CATEDRALES DE ESPAÑA - SAN ANTOLÍN DE PALENCIA - CONTINUACIÓN
Capillas[editar]
Las capillas la catedral se hallan ubicadas en la girola y en la nave norte. La nave sur carece de ellas porque da cobijo al espacio del claustro, al que se accede por dos puertas. En el centro y frontera al coro está la capilla mayor. La mayoría de las capillas guardan en su interior obras de arte de gran importancia y algunas están cerradas por rejas de gran calidad artística. La arquitectura de todas ellas es gótica, con bóvedas muy bellas.
Una vez terminadas las grandes y necesarias obras, el Cabildo ideó un plan de mantenimiento que resultó bastante provechoso. En cada capilla fundó un patronato cuyos miembros estaban obligados a unos ciertos y variados cumplimientos a cambio de determinados derechos.18
Las capillas tuvieron muchos capellanes a su servicio. Algunas eran privilegiadas al ser propietarias de fincas rústicas y urbanas que les permitían mantenerse enriquecidas y lujosas. Se conserva documentación de muchos de estos espacios pero no hay constancia de la mayoría de los artistas que trabajaron en su ornamentación porque la elección de los mismos estaba a cargo de los patronos o mecenas y el Cabildo solo apuntaba en sus legajos lo concerniente a la parte económica y a las obras a realizar.
Las capillas en general disponen de bóvedas de gran altura; al construir la catedral se siguió un patrón que sacrificaba metros de claristorio (es por esto que las vidrieras de la seo no son muy grandes) pero que permitían elevar las naves secundarias para dar lugar a capillas y galerías laterales mucho más amplias que las de otras catedrales como la de León.
Capillas centrales[editar]
Al contrario que la mayoría de catedrales que solo disponen de una, la catedral de Palencia tiene, por decirlo de este modo, dos capillas mayores: La primera, situada en la cabecera es la antigua hoy llamada del Sagrario, justo enfrente se encuentra la pared que encierra la segunda capilla: la capilla mayor actual.
Capilla del Sagrario[editar]
La capilla del Sagrario (n.º 8 en el plano), está rodeada por la girola ocupando la parte central, tal y como correspondería a una capilla mayor. De hecho, en origen este espacio estuvo ocupado por la primitiva capilla mayor de la catedral. Se la conoce también como capilla de los Curas y capilla de la Parroquia. Se hicieron en ella obras de remodelación entre 1415 y 1430. Es de gran audacia el trazado de la falsa bóveda, con nervaduras colgantes. El retablo mayor es un interesante trabajo renacentista, en la órbita de Felipe Bigarny; lo preside una imagen de la Virgen, de estilo tardorrománico.
A mano izquierda según se entra, elevado sobre una repisa con una inscripción funeraria, se encuentra un arca de madera pintada que contiene los restos mortales de la reina Urraca, hija de Alfonso VII de León y esposa del rey García Ramírez de Pamplona. A la izquierda de la capilla, rodeado por una reja, se encuentra el sepulcro de doña Inés de Osorio, dama palentina quien legó en su testamentaría cuantiosos bienes para las obras de construcción de la catedral; al lado opuesto se aprecia una puerta cerrada por una reja románica, uno de los escasos restos que se conservan de la antigua catedral.
Se encuentra también en esta capilla el sepulcro de san Manuel González García, fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, obispo de Málaga y Palencia, canonizado por el papa Francisco en octubre de 2016. Su sepulcro ocupa el hueco bajo la antigua mesa del altar, inmediatamente debajo del sagrario de la capilla, tal y como era su voluntad. Una escultura representando a este santo, colocada en noviembre de 2016, se encuentra a la entrada de la capilla.19
Capilla mayor[editar]
La capilla mayor ocupa los tramos séptimo y octavo de la nave central (n.º 12 en el plano). La edificación de este tramo se llevó a cabo durante la segunda etapa (1426-1486) de las tres constructivas señaladas anteriormente. El espacio en un principio se había utilizado para coro conventual. En 1519 se trasladó la primitiva capilla mayor (que estaba en lo que ahora es capilla del Sagrario) a este lugar. Los dos tramos fueron rematados y cubiertos a finales del siglo XV. Unos años después, en 1526 y 1527, los hermanos Corral, artistas yeseros muy apreciados, decoraron los nervios de la bóveda, llevando la dirección de la obra el maestro yesero Jerónimo del Corral. Quedaron las claves ricamente decoradas; en las dos centrales se muestran los escudos de los obispos Pedro Gómez Sarmiento (1525-1534) y Pedro de Castilla Eril (1440-1461). El triforio fue realizado por Martín de Solórzano a finales del siglo XV.20
Se accede a la capilla a través de dos rejas de hierro forjado realizadas por Cristóbal de Andino, considerado en su época como el más ilustre de los rejeros españoles, que tenía su taller de trabajo en Burgos. La más grande de las dos da al crucero; fue hecha en 1520 bajo el patronazgo del obispo Antonio de Rojas y del deán Zapata. Consta de dos cuerpos, más crestería y un crucifijo en lo alto. Tiene como ornamentación florones y los escudos de los mecenas. La segunda reja es más pequeña y da a la nave sur, frente a la puerta de la sacristía. Está colocada en una puerta en esviaje o sesgada. Fue dorada por los hermanos Andrés y Alonso de Espinosa y colocada en 1531. Consta de dos cuerpos más crestería y está ricamente adornada con los bustos de san Antolín, san Pedro y san Pablo.
