sábado, 24 de septiembre de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA


La capilla del Sagrario de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Fuente Obejuna, conocida también como capilla de la Encarnación, está situada junto a la capilla mayor1​ y en la nave del Evangelio de ese templo, siendo la más destacada de esa nave y la segunda en importancia del templo por detrás de la capilla mayor.

Retablo de la capilla del Sagrario.

Historia y descripción[editar]

Es de planta cuadrada, está cubierta por una bóveda de crucería, y fue fundada por el eclesiástico Antón Ruiz de Morales,a​ que era natural de Fuente Obejuna3456​ y también chantre de la catedral de Córdoba y doctor en Decretos, con el propósito de que sirviera como lugar de enterramiento para sí mismo.743

Antón Ruiz de Morales otorgó testamento en 1503, y en él expresó su deseo de que su cadáver recibiera sepultura ante la capilla de la Cena de la Mezquita-catedral de Córdoba,b​ aunque también ordenó que en caso de que su deseo no fuera cumplido por el cabildo catedralicio mencionado sus restos descansaran en la capilla que había construido en la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Fuente Obejuna, declarando al mismo tiempo y específicamente en el testamento que había sido construida por él.8

Vista general de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Fuente Obejuna y de su retablo mayor.

Pascual MadozLuis María Ramírez de las Casas-Deza7​ y Rafael Ramírez de Arellano afirmaron que en esta capilla estuvo colocada una lápida con el epitafio del mencionado eclesiástico que contenía la siguiente inscripción:3479

SEPULTURA DEL REVERENDO SEÑOR ANTÓN RUIZ DE MORALES, DOCTOR EN DECRETOS, CHANTRE E CANÓNIGO DE CÓRDOBA E DEL CONSEJO DE SUS ALTEZAS.

Sin embargo, el doctor Antón Ruiz de Morales falleció en 1503 y fue sepultado en la Mezquita-catedral de Córdoba,10​ donde el cabildo catedralicio cordobés celebraba ciertas memorias por su alma,47​ y su tumba, como ya advirtió Pascual Madoz, se encuentra delante de la reja de la capilla del Santísimo Sacramento o de la Cena de dicho templo,1043​ que es el lugar en el que el eclesiástico había manifestado su deseo de ser enterrado.11

Rivera Mateos afirmó que si se considera que el doctor Morales no llegó a ser chantre de la catedral cordobesa hasta el año 1489, y que falleció en 1503, puede afirmarse que esta capilla debió ser edificada entre esos años,7​ pero los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba aseguraron que debió ser construida en algún momento comprendido entre los años 1494, que fue cuando se terminó de construir la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, y 1503, año en que el chantre otorgó testamento y falleció.12​ Gómez Bravo afirmó en el siglo XVIII que la capilla era «muy decente»,6​ y en la crestería del remate de la reja que cierra la capilla está colocado el escudo de armas del chantre Antón Ruiz de Morales, que consiste en un blasón terciado por una barra de sable y un moral sobre campo de plata en los tercios superior e inferior.13

En el siglo XIX, según consignó Pascual Madoz en el tomo VIII de su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, esta capilla estaba bajo la advocación de la Encarnación y en ella se hallaba el sagrario de la iglesia.4​ Y en la década de 1950, siendo párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo Miguel Castillejo Gorráiz, que posteriormente llegaría a ser prelado de honor de Su Santidad y presidente de Cajasur, se hicieron numerosas reformas en esta capilla y en su retablo.14

Retablo de la capilla[editar]

Autoría[editar]

Imagen de San Pedro Apóstol en la capilla del Sagrario y colocada junto al retablo.

Algunos autores lo llaman el retablo de la Encarnación, debido a la tabla colocada en su centro que escenifica ese misterio, y afirman que fue realizado por los maestros Antón Pérez y Bartolomé Ruiz,15​ ya que en el Archivo de Protocolos de Córdoba fue descubierto un documento,7​ fechado el 19 de mayo de 1531,9​ en el que se mencionaba que el obispo de Córdoba, fray Juan Álvarez de Toledo, encargó la realización de un retablo para esta iglesia de Fuente Obejuna.7​ Y aunque los datos de dicho contrato son ambiguos y poco clarificadores, sí consta que los encargados de realizar la obra fueron los artistas mencionados anteriormente,7​ y esta hipotética atribución quedaría confirmada en parte si se tiene en cuenta que en el templo no hay ningún otro retablo con pinturas de esa época ni que cumpla los requisitos prefijados en el mencionado contrato a excepción de este, y que en las pinturas que lo componen es posible advertir, según algunos autores, que fueron realizadas por dos artistas diferentes, ya que las del banco difieren de las del resto.7c

Sin embargo, los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba concedieron poca credibilidad a ese contrato de mayo de 1531,9d​ y otros autores afirmaron que todo el retablo es obra del que denominaron «maestro de Fuente Obejuna».1

El pintor Antón Pérez, supuesto coautor del retablo, nació en 1508 en Fuente Obejuna, era hijo del también pintor Gonzalo Vázquez, y hay constancia de que, aunque también practicó el arte de la escultura, desde su juventud aprendió el oficio de pintor en un «ambiente cordobés» prerrenacentista, como señaló Rivera Mateos, aunque en esa época todavía eran frecuentes en el medio pictórico los elementos hispanoflamencos y los tardogóticos.7​ Y el otro hipotético coautor del retablo, Bartolomé Ruiz, nació en Córdoba a finales del siglo XV y fue hijo y discípulo del también pintor Bartolomé Ruiz de Espinosa,16​ aunque conviene señalar que en el contrato de mayo de 1531 mencionado anteriormente, el obispo Juan Álvarez de Toledo quedó obligado a pagar a Antón Pérez la suma de 150.000 maravedís por su realización, aunque este último se comprometió a su vez a dejar la ejecución de la tercera parte de la obra, que según algunos autores sería el banco, a Bartolomé Ruiz, que recibiría por ello la suma de 50.000 maravedís y que desde su juventud disfrutó de un cierto reconocimiento en el mundo artístico cordobés.17​ Sin embargo, parece que Antón Pérez «se reservó» para sí la ejecución de las molduras que enmarcan el retablo y los cinco lienzos de los dos cuerpos superiores, lo que explicaría las diferencias estilísticas entre esos elementos observadas por algunos autores.17

Descripción[editar]

Cuerpo superior o remate del retablo de la capilla del Sagrario.

