HISTORIA MEDIEVAL - RECONQUISTA CONTINUACIÓN II
Siglos XIII y XIV[editar]
La alianza entre los reinos cristianos (Navas de Tolosa, 1212) logra el definitivo derrumbe del Al-Andalus, conquistando con gran celeridad el sur peninsular (salvo Granada), destacando la batalla del Estrecho donde entran en juego el último pueblo norteafricano que intervienen en la península, los benimerines. Esta expansión, protagonizada por las coronas de Castilla y Aragón, generará problemas debido a la absorción de un enorme volumen territorial y poblacional. En Andalucía y Murcia, la imposición de grandes señoríos –nobles guerreros y órdenes militares-, la expulsión de las poblaciones autóctonas –agrícolas y artesanas-, la crisis económica del siglo xiv y las guerras civiles que desangraron a los reinos castellanos bajomedievales, derivará en la decadencia económica del territorio. En Valencia y Alicante, los señoríos cristianos, de menor extensión, se superpondrán a una población musulmana que mantendrá la prosperidad económica. De esta forma se consolida España como la nación que resistió y contuvo los ataques musulmanes en Occidente, del mismo modo que el Reino de Hungría se erige como el guardián de Europa en el Este ante la llegada de los turcos.
Comentario de Antonio Ubieto Arteta sobre la batalla de Las Navas de Tolosa, en el año 1212, que abrió a los reinos cristianos el acceso al valle del Guadalquivir:
La batalla se riñó el día 16 de julio de 1212, y los cristianos utilizaron la misma táctica que los almohades habían empleado por vez primera en Alarcos. El Miramamolín (emir-Al-muminin, o sea emir de los creyentes) almohade huyó a uña de caballo, y aquella misma noche llegó a Jaén. El botín cogido por los cristianos es incalculable. Basta señalar que el precio del oro se hundió inmediatamente en las ferias de Champaña y que el rey Sancho VII el Fuerte se convirtió a partir de esa batalla en el más acaudalado banquero del mundo occidental. Sus fabulosos préstamos se hicieron a base del oro cogido en esta batalla. Si económicamente la batalla fue un desastre para el mundo musulmán, desde el punto de vista demográfico prácticamente desapareció su ejército. Las cifras que dan los cronistas cercanos a los acontecimientos son muy dispares, pero parece que murieron entre cien mil y ciento cincuenta mil soldados musulmanes. Aunque no se conocen los efectivos numéricos del ejército musulmán, es evidente que las bajas sufridas fueron casi el total de las gentes capaces de llevar armas. Una masa tan considerable de cadáveres insepultos, sobre los que actuó el calor andaluz del verano, produjeron inmediatamente una epidemia de disentería, que impidió a los cristianos ocupar todo el reino musulmán. Es más, las escasas ciudades que tomaron inmediatamente, o que quedaron vacías por la huida de los musulmanes (Úbeda, Baeza), se tuvieron que abandonar. Sólo faltó que el siguiente año 1213 fuese de sequía, escasez y hambre para que la consecuencia lógica del éxito de las Navas de Tolosa no pudiese llevarse a efecto.Ubieto, A. y otros: Introducción a la Historia de España. Barcelona, 197261
Aragón[editar]
La unión dinástica que se produjo con el matrimonio de Petronila (hija única del rey de Aragón, años 1157-1164) y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona (1131-1162), conformó la Corona de Aragón, agrupando al reino y a los condados. A pesar de ello, cada territorio mantuvo sus usos y costumbres consuetudinarios.
La Corona acabaría por unificar con el tiempo lo que hoy es Cataluña, arrebatando a los árabes el resto de Cataluña, la Cataluña Nueva, y anexionándose los restantes territorios.