En la capilla se encuentran dos púlpitos que anteriormente estaban colocados en el zócalo de la reja del coro21 y que se trasladaron a este nuevo emplazamiento en 1607. Son de hierro forjado, realizados por Gaspar Rodríguez en 1563. Las esculturas de los tornavoces son de Gregorio Fernández y representan a las Virtudes. En las paredes laterales cuelgan magníficos tapices, cuatro en cada lado. Son de los talleres de Bruselas, de principios del siglo XVI, donación del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.
La obra maestra de esta capilla es el retablo mayor, cuyas trazas fueron ejecutadas por Pedro de Guadalupe en 1504.
El tamaño de la capilla mayor queda reducido por la construcción anterior de la capilla del Sagrario. Es por esto por lo que, recientemente, en la parte izquierda del crucero se ha colocado un altar elevado sobre una tarima, que dejó inutilizada la puerta de los Reyes pero que permite disponer de espacio suficiente para grandes celebraciones. Sus bancos móviles se disponen hacia este altar o hacia la capilla mayor según convenga.
Retablo mayor[editar]
Es el ejemplar más temprano entre los retablos renacentistas de España, hecho a imitación del desaparecido que hubo en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid; circunstancia que, unida a la nómina de excelentes artistas que trabajaron en él, lo convierten en una pieza excepcional. Fue encargado por el obispo Diego de Deza para colocarlo en la primitiva capilla mayor. Encargó la obra al ensamblador Pedro de Guadalupe, entre 1504 y 1506. Trabajaron en él Felipe Vigarny en la parte escultórica y Juan de Flandes pintando las escenas de la vida de Jesús. Nunca llegó a montarse en aquella capilla, sino que se llevó a la capilla mayor nueva, la actual, cuando en 1519 el nuevo obispo Juan Rodríguez de Fonseca decidió su traslado.
Se hicieron entonces diferentes modificaciones para que su colocación estuviera acorde con las dimensiones del espacio. Algunas de las pinturas y relieves se desecharon al no encajar adecuadamente en la nueva estructura, vendiéndose algunas, como la pintura de La Crucifixión, de Juan de Flandes, que se exhibe hoy en el Museo del Prado.
Destacan sobremanera en el conjunto las magníficas tablas de Juan de Flandes, que fueron sus últimas obras, y el Calvario, obra de Juan de Valmaseda del remate; además de una Magdalena debida a Alejo de Vahía y el San Antolín que preside el retablo, obra juvenil de Gregorio Fernández.22 Repartidas por la catedral se conservan otras piezas que, encargadas para este retablo, no se colocaron finalmente como estaba previsto.
Capillas radiales de la girola[editar]
Este espacio se divide en 5 tramos con 4 capilla hexagonales y una, la central, en octógono irregular. Se proyectaron además dos tramos irregulares a derecha e izquierda, que unen la girola con el falso crucero.23 De izquierda a derecha se encuentran situadas:
Capilla de San Miguel[editar]
Llamada también de san Isidro, por las dos imágenes de este santo que guarda. Preside la capilla (n.º 6 en el plano) un retablo renacentista de buena factura, con relieves en stiacciato de dos santos flanqueando la imagen titular, que pese al nombre de la capilla, es san Jerónimo penitente ante el crucifijo. Corona el retablo una pintura de la Asunción. Destacan asimismo en esta capilla un pequeño retablo plateresco dedicado a san Roque, de escuela palentina, mediados del siglo XVI, y un sepulcro pétreo, en arcosolio de arco apuntado, con bulto yacente vestido con ropajes eclesiásticos.