Algunos autores advirtieron la enorme y apasionante dificultad que supone el intentar ordenar los elementos de este retablo según su orden primitivo.9​ Además, es de planta rectilínea y de traza arquitectónica muy sencilla, ya que sólo está compuesta por unos desgados baquetones o molduras que terminan en unos pináculos y guardapolvos de un depurado estilo gótico.9

Según algunos autores debió ser realizado a mediados del siglo XVI18​ o en el primer tercio de dicha centuria, según otros,1​ aunque Madoz afirmó que sus pinturas datan del siglo XV,4​ y actualmente está formado por siete óleos sobre tabla y un grupo escultórico repartidos en tres órdenes y otras tantas calles.9​ En el centro del cuerpo superior del retablo, que es el lugar de máximo honor, hay una escultura de estilo flamenco que representa a la Asunción, y esta última está circundada por seis imágenes de angelitos que portan instrumentos musicales y que aparecen volando en torno a la Virgen.916​ Y de la nube sobre la que descansa la esta última «sale otro angelito», en palabras de Rivera Mateos, que aparece enarbolando el escudo de las cinco llagas de la Orden de los franciscanos, fundada por San Francisco de Asís.916​ Y Chandler Rathfon Post, basándose en las escenas y detalles de este conjunto de la parte superior del retablo, vinculó esta obra con la iconografía generalmente propia de la Inmaculada Concepción.16

En el centro del retablo está colocado un lienzo que representa la Anunciación de la Virgen19​ y que presenta algunas similitudes, según Rivera Mateos, con la Anunciación con santos y donantes, que fue pintada por Pedro de Córdoba y se conserva en la Mezquita-catedral de dicha ciudad.16​ Y en lo referente a las molduras de madera que enmarcan todo este retablo, el mismo autor afirmó que:16

Las tablas del retablo aparecen enmarcadas por una estructura de madera de clara concepción gótica, destacando en ella sobre todo el guardapolvo, la crestería superior, los sencillos pináculos y los doseletes que coronan cada una de las tablas de Antón Pérez, de gran finura y elegantemente trazadas.

En la parte izquierda del retablo, y comenzando desde arriba, hay dos lienzos que representan el Nacimiento de la Virgen y la Presentación de Jesús en el Templo, y en la parte derecha, y empezando también por la parte superior, hay dos cuadros que muestran la Purificación de la Virgen y la Adoración del Niño Jesús, aunque conviene señalar que en la tabla de la Purificación se han resumido tres escenas bíblicas: el reconocimiento de Cristo como Mesías por el anciano Simeón, la Purificación de María y la Presentación de Jesús en el Templo.16​ Y en el banco o parte inferior del retablo se encuentran unas tablas que representan, y comenzando por la izquierda, la Virgen de la Piedad con San Juan, el Amortajamiento de Cristo, y el encuentro de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta dorada, aunque estos tres lienzos no están coronados por doseletes ojivales, son de tamaño superior a las restantes tablas del retablo, y en ellos las figuras aparecen de «medio cuerpo».20

Óleos sobre tabla[editar]

Óleo sobre tabla de la Resurrección de Cristo en la capilla del Sagrario.
  • 1. Nacimiento de la Virgen María. Santa Ana, la madre de la Virgen, es el personaje central de la tabla y aparece tumbada en su cama aunque con el tronco erguido y descansando sobre una almohada y siendo atendida por una mujer que le ofrece un aguamanil, estando la cama de la santa cubierta por un dosel con cortinajes en los que el pintor se esforzó al máximo, como indicaron algunos autores, por representar lo más verazmente posible la textura de los brocados.21​ Y los autores del Catálogo artístico y monumental antes mencionado advirtieron que, así como la figura de la mujer que aparece aseando a la Virgen niña es una reminiscencia del «motivo iconográfico bizantino del Baño del infante», el grupo de mujeres que aparece en la derecha portando regalos para la recién nacida es un testimonio de cómo la religiosidad tardomedieval dio paso a la representación de la Natividad de la Virgen como si se tratara de una pintura de género.21
  • 2. Presentación de la Virgen en el Templo. Este óleo sobre tabla muestra el momento en que los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana, presentan a su hija en el Templo de Jerusalén para ser ofrecida a Dios, estando inspirada la escena sobre todo en el Evangelio del pseudo-Mateo y, en menor medida, en el Protoevangelio de Santiago y en la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine.22​ La escena está concebida de modo notablemente simétrico, ya que en su eje aparece la escalinata de subida al altar de los holocaustos, ante el que se hallan el sumo sacerdote y la Virgen María, que es aceptada por él, a la derecha del altar aparecen varios individuos con ofrendas destinadas al sacrificio en el Templo, y a la izquierda del mismo se hallan los familiares de la presentada.21​ Y si se considera el estilo y la composición de la tabla, es digno de mención el notable contraste existente entre los edificios presentes en el fondo de la misma, de estilo renacentista, y los «tímidos arcos» de forma apuntada con grutescos que aparecen en ellos. Y también es destacable la errónea perspectiva de las baldosas colocadas ante la escalinata de acceso al altar.21
  • 3. Amortajamiento del cuerpo de Cristo. El eje de la tabla está ocupado por el cuerpo inerte de Cristo, junto al que hay varios personajes, y en la parte derecha aparece José de Arimatea, mientras que en la izquierda se encuentra Nicodemo, y entre ellos se encuentran las Tres Marías.23​ Sin embargo, conviene señalar que los tres Evangelistas canónicosSan MateoSan Marcos y San Lucas, corroboraron la presencia de las tres mujeres en el entierro de Cristo, pero los dos primeros sólo mencionaron a María Magdalena y a María, madre de José, mientras que San Lucas simplemente consignó que las mujeres que habían acompañado a Cristo desde la región de Galilea vieron su sepulcro y el modo en que su cadáver quedó colocado en él, pero fue la «religiosidad popular», como afirmaron algunos autores, la que acabó incluyendo al discípulo «predilecto» del Señor, San Juan, junto a las Tres Marías en el entierro del Salvador.23
  • 4. Resurrección de Cristo. Esta tabla no forma parte en la actualidad del retablo, y se halla colgada en el muro izquierdo de la capilla del Sagrario, pero los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba dieron por sentado que formó parte del mismo y que en el lugar que ocupó se halla en la actualidad el grupo escultórico de la Asunción que corona el retablo, por lo que la incluyeron entre las demás tablas del mismo.23​ Y también añadieron que el autor de la tabla se basó para realizarla en el modelo conocido como «Christus supra sepulcrum», que traducido al castellano viene a decir Cristo sobre el sepulcro, y que la presencia de los guardias en el cuadro está avalada por lo consignado en un pasaje del capítulo XXVIII del Evangelio de San Mateo, en el que se afirma que un ángel bajó del Cielo y ellos quedaron sobrecogidos.23
  • 5. Encarnación de Cristo. Los autores del Catálogo mencionado anteriormente afirmaron que la obra literaria más acorde con el tema de la tabla es el Evangelio armenio de la infancia, ya que en el capítulo V de dicha obra hay un pasaje que afirma que: «el Verbo de Dios penetró en ella (la Virgen María) por la oreja, y la naturaleza íntima de su cuerpo, con todos sus sentidos, fue santificada y purificada como el oro en el crisol», aunque este pasaje de la vida de Cristo también fue representado del mismo modo por Pedro Berruguete en un óleo sobre tabla conservado en la catedral de Palencia, y en un relieve custodiado precisamente en la sacristía de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo de Fuente Obejuna.23​ La escena se desarrolla en un marco arquitectónico muy elaborado al que se intentó proporcionar un ambiente íntimo y hogareño con la aparición de algunos muebles, y una ventana de grandes dimensiones permite contemplar un amplio paisaje sobre el que se hallan Dios Padre y el Espíritu Santo, que son la Primera y la Tercera persona de la Santísima Trinidad, y los dos aparecen emitiendo un rayo de luz que llega hasta la oreja de la Virgen.23
  • 6. Simeón reconoce al Niño Jesús como Mesías. En esta tabla se han condensado, como señalan diversos autores, tres pasajes de la vida de Cristo: el Reconocimiento de la mesianidad de Cristo por Simeón, según fue relatada en el segundo capítulo del Evangelio de San Lucas, la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María, y conviene señalar que según los teólogos católicos, esta última sólo fue una muestra de humildad y sencillez por parte de la Virgen María, que en esta tabla de Fuente Obejuna ha quedado patente por la presencia de una corona con flores de lis en el tapiz colocado en el frontal del altar.24​ La escena principal se ha situado en la entrada del Templo de Jerusalén, y ha sido concebida a modo de eje simétrico en cuyos lados aparecen los dos temas secundarios.24​ A la derecha se encuentran San José y la Virgen María, y esta última lleva un cirio en su mano con el que se pretende resaltar que las ceremonias litúrgicas, que en este caso sería la procesión de la Candelaria, pueden enriquecer un motivo «iconográfico», aunque junto a ambos personajes hay un individuo que porta dos tórtolas como símbolo de la ofrenda que los pobres debían ofrecer en esos casos.24​ Y en el lado izquierdo aparecen el anciano Simeón llevando al Niño Jesús en sus brazos y, por detrás de él, la profetisa Ana, que según algunos autores «encarna» o representa a la sinagoga judía.24
  • 7. Adoración del Niño Jesús. Los autores del Catálogo citado anteriormente afirmaron que es en esta tabla donde quedó patente el deseo del desconocido autor o autores por mostrar amplios escenarios, ya que en el que se desarrolla esta escena consta de dos partes claramente diferenciadas por una pared en ruinas de la que emerge un «monumental pórtico» que permite contemplar las escenas representadas en el fondo del lienzo, y cuyo propósito es crear un acusado «efecto de profundidad» en toda la obra, mientras que con los dos colores empleados en las dovelas del arco el autor evocó los célebres arcos de la Mezquita-catedral de Córdoba.25​ Jesús aparece en el centro de la composición junto a sus padres y recibiendo la adoración de los tres ángeles, y la madre de Cristo está situada junto a una columna quebrada que parece aludir a un pasaje de las Meditationes de Vita Christi del Pseudo-Buenaventura, ya que en él se describió del siguiente modo el nacimiento del Salvador: «cum venisset hora partus, surgens Virgo appodiavit se ad imam columnam quae ibi erat».26​ Y en el cuadro también están presentes otras dos escenas en las que, con un paisaje como fondo delimitado por ruinas, aparecen la llegada a Belén de los pastores, que se halla a la derecha de la tabla, y las bestias del establo reconociendo a Jesús como hijo de Dios, que está a la izquierda, y conviene señalar que esta última escena está inspirada en un pasaje del Evangelio del pseudo-Mateo.27
  • 8. Encuentro de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta dorada o Concepción milagrosa de la Virgen María. La escena está inspirada en el Protoevangelio de Santiago, en el Evangelio del pseudo-Mateo, en el Evangelio de la natividad de María y en la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine, y es uno de los temas que más fomentaron la devoción por la Concepción Inmaculada de María.28​ Los personajes aparecen representados ante la Puerta Dorada del Templo de Jerusalén, que es mostrado como un edificio renacentista adornado con «finísimos» grutescos, y los padres de la Virgen, que aparecen acompañados, respectivamente, por sendos grupos de pastores y mujeres, están abrazados y concibiendo en ese momento milagrosamente a la Virgen María, aunque un ángel situado por detrás de ellos refuerza aún más el carácter extraordinario y sobrenatural del acontecimiento al acercar las cabezas de ambos.23​ Y conviene señalar que, al igual que en la tabla número cinco de este retablo, este pasaje también fue representado del mismo modo por Pedro Berruguete en un óleo sobre tabla conservado en la catedral de Palencia, y en un relieve custodiado precisamente en la sacristía de la iglesia que cobija este retablo, como ya se indicó anteriormente.23

