ÉPOCA MEDIEVAL
Alfonso o Alonso de Valladolid (Burgos, 1270 - Valladolid, 1346) fue un escritor y médico hispanohebreo, además de clérigo de las religiones judía y cristiana (primero rabino y luego sacerdote tras su conversión al cristianismo —cristiano nuevo—). Su nombre judío era Abner, Abbner o Amer de Burgos (también es conocido como Alfonso de Burgos).
Biografía[editar]
Educado en una firme tradición judía rabínica, se interesó por la teología cristiana y en 1295 abjuró la religión mosaica y abrazó el cristianismo, por lo que se bautizó y fue conocido desde entonces con el título y nombre de Maestre Alfonso de Valladolid. Afirmó que su conversión estuvo motivada por una visio o sueño de un varón que le invitaba a abandonar sus creencias y seguir los Evangelios; lo cierto es que sus creencias mosaicas sufrieron un duro revés cuando en 1295 se reunieron los judíos de Ávila y Ayllón para esperar la llegada del Mesías prometido según anunciaron dos de sus profetas para entonces, y un crucifijo en color rojo apareció sobre las vestiduras que debían llevar en ese rito, como contó en su libro Monstrador de justicia.
Tras su conversión trabajó como médico en Valladolid y fue capellán de la infanta Blanca de Portugal, nombrada por Sancho IV comendadora del monasterio de las Huelgas de Burgos en 1295, el año en que se convirtió. Fue también sacristán de la Colegiata de Valladolid hasta su muerte en 1346.
Obra[editar]
Sabía hebreo, latín y castellano y conocía al dedillo la tradición talmúdica y cristiana; aparte de en Medicina, estaba también muy versado en astronomía y astrología. Su obra escrita está, sin embargo, orientada exclusivamente a combatir su antigua fe y fue el primero en usar el castellano para tratar temas teológicos cuando se propuso hacerlo.
Entre sus obras están las siguientes, algunas de ellas perdidas o ilocalizadas: Concordia de las leyes y Glosa al Comentario de los diez preceptos de la ley, de Abraham ibn Ezra, ambas en hebreo; en castellano escribió Monstrador de justicia, una exposición de los artículos del Cristianismo para que los judíos apostataran; Impugnación al Milchamoth Hasem (Las Guerras del Señor), de R. Quinchi, contra los cristianos; no se ha conservado. Libro de las batallas de Dios, escrito primitivamente en hebreo y luego traducido al español por pedido de Blanca de Portugal. Libro de las Tres Gracias o De las tres creencias, contra el Islam y el Judaísmo. Libro declarante, que es fecho a onrra de Dios et de la Santa Fe Catholica, en castellano.
Moshé Sefardí, posteriormente Petrus Alfonsi o Pedro Alfonso en homenaje a su protector Alfonso I de Aragón (Huesca, ¿1062?-¿1140?), fue un escritor, teólogo y astrónomo español de origen judío y convertido al cristianismo en 1106.
Pedro Alfonso | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Moshé Sefardì | |
Nacimiento | c. 1062 Huesca | |
Fallecimiento | c. 1140 | |
Religión | Judaísmo y catolicismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Astrónomo, teólogo, escritor, traductor, astrólogo, rabino y médico |
Biografía[editar]
Rabino y versado en matemáticas y astronomía, fue médico personal de Alfonso I de Aragón, quien lo protegió y propició su conversión al cristianismo, siendo bautizado en 1106 en Huesca por el obispo Esteban; posteriormente fue también médico de Enrique I de Inglaterra. Ha llegado hasta la posteridad su retrato grabado del Liber Chronicarum cum figuris, un incunable de 1493 que describe la apariencia física de diversos personajes históricos. Es él mismo quien nos suministra los escasos datos que poseemos sobre su vida en el prólogo que antepuso a su Dialogus contra iudaeos (Diálogo contra los judíos). En él cuenta su conversión al cristianismo y su bautismo, que tuvo lugar en 1106. Alfonso I estuvo presente como padrino; también nos informa de su viaje a Inglaterra, donde enseñó artes liberales y astronomía y adiestró a Walcher, prior de Malvern, en las tablas astronómicas árabes. Tuvo como discípulo a Adelardo de Bath. Se conjetura que volvió a Zaragoza hacia el año 1121 y después de esa fecha se cree que anduvo en Tudela.
