jueves, 2 de noviembre de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS DE ESPAÑA

La Virgen de Belén es una talla realizada entre 1613 y 1615 por Sebastián Ducete y Esteban de Rueda. Está ubicada en el Museo Catedralicio de Zamora, en Castilla y León (España).

Historia[editar]

Ubicaciones[editar]

La imagen fue realizada entre los años 1613 y 1615 por Sebastián Ducete y Esteban de Rueda con destino a una capilla emplazada en la Iglesia de San Marcos de Toro; allí disfrutó de una gran devoción por parte de los fieles además de recibir numerosos exvotos, la mayor parte ofrecidos por parturientas. Tras ser el templo demolido en el siglo xix, la Virgen fue conducida al Convento de Santa Clara, ubicado en la misma localidad, siendo vendida por las monjas clarisas a Bartolomé Chillón, arcipreste de la Catedral de Zamora, quien ordenó por voluntad testamentaria en 1946 la donación de la talla a la seo, donde se conserva actualmente en las dependencias del Museo Catedralicio.1

Atribución[editar]

Manuel Gómez-Moreno vinculó erróneamente la obra a Gregorio Fernández, mientras que José Navarro Talegón halló similitudes con la imaginería de Ducete y de Rueda, si bien Luis Vasallo Toranzo considera que la pieza puede ser obra únicamente de Ducete.1​ El conflicto a la hora de atribuir la pieza a uno de ellos se debe a que a lo largo de la segunda década del siglo xvii el taller de Esteban de Rueda recibió multitud de encargos de BurgosSegoviaValladolidMedina del Campo y, principalmente, Salamanca, ciñéndose de Rueda a los modelos de Ducete, lo que dificulta la adjudicación de algunas obras de este periodo a uno u otro.2

Descripción[editar]

La imagen, muy atractiva a nivel plástico y realizada durante la transición del arte renacentista al arte barroco, replica el prototipo creado por Ducete en el relieve de la Adoración de los Pastores presente en el retablo mayor de la Iglesia de Santa Sofía de Toro, guardando parecido a su vez en lo relativo a la labor de talla de la cabeza, la pose de ambos brazos y el tratamiento de los drapeados con la imagen de la Inmaculada Concepción elaborada en 1612 para Villalar de los Comuneros y conservada a día de hoy en el Seminario de Valladolid. A nivel compositivo la pieza se encuadra en el protobarroco ya que rehuye la frontalidad y potencia la contraposición de las extremidades de la Virgen y el Niño, todo ello con el fin de que la disparidad de los volúmenes cree un fuerte efecto pictórico plagado de claroscuros. Alejada de movimientos complicados y de excesiva teatralidad, ambas figuras se hallan en un ambiente intimista y de gran carga emocional debido al cruce de miradas entre madre e hijo.13

Con unas medidas de 60 × 31 × 26 cm y realizada en madera de pino, esto último nada común en el taller de Ducete, María, muy similar a la Virgen del grupo Santa Ana, la Virgen y el Niño tallado por Esteban de Rueda en el primer cuarto del siglo xvii y conservado en la Iglesia de Santa María de Villavellid, es mostrada con los brazos hacia el lado izquierdo para así poder admirar, con las manos en actitud orante, la rechoncha figura de Jesús, quien acostado sobre una almohada frente a su madre luce un semblante desenfadado y lleno de vitalidad como es habitual en las imágenes infantiles de Ducete. María, de aspecto juvenil, viste una sencilla camisa de la que únicamente se pueden apreciar los puños, una túnica con cuello redondeado y un velo fruncido tapado en parte por el manto, posado sobre los hombros y con caída por la parte posterior, replegándose en la zona frontal y dibujando pliegues en un alarde de combinación de volúmenes. Los drapeados de los paños se caracterizan por poseer un aspecto alatonado, rasgo típico de Ducete así como los finos y puntiagudos rizos del cabello de la Virgen, los cuales destacan en la frente y en las sienes mientras que varios mechones caen sobre los hombros a modo de tirabuzones afilados. El rostro de María es ovalado y en él se aprecian una boca diminuta con las comisuras muy perfiladas, una nariz recta, ojos rasgados y un mentón muy marcado, todo ello reflejo del estado de abstracción con el que la Virgen contempla a su hijo, como si presintiese su destino en la cruz.134

Restauración[editar]

La Virgen de Belén tras su restauración.