Estilo[editar]

Es una obra notablemente influenciada por la Escuela Cordobesa y un destacado ejemplo del eclecticismo que combina influencias tardogóticas con los primeros modelos del Renacimiento «importados» de Italia y con el naturalismo de los países nórdicos, que se manifiesta al intentar conseguir plasmar realidades concretas,29​ y Rivera Mateos afirmó que en este retablo la tradición hispanoflamenca «evoluciona hacia formas cada vez más suavizadas» y rodeadas por fondos arquitectónicos al estilo del Cuatrocentismo pero con una minuciosidad en los detalles y una delicadeza privativas de los más célebres maestros miniaturistas, como Jan van Eyck.18

Algunos autores, como José Valverde, ya percibieron que en el retablo se advierte la presencia de dos artistas diferentes.15​ Las tres tablas del banco del retablo, que supuestamente habrían sido realizadas por Bartolomé Ruiz, acusan unas notables diferencias con las restantes, ya que en ellas se muestra sobret odo un enfoque orientado hacia la narración de las escenas, que se desarrollan en un plano horizontal, y hacia la exaltación de los personajes, mientras que en las tablas atribuidas a Antón Pérez el artista centró su atención en mostrar grandes escenarios arquitectónicos y concibió su obra verticalmente y apuntando «hacia arriba».30​ Y los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba también señalaron que en este retablo están presentes:29

La preocupación por la perspectiva, el afán de dotar a los personajes de escenarios grandiosos que estén en consonancia con la idea del decoro que la época impone como consustancial a la excelencia espiritual de los mismos, los adornos grutescos de las arquitecturas, (...) el afán por conseguir la textura de los brocados de los vestidos y tapicerías y la amplitud de los paisajes, como es el caso de la tabla de la Adoración.

Además, Ramírez de Arellano señaló que en el centro del banco del retablo y en el lugar donde actualmente se halla el sagrario, que es obra de principios del siglo XIX, había una pintura desaparecida en la actualidad, y según dicho autor, como aseguró Rivera Mateos, todo el retablo de esta capilla habría formado parte, junto con un cuadro que representa la Resurrección de Cristo y que se halla en una pared de la capilla, a un antiguo retablo desaparecido, aunque no hay pruebas que lo corroboren.30e

Las molduras de estilo gótico de madera dorada que enmarcan las tablas del retablo son, como señaló Rivera Mateos, «reminiscencias medievales», pero en conjunto el retablo armoniza con la bóveda con nervios de estilo gótico que cubre la capilla del Sagrario, y también son destacables, desde el punto de vista de la influencia de lo medieval en la obra, las aureolas de oro que coronan la cabeza de los santos en el retablo, el rayo de luz dorada que aparece en la tabla de la Anunciación de la Virgen, y el gran arco de medio punto de la tabla del Nacimiento de Jesús en el que aparecen unas dovelas decoradas al estilo musulmán, que llamó la atención del profesor Diego Angulo Íñiguez cuando afirmó que es:30

Un tributo de admiración al venerable monumento (la Mezquita de Córdoba) que tan escaso respeto mereció del testarudo obispo Manrique y de su Cabildo. Pintado por los mismos años o poco antes de que se destruyese la Mezquita, se diría una protesta del anónimo maestro y una prueba de adhesión a los caballeros veinticuatro que tan valiente como infructuosamente se opusieron a ello desde el Cabildo de la Ciudad.

