martes, 21 de noviembre de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS DE ESPAÑA

La Inmaculada Concepción es una talla de 1720 obra de Pedro de Ávila. Está ubicada en la Iglesia de San Felipe Neri, en Valladolid (Castilla y LeónEspaña).

Historia[editar]

La imagen fue elaborada por Pedro de Ávila en 1720. Hay constancia de que la obra fue creada originalmente para uno de los retablos de la Iglesia de San Felipe Neri1​ (todos ellos obra de Francisco Villota)2​ y de que la misma fue tallada junto con otras esculturas destinadas al mismo templo: un San Pedro y un San Pablo actualmente emplazados en el retablo mayor, una María Magdalena y el denominado Cristo del Olvido, el cual procesiona el Lunes Santo portado por la Cofradía de la Preciosísima Sangre.3

Descripción[editar]

La talla, realizada en madera policromada y de bulto redondo, presenta una Virgen con un rostro juvenil más maduro que las Inmaculadas precedentes. La boca se halla entreabierta y se puede apreciar la dentadura superior, destacando unos labios muy finos (casi imperceptibles), una nariz ancha y unos ojos a medio cerrar. La cara, delimitada por una larga melena ondulada, posee forma alargada y en ella se evitan las formas suaves y redondeadas, mientras que la longitud del cuello dota a la obra de una apariencia madura y estilizada. Los brazos están flexionados y las manos juntas en actitud orante sin llegar a tocarse, quedando plasmado un claro desplazamiento lateral que denota la influencia de Martínez Montañés. La Virgen luce una túnica blanca sin adornos al igual que el manto, de color azul cuyo único elemento decorativo se reduce a un ribete dorado; esta simpleza de detalles alejan a esta Inmaculada del barroco y la aproximan al ya por aquel entonces floreciente rococó, si bien la obra se encuadra en la escuela castellana.

Los ropajes presentan escasez de pliegues los cuales, con forma de arista, son angulosos y muestran gran fluidez y soltura, sobre todo en el manto, provisto de una gran movilidad debido al vuelo de las telas y al volumen de los drapeados, que a su vez crean claroscuros. La imagen, considerada la obra maestra de Ávila junto con el Cristo del Olvido,4​ se apoya en un escabel compuesto por las cabezas aladas de tres serafines y, como detalle poco habitual, la media luna típica de esta iconografía está ausente, aunque sobre la cabeza sí se encuentra la aureola de doce estrellas en referencia a las doce tribus de Israel.


Inmaculada Concepción
AutorPedro de Ávila
Creación1720
UbicaciónIglesia de San Felipe NeriValladolid (Castilla y LeónEspaña)
Estilobarroco y rococó
Materialmadera policromada









La Inmaculada Concepción es una talla del siglo xviii atribuida a Nicola Fumo. Está ubicada en la Iglesia de San Lorenzo, en Sevilla (AndalucíaEspaña).

Historia[editar]

Origen[editar]

El retablo que preside la imagen, emplazado en la Capilla Sacramental, fue financiado en gran medida por Francisco Antonio Bucarelli y Villacís, I marqués de Vallehermoso, y su factura corresponde a Pedro Ruiz Paniagua, quien recibió el encargo del mismo el 5 de marzo de 1703,1​ finalizando los trabajos al año siguiente.2​ La talla de la Inmaculada, por lo general considerada como una obra posterior a la ejecución del retablo,3​ suele datarse en torno a la segunda mitad del siglo xviii, lo cual constituye un error puesto que hay constancia de que la imagen fue donada a comienzos de 1704 por Eugenio Martínez de Rivas,2​ vecino de San Lorenzo y devoto de las hermandades del Santísimo y de las Ánimas.

Atribución[editar]

La obra está atribuida a Nicola Fumo,4​ lo que permite fechar la talla en el primer tercio del siglo xviii, concretamente hacia 1704, año en que consta su donación, y, con toda seguridad, antes de 1725, año de la muerte del escultor. Sin embargo esta imagen se sitúa a su vez muy próxima a nivel estilístico al círculo de Cayetano de Acosta; si se considerase que la talla donada por Rivas no es la que a día de hoy preside el retablo y que la actual efectivamente pertenece a la corriente artística de Acosta, entonces la Inmaculada tendría que fecharse hacia mediados del siglo xviii o, como muy temprano, en la década de 1730, época en que Acosta realizó las imágenes de San MiguelSan Rafael y San Gabriel (tres de sus primeras obras documentadas) para la iglesia del Convento de Nuestra Señora de los Remedios de Sevilla.5

Descripción[editar]

Inmaculada Concepción, por Nicolás de la Cuadra (1698).

