HISTORIA MEDIEVAL - IMPERIO ALMOHADE CONTINUACIÓN
Resistencia y descalabro en al-Ándalus[editar]
Tras las campañas en el Magreb, el califa pudo pasar por fin a al-Ándalus en la primavera del 1190.95100 Firmó una tregua con los castellanos y, al tener una vigente con los leoneses, se dedicó a combatir a los portugueses.110 Envió fuerzas a correr las tierras de Silves y Évora mientras que, con el grueso del ejército, marchó a tomar Torres Novas.110 Luego sufrió una leve derrota en Tomar y volvió a Sevilla a finales de junio.110 En abril del 1191 partió a recobrar Alcácer do Sal, que conquistó en junio.110 Tras desmantelar una serie de castillos portugueses (Palmada, Coina y Almada) cercó Silves, que cayó en su poder a finales del mismo mes de junio.110 Los portugueses se avinieron entonces a firmar una tregua.110 En octubre del 1191 y tras firmar treguas, que debían durar hasta el 1195, con castellanos y leoneses, volvió al Magreb.95
Abu Yúsuf Ya'qub retornó a la península ibérica en junio del 1195, porque había caducado la tregua firmada con los castellanos y estos habían retomado con decisión sus incursiones.108 Infligió a los cristianos una aplastante derrota en la batalla de Alarcos el 18 de julio; el rey castellano no esperó a los refuerzos navarros y leoneses prometidos, atacó a los musulmanes y resultó derrotado.919578 Las fuerzas almohades se apoderaron de Alarcos y de una serie de plazas cercanas.111nota 4 El califa se negó a hacer la paz con los castellanos, y realizó aceifas contra ellos en 1196 y 1197.11278 Contó con la colaboración de los leoneses y con los ataques simultáneos de Navarra y Aragón contra Alfonso.11178 En la primera campaña, tomó Montánchez, ocupó Trujillo y Santa Cruz y rindió Plasencia.11178 No pudo, sin embargo, tomar Talavera, Maqueda ni Toledo.92 En el 1197 realizó una cabalgada similar, aunque algo más extensa (llegó a pasar por las tierras de Madrid, Alcalá de Henares, Guadalajara, Huete, Cuenca y Alarcón, antes de retornar por Jaén).9278 Las incursiones almohades sirvieron principalmente para eliminar los puestos avanzados castellanos en La Mancha, ya que en el Tajo se les resistieron muchas plazas.78 La actividad de los Banu Ganiya le impelió finalmente a pactar con los castellanos, aunque no con los leoneses, abandonar la campañas y volver a Sevilla.113 De allí pasó de nuevo al Magreb en abril del 1198, ya enfermo, donde murió en enero del año siguiente.91 Ascendió al trono califal su hijo Muhámmad an-Násir.91
Durante el reinado de este, quedó patente la incapacidad almohade para enfrentarse a la vez a los Estados cristianos peninsulares, a sus rivales magrebíes y a las revueltas en su territorio.91 En el 1200, en Ifriquiya los almohades solo conservaban Túnez y Constantina, el resto del territorio había quedado sometido a los Banu Ganiya, que vencieron a las fuerzas del califa en varias ocasiones.93 Para resolver el problema, las autoridades del califato decidieron atacar el territorio balear del enemigo: en el verano del 1202 enviaron una flota desde Denia que se hizo con Ibiza; al año siguiente, conquistaron Mallorca.114 Esto no desanimó a los Banu Ganiya, que continuaron sus avances en el Magreb oriental: en diciembre del 1203, despojaron a los almohades de Túnez.115 En febrero del 1205 el califa partió al frente de un ejército que infligió una grave derrota a Yahya ibn Ganiya en octubre; este tuvo que abandonar Túnez y otras ciudades y concentrar sus fuerzas en la defensa de Mahdía que, pese a todo, perdió el enero del 1206.115 El nuevo gobernador almohade, al que se le concedieron amplísimos poderes para acabar con los restos de los Banu Ganiya, fue el antepasado de la dinastía hafsí que luego se hizo con el poder en la región.115