Es de todos conocido que yo Ramiro, por la gracia de Dios rey de los aragoneses, di mi hija a Ramón, conde de los barceloneses junto con todo el honor de mi reino. Ahora también, con libre voluntad y fuerte ama de corazón, quiero, ordeno y mando a todos mis hombres, caballeros, clérigos y peones, que los castillos y fortificaciones y todos los demás honores los tengan y posean aquí adelante por el mismo conde Ramón como por rey deben tener y poseer, y que le guardan obediencia y fidelidad continuamente en todas las cosas así como rey. Y para que contra esto nada pueda ser pensado o maquinado por nadie, le dé, otorgue y concedo todo lo que me había reservado en esa misma carta de donación que le había hecho primero, en entregarle mi hija. Yo, Ramiro, rey de los aragoneses doy y otorgue todo lo que he mencionado, y se lo ratifique firmemente al citado Ramón, conde de los barceloneses, para que el que ahora le dé y lo que ya tenía lo retenga perpetuamente a mi servicio y fidelidad.Contrato de esponsales entre el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón (1137)62
Castilla[editar]
Los condes de Castilla extendieron su control sobre Álava y Guipúzcoa, incorporada en el siglo xiii. Ambos territorios conservaron su lengua y amplia autonomía. Vizcaya sería incorporada a Castilla en el año 1379, conservando también sus fueros.56
Siglo XV[editar]
La supervivencia del Emirato de Granada responde a varias razones: su condición de vasallo del rey castellano, su conveniencia como refugio de la población musulmana, el carácter montañoso del reino (complementado con una consistente red de fortalezas fronterizas), el apoyo norteafricano, la crisis castellana bajomedieval y la indiferencia de Aragón, que se hallaba ocupada en su expansión mediterránea. Además, la homogeneidad cultural y religiosa (sin población mozárabe) proporcionó al Estado granadino una fuerte cohesión. Su desaparición a finales del siglo xv –además de por sus interminables luchas dinásticas- se ensarta en el contexto de la construcción de un Estado moderno llevado a cabo por los Reyes Católicos a través de la unificación territorial y el reforzamiento de la soberanía de la Corona.
Aragón y Castilla[editar]
Sicilia es incorporada a la Corona de Aragón en el año 1479.63 Esta anexión coincide con las políticas de acercamiento entre Castilla y Aragón que se produce con el matrimonio en el año 1469 entre Isabel I [1451-1504] y Fernando I [1452-1516]. Los Reyes Católicos desarrollarán una política interior autoritaria donde se destaca la incorporación de los maestrazgos de las Órdenes militares a la Corona, la disminución de la autonomía de los municipios con el nombramiento de los corregidores y el aumento de las facultades de las Cortes, el reforzamiento o ampliación de los Concejos, la creación de la sala de Contadores (Hacienda), la reforma militar (nuevos reclutamientos), la mejora de la seguridad pública con la Santa Hermandad y la reforma de la justicia. El 2 de enero de 1492 se produjo la toma de Granada, dando fin al último reino islámico de la península ibérica. El 31 de marzo de ese mismo año se produjo la expulsión salvo bautismo de los judíos. Los conversos darán lugar a una nueva minoría llamada criptojudíos, perseguidos por el Santo Oficio.64
La repoblación[editar]
En paralelo al avance militar, se produjo un proceso de repoblación con el asentamiento de población cristiana en territorios conquistados, que podía provenir de los núcleos septentrionales (de tierras montañosas, pobres y superpobladas), de las comunidades mozárabes del sur que emigraban al norte debido al incremento de la represión religiosa (al arte mozárabe se le denomina también arte de repoblación), e incluso provenientes de zonas de la Europa al norte de los Pirineos, a los que genéricamente se llamaba francos. La modalidad de asentamiento de esa población varió en sus características de acuerdo a la forma en que se produjo la conquista, el ritmo de la ocupación y el volumen de la población musulmana preexistente en el territorio. En las zonas que fueron frontera entre cristianos y musulmanes, nunca hubo un "vacío demográfico" o "zona despoblada", a pesar de que algunos documentos (que así lo pretendían, justificando de ese modo la legitimidad de las apropiaciones) dieron origen al concepto de "desierto del Duero", acuñado por la historiografía de comienzos del siglo xx (Claudio Sánchez Albornoz).
La llegada de los repobladores cristianos se testimonia arqueológicamente no solo en lo más evidente, como edificaciones religiosas o enterramientos, sino también con cambios en la cultura material, como la denominada cerámica de repoblación.65
Sirviendo como hitos divisores los valles de los grandes ríos que cruzan la península ibérica de este a oeste, se han definido ciertas modalidades de repoblación, protagonizadas cada una por distintas instituciones y agentes sociales en épocas sucesivas:66
- Entre la Cordillera Cantábrica y el Duero. En una verdadera "cultura de frontera", el rey atribuye durante los siglos viii y xi tierras deshabitadas a hombres libres que debían defenderse a sí mismos en un entorno inseguro, y ocupar la tierra que ellos mismos iban a cultivar (presuras). Un proceso en cierta forma similar se denomina aprisio en los núcleos pirenaicos. A medida que la frontera se alejaba hacia el sur, la independencia inicial que caracterizó el espíritu del condado de Castilla (caballeros-villanos, behetrías) se fue sustituyendo por formas más equiparables al feudalismo europeo, con el establecimiento de señoríos monásticos y nobiliarios. De acuerdo con el historiador Ladero Quesada, el siglo x fue «clave en el proceso de colonización de las tierras así incorporadas, cuya población anterior debía ser muy escasa y carente de organización».67 Y Ladero añade «el proceso colonizador era parte de la expansión dinámica de una sociedad coherente o en camino de adquirir esa coherencia hasta hacerla cristalizar tanto en formas de poblamiento como en formas de pensamiento y organización comunes».67
- Entre el Duero y el Sistema Central. En los siglos xi y xii se establecieron concejos municipales a los que se atraía a la población mediante el establecimiento de privilegios colectivos fijados por escrito en cartas aforadas (cartas pueblas o fueros). Estas ciudades ejercían el papel de verdaderos señores colectivos sobre el campo circundante (alfoz) con el que formaban comunidades de villa y tierra: Salamanca, Ávila, Arévalo, Segovia, Cuéllar, Sepúlveda, Soria, etc.