- El historiador Pascual de Gayangos cita en su obra Escritores en prosa anteriores al siglo XV, (P.443) la razón del nombre Pedro Alfonso:
«...Rabbi Moseh Sefardí, de Huesca, por otro nombre Pedro Alfonso, que así le mandó llamar en 1106 su padrino de pila Alfonso el Batallador. (...)»
Análisis de su obra literaria y científica[editar]
Diálogo contra los judíos[editar]
Su Dialogus contra iudaeos, traducido con el título de "Diálogos en los cuales se refutan las opiniones impías de los judíos con evidentísimos argumentos de filosofía, tanto natural como divina, y se explican los más difíciles textos de los Profetas", fue escrito después de 1106 y su origen probable es el de responder al clamor surgido en la judería debido a su conversión. En ella se sirvió de sus extensos conocimientos de la Torá y de la literatura judía para polemizar contra sus antiguos correligionarios utilizando sus mismos argumentos, defendiendo su nueva fe cristiana. También ataca, desde un profundo conocimiento de la misma, los postulados de la religión islámica. Otros escritores polemistas de la época (Pedro Abelardo, Pedro el Venerable o Pedro de Blois), a diferencia del de Pedro Alfonso, adolecen de falta de comprensión de las argumentaciones de sus adversarios, pues desconocían el Talmud y el hebreo. Además la obra del oscense responde a una sincera experiencia personal y, frente al tono agresivo de otros polemistas, adopta una actitud conciliadora y didáctica.
Disciplina clericalis[editar]
Pero su obra más difundida es un popularísimo libro de apólogos en latín titulado Disciplina clericalis que fue divulgado y traducido por toda Europa en tal manera que unos sesenta autores de la novelística universal de todos los tiempos y todas las lenguas cultas le deben algo, entre ellos Giovanni Boccaccio, don Juan Manuel, Dante Alighieri, Juan Ruiz, Alfonso Martínez de Toledo, Miguel de Cervantes y Lope de Vega. Este libro supuso la primera fuente de introducción en la Europa cristiana de la narrativa oriental por medio de sus 33 apólogos tomados de fuentes árabes y en última instancia persas e hindúes, así como de gran número de sentencias morales persas, hindúes y de otras procedencias orientales, pues estos son los géneros de que está formado el libro, que compuso «parte de proverbios de los filósofos y sus enseñanzas, parte de proverbios y consejos árabes y de fábulas y versos, y parte sirviéndome de las comparaciones con aves y animales». El material de las fuentes que usa son agrupadas del siguiente modo:
- Prólogo acerca «del temor de Dios» en que se agradece al Todopoderoso la inspiración de componer un libro traduciéndolo al latín
- 1. Vicios y virtudes del hombre como individuo.
- 2. Relaciones humanas: el hombre en sociedad con sus semejantes, mujeres y vecinos.
- 3. Relaciones del hombre con la autoridad terrenal (rey) y divina (Dios) y brevitas vitae.
Termina el texto retomando la idea del prólogo y un epílogo consiste en una invocación a Dios. Muchos de estos apólogos pasaron a El conde Lucanor de Don Juan Manuel. Junto al Sendebar, al Calila e Dimna y al Libro de los enxiemplos por ABC de Clemente Sánchez de Vercial, donde aparece completo, constituye uno de los principales repertorios de la cuentística medieval y fue editada por primera vez en 1824, en Francia; se reimprimió en 1948 y en Londres en 1977.