Capilla de Nuestra Señora la Blanca[editar]
Destaca en esta capilla (n.º 5 en el plano) la imagen de la titular, destacado trabajo gótico del siglo XIV, realizada en alabastro, gemela de la que se conserva en la catedral de Toledo. Descuellan en esta escultura la finura de la ejecución, el suave movimiento de los pliegues y las sonrisas que muestran María y el Niño Jesús, que acaricia a su madre, alejando esta obra de los cánones románicos y protogóticos. La Virgen preside un retablo muy posterior, neoclásico.
Capilla del Monumento[editar]
La capilla del Monumento actual (n.º 4 en el plano) es la capilla central de la girola, de mayores dimensiones que las demás. En este espacio se reunía el Concejo de la ciudad. Se la conoció con los nombres de Corpus Christi, san Nicolás, del baptisterio y de santa Teresa, recibiendo el nombre actual cuando se trasladó el altar de plata que se usa como monumento en Semana Santa.
Presenta planta octogonal. La bóveda posee nervadura radial; del centro de la sala parten los nervios hacia los extremos de las paredes. En la clave de la bóveda está esculpida la imagen del Salvador.
Dispone de tres grandes vidrieras de tonos azulados; datan del siglo XIX. Debajo de estos ventanales la pared está forrada de terciopelo rojo. Pero lo que más destaca es el monumento, chapado de plata en parte sobredorada con tres partes bien diferenciadas: el frontal, que se adorna con el escudo del cabildo y dos jarrones de azucenas a los lados, el basamento, y una gradería sobre la que se alza el expositor eucarístico. Es una buena obra de orfebrería barroca, del siglo XVIII, obra del platero Andrés de Espetillo.24
La capilla se cierra con una fina verja de hierro forjado. Esta es obra del taller de Juan Pascual e hijos, sito en El Burgo de Osma (Soria), como se puede observar en la inscripción de la cerradura.
Capilla de San José[editar]
Contrasta en esta capilla (n.º 3 en el plano) la pureza de las líneas góticas de su arquitectura, con lo moderno de la decoración. Está presidida por un cuadro de San José, obra del pintor Jacinto Gómez (s. XVIII), enmarcado en un altar de la misma época realizado en mármoles y jaspes de colores, todo ello de un severo Neoclasicismo.
Capilla de los Reyes o de San Pedro[editar]
La capilla de san Pedro (n.º 2 en el plano) es conocida familiarmente como capilla de los Reyes, por los tres relieves en yeso que la adornan con el tema de los Reyes Magos. Fue construida en el siglo XIV por artistas anónimos y reformada en el XVI por los hermanos Juan y Jerónimo Corral de Villalpando. Se encuentra situada en la girola, ocupando el primer lugar después del edículo, en el lado de la epístola. Es de planta hexagonal y se cubre con bóveda estrellada.
En el año 1548, Gaspar Fuentes de la Torre, arcediano de Campos y abad perpetuo de Lebanza, contrató la obra de decoración de la capilla con Juan del Corral, por un valor de 1600 ducados. Don Gaspar murió en 1550, antes de que el Cabildo hubiera dado el permiso de patronazgo y el permiso de obras. Sus testamentarios, Gabriel de Salcedo (arcediano de Carrión de los Condes) y Francisco Carvajal (abad de Husillos) consiguieron dichos permisos el 3 de diciembre de 1550. En la yesería y en la tribuna de esta capilla constan las fechas de 1551 y 1552. Años más tarde se hizo cargo del patronazgo Jerónimo de Fuentes, terminándose la obra en 1569. En la cesión del patronazgo de 1550 el cabildo hace una serie de advertencias, entre las que destaca la obligación de mantener la advocación de san Pedro en la capilla.25
Los supradichos añadidos renacentistas han llevado a esta capilla a ser una de las más ricas del templo. Lo más destacado es el trabajo de yesería policromada de los hermanos Corral que cubre tanto la bóveda como las paredes, sin dejar apenas espacio libre (horror vacui). En la cúpula y dentro de medallones pueden verse a los profetas Isaías, Balaam y David, acompañados de angelotes, escudos y grutescos. Los tres Reyes Magos ocupan un lugar destacado, dentro de marcos individuales limitados por columnas y en actitud de marcha. Los colores predominantes en estas yeserías son los azules, blancos y ocres. El zócalo es de azulejos de Talavera, detalle que se encuentra en otras capillas de la catedral.
