SIGLO XV EN ESPAÑA
El sitio de Barcelona de 1462 fue llevado a cabo en los inicios de la Guerra Civil Catalana por el rey Juan II de Aragón y su aliado Gaston IV de Foix al mando de las tropas enviadas por el rey de Francia Luis XI en virtud del Tratado de Bayona y tras haber levantado el asedio de la Força Vella de Gerona. Al no conseguir rendir la ciudad de Barcelona, al frente de la cual estaban las instituciones catalanas rebeldes encabezadas por el Consell del Principat, y ante la inminente llegada de las tropas castellanas enviadas por el rey Enrique IV, recientemente proclamado nuevo soberano de Cataluña, levantaron el cerco y se dirigieron a Villafranca del Panadés y más tarde a Tarragona.
Sitio de Barcelona de 1462 | ||||
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Parte de Guerra Civil Catalana | ||||
Barcelona en 1563. | ||||
Fecha | 13 de septiembre - 3 de octubre de 1462 | |||
Lugar | Barcelona | |||
Coordenadas | 41°24′07″N 2°10′00″ECoordenadas: 41°24′07″N 2°10′00″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria «rebelde» | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Antecedentes[editar]
Después del levantamiento del asedio de la Força Vella de Gerona en julio de 1462 el ejército de Gastón IV de Foix, yerno de Juan II, se dirigió a Barcelona para iniciar su asedio, aun a costa de dejar desguarnecido el Rosellón y el Ampurdán. Como ha señalado Jaume Vicens Vives, «el campo realista consideraba que una vez sometida la capital catalana el resto del país caería en sus manos como breva madura».1
El ejército de Gastón de Foix salió de Gerona en dirección a Barcelona el 1 de septiembre y el día 4 pasaba junto a Hostalric sin detenerse en asediar la villa. En su avance hacia el sur fue hostigado desde la costa por el ejército de la Diputación del General de Cataluña, al mando del conde de Pallars, que evitó un choque frontal dada su notable inferioridad e intentando conseguir llegar a Barcelona intacto para ayudar en su defensa. El 9 de septiembre el ejército francés arribaba a Montcada, la llave de entrada del Llano de Barcelona, después de haber pasado por San Celoni, Granollers y Montmeló. Tras tomar el castillo de Montcada instaló su campamento en Sant Andreu y el día 12 llegó allí el rey Juan II procedente de Martorell y San Cugat del Vallés y se reunió con su esposa y su hijo después de casi un año de separación.23
Previamente en el mes de agosto el Consell del Principat había tomado una decisión de enorme trascendencia: deponer al rey Juan II, a su esposa y a su hijo ―siguiendo, entre otras, las ideas del dominico Joan Cristófor de Gualbes que defendía la tesis de que la “res publica” estaba por encima del príncipe y que por tanto podía ser depuesto en caso de la tiranía― y ofrecer la corona al rey Enrique IV de Castilla, como jefe de la rama principal de los Trastámara que desde el compromiso de Caspe también reinaba en la Corona de Aragón.1 Como ha señalado Carme Batlle, Enrique IV era «el único aliado posible» tras el pacto sellado entre Juan II y Luis XI.3
El asedio[editar]
El mismo día 12 de septiembre en que Juan II se unió a las tropas de Gaston de Foix en Sant Andreu tenía lugar en Barcelona la solemne proclamación de Enrique IV de Castilla como el nuevo soberano del Principado. El 13 o el 14 de septiembre se inició el asedio de Barcelona, en el que participaron unos siete u ocho mil hombres entre los asediadores y unos cinco mil entre los defensores de la ciudad,4 pero el 3 de octubre hubo que levantarlo ante el fracaso de los sucesivos intentos de tomar Barcelona y ante la inminente llegada de los refuerzos castellanos lo que los pillaría entre dos fuegos. Las tropas realistas entonces se dirigieron por San Cugat del Vallés y Martorell ―que no pudieron tomar― a Villafranca del Panadés que ocuparon y saquearon el 9 de octubre tras fuertes combates y después a Tarragona que fue tomada el 31. Poco antes, el 24 de octubre,5 habían llegado a Barcelona Juan de Beaumont y Ximénez de Arévalo como lugartenientes generales del Principado en nombre de Enrique IV. En aquel momento los realistas solo controlaban Gerona y Tarragona y algunas plazas fuertes mientras que la mayor parte Cataluña se mantenía fiel a la Diputación del General y al Consell del Principat.67 Por esta razón el rey y el conde de Foix decidieron buscar refugio en el reino de Aragón que permanecía fiel a Juan II y el día 12 de noviembre llegaban a Balaguer después de pasar por Montblanch.
La batalla de Seminara enfrentó el 28 de junio de 1495 a las tropas de España, que abrían un nuevo frente en Calabria, y de Francia en el marco de la llamada Guerra italiana de 1494-1498.
Batalla de Seminara | ||||
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la Guerra italiana de 1494-1498 Parte de Guerras italianas | ||||
Batalla de Seminara | ||||
Fecha | 28 de junio de 1495 | |||
Lugar | Seminara | |||
Coordenadas | 38°20′00″N 15°52′00″ECoordenadas: 38°20′00″N 15°52′00″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria francesa | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Contexto[editar]
En abril de 1495 los Reyes Católicos enviaron un ejército expedicionario a Nápoles que al mando del capitán Gonzalo Fernández de Córdoba el 24 de mayo desembarcaba en Calabria con 2.000 infantes y 300 jinetes ligeros.