La Virgen de Belén fue sometida a un proceso de restauración de cuatro meses (entre noviembre de 2015 y marzo de 2016) por Patricia Ganado a iniciativa del cabildo de la seo zamorana, quien logró recaudar fondos mediante la venta de entradas a la catedral. La talla presentaba un notable oscurecimiento producto de las numerosas capas de aceite aplicadas para refrescar la obra las cuales provocaron el rozamiento de los estofados, mientras que la peana se hallaba cubierta por papeles de latón brillantes como si de pan de oro se tratase, los cuales ocultaban los dorados originales así como una oquedad empleada como relicario que quedó al descubierto tras la intervención. Las carnaduras originales subsistían sobre la madera y las mismas pudieron salvarse al eliminar la encarnación añadida, reponiéndose a su vez tres dedos en la figura del Niño y dos en la imagen de la Virgen respetando la dirección que marcaba la pieza. En lo tocante a la reintegración cromática, según Bernardo Medina, sacerdote y director del taller diocesano de restauración, las partes con lagunas de policromía fueron pintadas con tonos ligeramente diferentes para que no se mimetizasen con el cromatismo original y se pudiese distinguir a simple vista la pintura auténtica y la que fue aplicada durante las labores de reparación. A mayores, la figura contaba con cejas y pestañas añadidas que aumentaban su volumen y que fueron retiradas, pudiendo apreciarse tras la restauración el tono almendrado de los ojos. La imagen, presentada al público en la sacristía de la catedral el 15 de marzo de 2016, sufría así mismo abrasiones a causa del enorme culto que tuvo en su momento, pudiendo apreciarse múltiples horificios atribuidos a la colocación de exvotos por parte de los fieles, especialmente embarazadas y parturientas, mientras que el cuello de la Virgen mostraba roces causados posiblemente por el añadido de unos largos pendientes del estilo de los que usaban las toresanas de la época.356

Legado[editar]

La Virgen de Belén, considerada un ejemplar excepcional de la escuela de escultura barroca de Toro,1​ fue expuesta por vez primera en la muestra El Arte en la Iglesia de Castilla y León, I edición de Las Edades del Hombre celebrada en Valladolid en 1988-1989, viajando a Nueva York en 2002 para tomar parte en la exhibición Time to Hope, X edición de Las Edades del Hombre.


Virgen de Belén
AutorSebastián Ducete y Esteban de Rueda
Creación1613-1615
UbicaciónMuseo Catedralicio de ZamoraCastilla y León (España)
Estiloprotobarroco
Materialmadera policromada
Dimensiones60 × 31 × 26 cm









La Virgen de la Asunción es una talla realizada por Francisco Díez de Tudanca entre 1650 y 1651. Está ubicada en la Iglesia museo de San Antolín de Tordesillas, en Valladolid (Castilla y LeónEspaña).

Historia[editar]

El 10 de noviembre de 1650 Tudanca contrató con el licenciado Francisco Santos del Castillo, clérigo y presbítero de Tordesillas además de posible pariente de Diego Fernández del Castillo (mayordomo de la fábrica de la Iglesia de Santa María en aquel entonces),1: 377  la elaboración de una talla de la Virgen bajo el misterio de la Asunción. En la escritura contractual, hecha pública en 1984 por María Antonia Fernández del Hoyo, no queda claro el destino de la escultura1: 377  pero sí consta que la imagen debía ser de bulto redondo, estar sobre un trono compuesto por nubes adornadas con cinco serafines, y medir junto con la peana seis pies2: 14  (tamaño natural), figurando además la hechura de «quatro anxeles de figuras redondas acavados por todas partes con sus alas y el ropaxe que pertenece a dhos. anxeles, braços y piernas desnudos en acción de que suben a la imaxen a los cielos».1: 377  El escultor cobraría por este trabajo 60 ducados (660 reales), quedando obligado a finalizar la obra «conforme a su arte» para la Pascua de 1651.1: 377  Como testigos figuraban, entre otros, el pintor Jacinto Rodríguez de Novoa y el ensamblador Alonso de Villota, con quien Francisco Santos había contratado el 29 de octubre la fábrica de un retablo para su capilla en «la iglesia de señor Santiago de esta villa en la parte que está señalado, donde está el archivo del estado de los hijosdalgo»,3: 538  estructura que al parecer debía de alojar la imagen de la Virgen.2: 14 