El retablo de esta capilla es un trabajo renacentista, con la figura del san Pedro en la hornacina principal. Es obra de entalladores locales, siguiendo el estilo de Felipe Bigarny, aunque la Virgen del cuerpo superior ha sido atribuida a Juan de Balmaseda.
La humedad procedente de las cubiertas y el solado y un escaso mantenimiento comprometieron durante un tiempo la conservación de esta capilla. Tras un exhaustivo proceso de restauración, fue reabierta a principios del año 2008.
Edículos[editar]
Capilla del baptisterio[editar]
Ocupa esta capilla (n.º 7 en el plano) el estrecho espacio que permite la unión de la cabecera con el falso crucero, presentando una peculiar forma estrecha y alargada, con escasa iluminación. En el centro de la capilla se encuentra la pila bautismal, obra plateresca de sencilla decoración de querubines. En el testero de la capilla, un pequeño retablo con figuras de santos, obra renacentista de carácter popular, de seguidores de Alonso Berruguete.
Arco de San Martín[editar]
Es este el espacio (n.º 1 en el plano) gemelo del Baptisterio en la nave opuesta, y en este caso se encuentra tapiada su salida hacia la nave al hacer las funciones de sacristía. El espacio visible se configura como un pequeño altar-hornacina, con un relieve alusivo a San Martín (de ahí su nombre) en el remate, y un cuadro, buena copia del de Tiziano conservado en el Museo del Prado, que representa el Entierro de Cristo.
Coro[editar]
El coro (n.º 14 en el plano) se sitúa enfrente de la capilla mayor, a la que está unido por un espacio cerrado denominado Vía Sacra (n.º 13 en el plano). Cierra el coro una formidable reja, del siglo XVI, obra de Gaspar Rodríguez, con abundante decoración de raigambre plateresca, parcialmente dorada y policromada. Los pretiles de piedra que la sustentan muestran inscripciones alusivas a la visita del emperador Carlos V y el papa Adriano VI a la catedral en el transcurso del mismo año. El interior del coro aparece casi totalmente ocupado por la sillería capitular, de madera vista y estilo gótico. Los asientos y respaldos de la misma se enriquecen con tracerías gotizantes, de diferentes diseños, según un esquema muy sencillo. Destaca en el centro el asiento del obispo, flanqueado de doseletes y pináculos.
Órgano[editar]
A la derecha según se entra al coro, elevado sobre la sillería, se encuentra el órgano catedralicio. El órgano original fue obra de los organeros fray José de Echevarría y fray Domingo Aguirre, entre 1688 y 1691, con una gran reparación por el segundo de ellos durante los años 1712-1716. De este primer órgano se conservan hoy la caja (una espléndida obra barroca del arquitecto Santiago Carnicero, con multitud de cabezas de ángeles y otra serie de menudas figurillas) y los tubos de fachada; sin embargo, el órgano en sí fue reemplazado en 1925 por otro nuevo de estética postromántica, electroneumático, de Amezúa y Cía.26
La consola del instrumento se encuentra en el coro bajo después del traslado realizado por el organero Federico Acitores, en 1999, por encargo del cabildo. Cuenta con dos teclados de 61 notas y un pedalero en abanico de 30 notas. Sus registros son los siguientes:26
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Enganches o acoplamientos: I/Pedal; II/Pedal; II/I Unísono; Agudas II/I; Graves II/I; Pedal expresivo del II Manual; Trémolo; Transpositor.
Trascoro[editar]
Situado a los pies del templo (n.º 22 en el plano), el trascoro se levanta sobre cinco escaleras y es una excelente obra del Renacimiento español, de carácter tardogótico y plateresco, constituyendo una de las obras maestras de la catedral. Fue financiado por el obispo Fonseca y se sabe que en él trabajó Juan de Ruesga hacia el año 1513.
Cuajado de doseletes, encajes de piedra y hornacinas con figuras de santos, el trascoro se organiza a modo de suntuoso retablo pétreo, destacando en él los relieves del Martirio de San Ignacio de Antioquía y la Lactación de San Bernardo, añadidos posteriormente y ambos obra del escultor barroco Francisco del Rincón. Remata el conjunto el escudo de los Reyes Católicos, una crestería de piedra y la estatua de San Antolín; dos puertas, talladas en madera con minuciosos relieves, permiten el acceso al coro catedralicio.