El «localismo» de los autores del retablo está presente en la tabla mencionada anteriormente, ya que otros autores también vincularon esas dovelas musulmanas con las de la Mezquita-catedral de Córdoba y afirmaron que otras similares están presentes en el retablo mayor de la iglesia de San Bartolomé de Espejo.31​ Los errores, desproporciones, y las actitudes «desgarbadas y sin gracia», en palabras de Rivera Mateos, de los personajes pintados en las tablas, también fueron considerados por él como privativos del estilo gótico y no del renacentista, y estas características están presentes sobre todo en las del banco del retablo, que acusa grandes influencias de la Escuela Cordobesa hispano-gótica, ya que los personajes aparecen en un plano vertical y no fueron pintados con intentos de realizar una penetración psicológica profunda.30​ Y el estilo flamenco presente en esta obra es claramente perceptible si se consideran la tipología de los personajes, su disposición y el modo en que fueron concebidos, los paisajes de amplias perspectivas empleados en los fondos de las tablas y los adornos dorados que aparecen en las vestimentas de los personajes y que estos lucen.30

Pero a pesar del estilo hispanoflamenco presente en el retablo Rivera Mateos señaló que ya se percibe en el mismo un claro alejamiento con respecto a las pautas de ese estilo en la relajación de las «asperezas formales» de los personajes, de sus rostros y de sus ropajes, y que es posible apreciar la clara influencia del Quattrocento pero aún no la de los célebres maestros del Cinquecento, como aseguró dicho autor.18​ Y en las tablas atribuidas al pintor Antón Pérez, se aprecia asimismo, y como era frecuente en el Renacimiento, un notable interés por los grandes escenarios arquitectónicos, que están presentes fundamentalmente en las tablas del centro del retablo, y siguiendo en esta línea, conviene señalar la puerta de ciudad en la tabla de la Anunciación, que según Rivera Mateos era un motivo muy frecuente en las obras renacentistas y en las de la Escuela cordobesa de ese periodo.18f

La escultura de la Virgen de la Asunción colocada en el centro de la parte superior del retablo también destaca por su estilo flamenco, y según Nieto Cumplido y otros autores no formó parte primitivamente del retablo y procede del desaparecido hospital de la Caridad de Fuente Obejuna,932​ y aunque Rivera Mateos eludió pronunciarse al respecto, sí afirmó junto con otros autores que esta escultura no concuerda con los angelitos que la rodean y que el lienzo de la Resurrección de Cristo mencionado anteriormente probablemente fuera pintado por el mismo que realizó las tablas de la parte superior del retablo, y también que sus medidas (135 X 180 centímetros) parecen concordar perfectamente con el espacio ocupado por el grupo escultórico de la Asunción, por lo que tal vez estuviera colocado allí en un principio.3232​ Y el mismo autor señaló que el cuadro de la Resurrección encaja perfectamente en el programa iconográfico del retablo y que posiblemente formó parte del mismo,33​ por lo que coincide con otros autores, que también aseguraron en el Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba que:34

Si, consecuentemente con lo arriba expuesto, consideramos la tabla de la Resurrección como parte integrante de la primitiva disposición de la máquina, vemos cómo la calle central de ésta presenta un manifiesto eje ascendente que partiendo de la tabla en la que se representa la Encarnación del Hijo de Dios nos conduce hasta la que plasma su Resurrección, momentos en los que, por excelencia, se muestra la divinidad de Jesús y constituyen al ser el exordium nostrae Resemptionis y el último de los actos de la Obra de Salvación una oración esperanzadora para aquéllos que consideran la posibilidad de ser partícipes de la supervivencia y gloria de Jesús con tal de que adecúen su conducta a las normas evangélicas. Desde este punto de vista, la pintura en la que se representan los prolegómenos de la Deposición de Jesús en el sepulcro vendría a reforzar la idea de considerar la muerte no como el fin de la vida sino como el paso previo de una resurrección gloriosa. Las que representan la Profecía de Simeón y la Adoración estarían destinadas a manifestar el reconocimiento de la divinidad de Cristo por parte del Mundo Celestial, de los personajes del Antiguo Testamento y de las gentes de buena voluntad del Nuevo. Las restantes tablas se encaminarían a ilustrar sobre la excelencia y lo inmaculado del linaje de Jesús.

Los autores del ya citado Catálogo artístico advirtieron las notables semejanzas existentes entre el repertorio iconográfico de este retablo y el del retablo mayor de la iglesia de San Bartolomé de Espejo, que está dedicado a San Andrés Apóstol,29​ es uno de los más destacados ejemplos de la pintura cordobesa de principios del siglo XVI y fue encargado por el canónigo Gonzalo Ruiz de Lucena para una capilla de su propiedad, aunque actualmente sirve de retablo mayor al mencionado templo.35

En el retablo mayor de Espejo, que contiene pinturas firmadas por Pedro Romana,35​ el canónigo Gonzalo Ruiz intentó exaltar la cruz como símbolo del martirio de Cristo para, por medio de ella, glorificar la Redención que el mismo Cristo llevó a los hombres con su muerte, pero en el retablo de Fuente Obejuna el chantre Antón Ruiz de Morales basó su esperanza y quiso poner de relieve que fue Cristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, quien se convirtió en hombre por propia iniciativa e hizo posible la Redención por medio de su muerte corporal.29​ Y los autores del mencionado Catálogo, por su parte, añadieron que el chantre Ruiz de Morales debía manifestar una gran y especial devoción por el misterio de la Encarnación, ya que cuando en 1503 otorgó testamento y dejó establecida en el mismo la fundación de un beaterio, dispuso que debería llevar ese nombre.29

Sagrario[editar]

Sagrario, altar y parte inferior del retablo de la capilla del Sagrario.

Manuel Gahete Jurado aseguró que posiblemente este retablo no tuvo en sus orígenes ningún hueco u hornacina para acoger un sagrario y que en su lugar habría alguna pintura que mostrara algún pasaje de la vida de la Virgen María, a la que está dedicado casi por entero.15​ Y aunque se desconoce cuándo esa hipotética pintura fue reemplazada, el cambio debió responder, según dicho historiador, a «razones poderosas», por lo que afirmó que es más que probable que el presbítero y párroco de esta iglesia, José Castro Díaz, que sería fusilado en 1936 en los primeros momentos de la Guerra Civil Española, debido a la especial veneración que profesaba al Santísimo Sacramento, ordenara colocar un sagrario en este retablo, y también que es altamente probable que a principios del siglo XX el párroco Francisco del Pino García colocara un sagrario en el mismo lugar protegido por una muerta de madera dorada que posteriormente sería reemplazada por otra de plata en la que había un relieve del Agnus Dei.

Pero esa puerta de plata fue retirada a su vez por el párroco Miguel Castillejo Gorráiz y depositada en el tesoro parroquial, y en su lugar el mismo sacerdote colocó un sagrario de plata con forma de urna, ya que así se lo aconsejó el sacerdote jesuita Francisco de Borja Aldama, que había sido profesor suyo en el Seminario mayor de San Pelagio de Córdoba, por lo que por deseo de ambos en las puertas del sagrario se colocaron unos textos alusivos en ambas puertas a diversos pasajes del Nuevo Testamento:14

En una de ellas aparece en latín el discurso eucarístico que recuerda San Juan en el capítulo VI de su Evangelio: "El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en Mí y Yo en él"; en el otro batiente se halla el fragmento de San Pablo en la Primera Carta a los Corintios acerca de la Eucaristía que leemos el Jueves Santo y el día del Corpus Christi: "Examínese a sí mismo cada uno, y de esta suerte coma de aquel pan y beba de aquel cáliz. Porque quien come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación".