Teniendo en cuenta las condiciones para su hechura ya que el retablo no ha llegado a nuestros días, se sabe que el cuerpo debía de tener cuatro pilares de orden corintio con un nicho en arco de medio punto en el centro y estar separados para disponer entre ellos unos marcos los cuales irían desde el pedestal hasta la cornisa, hallándose cada columna dividida en dos para poder poner cuatro lienzos. En base a estas características, la pieza debía guardar cierta similitud con el retablo de la capilla de Jerónimo de Aguilar Rodríguez3: 536  en la Iglesia de Santa María, realizado por Villota entre 1650 y 1651 y en cuyo contrato Francisco Santos figura también como testigo (el retablo mayor de Santa María, obra de Pedro y Juan de la Torre en 1655,3: 538  se halla presidido casualmente por una imagen de idéntica iconografía a la de Tudanca, aunque su hechura está adjudicada a Alonso de Rozas, quien la talló en 1660,4​ aparte de que cuando Tudanca firmó el contrato con Francisco Santos el templo carecía de retablo mayor).1: 377  La traza del retablo de la capilla de Aguilar se tomó a su vez como modelo para el retablo de la adyacente capilla del licenciado Alonso Gaitán, elaborado en 1656 por Villota3: 533  (el parecido de todos ellos podría deberse a los lazos de amistad así como a la costumbre de imitarse entre los patronos de la zona).3: 538 

La desaparición de la Iglesia de Santiago, actualmente en estado ruinoso, provocó la destrucción del retablo y el traslado de la talla de la Asunción a la Iglesia de San Antolín, donde fue emplazada en la tribuna de la Capilla de los Alderete,5: 163  si bien con posterioridad sería reubicada en el nicho central del retablo mayor en sustitución de una talla de vestir de la Virgen de la Guía.5: 156  Pese a que Clementina Julia Ara Gil y Jesús Parrado del Olmo indicaron en 1980 que el retablo podría haber sobrevivido y ser uno de los custodiados en la nave de la Iglesia de San Antolín (concretamente uno en el que se halla una pintura de la Inmaculada Concepción),5: 277  una instantánea aportada en 1959 por Juan José Martín González6: 31  en la que aparece la Virgen en el retablo original demuestra lo errado de esta hipótesis puesto que ambas piezas no coinciden en absoluto.2: 14  La imagen, considerada perdida, fue identificada en 2021 por Javier Baladrón Alonso en base a la procedencia, tanto de la Virgen como del retablo, de la capilla de Francisco Santos, además de que la talla muestra rasgos propios del estilo de Tudanca, posee unas medidas similares a las de la escritura contractual, y cuenta con cinco serafines en la base.2: 16 

Descripción[editar]

La imagen, la cual preside el retablo mayor (obra de José Arroyo en el siglo xvii y decorado en 1633 por Felipe Gil de Mena),7​ representa a la Virgen de pie con los brazos doblados y las manos juntas en actitud orante, erigida sobre una peana de piedras y gallones con figuras angelicales y la cabeza levantada con la vista dirigida al cielo. La base, algo arcaica acorde a los cánones del primer tercio del siglo xvii, se compone de una nube con los rostros alados de cinco serafines. Viste túnica bermellón y manto azul cruzado sobre el pecho, ambos con estampado y dotados de pliegues descritos por Martín González como abultados, claroscuristas, armoniosos y simétricos,6: 31  estando caracterizados por su sequedad y rigidez, nada acorde a la iconografía típica de las imágenes asuncionistas, las cuales acostumbran lucir pañería muy movida simulando la subida de la Virgen a los cielos. Este rasgo, junto con la posición orante de las manos, hace que esta pieza se halle más próxima a las imágenes concepcionistas que a las asuncionistas; ya en 1959 Martín González la identificó como una Inmaculada, aunque sin citar al autor además de encuadrarla en la década de 1630.6: 31  Respecto al rostro, Baladrón Alonso lo vincula con otras representaciones femeninas de Tudanca, como por ejemplo la María Magdalena de El Descendimiento (1663), conjunto escultórico ubicado en Medina de Rioseco, señalando a su vez una calidad muy superior en comparación con la mayoría de sus obras gracias a lo detallado de los rasgos faciales así como de los mechones que caen sobre el manto.