- En el Sistema Ibérico. En el solar de la antigua Celtiberia, se establecen a partir de 1131 instituciones que en un principio son similares a las comunidades de villa y tierra, pero que en pocos años se independizan de las ciudades de las que son vasallas, constituyéndose en el Reino de Aragón las comunidades de aldeas en la Extremadura aragonesa, con amplias libertades para sus pobladores y con representación en Cortes.
- Valle del Tajo. Sin mucha aportación nueva de repobladores, se mantuvo gran parte de la población autóctona de la Taifa de Toledo (una zona densamente poblada). Se inició desde la conquista de Toledo (1086) y de forma simultánea a la repoblación del espacio más al norte, con la que comparte formas jurídicas equivalentes, como Talavera, Madrid, Guadalajara, Talamanca, Alcalá de Henares, etc. Cada comunidad definida por su origen étnico-religioso (judíos, musulmanes, mozárabes y castellanos) contó con un estatuto jurídico particular. Tras la invasión almorávide se expulsó a los musulmanes, castellanizándose el reino. La sede arzobispal toledana se enriqueció con las propiedades de las mezquitas y la adquisición de otras, particularmente de familias mozárabes (mesa arzobispal de Toledo, montes de Toledo).
- Valle del Ebro. Durante la primera mitad del siglo xii, los grandes núcleos urbanos como Tudela, Zaragoza y Tortosa mantienen la población musulmana, al tiempo que entran en el territorio oleadas de mozárabes, francos y catalanes que se establecen siguiendo el sistema del repartimiento, ocupando las casas abandonadas.
- Cuencas medias del Guadiana, del Júcar y del Turia. Entre finales del siglo xii y principios del xiii, el rey concede a las órdenes militares españolas grandes señoríos (encomiendas), principalmente en Extremadura, La Mancha y El Maestrazgo. Alrededor de sus castillos se asientan poblaciones campesinas con libertades muy recortadas, no formándose Concejos de relevancia.
- Valles del Guadalquivir y del Segura, llanura litoral valenciana e islas Baleares. Durante el siglo xiii la repoblación se realiza mediante repartimientos de donadíos (grandes extensiones concedidas a los más altos nobles, funcionarios, órdenes militares e instituciones eclesiásticas) y heredamientos (medianas y pequeñas parcelas entregadas a caballeros de linaje, caballeros y peones). La población musulmana permaneció en las zonas castellanas hasta la revuelta mudéjar de 1264, lo que determinó su posterior expulsión, posibilitando de esta forma el aumento de los grandes señoríos. En el reino de Valencia la población musulmana se mantuvo en las zonas rurales hasta la expulsión de los moriscos de 1609.