En el centro del trascoro se halla el políptico de los Siete Dolores de la Virgen, obra del maestro flamenco Jan Joest, quien retrata al comitente, Juan Rodríguez de Fonseca, en la tabla central junto a la Virgen y San Juan, con fondo de un delicado paisaje. Las demás tablas muestran escenas de los Siete dolores de María, de quien el obispo Fonseca era gran devoto, con un refinado realismo y excelente sentido del color. Este políptico es uno de los conjuntos pictóricos más destacados de la pintura flamenca en España.
Enfrente del trascoro, se encuentra la escalera que da acceso a la cripta de San Antolín, y, cercano a la misma, el excelente púlpito, de madera sin policromar, obra de algunos de los más destacados discípulos de Alonso Berruguete, señalándose la intervención de Juan de Cambray y Francisco Giralte. Los relieves que lo decoran presentan fuertes concomitancias con los de Berruguete en la sillería de la catedral de Toledo.
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Capilla de San Sebastián[editar]
El elemento más destacable de la misma (n.º 9 en el plano) es el monumental retablo, de traza escurialense y presidido por la imagen del titular, obra de gran calidad, probablemente debida a la gubia de Gregorio Fernández, cuyo estilo se hace presente en los pliegues duros y angulosos del paño que cubre al santo, en su teatral pose y en el veraz tratamiento anatómico.
Capilla de San Jerónimo[editar]
Presidida (n.º 10 en el plano) por un grandioso retablo de madera dorada, de esbeltas columnas que recuerdan a las de los retablos de Alonso Cano, obra de mediados del siglo XVII, destaca en el mismo un relieve con el tema de Pentecostés, a modo de portezuela, que guarda en su interior una imagen de san Antolín con varias de sus reliquias. A su lado, la sepultura de fundador de la capilla, el canónigo Jerónimo de Reinoso, enmarcada por un hermoso retablo pétreo de estilo escurialense, de finales del siglo XVI. Lo decoran las figuras orantes del fundador y el canónigo Martín Alfonso de Salinas.
Capilla de la Inmaculada[editar]
Dedicada anteriormente a la Santa Cruz, conserva un interesante mural pictórico representando el Triunfo de la Cruz, motivo de su anterior advocación. Cubierta durante siglos por un enlucido y un retablo traído de la capilla de las reliquias, esta decoración fue recuperada en una restauración que terminó en el año 2017.27 Se trata de una pintura mural del siglo XVI simulando arquitecturas renacentistas en el zócalo, y un amplio paisaje con celajes entre los que emergen ángeles con los símbolos de la Pasión, en torno a la cruz desnuda que preside la composición.
En la pared a mano izquierda de la entrada, un gran retablo de traza churrigueresca, de principios del siglo XVIII, con pinturas sobre lienzo del pintor Diego Díaz Ferreras, y presidiendo el conjunto, una hermosa Inmaculada realizada por Mateo Sedano, discípulo de Gregorio Fernández. (n.º 15 en el plano).
Capilla de San Fernando[editar]
Retablo de la misma época que el de la capilla anterior, y pinturas asimismo de Díaz Ferreras, representando historias de la vida del rey santo. Es destacable su imagen titular, por la curiosa iconografía, pues aparece el rey con los atributos de la monarquía, orbe y corona, y vestido de armadura con la espada en alto. Enfrente del retablo, sepulcro renacentista de don Álvaro de Salazar (n.º 16 en el plano).
Capilla de San Ildefonso[editar]
La capilla de San Ildefonso (n.º 18 del plano) fue dotada por Alonso Fernández de Madrid, el Arcediano del Alcor, fallecido en 1559 y aquí enterrado. La capilla tiene forma rectangular, ventanal ojival, bóveda decorada y reja de hierro forjado, todo ello obra del siglo XVI.