En la península las treguas se respetaron fundamentalmente hasta finales de la primera década del siglo xiii. En mayo del 1211 el califa pasó a Sevilla y fue debelado al año siguiente en la batalla de Las Navas de Tolosa por una amplia coalición cristiana.116117 Esta derrota marcó la extensión de la debilidad en el califato.91 A los cristianos, les permitió retomar la repoblación de la submeseta sur, encargada, al igual que la defensa de la zona, a las órdenes militares.118nota 5 La victoria cristiana no tuvo grandes efectos inmediatos, no obstante, debido a la crisis en la que se sumieron Castilla y Aragón casi de inmediato, con la muerte de sus reyes y el advenimiento de menores de edad.120nota 6 Muhámmad an-Násir volvió enseguida al Magreb tras el descalabro,121 se encerró en el alcázar real y fue asesinado en él por sus cortesanos a finales de diciembre del 1213.122 Le sucedió un hijo de corta edad, Abu Yaqub Yúsuf II al-Mustánsir, que hubo de hacer frente a la pujante amenaza bereber de los benimerines.122
Apogeo[editar]
Abu Abdal·lah ibn Túmart había nacido en una tribu bereber, en el noroeste de Marruecos, en un ambiente muy austero donde destacó por su capacidad de estudio. Hacia los 18 años, emprendió un largo viaje de quince años por el mundo árabe que lo llevó a Córdoba, La Meca, Damasco y Bagdad entre otras grandes ciudades. De regreso a su ciudad natal de Sus, emprendió un movimiento de reforma religiosa apoyado en tres grandes pilares, y que sintetiza de manera original un gran número de influencias recibidas en el periodo anterior. Estos tres pilares son:
- La necesidad de desarrollar la ciencia y el saber para consolidar la fe
- La existencia de Dios, que le parece indudable y se percibe a través de la razón
- La absoluta unidad de Alá, radicalmente distinto de cualquiera de sus criaturas. Criticará la costumbre típica del islam occidental de asociar lo divino con lo terreno, dotando a Alá de atributos antropomórficos. Dios es un ente puro, casi abstracto, sin ningún atributo que lo acerque a nuestra realidad. Esta unicidad absoluta se reflejaba también en su manera de entender la comunidad islámica, que debía estar dirigida por un imam, con carácter de guía y modelo, a quien todos deben obedecer e imitar.
A pesar de los esfuerzos de los gobernantes, la dinastía almohade tuvo problemas desde un principio para dominar todo el territorio de al-Ándalus, en especial Granada y Levante, donde resistió durante muchos años el famoso Rey Lobo, con apoyo cristiano. Por otro lado, algunas de sus posturas más radicales fueron mal recibidas por la población musulmana de España, ajena a muchas tradiciones bereberes. A principios del siglo xiii había conseguido alcanzar su máxima expansión territorial con la sumisión del actual territorio tunecino y la conquista de las Baleares.
La amenaza cristiana de al-Ándalus[editar]
Poco después, la victoria cristiana en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) marca el comienzo del fin de la dinastía almohade, no solo por el resultado del encuentro en sí mismo, sino por la subsiguiente muerte del califa al-Násir y las luchas sucesorias que se produjeron y que hundieron el califato en el caos político.
En 1216-1217, los Benimerines se enfrentan a los almohades en Fez. En 1227 Ibn Hud se proclama emir de Murcia, alzándose frente a los almohades. En 1229 se independizan los Hafsíes de Túnez. En 1232 Muhámmad I de Granada, conocido como al-Ahmar se proclama emir en Arjona, Jaén, Guadix y Baza. En 1237 es reconocido como emir en Granada. Un ejército formado por fuerzas de las Órdenes Militares y del obispo de Plasencia puso sitio a la ciudad de Trujillo. Muhámmad ibn Hud acudió a la petición de socorro, pero se retiró sin hostigar a los sitiadores. La ciudad fue conquistada el 25 de enero de 1232.123
Decadencia[editar]
El principio de la herencia dinástica desagradó a los jefes tribales, a los jeques (del árabe sheij o šayḫ, شيخ). Después de una grave derrota cerca de Túnez en 1187, el emir debió aliarse con Saladino.