El escultor Díaz Peno realizó ambas puertas por voluntad de Miguel Castillejo, quien según Gahete Jurado, y antes de ser ordenado sacerdote, había planeado el proyecto, ya que era natural de Fuente Obejuna, de «acomodar estéticamente el sagrario al retablo», por lo que fue el propio Castillejo Gorráiz quien aconsejó al mencionado escultor que intentara realizar su obra en estilo neogótico y empleando los motivos geométricos presentes ya en las columnas y remate del retablo.36​ Y en aquella época fue retirada del retablo, por considerarla poco apropiada para el lugar, una pintura de José González que se hallaba allí y que mostraba un «florero con una rosa», y conviene señalar que todas estas restauraciones y reformas supusieron el desembolso de una gran suma de dinero por parte de la parroquia, como ya advirtió Gahete Jurado.








La iglesia de Nuestra Señora del Castillo es un templo católico ubicado en el municipio andaluz de Fuente Obejuna, en la provincia de Córdoba, (España).1

Está situada en el centro de la localidad y en su punto más elevado. En su interior destacan sobre todo el retablo mayor, obra del siglo XVI, el retablo de la capilla del Sagrario, que es del mismo periodo, las pinturas murales descubiertas en el siglo XX y realizadas a finales del siglo XV, y la custodia procesional, que según la mayoría de los autores fue labrada por Juan Ruiz el Vandalino, aunque ello no ha podido ser demostrado fehacientemente. Es un templo «espacioso, elegante en sus proporciones y enriquecido notablemente por las pinturas murales y el arte mobiliar».

Iglesia de Nuestra
Señora del Castillo
Fachada principal y torre de la iglesia de Ntra. Sra. del Castillo--2 (Fuente Obejuna).JPG
Localización
PaísBandera de España España
ComunidadBandera de Andalucía.svg Andalucía
ProvinciaProvincia de Córdoba - Bandera.svg Córdoba
LocalidadFuente Obejuna
Coordenadas38°16′01″N 5°25′08″O
Información religiosa
CultoIglesia católica
DiócesisCórdoba
OrdenClero secular
AdvocaciónMaría Magdalena
Historia del edificio
Construcción1476-1494
Datos arquitectónicos
TipoIglesia
EstiloGótico

Historia[editar]

Fachada principal de la ermita de Jesús Nazareno de Fuente Obejuna.

Hay constancia de que ya a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV existían en Fuente Obejuna las iglesias de Santa María y de San Miguel, que a finales del siglo XV quedaron unidas cuando se construyó la actual iglesia de Nuestra Señora del Castillo.3​.

La tradición popular afirmaba, al igual que algunos historiadores, como Villamediana,4​ que en el lugar donde hoy se alza la iglesia hubo un castillo, y que en el recinto de este último se hallaba la primitiva parroquia con la advocación de Nuestra Señora del Castillo,25​ aunque no hay pruebas que avalen esa afirmación. En los documentos de los siglos XV y XVI analizados por algunos autores solo se consignó que en el lugar donde hoy se alza esta iglesia se hallaba la «casa o mansión» del comendador mayor asesinado en 1476, pero no que hubiera habido ningún «castillo o fortaleza»46​.

En algunos documentos del Archivo General de Simancas consta que en 1493 las obras ya estaban casi acabadas,76​ y que en 1494, un año después, la obra se dio por concluida en su totalidad8​ y siendo Íñigo Manrique obispo de Córdoba,9​ ya que así consta en un texto de letras góticas descubierto en 1980 y colocado en el arco toral de la iglesia, donde aparece la siguiente inscripción:1011a

Inscripción gótica sobre la fundación del templo en el arco toral de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.
ESTA OBRA SE ACABO AÑO DE MCCCCXCIIII AÑOS SEYENDO OBISPO DE CÓRDOBA EL MUY REVERENDO DON IÑIGO MANRRYQUE Y OBRERO ALONSO FERNANDES DE MOLINA VICARIO DE ESTA VILLA LA QUAL OBRA SE ACABO COMPLETAMENTE CON LIMOSNA DESDE CONCEJO.


A mediados del siglo XIX el altar mayor se encontraba, y concretamente desde el año 1805, en el centro del crucero del templo tras haber estado anteriormente ubicado en el «testero de la nave del medio», donde precisamente se hallaba en esa época el coro de la iglesia y un tabernáculo pequeño y de «buen gusto» que «al parecer», según afirmaron Ramírez de las Casas-Deza y Madoz, estaba realizado en madera jaspeada.1213​ Y a mediados del siglo XIX Pascual Madoz indicó lo siguiente con respecto al clero de la iglesia, sus libros parroquiales y su tesoro:14

Esla igl. parr. está servida por dos curas perpetuos, uno de ellos bicario, de nombramiento de la corona en los 8 meses apostólicos á propuesta en terna del diocesano y de este en los 4 restantes y siempre previa oposición en concurso; dos sacristanes de los que uno hace las veces de sochantre, y un organista de nombramiento del diocesano; un entonador y 4 acólitos que nombran los curas. Sus libros parroquiales empiezan: los de bautismos en el año de 1541; los de matrimonios en el de 1564, y los de difuntos en 1573; poseyendo una preciosa custodia y otras buenas alhajas y ornamentos que le fueron donados por el obispo D. Leopoldo de Austria.

En 1936, durante la Guerra Civil Española, el patrimonio religioso de Fuente Obejuna se vio sensiblemente mermado, y hay constancia de que fueron destruidas «25 tablas y murales de pintura», aunque Rivera Mateos no especificó si todas esas obras pertenecían a esta iglesia, por lo que en la actualidad solo se conserva una pequeña cantidad de las obras pictóricas existentes antes de 1936.15

Pintura mural en uno de los pilares de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

En 1954 se emprendieron obras de restauración en el templo y, además de despojar de óxido las bóvedas, paredes y columnas de la iglesia, los cristales opacos de los ventanales fueron reemplazados por vidrieras con colores que representan a la Virgen María y a los doce Apóstoles realizadas por los padres Paúles de Linares.16b​ Entre 1955 y 1956 prosiguieron las reformas en el templo, siendo descubiertas por aquel entonces algunas pinturas murales ocultas bajo gruesas capas de cal, aunque también fue restaurado el techo de la iglesia, se pintaron algunos de sus muros,17​ y numerosas esculturas de santos que se hallaban en la atarazana del templo fueron restauradas y colocadas de nuevo en el mismo,c​ y el mencionado párroco no vaciló a la hora de reemplazar o suprimir algunos elementos desfasados y «poco adecuados» ya para el templo en esa época.18

La iglesia actual tiene el rango de parroquia y está precisamente bajo la advocación de Nuestra Señora del Castillo,26​ aunque otros autores afirman que su verdadero nombre es el de Nuestra Señora de la Asunción, que es una advocación muy extendida en la provincia de Córdoba.5​ Y hay constancia de que al menos durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX tuvo precisamente ese último nombre, ya que así lo consignaron numerosos autores como Rafael Ramírez de Arellano, Pascual Madoz12​ y Ramírez de las Casas-Deza.196

En junio de 1994 también se inauguró el Museo artístico de la parroquia, destinado a preservar y exponer obras de arte, piezas de orfebrería y documentos de singular valor del templo.20d​ Y ese mismo año las paredes de la iglesia fueron revestidas, aunque por consejo del eclesiástico e historiador Manuel Nieto Cumplido se decidió preservar la solería primitiva de la iglesia.20

Arquitectura[editar]

Templo, naves y cabecera[editar]

Portada del lado del Evangelio de la iglesia de Ntra. Sra. del Castillo.