Las tropas francesas, al mando de Bérault Stuart d'Aubigny, eran superiores en número, especialmente en caballería, por lo que el comandante español decidió evitar una batalla campal y desarrollar una campaña de guerrillas para desgastar a su enemigo e impulsar un levantamiento en la campaña. Aprovechaba así al máximo las características del terreno y la experiencia de sus hombres obtenida en la Guerra de Granada.
La táctica rindió pronto sus frutos y acompañada de un eficaz uso de la artillería le permitió a Córdoba tomar Fiumara, Santa Ágata y el 6 de junio la de la plaza de Seminara. Por su parte, Stuart reagrupó sus fuerzas y reforzadas por las estacionadas en Basilicata al mando de Precy (principalmente infantería suiza), y tropas al mando de los hermanos François e Ivo D'Allegre, marchó sobre Seminara.
Decidido a forzar a los españoles a presentar batalla, Stuart los acusó públicamente de cobardía. La estrategia tuvo éxito y pese a los consejos de Gonzalo Fernández de Córdoba quien aconsejaba retirarse a una plaza fuerte o en su defecto encerrarse en Seminara hasta tanto formase una opinión adecuada tanto de las fuerzas enemigas como de los voluntarios napolitanos en su propio ejército, su superior Fernando II, herido en su orgullo, ordenó enfrentar a los franceses.
La batalla[editar]
El 21 de junio Córdoba desplegó las tropas aliadas en unas colinas a una legua al este de la plaza, dominando el tramo vadeable del río Petrace. Ubicó en su flanco derecho mil infantes y cuatrocientos jinetes españoles y en el izquierdo a los seis mil voluntarios napolitanos y calabreses de Fernando II.
Stuart enfrentó el vado formando a su izquierda la caballería francesa, que «consistía en unos cuatrocientos caballos de línea y doble número de los ligeros»,1 y en su flanco derecho a los piqueros suizos, dejando como reserva a su retaguardia las tropas del país.
Los franceses iniciaron el cruce recibiendo el ataque de la caballería ligera española fuerte en 400 hombres, que consiguieron momentáneamente desorganizarlas. Stuart y Precy consiguieron reorganizar sus filas mientras los españoles retrocedían a sus posiciones para reagruparse y volver a la carga.
Sin embargo, la inexperta infantería napolitana interpretó el repliegue táctico como huida y fugó del campo de batalla perseguidos por destacamentos de caballería. Al caer muerto su caballo, el rey Fernando mismo quedó atrapado bajo el animal y salvó su vida gracias al caballero Juan de Altavilla que lo rescató y le cedió el suyo, muriendo en la acción.1 Viendo la dispersión de sus aliados, Córdoba ordenó entonces la retirada, que sus tropas ejecutaron en orden marchando a Seminara cubiertas por la infantería española, para partir al día siguiente a Regio de Calabria. Por su parte, Stuart, quien se encontraba enfermo, dejó en una litera el campo apenas vio decidida la acción, perdiendo los franceses la oportunidad de definir la campaña.1
Consecuencias[editar]
Tras su primer y única derrota en batalla, Fernández de Córdoba abandonó las plazas ocupadas y se refugió con sus tropas en Regio tras la protección de sus murallas y de la potente flota aragonesa, mientras que Fernando II se trasladaba a Sicilia en busca de refuerzos.
Aprovechando las enseñanzas de su derrota, Córdoba hizo modificaciones en la composición y organización de sus tropas. Sustituyó a los ballesteros por arcabuceros y redujo el número de jinetes ligeros para dar mayor relevancia a la infantería, a la que dotó de una nueva organización mediante coronelías. Creó también pequeñas unidades de caballería pesada y fortaleció su artillería. Está formación fue la base de los tercios españoles.
Por lo que respecta a su táctica, confirmó su decisión de evitar batallas campales y volvió a la guerra irregular, de desgaste y hostigamiento del enemigo. Tras varios golpes menores Córdoba se adueñó de Muro, Calanna, Bagneza, Esquilace y Sibari, y para finales de año se hallaba en posesión de todo el sur de Calabria.
La batalla de La Rochelle de 1419 (también llamada segunda batalla de La Rochelle) fue un enfrentamiento entre una flota castellana y otra flamenco-hanseática que tuvo lugar el 30 de diciembre de 1419 frente a la ciudad de La Rochelle.45 En su momento, la batalla llamó la atención por el uso de armas de fuego por parte de la flota castellana.
Batalla de la Riccardina
Batalla de la Riccardina | ||||
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Fresco de la batalla en el castillo de Malpaga. | ||||
Fecha | 25 de julio de 1467 | |||
Lugar | Molinella, provincia de Bolonia | |||
Resultado | Indeciso | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La batalla de la Riccardina o de la Molinella tuvo lugar el 25 de julio de 1467 durante el asedio de la localidad de Molinella por los boloñeses. Fue una de las principales batallas desarrolladas en tierras italianas en el siglo XV.
De un lado estaban 14.000 infantes y caballeros, comandados por Bartolomeo Colleoni, que en esta ocasión servía, no a los intereses venecianos, sino que se había coaligado con Borso d'Este, duque de Ferrara, y con los señores de Pésaro, Forlì y algunas de las familias emergentes de Florencia.
Del otro lado estaba un ejército de unos 13 000 hombres reunidos por Pedro de Cosme de Médici, aliado con Galeazo María Sforza, señor de Milán, Giovanni Bentivoglio, señor de Bolonia y, finalmente, el rey español Fernando II de Aragón. Comandaba las tropas Federico da Montefeltro.
La batalla no tuvo un vencedor claro. Es famosa por el empleo masivo por primera vez de las armas de fuego y de la artillería.
Un gran fresco, hoy en día bastante deteriorado, se encuentra en el patio del castillo de Malpaga, en Cavernago, provincia de Bérgamo, atribuido a Romanino.
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