Los reinos cristianos de la península ibérica (Castilla, Aragón y Navarra y, en menor medida, Portugal y León) se organizaron para emprender una nueva ofensiva de Reconquista; arrumbaron sus disputas internas e infligieron a an-Násir la aplastante derrota de Las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212).124 El califa fue asesinado por sus cortesanos un año después, en 1213, y le sucedió su hijo Abu Yaqub II al-Mustansir, que logró apaciguar la situación y al que se considera como el último gran soberano del imperio.124 En realidad, carecía de poder, no abandonó la capital salvo para visitar la tumba de Ibn Túmart y dejó la gestión del Estado en manos de sus tíos, tíos abuelos y algunos notables almohades, dedicados más a intrigar que a afrontar la grave crisis del califato.125 Al-Mustánsir relevó a diversos gobernadores andalusíes y firmó treguas con los castellanos en 1214 y 1221; el reino cristiano pasaba por entonces por la minoría de dos reyes (Enrique I y Fernando III.126127 Las treguas en realidad solo se respetaban en parte.127 Tuvo que aplastar revueltas bereberes en el 1215 y el 1221 y enfrentarse a los Banu Ganiya en los límites de Ifriqiya.128 La principal amenaza para la dinastía, sin embargo, provino de los benimerines, bereberes cenetes que en el 1216 derrotaron al gobernador de Fez y en el 1217 al de Taza.128 Fueron extendiendo su autoridad por las zonas rurales y a cobrar tributos a algunas ciudades (Fez, Mequinez, Rabat).128
Falleció en 1224, poco antes de la reanudación de las incursiones castellanas en al-Ándalus.129 Su poder, sin embargo, había menguado respecto del de sus predecesores.130 Murió quizá envenenado y no dejó hijos.130
Luchas por el poder y califas efímeros[editar]
Le sucedió su tío abuelo al-Wáhid,131 efímero gobernador de Sevilla en el 1121-1122, durante cuyo reinado se agudizó la decadencia almohade, tanto por las disensiones internas como por la expansión de los benimerines, que desde comienzos de siglo señoreaban las zonas rurales del Magreb.12491 Su advenimiento quebró la tradicional sucesión de padres a hijos típica de la dinastía, lo que desencadenó la ambición de otros miembros de la familia.128 El que debiese el trono a uno de los visires también otorgó a estos gran influencia en la política del califato.132 En septiembre, tras tan solo ocho meses en el poder, fue depuesto y a los tres días, estrangulado.133 Los gobernadores andalusíes trataron de afianzarse en sus provincias y sacudirse el control magrebí.134 El derrocamiento de al-Wáhid marcó el comienzo de las disputas por el poder entre los hijos del antiguo califa Abu Yúsuf Yaacub.135 A mediados de esa década, al resurgimiento del poder de los Estados cristianos peninsulares por la solución de las crisis surgidas la década anterior se unió la agudización de la crisis almohade, caracterizada por las diferencias entre almohades peninsulares y magrebíes, entre andalusíes y almohades y entre grupos almohades en la península.136
En marzo de 1224, se rebeló el gobernador de Murcia, al-Ádil, al que al-Mustánsir había nombrado en 1222 retirándole el gobierno de Granada.134135136 Se proclamó califa y obtuvo el reconocimiento de su hermano Abu l-‘Ula, gobernador de Córdoba y Granada, el de Abdalah al-Bayyasi, gobernador de Sevilla, y el del resto de los territorios musulmanes de la península, a excepción de Valencia, que siguió fiel al efímero al-Wáhid.134137138 Al-Wáhid fue destronado al poco y al-Ádil reconocido por corto tiempo en todo el imperio.134130 A finales de año, no obstante, al-Bayyasi (el Baezano) se alzó contra él desde su nuevo feudo en Córdoba y obtuvo el respaldo de Jaén, Quesada y las plazas fuertes de la frontera media.134139 Ante este alzamiento, al-Ádil, que en principio había permanecido en la península a pesar de haber sido reconocido soberano también en el Magreb, la abandonó y pasó a África, donde murió asesinado en octubre del 1226.130 Para sostenerse contra Abu l-‘Ula, el baezano suscribió un pacto con Fernando III de Castilla, que le auxilió a cambio de la entrega de algunas plazas fuertes; en el 1226, fue, empero, asesinado por su alianza con Castilla.139 Los castellanos se apoderan de Capilla y Baeza.139 La petición de ayuda de al-Bayyasi a Fernando III de Castilla para hacer frente a Abu l-‘Ula allanó las conquistas castellanas de territorios andalusíes.140