La talla, realizada en madera policromada y de bulto redondo, se encuadra en el estilo barroco aunque se pueden apreciar en ella elementos que presagian ya el rococó, tendencia surgida en Francia y predominante a mediados y finales del siglo xviii, época coincidente con la madurez artística de Acosta, en cuya escuela se encuadra a veces la pieza pese a la casi segura autoría de Fumo. La Virgen, a diferencia de las Inmaculadas de MontañésMesa y Cano, posee un rostro alzado con la vista dirigida al cielo, boca abierta y rasgos maduros, alejados de la tendencia juvenil plasmada en las imágenes concepcionistas de entonces.

El cabello, semirecogido en un peinado de estilo dieciochesco, presenta notables ondulaciones y resulta apenas visible debido a que el mismo cae en gran medida sobre la espalda, mostrando tímidamente unos mechones a la altura de los hombros. Los brazos están flexionados y las manos juntas en actitud orante, aunque ambas no llegan a tocarse. La Virgen, escasamente trabajada en la parte posterior, viste una túnica blanca decorada con motivos florales y cubierta toda ella por unos profundos pliegues tan delgados que en los mismos se puede ver reflejada la conocida como técnica de paños mojados, sobre todo en los pliegues rugosos de la base, en los que se aprecia cierto acartonado. El manto estrellado que cubre la imagen dota al conjunto de gran movimiento puesto que el mismo parece agitado por el viento, creando un gran número de pliegues algo más gruesos que los de la túnica así como marcados claroscuros gracias a su gran volumen.

La Virgen se apoya en un escabel compuesto por una nube esférica cubierta de querubines; algunos de ellos son de cuerpo entero y de otros solo se aprecia la cabeza, detalle que diferencia a esta Inmaculada de la gran mayoría de imágenes concepcionistas del siglo xvii así como de otras contemporáneas y posteriores, en las que lo habitual es que figure esculpido solo el rostro del querubín. Por su parte, sobre la cabeza luce una corona real de orfebrería enmarcada por una aureola con rayos rematada por dieciséis estrellas en vez de doce, como suele ser habitual para hacer referencia a las doce tribus de Israel, otro elemento diferenciador no solo de las Inmaculadas precedentes y posteriores, sino también de la típología impuesta por Francisco Pacheco,6​ quien sentó las bases representativas de esta advocación mariana con un prototipo7​ inspirado en la descripción dada en el Apocalipsis: «... vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza».8

Interpretación[editar]

Talla de la Asunción en la Catedral de la Asunción de María y San Modestino, en Avellino (Campania, Italia).

Existen dos formas de interpretar esta imagen: como la Inmaculada Concepción, que es la interpretación tradicional y oficial, y como la Asunción. Las dudas sobre en qué advocación se debería encuadrar esta talla radican en las notables diferencias de esta Inmaculada con el arquetipo presente en la mayoría de obras concepcionistas tanto pictóricas como escultóricas. Los elementos que conducen a pensar que esta imagen puede estar mostrando el misterio de la Asunción son la cabeza erguida con la vista dirigida al cielo,9​ la boca abierta y el amplísimo vuelo del manto, todo lo cual sugiere que la Virgen se encuentra ascendiendo impulsada por los ángeles que se hallan a sus pies.

En la iconografía inmaculista tradicional María suele tener la cabeza agachada, la boca cerrada y los ropajes con un grado de movimiento mucho menor, a veces nulo, detalle que se puede apreciar en las Inmaculadas de Gregorio Fernández, aunque existen excepciones a esta regla, como por ejemplo la famosa Purísima de Murillo conocida como Inmaculada Soult, en la que la Virgen tiene el rostro alzado y la boca entreabierta, características presentes a su vez en una pintura de 1698 de Nicolás de la Cuadra, en la que además destaca el amplio vuelo de los ropajes. Por su parte, la ausencia en la obra de Fumo de una media luna, aspecto inconfundible de esta advocación mariana, puede llevar igualmente a pensar que la misma no se trata de una Inmaculada (aunque frente a la talla destaca una media luna, esta es de orfebrería y no forma parte de la pieza original). Sumado a esto, la imagen posee importantes similitudes con una Virgen de la Asunción realizada por Fumo en 1718 y venerada en la Catedral de Avellino, en Campania (Italia), si bien esta obra posee, irónicamente, atributos que la acercan más a las imágenes inmaculistas que a las asuncionistas, pues cuenta con una media luna original así como con una aureola de doce estrellas.