Rivera Mateos ya advirtió que el «estilo primitivo» de este templo se ha conservado casi intacto a pesar del transcurso del tiempo, y añadió que aunque apenas ha padecido reformas importantes, sí se vio afectado por la edificación de algunas capillas en las naves laterales del templo, por la construcción del coro alto, que está situado junto a la portada de los pies del templo, y por la reedificación de la torre-campanario, que se llevó a cabo a finales del siglo XIX.21​ Y en 1814, según consta en un documento del archivo de la iglesia, se construyó la casa parroquial que está situada junto al templo.21

Aunque es un templo de «modesta» traza arquitectónica y edificado con materiales «pobres», en palabras de diversos autores, es una obra relevante y de gran interés del gótico tardío en la provincia de Córdoba, ya que reúne casi todas las características generales de ese estilo, y Rivera Mateos ya indicó, al igual que otros autores, que tiene numerosas semejanzas con la iglesia de San Mateo de Lucena, que data también de finales del siglo XV.22​ Sin embargo, en la construcción de este templo se aprecia claramente que fue proyectado por algún desconocido maestro de obras «local», ya que así lo corroboran «su traza y su ejecución arquitectónica» 2​.

Algunos autores aseguran que es muy probable que cuando se decidió levantar este templo, y en un primer momento, solo se aspirara a alzar otro de dimensiones semejantes al anterior, que probablemente tendría planta cuadrada y estaría «abierto hacia el oeste», cumpliendo así una antigua tradición de la Iglesia católica.23​ Y precisamente la actual iglesia de Nuestra Señora del Castillo, como señaló Rivera Mateos, está orientada litúrgicamente, ya que su altar mayor mira hacia oriente y respeta de ese modo la antiquísima tradición que ya fue consignada por el papa San Clemente en sus Constituciones apostólicas.21​ Y sobre esa primitiva iglesia, que posteriormente sería ampliada hasta llegar a la actual

La fachada principal de esa versión primitiva del templo sería la conocida como Puerta del Sol, que es la situada actualmente a sus pies, y tendría tres puertas, aunque las dos de los lados serían más bajas y estrechas que la central, sobre la que había un campanario de estilo mudéjar cuya existencia quedó plenamente corroborada durante la restauración del templo llevada a cabo en 1994 por el arquitecto Rafael Calderón, aunque ya se sabía de su existencia por ciertos testimonios orales que aseguraban que allí había una «fila de arquillos ornamentales de ladrillo cortado» que hasta esa restauración estuvieron cubiertos por una capa de cal.24

La cabecera del templo,21​ que carece de crucero,5​ es casi totalmente plana, y junto a la capilla mayor, que está situada en el ábside central, hay dos capillas laterales de menores dimensiones: la capilla del Sagrario en el lado del Evangelio y la capilla de Nuestra Señora del Rosario en el lado de la Epístola.25​ Y ambas son de planta cuadrada interna y externamente21​ y están cubiertas por bóvedas de crucería.26​ Y en el exterior del templo hay varios contrafuertes destinados a contrarrestar el empuje de las bóvedas del mismo.27

La capilla mayor también es de planta cuadrada2526​ interna y externamente, y está cubierta por una bóveda de terceletes con un único tramo que da paso a una «sencilla forma estrellada», en palabras de Rivera Mateos, y en las claves de la bóveda de la capilla mayor están colocados los escudos de armas de fray Juan Álvarez de Toledo, que fue obispo de Córdoba, de la familia Fernández de Córdoba y del emperador Carlos I de España,2128​ Y las paredes del presbiterio son totalmente lisas y están desprovistas de adornos, aunque casi en el centro del mismo hay arcos apuntados en cada uno de sus lados que están cerrados por unas rejas sencillas del siglo XVI.21

Puerta del Sol de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

La iglesia está formada por tres naves5​ de siete tramos divididas por pilares de estilo gótico octogonales, irregulares y con un ligero aspecto «cruciforme», sobre los que descansan doce arcos formeros de forma apuntada29​ y colocados en posición paralela con respecto al eje longitudinal de la iglesia, aunque la nave central del templo es superior a las dos laterales en altura y anchura.22​ El templo está cubierto por «sencillas» bóvedas de crucería, por lo que es muy similar a numerosas iglesias cordobesas de nueva planta edificadas a finales del siglo XV,21​ y aunque podría creerse que esta tipología es una mera derivación de las empleadas en las iglesias fernandinas cordobesas, las empleadas en Fuente Obejuna5​ son bóvedas con nervios que en los tramos de la nave central son sexpartitas y en las dos naves laterales de crucería simple.2126

En los arcos formeros de forma apuntada que separan las naves del templo hay unas impostas que hacen las veces de capiteles y que están colocadas en la parte más elevada de los pilares.22​ Los cuatro arcos de los pies del templo tienen una forma más apuntada que los de la parte de la capilla mayor,26​ ya que, y en palabras de Rivera Mateos, «presentan un perfil de arcos doblados con aristas chaflanadas», y las ménsulas sobre las que descansan las bóvedas de las naves laterales tampoco son idénticas,30​ ya que las colocadas sobre los de la parte de la cabecera del templo son mayores que las que se localizan en los de la parte de los pies de la iglesia.26

Los pilares de la iglesia, que son semejantes a algunos de los empleados en el santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta de Córdoba,31​ solo están embellecidos con las impostas colocadas en su parte superior y mencionadas anteriormente, y algunos autores señalaron que son precisamente esas impostas las que alteran la continuidad entre arcos y pilares.26​ Sin embargo, los pilares colocados en la cabecera del templo y que soportan el arco toral son superiores en tamaño a los restantes y tienen aristas verticales, mientras que los ocho pilares situados a los pies de la iglesia difieren de los anteriores y presentan en el lado que mira hacia la nave mayor un saliente que se corresponde con los arcos perpiaños que llegan hasta la bóveda.2630

Portadas[editar]

Portada del lado de la Epístola de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

La portada del lado de la Epístola, que está en el lado sur del templo y «parece» ser contemporánea a este, es en la actualidad la entrada principal al mismo, como indicó Rivera Mateos,30​ aunque otros aseguraron erróneamente en el tomo IV del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba que la portada principal es la situada a los pies de la iglesia.32​ Además, la del lado de la Epístola es también la portada más destacada de todas desde el punto de vista artístico,33​ ya que está formada por un rectángulo de piedra32​ de granito gris rodeado por una moldura de estilo gótico «clara y sencilla» en el que está colocado un arco ojival y abocinado.30​ Y dicho arco está rodeado a su vez por una moldura con forma de arco conopial cuyas ramas se unen en forma de «llaga» y a la «manera ortodoxa», según Rivera Mateos.30

Un pórtico construido aproximadamente en la misma época que la iglesia y con cuatro arcos de medio punto que descansan sobre el muro exterior del templo y sobre tres columnas intermedias32​ que se apoyan, a su vez, en «feos pedestales de granito», en palabras de Rivera Mateos, cobija la portada del lado de la Epístola, siendo esos arcos de medio punto peraltados y estando enmarcados por un alfiz o enjutas utilizado frecuentemente en los patios cordobeses de estilo mudéjar.3432​ Y Jordano Barbudo señaló que estos pórticos son frecuentes en las ermitas de la provincia de Córdoba, que destacan por estar situados ante la fachada y por abarcarla en su totalidad, y que en algunos edificios «abordan los muros laterales».35

