miércoles, 15 de mayo de 2024

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS DE ESPAÑA SIGLO XX


Diana cazadora
AutorManuel Álvarez Laviada y Manuel Álvarez Agudo
Creación1926 y 1963
UbicaciónParque de Isabel la Católica
GijónAsturiasEspaña
MaterialBronce y Piedra
TécnicaEscultura

Diana cazadora es una de las más de cien esculturas, monumentos y obras de arte que adornan las calles de la ciudad asturiana de Gijón, en el norte de España.1​ Está erigida en el Parque de Isabel la Católica, en la zona este de la localidad.23

Descripción[editar]

La pieza escultórica es una obra diseñada en origen por el escultor Manuel Álvarez Laviada quien, en 1926, la forjó en bronce junto a Las dríadas por encargo de los hermanos Wenceslao y Mariano Moré y el Ayuntamiento de Gijón, obteniendo el segundo puesto en la exposición nacional de bellas artes. Tras la muerte del artista, su discípulo Manuel Álvarez Agudo hizo sendas réplicas de estas obras en la década de los años 1960 que son las que hoy en día se encuentran expuestas en el parque.4

Diana cazadora representa a la Diana de Versalles original de una forma diferente a como suele verse en otras obras, en una posición relajada, acariciando a uno de sus fieles perros de caza mientras el otro la observa de manera atenta.

Al igual que otras esculturas del parque ha sufrido ataques vandálicos y actos reivindicativos en varias ocasiones, facilitados por el gran tamaño del mismo y por la característica de que no se cierra en horario nocturno, a diferencia de otros parques de las mismas características en otras ciudades españolas.








A Marià Fortuny

A Marià Fortuny
AutorMiquel y Llucià Oslé
Creación1922
UbicaciónCalle Pintor Fortuny con Xuclà, Distrito de Ciutat VellaBarcelonaBandera de España España
EstiloClasicismo
MaterialMármol blanco sobre pedestal de piedra de Montjuïc
TécnicaEscultura
Dimensiones2 x 1,70 x 1,30
Coordenadas41°23′00″N 2°10′14″E

A Marià Fortuny es un monumento escultórico situado en la calle Pintor Fortuny con Xuclà, en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona. Fue creado en 1922 por los hermanos Miquel y Llucià Oslé. El monumento está dedicado al pintor catalán Mariano Fortuny (Reus, 1838 – Roma, 1874), uno de los mejores pintores del siglo xix en España.

Historia y descripción[editar]

Vista lejana del edificio que aloja la estatua

La idea del monumento surgió en 1911, encabezada por el concejal Ignasi Iglésias. Al año siguiente se formó una comisión para arrancar el proyecto, pero por diversas razones no prosperó. En 1918 volvió a surgir la idea de parte del Círculo Artístico de San Lucas y del crítico de arte Joaquim Ciervo, y se inició una campaña con conferencias, exposiciones, artículos y recaudaciones de donativos para promover el proyecto. Se encargó la obra a los hermanos Oslé, y se pidió al Ayuntamiento un lugar donde colocarla, surgiendo como primeras ideas la Plaza Real o los jardincillos situados delante del Palacio de la Virreina. Los escultores comenzaron la obra, pero el hundimiento del Banco de Barcelona, donde estaban depositados los dineros, paralizó el proyecto. En 1932, sexagésimo aniversario de la muerte del pintor, se volvió a emprender la iniciativa, esta vez liderada por el Ayuntamiento. Se pensó en la calle del Pintor Fortuny, ya que llevaba su nombre, y aprovechando que el incendio de los almacenes El Siglo había permitido abrir esta calle hasta la Rambla. Sin embargo, como la calle era bastante estrecha se tuvo que abrir una hornacina para colocar la estatua, que había sido concebida como escultura exenta y perdió así su visión posterior, bastante lograda en los drapeados, a decir de los críticos. Pero de nuevo el azar atrasó la ejecución de la obra, ya que el estallido de la Guerra Civil Española en 1936 paralizó su colocación. En 1939, pasada la guerra, un artículo en La Vanguardia de Carles Fages de Climent recordó con atraso el centenario del nacimiento del pintor, subrayando el olvido de su monumento. El Ayuntamiento tomó de nuevo la iniciativa, y finalmente se instaló en la hornacina prevista y fue inaugurada el 20 de junio de 1942.1

El retrato del pintor es de cuerpo entero, sentado y vestido con una túnica como un patricio romano, hecho que remarca el clasicismo de la representación. Hecha en una época de estallido de las vanguardias en Europa, esta figura parece más ochocentista que no de su tiempo, y denota el oficio academicista de sus autores. Así, la postura del personaje es plenamente clásica, ya que la pierna adelantada en contrapposto genera un ritmo de valores opuestos entre piernas y brazos. En cuanto al rostro, los autores se basaron en fotografías y en la máscara mortuoria del pintor, aunque la representación final tiene un aire idealizante que la aleja del realismo de la máscara. Igualmente idealizado es el cuerpo, esbelto y musculoso como el de un atleta clásico. El oficio de pintor del homenajeado solo es evidente en unos pinceles que lleva en la mano izquierda. Cabe destacar el trabajo hecho en los pliegues de la ropa, una labor de raíces puramente clásicas.








Dolor.

La escultura urbana conocida como Amor y Dolor, ubicada en el paseo de los Álamos (Campo de San Francisco), en la ciudad de OviedoPrincipado de AsturiasEspaña, es una de las más de un centenar que adornan las calles de la mencionada ciudad española.12

El paisaje urbano de esta ciudad se ve adornado por obras escultóricas, generalmente monumentos conmemorativos dedicados a personajes de especial relevancia en un primer momento, y más puramente artísticas desde finales del siglo xx.3

La escultura, hecha en piedra, es obra de Víctor Hevia Granda, con intervención del marmolista Cabal4​ y está datada el 22 de septiembre de 1925.125

Se trata de dos copias que el autor llevó a cabo de parte del monumento a los héroes de la guerra de la Independencia (encargada por Ayuntamiento de Tarragona, en memoria de los defensores de la ciudad del asedio del general Suchet, en 1811), que el escultor Julio Antonio hizo para Tarragona, tras ganar el concurso en 1911 con su segundo proyecto. Las esculturas fueron pagadas y donadas posteriormente al Ayuntamiento por el marqués de Rodriga, que en aquel momento era el concejal de Parques y Jardines de la ciudad de Oviedo.673

Las estatuas flanquean y jalonan la escalera de acceso al que en aquel momento era el Paseo de Francia desde el Paseo de los Álamos, en el Campo de San Francisco

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