Virgen de la Asunción
AutorFrancisco Díez de Tudanca
Creación1650-1651
UbicaciónIglesia museo de San Antolín de TordesillasValladolid (Castilla y LeónEspaña)
Estilobarroco
Materialmadera policromada










Virgen de la Cama de Escalante

Virgen de la Cama de Escalante
Origen
SantuarioMonasterio de San Juan de Monte Calvario
Datos generales
VeneraciónIglesia católica
Festividad22 de agosto
Patrona deEscalante
Cantabria
 España
Fecha de la imagen1638
(escuela vallisoletana)
EstiloBarroco español1

La Virgen de la Cama de Escalante es la patrona de Escalante (Cantabria), cuya imagen se ve acogida desde el año 1638 en el monasterio de San Juan de Monte Calvario,2​ regentado por las monjas clarisas de Escalante. También es conocida como Virgen del Tránsito debido a la representación del momento en el Virgen María, cumplida su vida en la tierra, quedará dormida (Dormición), para ser elevada al Cielo conjuntamente con su cuerpo y alma, y alcanzar así, finalmente, la inmortalidad gloriosa por el otorgamiento de Dios y la autoridad de su Hijo Jesucristo. Esta virgen supone una arraigada expresión de devoción que muestra el gran fervor religioso hacia su figura presente tanto en la población de la localidad de Escalante,3​ como en la totalidad de la comarca de Trasmiera. La Virgen de la Cama es considerada como símbolo del amparo y el cuidado divinos como consecuencia de los milagros que se le atribuyen.4​ Además, se recurre a su imagen como medio de intercesión entre la divinidad y los fieles para lograr su curación o milagro.

Nuestra Señora de la Cama estuvo en Santander en el año 1955 para asistir a la coronación de la Bien Aparecida.

Templo[editar]

El convento de clarisas de San Juan de Montecalvario de Escalante fue fundado en 1603 por Juan de Castillo Río. El encargado de llevar a cabo esta fundación, inaugurada en 1618, fue Alonso de Camino.

Posee una iglesia de gran simplicidad, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos, testero plano y coro alto a los pies. Su decoración apenas se reduce al retablo prechurrigueresco que adorna su capilla mayor, fechado hacia 1665. Se cree que es el mismo que labró Francisco Martínez de Arce para el convento de San Sebastián de Hano y que, posteriormente, fue trasladado al de San Juan de Montecalvario.

En su calle lateral izquierda aparecen las imágenes, en su mayoría santos vinculados con la Orden Franciscana, de arriba abajo, de San José de Nazaret y San Francisco de Asís y en la calle lateral opuesta las de San Antonio de Padua y Santa Clara de Asís. En el segundo piso aparece una clásica representación del Calvario, a las afueras de Jerusalén, y en el ático, una Inmaculada Concepción de modelo castellano de disposición frontal, simétrica y muy estática. En el primer piso del retablo se abrió en el siglo xviii un camarín que alberga en su interior la imagen de la Virgen de la Cama, que llegó procedente de Valladolid en 1638 junto a diversas reliquias, de manos de la condesa de Lemos. El hecho de que el primer milagro atribuido a esta imagen aconteciese en 1639 parece probar la veracidad de esa fecha.

Historia[editar]

Es en el Convento de San Juan de Monte Calvario donde las monjas clarisas profesan y muestran su gran amor hacia la Virgen de la Cama.5​ Este lugar sagrado fue construido por Juan de Castillo Río en el siglo xvii (1618),6​ y fundado por cuatro monjas: Sor María Gabriela de la Anunciación, Sor Juana de San Juan Evangelista, Sor Catalina del Espíritu Santo y Sor mariana de San Juan Bautista. Contiene una iglesia de una única nave recorrida por una bóveda de medio cañón. En el presbiterio aparece un retablo perteneciente al periodo pre-churrigueresco español acompañado por unas columnas onduladas, que constituye uno de los más antiguos de Cantabria, datado en 1665. Este retablo, desde su camarín, se encuentra regido por la figura de la Virgen de la Cama. El convento recibió graves daños durante la Guerra Civil Española, sin embargo, su claustro clasicista con planta cuadrada y dos alturas, junto con la iglesia se mantienen. Las monjas clarisas, en vista de no disponer una imagen de la virgen a la que tan devotamente veneraban, decidieron encargársela a un escultor vallisoletano. Sor Juana había comenzado su formación religiosa en Valladolid y sus padres, que residían allí, poseían suficiente dinero como para poder mandar realizar una auténtica pieza artística. Es por eso, por lo que se decidió optar por este escultor, del que no se sabe el nombre.