El retablo mayor, dedicado a San Ildefonso, es de estilo plateresco, obra de Juan de Balmaseda, realizada entre 1525 y 1549 en madera dorada y policromada, y en la que también pudo intervenir Diego de Siloé. Se compone de sotabanco, banco, cuerpo y ático, con tres calles verticales separadas por balaustres. En el centro del sotabanco destaca la figura de Cristo. En el banco se representan el Martirio de San Lorenzo, la Adoración de los Magos y el Martirio de San Jerónimo. El cuerpo presenta las escenas del Bautismo de Cristo bajo un tondo representando a San Pedro, la Imposición de la casulla a San Ildefonso en la parte central y el Martirio de San Juan Evangelista ante Portam latinam bajo otro medallón con la imagen de San Pablo. Sorprende la cantidad de detalles en los relieves, así como su refinada ejecución. El conjunto se remata por un medallón con la Piedad bello y patético, y por un Calvario.
Son destacables también otros elementos artísticos de la capilla, como la puerta tallada de la sacristía, junto con el frontón triangular que la corona, representando al Padre Eterno.
Capilla de San Gregorio[editar]
Es esta capilla (n.º 19 en el plano) una de las principales de la catedral desde el punto de vista artístico. El conjunto de retablos, sepulcro, azulejería de Talavera, e incluso la ventana, con una de las pocas vidrieras originales que se conservan, es un excelente muestrario de arte plateresco, llegado íntegro a nuestros días, a diferencia de otras capillas, que sufrieron cambios y reformas a lo largo del tiempo. En este caso, prácticamente todo data de mediados del siglo XVI. El retablo principal es una apreciable obra de la escuela palentina renacentista, profusamente dorado y policromado. Se compone de banco, dos cuerpos y ático, separados por pilastras planas con decoración agrutescada, de esquema muy similar al de otros ejemplares de la misma escuela; el relieve central presenta la Misa de San Gregorio, y los de las calles laterales, diversas historias sagradas, cobijadas por veneras.
Existe un segundo retablo, de menor tamaño, dedicado a los santos doctores Cosme y Damián, curioso por la violenta forma de describir uno de sus milagros. Es también obra plateresca, de calidad más discreta, destacable sin embargo por la figura de San Matías, que se sitúa en la pilastra principal. Se trata de una bella imagen, muy superior al resto, quizá procedente de otro retablo desmontado, y cuyo autoría se atribuye a Alonso Berruguete, que compone la figura con todas las características de su estilo, siendo una de las tallas más valiosas de la catedral.
Enfrente del retablo principal, un suntuoso retablo-sepulcro, del mismo estilo que el resto de la capilla, del canónigo Juan de Arce, cuya familia ostentó el patronazgo, y a cuya munificiencia se debe este espacio.
Capilla de Santa Lucía[editar]
La capilla de santa Lucía (n.º 20 en el plano) se sitúa a los pies de la nave del Evangelio de la catedral, y fue realizada en el siglo XVI. En el centro se sitúa el retablo de santa Lucía, de madera policromada y dorada, realizado en 1550 por seguidores de Manuel Álvarez, e instalado en esta capilla en 1582. Está compuesto de tres cuerpos, con numerosos relieves y esculturas. En la hornacina central del retablo se encuentra la imagen de la titular, y en la parte central del primer cuerpo, un delicado relieve representando La Piedad. El retablo se eleva sobre un pedestal y banco posteriores, de estilo barroco.
Esta capilla alberga además varias lápidas de enterramiento y dos sepulcros. En la pared oeste, el sepulcro del canónigo Blas de la Rúa Bustamante, con una escultura de la Asunción de María, del siglo XVII. En el muro norte se ubica el sepulcro del opispo Buenaventura Moyano, con un interesante lienzo de Las lágrimas de san Pedro, del siglo XVII. Las paredes conservan en buen estado el zócalo de azulejería de Talavera con diversos motivos decorativos.
Por último, una reja renacentista de hierro forjado y policromado, realizada en 1579 por Juan de Vitoria cierra la capilla.