Las columnas del pórtico proceden de construcciones antiguas, siendo probablemente la central de época musulmana y las dos de los extremos romanas.32​ Y estas últimas posiblemente fueron traídas hasta aquí desde el yacimiento arqueológico del Cerro de Masatrigo, que se halla a unos 10 kilómetros de Fuente Obejuna, y sus fustes son respectivamente, y de derecha a izquierda, de mármol cárdeno, de mármol blanco y de granito gris oscuro.36​ Y los capiteles, que son todos de mármol blanco, datan de distintas épocas, ya que los dos de los extremos son romanos,e​ y el central, que está muy erosionado, probablemente sea de origen visigodo según Rivera Mateos.36

Portada del lado del Evangelio de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

La portada del lado del Evangelio, que es «bastante sencilla» y que probablemente también fue construida, al igual que anterior, en la misma época que el resto de la iglesia, está cobijada por un pórtico similar al del lado de la Epístola37​ aunque sustentado por tres arcos de medio punto que descansan sobre pilares cuadrangulares edificados con ladrillos.30​ Sin embargo, Rivera Mateos señaló que la portada en sí es obra poco interesante30​ y compuesta simplemente por un rectángulo de piedra enmarcado por unas «sencillas fajas lisas» que tiene forma apuntada y una arquivolta sin adornos y rodeada por molduras, aunque en su parte superior hay una hornacina destinada a albergar alguna escultura que en la actualidad se encuentra desocupada.3032​ Además, Rivera Mateos señaló que esta portada está situada junto a un «antiguo» aljibe,30​ y Pascual Madoz y Ramírez de las Casas-Deza aseguraron que en una estancia a la que se accedía desde la nave del Evangelio de la iglesia se hallaba el aljibe del antiguo «castillo»,1238​ pero otros autores afirmaron simplemente que «se dice» que existe dicho depósito de aguas y que debió formar parte indudablemente del hipotético castillo emplazado aquí.8

A los pies de la iglesia y en su muro sur, que alcanza un grosor de unos tres metros, o de dos metros y noventa y cinco centímetros según algunos autores,32​ se halla la conocida como Puerta del Sol,36​ que está formada por un simple arco apuntado con enjuta32​ de ladrillos que en tiempos pasados estuvo oculto por varias capas de cal.36​ Entrando por esta puerta en el templo y en la pared del lado izquierdo hay una lápida empotrada de época romana,f​ y la Puerta del Sol es sustentada por dos fustes romanos,36​ o probablemente de esa época, que hacen las veces de jambas,32​ aunque conviene señalar que está algo desviada hacia el oeste con respecto al eje longitudinal del templo.36

Torre-campanario[editar]

Torre-campanario de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

La primitiva torre-campanario de estilo mudéjar debió resultar muy deteriorada por el incendio que sufrió en 1810, durante la Guerra de la Independencia Española,24g​ y hay constancia de que en el siglo XIX se derrumbó y de que fue reedificada a finales de esa centuria, según afirmó Ramírez de Arellano,2421​ estando formada en la actualidad por dos cuerpos de alturas decrecientes.33​ Sin embargo, Gahete Jurado aseguró que tras el incendio de 1810 los arcos de la primitiva torre mudéjar fueron recortados y sus vanos rellenados a fin de que sirviera de base a la actual torre-campanario, aunque también indicó que es posible que varios arcos de ladrillo de más de cuatro metros de altura descubiertos junto a la fachada norte de la iglesia formaran parte del primitivo campanario mudéjar.39

La campana mayor de la iglesia se encontraba inutilizada en la década de 1950 por los bombardeos de la Guerra Civil Española, y en 1958 fue fundida una nueva en un taller de Villanueva de la Serena, propiedad de Fernando Villanueva Sáenz, y colocada en el lugar de la anterior, recibiendo el nombre de Santa María.40​ Y por deseo de los habitantes de Fuente Obejuna, en la campana fue colocada la siguiente inscripción en letras mayúsculas:h

SANTA MARÍA DEL CASTILLO. PARROQUIA DE FUENTE OVEJUNA. FUNDIDA EL AÑO 1958 † / SIENDO CURA PROPIO Y ARCIPRESTE RVDO. D. MIGUEL CASTILLEJO GORRAIZ. FERNANDO VILLANUEVA SAENZ. FUNDIDOR DE CAMPANAS. VVA. DE LA SERENA. BADAJOZ.

En 1994, al tiempo que se hacían otras grandes reformas en todo el templo, se instaló un sistema eléctrico para hacer funcionar las campanas de la torre-campanario.

Interior del templo[editar]

Capilla mayor[editar]

Retablo mayor de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

En ella se halla el retablo mayor de la iglesia, que es de estilo plateresco y está realizado en madera dorada y policromada.368​ Y aunque se desconoce la fecha exacta en que fue realizado, algunos autores aseguran que podría haber sido tallado en algún momento comprendido entre los años 1523 y 1537, ya que en una de las claves de la bóveda de la capilla mayor está colocado el escudo de armas del obispo fray Juan Álvarez de Toledo, que fue obispo de Córdoba en esos años y que posteriormente llegaría a ser cardenal.8368

En el remate del retablo se hallan dos ángeles en los extremos y en el centro la imagen de Nuestra Señora del Castillo.41​ Y esta última, que da nombre al templo, es una talla de madera policromada de principios del siglo XIV de tamaño ligeramente inferior al natural42​ que destaca por su «gran naturalismo»,41​ como ya advirtieron Nieto Cumplido43​ y Rivera Mateos, ya que se aleja de la rigidez y del hieratismo medievales y tiende hacia una naturalidad destacada en la relación de la Virgen con el Niño Jesús.41

También destacan en la capilla mayor los medallones que adornan las claves de su bóveda, ya que presentan «apliques de madera policromada, forma circular, cresterías platerescas y escudos de armas», y como es frecuente en el estilo plateresco, están adornados con delfinesangelitos y candelabros.841​ En el medallón central aparece el escudo del obispo fray Juan Álvarez de Toledo,8​ mencionado anteriormente, y en los otros el del concejo de la ciudad de Córdoba, el del emperador Carlos I de España, y el de la familia Fernández de Córdoba, y aunque hay uno deteriorado y «ahumado», en él aparece una torre y es posible que se trate, como advirtió Rivera Mateos, del antiguo escudo de Fuente Obejuna, que es diferente del actual.i

La capilla mayor y su mobiliario han sido reformados y modificados considerablemente a lo largo del tiempo, aunque apenas hay datos sobre ello, pero Rafael Ramírez de Arellano afirmó que anteriormente hubo otro retablo mayor diferente del actual y más sencillo en el que estaba colocado un cuadro de Santa Bárbara que actualmente se encuentra en una capilla situada a los pies del templo.44​ Y a mediados del siglo XIX el altar mayor se encontraba, y concretamente desde el año 1805, en el centro del crucero del templo tras haber estado anteriormente ubicado en el «testero de la nave del medio», donde precisamente se hallaba en esa época el coro de la iglesia y un tabernáculo pequeño y de «buen gusto» que «al parecer», según afirmaron Ramírez de las Casas-Deza y Madoz, estaba realizado en madera jaspeada.1213

Relieves de los apóstoles San Pedro y San Pablo en el retablo mayor.