Imagen[editar]

Detalle del rostro de la Virgen de la Cama desprovisto de ornamentos. Nótense la boca ligeramente entreabierta, los ojos vueltos hacia arriba y el peinado a la romana, con mechones cayendo por delante de las orejas. Cubre la cabeza con una toca corta labrada y policromada.

La imagen de la Virgen de la Cama supone una escultura de gran calidad,7​ y es que la tradición explica como las monjas clarisas rezaron fervientemente durante nueve días para que el encargado de realizar tal trabajo fuese guiado por el Señor y lograse una imagen perfecta de la patrona de Escalante. Y, así, en 1638 llegó la imagen al convento. La escultura de tamaño real y tallada en madera muestra el momento en el que el cuerpo y el alma de la Virgen María van a ascender al reino celestial. Su muerte no se puede deber a ningún pecado, pues estaba libre incluso del original, lo que supone que el abandono del mundo terrenal se explica por el intenso amor y la misericordia que sentía la virgen. El rostro, de expresividad insólita, está ligeramente sonrosado y encendido y pretende recoger estas apasionadas emociones, como es propio en el estilo barroco.

La Virgen aparece tumbada en su lecho de rica madera, en cuyo cabecero aparece un medallón flanqueado por hojas de acantos con la inicial de su nombre (María), cubierto por una mampara y sus brazos están articulados, lo que permite su movimiento, aunque está íntegramente labrada. Se presenta ataviada con vestimentas de tela bordadas y cuenta con varios juegos, blancos y azules, de gran belleza y que la cubren hasta los pies. Estos últimos están enfundados en unas sandalias abiertas en los dedos del pie, lo que posibilita su veneración mediante las tradicionales muestras de cariño del besapiés. Aparece con las manos unidas sobre el pecho, la boca levemente entreabierta y los ojos abiertos en dirección al cielo. Además, su cabeza porta una gran corona imperial realizada por suscripción popular con motivo del primer centenario de su voto, en 1955. Asimismo, su ajuar de joyas es rico en sortijas, fruto de años de donaciones de sus fieles a modo de exvotos.

Autoría[editar]

Se desconoce la autoría del encargo de esta obra, aunque sí se cree que pueda estar tallada por la mano de algún escultor vallisoletano, puesto que la entonces superiora del convento tomó los hábitos en dicha localidad castellana. Allí, de hecho, residían sus padres, don Luis de Morillas y doña Margarita Flórez, cuyos holgados estatus económicos y elevadas posiciones de clase facilitarían el encargo de la imagen. Entre los nombres que se han señalado para su autoría, se encuentra el del célebre escultor Gregorio Fernández, debido a que el conjunto del rostro encajaría con el estilo final de este. No obstante, es más probable que sea obra de algún artista contemporáneo al mismo.

Asimismo, su semejanza con la imagen que custodiada en el convento del Corpus Christi (Zamora) y su proximidad cronológica (1618-1619), ha llevado a pensar en un mismo autor para ambas imágenes. Incluso, existe una tercera Virgen con estas características en el convento de las Comendadoras de Santiago, lo que ha llevado a afirmar que las tres pudieron ser obra del mismo interventor.

Resulta una iconografía muy habitual en el Levante español. En Gandía (Valencia) y Torreblanca (Castellón) hay otras imágenes de la Dormición de María con ciertas similitudes en común.

Milagros[editar]

Desde que la imagen de la Virgen de la Cama llegó a la localidad de Escalante, se han sucedido cuatro acontecimientos considerados como milagrosos.

1639[editar]