Abu l-‘Ula, hermano del califa y gobernador de Sevilla, se proclamó a su vez califa en 1227,139 veinte días antes del asesinato de al-Ádil, con el nombre de al-Mamún.134135141 Para tratar de evitar los ataques castellanos, les pagó trescientos mil maravedíes de plata.139 Ibn Hud se rebeló contra él, pero fue derrotado, aunque este revés tuvo escasa consecuencias.139 El califa andalusí luego se aprestó a pasar al Magreb y, en previsión, amplió el pacto con el rey castellano, al que cedió varias fortalezas fronterizas más.142 Pasó139 al Magreb un año después de su proclamación como soberano, en octubre del 1228, para tratar de imponer su dominio en el imperio, pues en África regía un sobrino suyo, al-Mutásim, al que arrebató el poder.134135141 Su marcha marcó el fin del poder almohade en la península ibérica, salvo en algunos núcleos aislados, que pierden el contacto con el Gobierno central.135143 El vacío lo ocupó Ibn Hud, que extendió su influencia por al-Ándalus.142
Al tiempo que Fernando avanzaba en al-Ándalus y sometía a vasallaje a los principales rebeldes al poder almohade —los señores de Baeza y Valencia—, se extendían las sublevaciones en la península.144 La principal fue la del nuevo señor de Murcia, Ibn Hud, que reconoció la autoridad religiosa de los califas abasíes de Bagdad y obtuvo el respaldo de Córdoba, Jaén, Sevilla135 y Granada.144 En el extremo oriental, la nobleza y burguesía catalanas decidieron acabar con el foco de piratería que suponían las Baleares y que perjudicaban el comercio en el Mediterráneo occidental.145 En septiembre del 1229, partió la expedición de conquista de Mallorca, que cayó el último día de diciembre.145 El resto de la isla, sin defensas militares, fue ocupado con facilidad.145 En el 1231 Menorca se avino a pagar tributo a Jaime I el conquistador y en el 1235 un grupo de nobles catalanes se adueñaron de Ibiza.145
En el Magreb, ostentaron el menguante poder otros cinco califas: al-Mamún (1229-1232), al-Rashid (1232-1242), al-Said (1242-1248), al-Murtada (1248-1266) y Abu Dabus (1266-1269).143 La crisis política y militar se agudizó por las debilidades del Estado almohade: una doctrina religiosa que chocaba con los dictados malikíes, cuando eran los letrados de esta escuela los que llevaban el peso de la Administración estatal; gran diversidad cultural; arrumbamiento de los bereberes, primer sostén de los almohades que luego quedaron relegados por los árabes y por ello se rebelaron repetidamente y formaron el núcleo de dos dinastías rivales (benimerines y abdalwadíes).143
Tras la invasión de Berbería Oriental de los hermanos Alí y Yahia ben Ghania, descendientes de los almorávides que Abd el-Mumin había desposeído después de atravesar Argelia victorioso. Los dos hermanos habían establecido un principado en el Djerid; Alí fue asesinado, pero su hermano Yahia comenzó la conquista del centro y norte de Ifriqiya. Se las arregló para apoderarse de Mahdía, de Cairuán y de Túnez en 1202, haciendo prisioneros al gobernador almohade y a sus hijos. Ben Ghania saqueó las ciudades, sus jardines y sus animales. Ante esta situación llena de peligros, el califa an-Násir, que reinaba en Marrakech, partió a la reconquista de Ifriqiya. Entró en febrero de 1206, en Túnez, abandonado por el enemigo, y permaneció allí un año para restablecer la autoridad almohade en todo el territorio. Entonces, antes de regresar a Marruecos, le confió el gobierno de la provincia a uno de sus lugartenientes de confianza, Abd el-Wáhid Abu Hafs el-Hentati (forma arabizada del nombre bereber Faska u-Mzal Inti).