Obra científica[editar]
Por lo que toca a su obra científica, los testimonios extraídos de sus eruditos discípulos ingleses (Walcher o Adelardo) permiten asociarlo a la composición de dos obras: De Dracone, que estudia el cálculo de los movimientos de los astros, y De Astronomia, unas tablas astronómicas según los calendarios árabe, persa y latino, por medio de las cuales y con la ayuda de un astrolabio era posible averiguar, por primera vez y con exactitud, las posiciones del sol, la luna, los cinco planetas conocidos y los ascendientes y descendientes. La obra va precedida de una Carta a los peripatéticos franceses, compuesta en forma epistolar en 1120 e importante para el llamado Renacimiento del siglo XII porque destaca la importancia de la aritmética, ciencia útil para la geometría, la música, la medicina, la astronomía, y los «negocios del siglo». Su enfoque es racionalista y recupera autoridades como Aristóteles y Ptolomeo.
Pedro Alfonso enseñó el uso del astrolabio y el cuadrante a los franceses y a los ingleses y tradujo además las tablas astronómicas de Al-Juarismi y, junto con otros aragoneses como Abraham Ben Ezra y Abraham bar Hiyya, contribuyó a divulgar la ciencia árabe en Occidente, pues inició a la Europa cristiana en el estudio de la astronomía.
Trascendencia[editar]
Aparte de sus aportaciones científicas y astronómicas a la ignorante Europa de su tiempo, su apología en defensa del cristianismo contra el islam y el judaísmo fue utilizada por teólogos y predicadores en la Cruzada y su colección de exempla Disciplina clericalis introdujo la cuentística de origen oriental en toda Europa.
Obra[editar]
- Dialogus contra iudaeos.
- Disciplina clericalis.
- De dracone.
- De Astronomia, obra que se encuentra en dos manuscritos, el Arundel (270, fol. 40v – 44r, siglo XII) y el núm. 1283 del College Corpus Christi de Oxford, ambos estudiados y publicados por el profesor Millás Vallicrosa.
- Carta a los peripatéticos franceses.
Alfonso o Alonso de Alcalá (Alcalá la Real, 1465 - ¿Salamanca, 1540?) fue un médico, jurista, helenista y hebraísta judeoconverso español
Biografía[editar]
Doctor en medicina, abjuró en 1492 de la religión mosaica y enseñó medicina en la Universidad de Salamanca; también se aplicó a los estudios de teología y era especialista en latín y griego. Fue llamado por el Cardenal Francisco Ximénez de Cisneros para que colaborase en el grupo de expertos que reunió desde 1504 para editar una Biblia Políglota Complutense (1514) en sus lenguas originales (griego, hebreo y arameo) y latín. En ella participaron, entre otros, los también judeoconversos Pablo Coronel y Alfonso de Zamora, quienes se encargaron junto a él de la parte hebrea y aramea, aunque el máximo experto en el texto hebreo fue sin duda Alfonso de Zamora. Es lógico pensar que el diccionario hebreo-latino, la lista latino-hebrea y el mismo diccionario de nombres propios hebreos que constituyen apéndices de la obra fueran obra de todo el equipo. La parte griega la trabajaron el cretense Demetrio Ducas, ducho en estas empresas por su experiencia en editar clásicos en los talleres de Aldo Manucio; Hernán Núñez el Pinciano, Diego López de Zúñiga, Bartolomé de Castro y el joven Juan de Vergara. Antonio de Nebrija intervino especialmente en la corrección de la Vulgata, texto latino de San Jerónimo, pero la pretensión de este último de corregir la Vulgata desagradó a Cisneros, quien lo despidió; la obra fue impresa en los talleres de Arnao Guillén de Brocar, quien realizó uno de los alardes tipográficos más notables de la historia del Renacimiento español.
Alonso de Espinosa (mediados del siglo XVI) fue uno de los asentistas o banqueros de Carlos V (en expresión de Ramón Carande).1
Biografía[editar]
Perteneciente a una de las principales familias de judeoconversos españoles que se dedicaban al arrendamiento de rentas y a los préstamos a la monarquía, llegó a amasar una gran fortuna (400.000 ducados en 1560).2
Un hermano suyo, también banquero, fue Pedro de Espinosa. Ambos son citados como banqueros públicos que fueron en dicha ciudad (Sevilla era, por aquel entonces, la principal plaza comercial de Europa).3 La Inquisición de Sevilla reunió documentación de toda la familia de conversos Espinosa.
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