su pierna izquierda, sostenido con el brazo izquierdo, que busca también la mirada de la madre. La composición rompe con las habituales donde tanto madre como hijo son mostrados impasibles en actitudes frontales y simétricas con María sirviendo de asiento a Jesús. El trono se asienta sobre una peana adornada con cinco relieves donde se muestra a San Miguel luchando con el dragón, a San Pedro y San Pablo, y dos ángeles ceroferarios mostrando todos estos relieves un marco formado por aquerías apuntadas trilobuladas.

Está conservada en la iglesia de la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles. Dado su excepcional valor «fue declarada Bien de Interés Cultural por decreto foral 65/1999, de 1 de marzo» estando igualmente «valorada como pieza clave del arte y la devoción en Navarra y Baja Navarra (Francia).»2

Un primer plano de la escultura donde se aprecian los relieves de su peana.
Vista de la Colegiata desde el Alto de Ibañeta

Talla[editar]

Es una talla de 90 cm de altura que fue elaborada en madera recubierta con una fina chapa de plata. La corona, colocada en 1960, mide 11,5 cm y las dimensiones de la peana son de 8 x 24 x 39 cm. Está elaborada con madera tallada y policromada «recubierta con chapa de plata en su color y plata dorada, filigrana de plata, piedras preciosas y semipreciosas, y vidrio coloreado en cabujón. De estilo gótico y autor desconocido, si bien se sabe que pertenece a la escuela francesa y ha sido realizada en Toulouse (Francia).»2

En la parte dorsal del trono se encuentra la siguiente inscripción medio borrosa: "...[fec]it fieri Thole ad ho[norem]..." (en español, "...mandó que se hiciese en Toulouse en honor..."). Se sabe que existían fuertes vínculos entre el Hospital de la Caridad de Roncesvalles y aquella ciudad francesa. Para la profesora Fernández-Ladreda, especialista en imaginería mariana navarra, la autoría se podría vincular al maestro de Rieux, aunque faltan indicios fehacientes además de faltar composiciones similares que sustenten la idea. Por otro lado el encargo de la obra lo pudo hacer el prior de Roncesvalles García Ibáñez de Viguria (1327-1346), figura que promovió también el claustro del desaparecido hospital y la sala capitular conocida como la Capilla de San Agustín, en donde está enterrado.3

Siendo una obra francesa de la primera mitad del siglo XIV resulta una pieza mixta excepcional «pues en Francia la moda de las imágenes lígneas recubiertas con metal se extingue con el románico.»4​Parece ser que, aún siendo una obra gótica «se tuvieron más en cuenta los gustos y modas del país destinatario que los del productor.»56

La innovación de la composición, «respecto a las tallas marianas navarras anteriores», radica en «la posición de la cabeza y la de las piernas» que hasta entonces «se mantenía siempre frontal y erguida con la mirada fija ante ella y las piernas paralelas o convergentes» rompiendo así una «frontalidad y simetría de la figura de María, no vista en la imaginería mariana navarra» anterior a esta obra.57

Restauraciones[editar]

En 2010, coincidiendo con Año Jacobeo y con el 50 aniversario de la coronación canónica la escultura fue sometida a varias tareas de restauración.8

Imágenes derivadas[editar]

Como ocurre con otras efigies marianas medievales de Navarra, la Virgen de Roncesvalles dio paso a otras claramente inspiradas en ella como la Virgen de Janáriz, de Lizoáin, actualmente conservada en la Iglesia de Santiago de Pamplona (en la Chantrea).910​Otros casos se encontrarían en las imágenes marianas de «Artanga (Urraúl Alto), Turrillas (Izagaondoa) y Urroz de Santesteban (Alto Bidasoa).» A todas ellas se añadiría la Virgen del Tesoro (Roncesvalles) que «es la única que ha conservado los dos rasgos más excepcionales del modelo: la cubierta metálica y la decoración figurada del trono.»11

Imagen de la Virgen de Roncesvalles presidiendo el altar de la iglesia de la Colegiata

Leyenda[editar]