El nuevo gobierno había sido investido de amplios poderes: reclutó tropas que eran necesarias para la paz y para la guerra, designó funcionarios del Estado, los cadis. Fue un soberano inteligente y enérgico. Después de su muerte, su hijo Abu Zakariya lo sucedió en 1228 y un año después de su nombramiento, se declaró independiente del califa de Marrakech, con el pretexto de que había abrazado el sunnismo. Príncipe de una gran dinastía, Abu Zakaria debió de fundar la dinastía háfsida que gobernó el Magreb oriental durante tres siglos.
El final[editar]
El territorio imperial quedó repartido en una serie de Estados regidos por nuevas dinastías: benimerines, hafsíes, nazaríes y abdalwadíes.122 En al-Ándalus, el fracaso militar ante los Estados cristianos y la incapacidad almohade para mantener la unidad por la fuerza sellaron la pérdida de la autoridad; en el este del Magreb, el poder de los jeques, sostenidos por las poderosas tribus árabes de la zona, llevó al surgimiento de los hafsíes; en la zona central, surgieron los abdalwadíes, bereberes; en la zona occidental, fueron benimerines, también bereberes, los que despojaron del poder a los almohades.146
En el Magreb, se impusieron las dinastías locales: los hafsíes en Túnez en 1229; los abdalwadíes en el Magreb central en 1239; o los meriníes, que en 1244 capturaron Mequinez, situada en el oeste del Magreb. En al-Ándalus, surgieron los terceros reinos de taifas.147 Los nazaríes de Granada crearon un reino independiente que perduró hasta 1492. Al mismo tiempo, la Reconquista progresaba a buen ritmo: Qurṭuba (actual Córdoba), la ciudad símbolo del islam hispano, cayó en 1236; Balansiya (Valencia), en 1238; Isbiliya (Sevilla), en 1248. Estos retrocesos sucesivos y la desintegración del imperio sonaban a toque de difuntos de la dinastía almohade, que termina con Abû al-`Ulâ al-Wâthiq Idrîs, después de la toma de Marrakech por los benimerines en 1268.148 Al año siguiente, los benimerines se apoderaron de Tinmallal.128
Economía y comercio[editar]
Pese a las continuas guerras, el imperio fue próspero durante el reinado de los tres primeros califas.149
En la época de los almohades, los musulmanes, que ya habían organizado las formas de su comercio en función de las necesidades del tráfico internacional, refinaron sus métodos, en los que se inspiraron los cristianos. A pesar de las diferencias de religión, y a pesar incluso del desarrollo de la carrera (donde el control escapaba a los soberanos africanos), las relaciones e intercambios entre cristianos y musulmanes no dejaron de crecer.
El Magreb no comerciaba sólo con España, pues sus lazos comerciales llegaban a las ciudades de Túnez, Bugía, Constantina, Tremecén y Ceuta (en Ceuta hubo un funduk marsellés, fundicium marcilliense, hacia 1236). Los bienes producidos en esta zona eran transportados e intercambiados con los estados de Pisa, Génova, Venecia y la rica ciudad de Marsella.150 En el 1186 y pese a las diferencias religiosas, el califato firmó un tratado comercial con Pisa.151
El arte almohade[editar]
Las construcciones de los almohades se caracterizan por ser simples y austeras, un reflejo de la dura vida de los nómadas del Magreb. Sin embargo, en muchas ocasiones los edificios alcanzan un considerable tamaño. Ejemplos clásicos de este movimiento son la Torre del Oro y la Giralda, ambas en Sevilla, la torre de Espantaperros en Badajoz, la mezquita Kutubiyya de Marrakech o la Torre Hasan en Rabat.
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