Pese a todo lo anterior, la Virgen conservada en San Lorenzo ha sido tradicionalmente considerada una imagen concepcionista y a nivel oficial se la reconoce como una Inmaculada Concepción, existiendo a su vez otras obras de Fumo de similares características en las que la condición de Inmaculada está plenamente asumida y fuera de toda duda, como es el caso de una Purísima venerada en la Catedral de Cuenca y una Inmaculada de 1705 custodiada en el Museo Conventual de las Descalzas, en Antequera (Málaga).


Inmaculada Concepción
Autoratribuida a Nicola Fumo
Creaciónc. 1704
UbicaciónIglesia de San LorenzoSevilla (AndalucíaEspaña)
Estilobarroco y rococó
Materialmadera policromada








María Magdalena es una talla anónima realizada en 1705. Está ubicada en la Iglesia de Santa María Magdalena de Arrigorriaga, en Gran BilbaoVizcaya (País VascoEspaña).

Historia[editar]

Origen[editar]

Los orígenes de la imagen resultan inciertos; la pieza ha sido atribuida indistintamente a Santiago de Castaños1​ y a Nicolás Teille,2​ si bien la tesis defendida por el economista, abogado y escritor Armando Astarloa Solaun tras siete años de investigación es la que goza de más peso en la actualidad. En 2008, durante un viaje a San Petersburgo, Solaun acudió al Museo del Hermitage y reparó en la pintura Magdalena penitente (c. 1565), obra de Tiziano. Tras hallar numerosas similitudes entre el cuadro y la imagen venerada en Arrigorriaga, Solaun realizó una infructuosa búsqueda en internet, viajando posteriormente a Florencia con el fin de obtener información sobre el origen de la escultura; en el Palacio Pitti descubrió una versión temprana de la obra del Hermitage la cual guarda aún más similitudes con la talla, lo que llevó a Solaun a interpretar el lienzo conservado en Florencia como el modelo en el que se basó el autor de la imagen. Al poco tiempo contactó con la directora del Museo de Imaginería de Valladolid, quien una vez estudiada la pieza confirmó su datación aunque indicó que no era apta para el culto a causa de su desnudez, lo que provocó el enfado de Solaun debido a que la imagen llevaba más de un siglo expuesta a la veneración de los fieles en Arrigorriaga, su localidad natal,3​ además de resultarle llamativa por otro lado la producción de una talla de este tipo en una época en la que seguían vigentes tanto la Santa Inquisición (entonces en su apogeo) como el Concilio de Trento, autoridades que vetaban del culto público las imágenes desnudas.4

En Tenerife, su lugar de residencia, el escritor, disgustado por los resultados del análisis, recordó entonces la escultura de una mujer semidesnuda danzando con un esqueleto: Bailando con la Muerte (1893), realizada por Giulio Monteverde y ubicada en el cementerio monumental de Staglieno, en Génova. Gracias a este detalle llegó a la conclusión de que la imagen de Arrigorriaga no fue concebida para una iglesia sino para un cementerio, más concretamente para una cripta al ser una pieza tallada en madera. Solaun emprendió una búsqueda por diversas criptas en Génova, llevándolo su investigación hasta Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, en Francia. Tras concertar una cita con las autoridades de la Basílica de Santa María Magdalena, Solaun viajó en barco hasta Marsella, donde un vehículo puesto a su disposición lo condujo hasta la cripta en la que reposan los restos de la santa, supuestamente el lugar de destino original de la escultura y desde el cual sería trasladada a París, permaneciendo oculta en un desván alrededor de 80 años por disposición de los masones con el fin de evitar su destrucción dadas las tensas relaciones entre el Estado y la Iglesia en el siglo xix.3​ Tras varias disputas entre Napoleón y el clero, Solaun cree que un sobrino del emperador, masón interesado en las lenguas gallega y euskera, llevó la pieza a finales del siglo xix a Arrigorriaga (tenía relación personal con dos habitantes además de con las autoridades eclesiásticas del País Vasco).345​ A mayores, el escritor considera que la llegada de la imagen a la localidad pudo deberse también al hecho de que María Magdalena era la santa patrona del lugar y, por lo tanto, no iba a generar ninguna sospecha en la Iglesia.4