Su leyenda está vinculada al Camino de Santiago. En líneas generales la historia narrada, similar a otra leyendas marianas, se basa en la aparición milagrosa de la talla cuando un pastor, bebiendo agua de una fuente, observó a un ciervo cuya cornamenta se iluminó con pequeñas estrellas revistiendo la escena de un hálito sobrenatural que movió al pastor a acercarse al animal. En el momento de aproximarse sonó una música angelical dejando impresionado al pastor que corrió a compartir la noticia con sus vecinos. Durante varias noches seguidas se repitió la escena pero esta vez en presencia de los curiosos vecinos que, alterados por lo vivido, decidieron contárselo al obispo de Pamplona. El prelado, que lo recibió, no dio crédito al relato hasta que, una vez acostado, fue despertado por una figura angelical que le confirmó la autenticidad del relato del pastor. Movido por todo ello, y acompañado de una comitiva, se presentó en el lugar de los hechos y ordenó excavar junto a la fuente. La sorpresa vino cuando apareció la imagen de plata de madre e hijo reluciendo bajo la luz de las antorchas.121314​ Existe en Roncesvalles una Fuente de los Ángeles cercana a la colegiata que, según afirma la tradición, se corresponde con el lugar donde se desarrollaron estos acontecimientos.

Veneración[editar]

Santa María de Roncesvalles, nombrada a menudo como la Reina del Pirineo,1516171819​ cuenta con el mayor número de cofrades de Navarra. En la primavera, durante varios domingos sucesivos, recibe numerosos romeros de las localidades españolas cercanas, y en septiembre otro tanto con las localidades francesas.20

La imagen fue coronada canónicamente el 8 de septiembre de 1960.21​Ha sido una figura estudiada abundantemente y «es la imagen navarra de la que se conservan descripciones más antiguas.»


Santa María de Roncesvalles

Talla gótica de Santa María de Roncesvalles
Origen
PaísBandera de España España
LocalidadReal Colegiata de Santa María de Roncesvalles
SantuarioReal Colegiata de Santa María de Roncesvalles
Datos generales
VeneraciónIglesia católica
Festividad8 de septiembre
Patrona dePeregrinos jacobeos
Fecha de la imagenSiglo xiv
EstiloArte gótico









El Santo Cristo de Finisterre es la escultura de un crucifijo, situada en el santuario de Nuestra Señora de las Arenas, en el pueblo de Finisterre, en el municipio del mismo nombre, en la provincia de La Coruña (Galicia, España). También se le conoce con el nombre de Santísimo Crísto de Fisterra o Santo da Barba Dourada.

Características[editar]

El Santo Cristo de Finisterre es una talla medieval, de estilo gótico que, según Benjamín Trillo (1983:32), ya en el año 1340 debía gozar de gran fama. La escultura tiene un gran realismo. La imagen mide más de dos metros de altura y está enclavada en un madero con gajos pintado de verde. Representa a Cristo justo después de su muerte en la cruz. Su estructura interna es de madera, conformando una estructura ósea recubierta por lino y otros tejidos cubiertos a su vez de piel de camello. Esto le confiere un gran realismo. El pelo, las uñas y las pestañas son de persona. El escultor, absolutamente desconocido, muestra un gran conocimiento sobre el comportamiento de la sangre sobre el cuerpo humano. Representa a la perfección cómo escurre por la piel. Además, debía tener un gran conocimiento anatómico, pues las heridas se muestran con magulladuras, marcas de necrosis y un indicio de la marca verde abdominal.

Sobre la postura de la imagen, el escultor eligió que la cabeza del santo cayera sobre el pecho, con los ojos cerrados y expresión dramática, con la boca abierta y las manos rígidas. Todo ello son símbolos evidentes del dolor. La larga melena cae sobre el lado derecho de un torso esquelético y lleno de heridas y magulladuras, fruto de la pasión. Los pies muestran una postura un tanto antinatural pues parece que el escultor tuvo que forzar un poco la posición para que quedaran sujetos por un solo clavo.