Repoblaciones emprendidas tras la toma de Simancas por Ramiro II, en 939. Sampiro fue un cronista del reino de León quien redactó la obra conocida Crónica de Sampiro, del siglo xi. Este texto tiene importancia debido a que la Crónica albeldense finaliza su relato en el año 883:
Después Abderramán, rey cordobés, se aproximó rápidamente a Simancas con un gran ejército. Nuestro rey católico, al oír esto, se dispuso a ir allí con un gran ejército. Y, después de combatir uno contra otro, el Señor dio la victoria al segundo día víspera de la fiesta de los Santos Justo y Pastor, fueron aniquilados 80.000 de ellos. También fue capturado allí mismo por los nuestros el mismo Abohahia, rey agareno, llevado a León y metido en prisión: porque mintió fue hecho prisionero por Don Ramiro, según el recto juicio de Dios. Pero aquellos que habían permanecido en su sitio, tomando un camino, se dieron a la fuga. Pero el rey persiguiéndolos en cuanto llegaron a una ciudad que se llama Alhandega, fueron alcanzados allí mismo por los nuestros y aniquilados. Pero el propio rey Abderramán escapó semimuerto. De allí los nuestros se llevaron muchos despojos, naturalmente oro, plata y vestidos de mucho valor. El rey ciertamente ya seguro, se dirigió a su casa en paz tras su gran victoria. Después, al segundo mes se dispuso a ir a las orillas del Tormes en expedición militar y allí pobló ciudades abandonadas. Estas son: Salamanca, antigua sede de campamento, Ledesma, Ribas, Baños, Alhandega, Peña y otros muchos castillos, que es largo enumerar.Sampiro, Chronicon. Recogido por Fr. J. Pérez de Ubriel, Sampiro, su crónica y la monarquía leonesa en el siglo x, Madrid, 1952, 282-28368
Las comunidades cristianas peninsulares, tanto en territorio musulmán como cristiano, desarrollaron su propio rito diferente al del resto de la cristiandad de Occidente. Esto será reprochado por el papado en el siglo xi, tal y como lo expresó Gregorio VII:
Ya que el Beato apóstol Pablo declaró claramente que había ido a España y que después, desde la ciudad de Roma, habían sido enviados por los apóstoles Pedro y Pablo siete obispos que, destruida la idoloatría, fundaron la cristiandad, implantaron la religión, mostraron el orden y el oficio de los cultos divinos, fundaron iglesias y las consagraron con su sangre, no cabe lugar a duda de cuánta unidad tuvo España con la ciudad de Roma en la religión y el orden de los divinos oficios. Pero después que el reino de España fue durante largo tiempo mancillado por la locura de los priscilistas, depravado por la perfidia de los arrianos y separado del rito romano por la invasión de los godos primero, y finalmente de los sarracenos, no solo disminuyó la práctica de la religión sino que también las obras fueron perversamente destruidas. Por lo tanto como a hijos muy queridos os exhorto y aviso para que, como buenos hijos también después de una gran rotura, reconozcáis por fin como madre verdadera a vuestra Iglesia romana y os reunáis al mismo tiempo con nosotros, vuestros hermanos, y recibáis y tengáis, como los restantes reinos de Oriente y Occidente, el orden y oficio de la Iglesia romana, no la de Toledo ni la de ninguna otra parte.Gregorio VII a Alfonso VI de Castilla y Sancho IV de Navarra (1074), apud D. MANSILLA: La documentación pontificia hasta Inocencio III, pp. 15-1669
Fin de la Reconquista[editar]
Los Reyes Católicos acabaron la reconquista de España el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada. Esto dio origen a una festividad que se lleva a cabo el 2 de enero de todos los años. El emir Boabdil, de la dinastía Nazarí, tuvo que abandonar Granada. La tolerancia religiosa que había hasta entonces dejó de serlo con la expulsión de los judíos en 1492, y con la prohibición del culto islámico en Granada en 1500, contra los términos pactados. Acabó del todo un siglo después con la expulsión de los moriscos, homogeneizando así toda la península.
Conversiones y expulsiones[editar]
Como en otras partes del mundo musulmán, a los cristianos y judíos se les permitió conservar sus religiones, con sus propios sistemas legales y tribunales, pagando un impuesto, el yizia. La sanción por no pagarlo era la prisión.
La nueva jerarquía cristiana exigió fuertes impuestos a los no cristianos y les otorgó derechos, como en el Tratado de Granada (1491) solo para los moros en la que fue la Granada islámica reciente. El 30 de julio de 1492, toda la comunidad judía, unas 200 000 personas, fueron expulsadas por la fuerza.70 Al año siguiente, el decreto de la Alhambra ordenó la expulsión de judíos practicantes, lo que llevó a muchos a convertirse al catolicismo. En 1502, la reina Isabel I declaró obligatoria la conversión al catolicismo dentro del Reino de Castilla. El rey Carlos I hizo lo mismo con los moros en el Reino de Aragón en 1526, forzando las conversiones de su población musulmana durante la rebelión de las Germanías.71 Muchos funcionarios locales aprovecharon la situación para confiscar propiedades.
Situación morisca[editar]
Los moriscos, descendientes de aquellos musulmanes que se sometieron a la conversión al cristianismo, en lugar de ir al exilio, durante los primeros tiempos de la Inquisición española y portuguesa fueron expulsados de España después de una grave agitación social, cuando la Inquisición estaba en su apogeo. Las expulsiones se llevaron a cabo de manera más severa en el este de España (Valencia y Aragón) debido a la animosidad local hacia los musulmanes y moriscos, donde los trabajadores locales los consideraron como rivales económicos, ya que eran vistos como mano de obra barata que socavaba su posición de negociación con los propietarios.[cita requerida] Las exacciones impuestas a los moriscos allanaron el camino [cita requerida] para una importante revuelta de los moriscos que tuvo lugar en 1568, que terminó con la expulsión definitiva de los moriscos de Castilla en 1609, siendo expulsados de Aragón casi al mismo tiempo.
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