Escalante se encontraba el marco de un conflicto entre España y Francia, del que salió perjudicado junto con otros territorios de la zona. Con la intención de suprimir el poder de Carlos I de España que se estaba extendiendo internacionalmente, Francia decide debilitar al territorio español aprovechando que gran parte de su ejército está dividido entre el Sacro Imperio Romano Germánico, distintos territorios de la actual Italia y el Reino de Dinamarca y Noruega. Así, se sucede una progresiva penetración de Francia en la península ibérica. En el contexto de este conflicto, el 13 de agosto de 1639 saltan las alarmas en la ría de Santoña, donde se divisan los navíos franceses comandados por el Arzobispo de Burdeos y el Conde de Tonerre. Entonces, todos los pueblos cercanos son avisados de inmediato, incluido Escalante. En este municipio, la abadesa es informada a través del Guardián de Montehano sobre la necesidad de que en cuanto se oiga el sonido de la campana del convento, trate de huir junto con todas las monjas clarisas. Al mismo tiempo, la tropa francesa integrada por 33 navíos está introduciéndose en el puerto de Santoña. Al día siguiente, los franceses logran desembarcar en el municipio de Colindres, dirigiéndose a Laredo y finalmente llegando al puerto de Escalante. Entonces, los habitantes del municipio huyen de sus hogares, junto con las monjas clarisas, ante el sonido proveniente de la campana del convento de Montehano. No obstante, algunos grupos de vecinos decidieron enfrentarse a los invasores, terminando en la muerte de un sobrino del Arzobispo de Burdeos. Esto provocó aún más miedo entre los habitantes de Escalante, ante la convicción de que el ejército francés incrementaría su violencia como represalia por este acontecimiento. Así, el pueblo de Escalante es incendiado y asaltado durante siete días resultando en una destrucción de las dos terceras partes de su territorio, junto con otros municipios vecinos como SantoñaLaredoArgoños y Colindres. A pesar de estos acontecimientos la figura de la Virgen de la Cama permaneció intacta, considerándose este hecho como milagroso, al simbolizarse como una protección de la virgen al Convento de San Juan de Monte Calvario. Se cuenta que las monjas clarisas escondieron a la virgen antes de huir en una cueva que solo la comunidad conoce, pero no se sabe la veracidad de esta información. A partir de este suceso considerado como milagroso, el pueblo de Escalante pidió a las monjas que, al menos una vez al año, la Virgen de la Cama pudiera estar a la vista de los vecinos del municipio. Así, decidieron situarla en el presbiterio de la capilla desde el 15 de agosto hasta el 24 de ese mismo mes.

Segunda década del siglo xviii[editar]

Un incendio ocurrido en la segunda década del siglo xviii asoló al pueblo de Escalante, destruyendo más de la mitad del municipio. Los vecinos decidieron recurrir entonces al auxilio de la Virgen de la Cama antes de que las llamas se extendieran por la totalidad de la villa. De esta forma, el viento cambió repentinamente de dirección y una copiosa lluvia comenzó a caer, por lo que las llamas empezaron a desaparecer y no llegaron a destruir el resto del municipio que aún quedaba en pie. A esta protección otorgada por la Virgen de la Cama se unen otras demostraciones de su amparo al pueblo de Escalante con el auxilio ante diversos casos de peste entre algunos vecinos o con aquellos que se quedaron sin vivienda tras el incendio. A raíz de estos acontecimientos, la devoción por la Virgen de la Cama comenzó a extenderse por toda la comarca de Trasmiera, por lo que cada vez más fieles acudían a la iglesia de Santa Clara y al Convento de San Juan de Monte Calvario para venerar a la patrona de Escalante. Por esta razón, los vecinos del municipio comenzaron a insistir en que la imagen de la virgen pudiera ser vista continuamente. Las monjas clarisas decidieron ubicar el 26 de julio de 1789 a la patrona en un camarín construido sobre el altar mayor, en su parte central, protegida por una pantalla de cristal. De esta forma, aquellos que acudiesen a la capilla del convento podrían observar a la Virgen de la Cama a través de esa mampara de cristal. Solo a principios de 1809 tuvo que trasladarse la imagen de la virgen temporalmente a una cueva que se encontraba a 1000 metros del convento ante el saqueo inminente del ejército del general Merle. La imagen se guardó en una caja de madera con llave para mayor protección, aunque debido al largo periodo de tres años en los que permaneció en la cueva, se evidenciaron las consecuencias de la humedad en la escultura, en la cual se quitó parte del color que poseía una zona de la nariz de la virgen.

1829[editar]

El capellán del Convento de San Juan de Monte Calvario decidió en 1829 abandonar secretamente Escalante para convertirse en misionero, y así se encaminó al puerto de Santander. Sin embargo, tuvo que descansar en un mesón ante la llegada de la noche. Allí se debatía entre su trabajo como capellán del pueblo de Escalante y su voluntad de querer convertirse en misionero, cuando ante sus súplicas de recibir una respuesta por parte del Cielo, se le apareció la Virgen de la Cama diciéndole: “¡Tú te vas! Y ¿quién cuidará de aquellas hijas?”.