Historia[editar]

La leyenda dice que el Santo Cristo fue esculpido por Nicodemo, testigo directo de la Pasión de Cristo, quien elaboró también las tallas de Orense y Burgos, ambas de similares características. Se dice que viajaba en un barco holandés o inglés, que al pasar por las costas de Finisterre se vio rodeado por una tempestad que a punto estaba de hundir la nave. Para liberar peso, los tripulantes tiraron varios objetos, entre ellos el Santo Cristo. Cuando la talla alcanzó el agua, la tormenta cesó al instante, siendo interpretado como un presagio de que el santo quería pasar el resto de su existencia en el fin del mundo. Se dice que arribó a la Playa de Cabanas, a los pies del Cabo de Finisterre, justo sobre la losa que antaño había sido el Ara Solis y que Santiago Apóstol había destruido y arrojado monte abajo. Sobre esa misma losa, San Guillermo de Finisterre había derramado vino tinto, quedando las marcas indelebles que aun hoy pueden observarse. La simbología es clara: la talla aparece sobre el Ara Solis, cristianizando el mito del sol como protagonista de la muerte y resurrección. En los tiempos cristianos es Jesús la luz del mundo (Ego sum lux mundi), que muere y resucita por el bien de la Humanidad. Además, el vino es una clara alegoría de la sangre de Cristo, empleada desde la Biblia.1

Versiones populares consideran que el Cristo original fue enviado a Orense junto a un finisterrano llamado Vasco Pérez Mariño que fue obispo de aquella diócesis. Así, el Cristo que se custodia en Finisterre sería una copia. Otras versiones populares afirman que fue al revés: que el obispo hizo en Orense una copia de su amado Cristo de Finisterre, pues quería dotar a la ciudad de su diócesis de una imagen de igual belleza. Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre qué versión es la auténtica, pero a pesar de todo, la fama del Santo Cristo no deja de aumentar.2

Las leyendas dicen que le crece el pelo y la barba, y por eso se le llama el Santo da Barba Dourada. Existen multitud de cantigas que remiten a esta tradición: Santo Cristo de Fisterra,/Santo da Barba Dourada,/veño de tan lonxe terra,/santo por che ve-la cara. Por otra parte, se le atribuyen a la imagen características milagrosas, como que cura a los enfermos o protege al pueblo de las inclemencias. Por ello se sacó en procesión un par de veces durante el pasado siglo para hacerle solicitudes públicas. Exceptuando esas contadas ocasiones, se cree que la imagen no ha bajado de su retablo más de una decena de veces en toda su historia. La última, en primavera del 2008 para ser restaurada. La restauración, a cargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Galicia no varió para nada la forma original de la imagen.

Retablo y pintura de Jerusalén[editar]

La imagen se halla en un retablo barroco, obra del escultor Romay, de gran profusión decorativa. El ornato corre a cargo de elementos como columnas salomónicasparras y elementos vegetales, así como querubines en posición de vigilancia; todo ello pintado en dorado y verde oscuro.

Tras el Cristo se halla una pintura que representa a Jerusalén, de estilo semejante al renacentista y ejecutada sobre una chapa de madera y con varias capas de barniz que han oscurecido la composición. Representa una ciudad a lo lejos, con un sol a un lado y una luna al otro, simbología un tanto desconcertante que puede representar la muerte y la vida encarnadas en la figura de Jesús.

Culto[editar]

El día oficial de culto al Santo Cristo es el Domingo de Resurrección, día grande de la Semana Santa de Finisterre, y en el que se celebra en su honor la representación de la Resurrección de Cristo en el campo contiguo a la iglesia. Ese día los miles de romeros se acercan al templo a depositar a los pies de la imagen los exvotos y las oraciones pertinentes, algunas de ellas muy conocidas, como el Himno al Santo Cristo de Finisterre:

Finisterre, peñón gigante,/hincado en el hondo mar,/cuya cima se levanta/al cielo como un altar./Finisterre, costa brava,/que llaman de la muerte,/el Santo Cristo nos valga/para pasarla con suerte.

Por lo demás, los finisterranos celebran, en las semanas previas a la Semana Santa, la novena en honor al Cristo, y durante todo el año mantienen el culto a la imagen con fervor. Las rosas que decoran al Cristo durante la Semana Santa son enviadas a los hospitales.


Retablo del Santo Cristo de Finisterre

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