Autoría[editar]

Respecto a su autoría, durante una restauración acometida entre 2013 y 2014 se descubrió la siguiente inscripción en la parte posterior de la talla: «Nicolaus Zume, 1705». Solaun investigó en Génova y en el resto de Italia acerca de este artista, del que no pudo encontrar información, aunque debido a la certeza que tenía de que el autor debía de haber elaborado otras esculturas, siguió realizando averiguaciones que lo llevaron hasta América. En la época de las misiones, los jesuitas que llegaron a la selva de Paraguay, donde fundaron la Misión jesuítica de San Ignacio Miní, cerca de las cataratas del Iguazú, se identificaron en función de las cualidades que poseían; «Zume» significa «quien tiene dotes para el arte», por lo que «Nicolaus Zume» puede hacer referencia a una persona o a una escuela de San Nicolás donde un sacerdote jesuita y maestro de talla llamado Giussepe Braselani dirigió a un grupo de nativos (guaraníes) en la producción de arte sacro. Estas piezas, de gran valor artístico e histórico, serían destruidas en gran medida por los ejércitos de Carlos III en connivencia con la Iglesia, por lo que de confirmarse esta teoría, la imagen venerada en Arrigorriaga sería la única de este tipo en todo el mundo conservada fuera de América.346​ Pese a las afirmaciones de Solaun, el historiador del arte Javier Baladrón Alonso atribuye la obra a de Castaños además de situar su hechura en 1692,7​ año de la factura del retablo que preside,8​ compartiendo esta opinión los escritores Vicente Méndez Hermán, Rubén Sánchez Guzmán, José Javier Vélez Chaurri, Rosa Margarita Cacheda Barreiro, Mario Cotelo Felípez, María Garganté Llanes, Alejandro Cañestro Donoso, Germán Antonio Ramallo Asensio y Sergio Ramírez González.1

Descripción[editar]

La talla, ubicada en la hornacina principal del retablo mayor, está encuadrada en la escuela genovesa9​ y muestra a la Magdalena de pie en actitud de penitencia. De rostro implorante y vista dirigida al cielo, con la mano izquierda sujeta un crucifijo de rudimentaria factura mientras que la derecha se halla abierta en un gesto retórico. A tamaño natural, viste una tela rígida de aspecto vegetal cubierta por un manto de color rosa con ribete dorado el cual exhibe un conjunto de suaves pliegues artísticamente cruzados sobre el muslo izquierdo. La figura se halla dotada de gran movimiento por el hecho de tener la pierna izquierda notablemente adelantada con respecto a la derecha, lo que sumado a la torsión del tronco en la dirección opuesta provoca que la imagen tenga una disposición helicoidal y una clara diagonalidad, detalle que acerca esta pieza a los modelos cortesanos.1​ El torso se halla completamente desnudo y ambos pechos a la vista pese a que el cabello, dotado de voluminosas ondulaciones, cubre parte del seno izquierdo y el vientre, zona en la que destaca una cadena a modo de cíngulo. La escena se completa con una formación rocosa en cuya cúspide destaca una calavera, elemento característico en la iconografía de la Magdalena penitente al igual que el frasco de perfumes situado a sus pies.

Legado[editar]

La figura destaca por ser un ejemplar singular con un gran valor histórico,4​ pudiendo tratarse de la única obra procedente de la escuela genovesa asentada en Paraguay que se conserva fuera de América.3​ Su intrincado origen ha sido novelado por Solaun en el libro La Dulce Francesa. Historia de una Ocultación (2015), donde se entremezclan realidad y ficción.


María Magdalena
Autoranónimo
Creación1705
UbicaciónIglesia de Santa María Magdalena de ArrigorriagaGran BilbaoVizcaya (País VascoEspaña)
Estilobarroco
Materialmadera de nogal policromada

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