1855[editar]

El hecho milagroso ocurrido en este año fue el origen de la festividad que todos los años en el día 22 de agosto se celebra en honor a la Virgen de la Cama en Escalante.8​ La comarca de Trasmiera estaba sufriendo una terrible epidemia de cólera morbo y Escalante era una de las grandes afectadas.9​ Ante la desesperación de sus vecinos por la imposibilidad de encontrar una cura para combatir la enfermedad, deciden reunirse en la Casa de la Villa y recurrir al favor divino de la Virgen de la Cama. Así, el 22 de agosto de 1855 sacan a su patrona en procesión por las principales calles de Escalante, junto con la figura de San Roque —que se encuentra en la ermita del mismo nombre cercana al convento de las monjas clarisas— al son del cántico del Rosario de todos los vecinos allí congregados. De pronto, los enfermos comenzaron a recuperarse de manera milagrosa y la pandemia desapareció en el pueblo. Desde aquel día, los testigos que presenciaron este acontecimiento juraron que cada 22 de agosto del resto de años venideros, se sacaría en procesión a la Virgen de la Cama junto con San Roque. En 1882 se sucedió otra epidemia en Trasmiera que coincidió con el día de la celebración de la procesión de la Virgen de la Cama. En el municipio de Escalante no se recogió ninguna defunción como consecuencia de esta nueva epidemia.

Devoción[editar]

Es grande en Siete Villas y Trasmiera entera. La imagen antiguamente estaba colocada en un camarín detrás del altar, de donde se sacaba para el novenario siguiente a la Asunción, con una serie de cultos terminados con una procesión, tras la que volvía al sitio destinado. Sin embargo, la fiesta principal se celebra el 22 del mismo mes en que se sacaba y saca la Virgen entre danzantes, la cofradía y la imagen de San Roque. Nos da más detalles Sainz de los Terreros de estos danzantes que acompañaban a la Virgen: “Jóvenes solteros, el traje blanco que visten, la cadenciosa y grave marcha que toca el tamboril y la manera especial con que se mueven y llevan las curvas y pintadas varitas, que forman vistoso arco, arco de triunfo movible, son circunstancias que hacen pensar si seria en su origen algo litúrgico, cual los seíses de ciertas catedrales. De todos modos, la danza es muy antigua, y ni la manera de ejecutarla ni la música ha variado, según se sabe por tradición. Muy distintos de éstos son, en su origen y significación, esos otros danzadores o danzantes, también vestidos de blanco con faldillas cortas, los cuales trenzan sobre un largo palo vertical las cintas de colores, pendientes de lo alto del mismo y cantan y bailan a la vez, chocando unos contra otros los cortos palitos de que van armados, siendo además muy diferente la música de estas danzas de la de aquéllas; por todo lo cual no puede aplicarse y extenderse a los últimos lo arriba dicho de los primeros”.

Festividad en su honor[editar]

La fiesta religiosa en honor de la Virgen de la Cama se lleva a cabo en el municipio de Escalante. Esta celebración tiene una periodicidad anual y, comenzando por el 15 de agosto —Asunción de la Virgen María—, tiene una duración de 7 días.

21 de agosto[editar]

El 21 de agosto, tras todo un año ubicada en el camarín del altar mayor del Convento de San Juan de Monte Calvario, las monjas clarisas dan permiso para el traslado de la imagen de la Virgen de la Cama tras la petición del alcalde junto a miembros de la corporación. Su escultura es desplazada entonces al interior de la iglesia del convento al mismo tiempo que los fieles entonan el Magníficat. La imagen se ubica finalmente en el altar mayor perteneciente al presbiterio de la iglesia del convento.

22 de agosto[editar]

Sin embargo, es el 22 de agosto cuando tienen lugar los actos centrales de la festividad religiosa. A las 10 de la mañana, desde el Ayuntamiento salen los vecinos y la corporación municipal, dirigidos por un grupo de danzantes que portan arcos de cintas de colores. El rumbo final es el Convento de San Juan de Monte Calvario donde se retira la imagen de la Virgen de la Cama al atrio del convento para luego trasladarla al altar. Es entonces cuando se oficia la misa mayor llevada a cabo por el párroco de Escalante acompañado de frailes provenientes del Convento de San Sebastián de Montehano y de sacerdotes de todo Trasmiera. La misa concluye con el cántico del "Himno de la Virgen de la Cama" y los concejales disponen la imagen de la virgen dentro del convento. Por último, vuelven al pueblo los presentes de la misa dirigidos por los danzantes que bailan al ritmo del tambor y del pito.