En la década de 1950 el sacerdote Miguel Castillejo Gorráiz, que en esos momentos era párroco de esta feligresía, colocó el altar en el centro de la capilla mayor y trasladó el sagrario desde el retablo mayor a la capilla del Sagrario, aunque en el lugar que había ocupado el sagrario, que estaba cobijado en una hornacina de estilo barroco, colocó una imagen de terracota de la Virgen de la Encarnación.45​ Y el mencionado presbítero también adquirió una mesa de altar de granito gris que no concordaba con el resto del mobiliario de la capilla mayor, por lo que posteriormente fue retirada y sustituida por otra de madera de mejor «gusto», en palabras de Rivera Mateos, y más vinculada al estilo del presbiterio44​ . Ángel Luis Cepeda Carmona quien, poco después de ser nombrado párroco de esta iglesia en 1965, adquirió ese altar de piedra que posteriormente fue recubierto de madera debido a las protestas de algunos vecinos, que consideraban que su estilo no concordaba con el resto del presbiterio.46​ Y este también fue remodelado en esa época por dicho párroco contando con el asesoramiento del delegado diocesano de turno.46

El párroco Miguel Castillejo también adquirió un púlpito, cuyo coste ascendió a 300.000 pesetas, y unos bancos de madera que fueron emplazados en la capilla mayor, que en aquella época aún estaba rodeada por una reja de hierro, realizados por el escultor Rafael Díaz Peno.47​ Y el mismo párroco compró en esos momentos tres sillones dorados para el mismo lugar que servirían de asiento a los sacerdotes oficiantes, y también bancos para los feligreses que fueron repartidos por todo el templo y cuyo coste individual ascendió a cien pesetas.48

Una sillería de madera de finales del siglo XVII procedente del convento de San Francisco de Fuente Obejuna fue colocada en la capilla mayor en la década de 1980,j​ que ha sido descrita por algunos autores como una obra «sobria y elegante» decorada con «temas ornamentales manieristas de tradición arquitectónica».44​ La sillería carece de relieves o figuras, aunque en el asiento destinado al prior de los franciscanos sí los hay, y en dos de las sillas está colocada una inscripción en latín que afirma: «Fecit F. Pus Hiron. Año de 1692», que traducido al castellano viene a decir «Lo hizo Fray Pedro Girón. Año de 1692»,4944​ aunque los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba expresaron sus dudas sobre si las siglas «Pus» corresponden al nombre de Petrus, que en castellano es traducido como Pedro.49​ Y durante el periodo en que Ángel Luis Cepeda fue párroco de esta iglesia, también se colocó en el presbiterio un ambón de madera tallada que sí concordaba perfectamente con el resto de la sillería.46

En el muro del lado de la Epístola de la capilla mayor se halla la puerta que comunica el presbiterio con la sacristía del templo, y conviene señalar que es una obra de madera tallada de estilo mudéjar de finales del siglo XV o principios del siglo XVI adornada con lacerías con forma de estrellas y con unos «centros de florones» y «elementos fitomorfos», como indicó Rivera Mateos,44​ aunque los autores del citado Catálogo artístico, que consideran a esta puerta «como de lo mejor» en estilo mudéjar de la provincia de Córdoba, aseguraron que su realización debe situarse aproximadamente entre los años 1476 y 1494, que fueron los años en que se edificó este templo.50

Las pinturas murales[editar]

Pintura al fresco que muestra a Santo Tomás de Aquino.

Se encuentran repartidas por algunos de los pilares y bóvedas del templo, y constituyen un notable grupo de pinturas al fresco de finales del siglo XV de estilo hispano-flamenco51​ de la Escuela cordobesa que permiten conocer el primitivo aspecto de este templo, ya que en ellas están presentes algunas de las características de este movimiento,52​ como el empleo de escenarios arquitectónicos de grandes dimensiones, aunque esto es ya un precedente del Renacimiento.53​ Y en los frescos, que no están rigurosamente ordenados, aparecen representadas escenas de diferente temática, ya que algunos están relacionados con la Iglesia, otros con Cristo y la Virgen María y otros con algunos temas de «religiosidad popular»,54​ aunque las características más destacadas del conjunto son el tratamiento otorgado a los espacios arquitectónicos, la apariencia majestuosa y solemne de los personajes, la firmeza en el trazo del pincel, y la excelente «calidad» de los dibujos.55

De la inscripción colocada en el arco toral de esta iglesia sobre la finalización de las obras en el templo, que fue mencionada anteriormente, se deduce que estas pinturas debieron ser realizadas antes de 1494.52​ Y fueron descubiertas casualmente en 1956 por unos pintones de Lucena que estaban pintando todo el templo

Vista general de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo.

En 1980 fueron descubiertas otras pinturas al fresco al ser despojadas de algunas capas de cal que las ocultaban,53​ aunque otros autores parecen dar a entender que aparecieron espaciadamente algunas más entre 1956 y 1980.52

Fue la Sociedad Cooperativa AB-57, formada por un grupo de pintores madrileños, la que se encargó de llevar adelante la recuperación, aunque en el año 2001 las obras ya se habían paralizado por falta de fondos.20​ Pero en 1987, según Rivera Mateos, ya habían sido descubiertos los frescos que representan a los siguientes personajes:55

Sin embargo, Rivera Mateos mencionó algunos frescos que no lo fueron por los autores del Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba, entre los que figuran los de los doce Apóstoles, Santa Catalina y unas cabezas de dragones,55​ aunque estás últimas según los autores de dicho Catálogo fueron borradas,54​ pero Rivera Mateos no mencionó nada sobre ello.55​ Y este último aseguró que no había encontrado documentos dignos de crédito que versaran sobre el motivo por el que fueron ocultados los frescos, aunque a pesar de ello manifestó que posiblemente serían ocultados en el siglo XVII con varias capas de cal por razones de sanidad, ya que en esas fechas hubo varias epidemias de peste y el templo fue empleado posiblemente para albergar enfermos, por lo que sería pintado por entero con varias capas de cal para evitar infecciones.55

Se desconoce quién fue el autor de estos frescos, y Valverde Madrid, sin apoyarse en ninguna prueba documental, aseguró que fueron pintados por Antón Pérez, coautor también supuestamente del retablo de la capilla del Sagrario de esta misma iglesia, pero Rivera Mateos afirmó que como dicho pintor nació en 1508, no debieron ser realizadas por él.55​ Y Manuel Nieto Cumplido, por su parte, y al igual que otros autores, afirmó que se basan en «estampas de otros pintores», como indicó Rivera Mateos, y del mismo modo en que había sucedido en algunos de los libros corales de la Mezquita-catedral de Córdoba, por lo que al tratarse simplemente de copias de obras precedentes, su mérito oscila en función del que tuviera la estampa reproducida.5554

Pero a pesar de lo anterior, y en opinión de Rivera Mateos, todos estos frescos son de «buena calidad» en lo referente al trazado y a la policromía empleada, como en el caso de los colores dorados, aunque dicho autor indicó en 1987 que no era posible conocer en profundidad el conjunto en su totalidad porque aun había numerosos frescos en aquellas fechas ocultos bajo otras capas de pintura.

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