Capilla de las reliquias[editar]
Se trata de un espacio (n.º 21 del plano) de forma octogonal, añadido en el siglo XVIII al cuerpo de naves, y que se trasdosa al exterior en forma casi exenta. Tuvo las funciones de relicario y capilla para albergar el monumento del Jueves Santo. Debido a la importancia que tenían en el pasado las reliquias de los santos, y a la gran cantidad que poseía la catedral, se pensó varias veces en crear un espacio que las recogiera y expusiera de forma ordenada. Esta capilla vino a cumplir esa necesidad, aunque con el tiempo fueron mudando las costumbres y el retablo de la misma se trasladó a la capilla de la Inmaculada. La situación de la propia capilla, casi fuera de la planta de la catedral, su impacto visual al exterior, y sobre todo, los problemas de humedades que sufrió al verter sobre ella la escorrentía de los tejados, que la degradaron de manera notable, hicieron que se plantease incluso su derribo en la década de 1950. Tras décadas cerrada al culto y a las visitas, una profunda restauración culminó en el año 2011 la recuperación de este espacio.28
El interior es una de las muestras más sobresalientes de estilo Rococó en la ciudad. El espacio está iluminado por dos grandes ventanas de medio punto. Se accede por un arco abierto a los pies del templo. Corona la capilla una cúpula octogonal con abigarrada decoración de yeserías polícromas y doradas; la misma decoración se extiende a lo largo de las paredes, que exhiben los anaqueles donde se guardaban las reliquias y una serie de pinturas con episodios de vidas de santos, todo ello enmarcado por guirnaldas y molduras de intrincado diseño. Remata la capilla un retablo-relicario de inicios del siglo XVIII, momento en el que se remató todo este conjunto.
Claustro y Sala capitular[editar]
Se accede al claustro (n.º 25 en el plano), que ocupa prácticamente toda la pared lindante con la nave de la Epístola, a través de dos portadas. Una es un diseño tardogótico, siglo XV, con arco apuntado de arquivoltas decoradas por menuda hojarasca. En el tímpano aparece una Virgen en majestad, más antigua que la propia portada, del siglo XIII. La otra portada presenta una inusual forma en esviaje, en estilo renacentista, con decoración de grutescos. Las hojas del portón están talladas con escenas de la vida de san Antolín, por discípulos de Alonso Berruguete, señalándose el nombre de Manuel Álvarez como posible artífice.
Las obras del claustro se iniciaron hacia 1439, a expensas de los obispos fray Alonso de Burgos y Juan Rodríguez de Fonseca. En 1503-1505 dirigía las obras del claustro Juan Gil de Hontañón, quien lo remató hacia el año 1516.
Se trata de un espacio cuadrado, con cuatro crujías techadas por bóvedas de crucería de nervios combados, de sencillo esquema tardogótico. Los nervios apean en pilares fasciculados ligeramente resaltados del muro. Hacia el interior del patio se abren arcos apuntados que debieron llevar, como es usual en estos casos, tracerías y maineles que dejaban pasar la luz. Tales arcos fueron inexplicablemente tapiados en el siglo XVII, cerrando las galerías.
En una intervención reciente (años 1999-2000) se han vuelto a abrir los arcos ojivales dotándolos de tracerías de diseño moderno con resabios gotizantes. En varios de estos cierres se muestran las vidrieras originales del siglo XVI, obra del maestro vidriero Arnao de Flandes, que decoraron un ventanal de la nave central, una vez recuperadas y restauradas.29
Adosada al claustro y de la misma época que éste, la Sala capitular (n.º 17 en el plano) es un espacio de dos tramos de altas bóvedas de crucería combadas, iluminada por tres ventanales. Consta que trabajó también aquí Juan Gil de Hontañón en la primera década del siglo XVI.
Museo catedralicio[editar]
A diferencia de otras diócesis, que suelen unir el museo de la catedral al diocesano, en el caso de Palencia el Museo Diocesano se encuentra instalado en otro espacio, el antiguo Palacio del Obispo, de manera que aquí se conservan solamente obras procedentes de la propia catedral. Sus espacios se reparten entre el claustro, la Sala capitular y otras dependencias. Entre las numerosas piezas que se conservan, las más señeras son:
- Una píxide esmaltada, románica, del siglo XIII.
- Relieve del Descendimiento, obra de Felipe Bigarny, que lo esculpió para el retablo mayor, aunque nunca fue colocado.
- Díptico del Calvario y la Piedad, excelente pintura de Pedro Berruguete.
- Escultura de Santa Ana Triple, obra maestra de Alejo de Vahía, de hacia 1510.
- Cáliz renacentista, siglo XVI, en plata con esmaltes, obra de orfebres germánicos.
- Los desposorios de santa Catalina, gran cuadro de altar obra de Mateo Cerezo, siglo XVII, muy similar a uno conservado en el Museo del Prado del mismo tema y autor.
- Relicario de san Antolín, en plata, con la imagen del santo, obra del siglo XVIII.
- Custodia procesional en plata, renacentista, obra de Juan de Benavente, 1585.
- El Martirio de san Sebastián, obra firmada de El Greco, una de sus pinturas más destacadas, y sin duda la obra maestra de cuantas guarda la catedral.
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