Danzantes de Escalante portando arcos de flores.

A las 19 horas tiene lugar la procesión de la Virgen de la Cama tal como dictaba la promesa realizada por el pueblo de Escalante en el año 1855. Los monaguillos ceremonieros, portando los ciriales y la cruz, encabezan el acto junto con una banda de tambores y cornetas. Un grupo de danzantes les acompañan más atrás mientras llevan arcos con cintas de distintos colores, entre los que destacan cuatro de ellos: uno representa los colores de la bandera española, otro los de la bandera de Cantabria, otro los colores de la de Santander y otro los de la bandera de Escalante. Les sigue la imagen de San Roque acompañada de las autoridades políticas locales. Tras ellos, aparece la Virgen de la Cama y el clero. En la parte final de la procesión se encuentran los fieles y creyentes de la patrona de Escalante. El recorrido de la procesión es el siguiente: el arranque da comienzo desde el Monasterio de San Juan de Monte Calvario, para luego seguir con la ermita de San Roque desde donde saldrá la imagen del santo que acompañará a la Virgen de la Cama. La primera parada se produce en la calle San Juan para más adelante continuar por la Avenida Cantabria. La calle Trasmiera constituye la segunda parada de la procesión, siguiendo por el Camino de Santa Cruz y la iglesia de la Santa Cruz donde se introduce la virgen junto con San Roque, constituyendo la tercera y última parada. Por último, se regresa a la ermita de San Roque donde se guarda el santo de nuevo y se finaliza en el convento de las monjas clarisas para depositar a la Virgen de la Cama. La razón de estas paradas en donde se deposita durante unos minutos la imagen de la virgen parece que se fundamenta en los lugares donde residían los enfermos más graves de la epidemia de cólera morbo, los cuales fueron sanados por el milagro de la patrona.

Al mismo tiempo, las calles del pueblo son adornadas con ocasión de esta festividad religiosa. Por ejemplo, unos arcos azules y blancos, que evocan la tradición mariana, ornamentan la calle Trasmiera.

Escultura de flores dedicada a la Virgen de la Cama de Escalante.

La música fundamentada en el tambor y el pito, junto con los bailes tradicionales de los danzantes (como la “Danza de los Palillos o Paloteo” en donde cada mozo y moza posee dos palillos con los que sigue el ritmo de la música, cada vez más rápida, a través del choque de sus palillos con los del compañero o compañera) y el sonido de las campanas del convento de las monjas clarisas y de la Iglesia de la Santa Cruz y el chupinazo del inicio de las fiestas son elementos siempre presentes en las celebraciones en honor a la Virgen de la Cama. Por último, la figura de la virgen se dispone en el altar mayor de la iglesia del convento de las clarisas antes de ser acogida de nuevo por las monjas. Este acontecimiento termina con una oración en donde se entona un salve popular y el "Himno de la Virgen de la Cama". Además, los devotos exponen sus ruegos a la Virgen mientras besan sus pies.

Otros días[editar]

El 24 de agosto tiene lugar una Misa de Acción de Gracias en la iglesia del Monasterio de San Juan de Monte Calvario. El 25 de ese mes la figura de la Virgen de la Cama retorna definitivamente a su camarín a la vez que sus seguidores le dirigen sus ruegos y devoción.

Himno a la Virgen de la Cama[editar]

Oh Virgen montañesa de la Cama
bendice al pueblo noble de Escalante
al pueblo que es tu pueblo y es tu amante
y reina y reina del hogar.
Te invoca y ama, te invoca y ama.

De Escalante eres la luz y eres la estrella
que ilumina su sendero,
Tú eres reina de su hogar y de sus calles
y en sus ásperas montañas y en sus valles
son tus ojos dos luceros, son tus ojos dos luceros.

Oh Virgen montañesa de la Cama
bendice al pueblo noble de Escalante
al pueblo que es tu pueblo y es tu amante
y reina y reina del hogar.
Te invoca y ama, te invoca y ama.

Esta oración dedicada a la Virgen de la Cama es también el propio himno del municipio de Escalante.

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