ESCULTURAS DE ESPAÑA
El crucero de Hío (en gallego: cruceiro do Hío) es un monumento escultórico, considerado como el mejor crucero de Galicia (España).1 Está situado en la plaza de la iglesia de San Andrés, en Hío, municipio de Cangas de Morrazo. Tallado en 1872, se discute su autoría; las opciones más defendidas son los canteros y escultores José Cerviño García e Ignacio Cerviño Quinteiro. A excepción de algunas tallas exentas, casi todo el crucero se elaboró con una sola pieza de granito.
Escultura[editar]
Su talla representa dramáticamente los momentos más significativos de la vida humana, desde la creación hasta la redención, de forma simbólica. La iconografía es barroca. El propio simbolismo de las figuras está discutido.
La escena principal representa el descendimiento o desenclavado de Cristo. La figura central es Jesús, ya muerto, al que están bajando de la cruz sujeto con una tela pasada por debajo de los brazos. Dos hombres están subidos a una escalera a la altura de los brazos de la cruz. Son José de Arimatea (propietario del sepulcro en el que se va a enterrar a Jesús) y Nicodemo (un fariseo próximo a Jesús). Ambos sujetan el paño y van descendiendo el cuerpo hasta las manos de San Juan, quien, al pie de la cruz, lo toma por las piernas. San Juan está acompañado por la Virgen María y María Magdalena. Completan el grupo dos angelotes.
El crucero está sobre un pedestal, cuya cara superior imita la forma de un monte. El pedestal se apoya sobre cuatro ángeles, a modo de atlantes.

En el fuste, de sección circular, hay tres escenas. La superior son dos ancángeles, uno de ellos pisando la cabeza de una serpiente y el otro parece que está acogiendo a un niño o protegiendo un alma. Debajo de ellos, la Virgen está pisando a un dragón o a una serpiente, símbolos clásicos del demonio, representado la salvación; la serpiente se protege con una media luna. Finalmente, bajo la Virgen, aparecen las figuras de Adán y Eva expulsados del Paraíso, desnudos y tapándose, avergonzados de su pecado.
Una inscripción en el fuste, casi ilegible, indica la fecha en que fue hecho.
En la base del crucero, a modo de capillita, se abren cuatro hornacinas. En la primera, aparecen representadas las «almas del purgatorio», o almiñas, pidiendo a la Virgen su intersección (para algunos es la Virgen del Carmen; una de esas almas, que pide ayuda para salir del purgatorio, está tocada con una mitra de obispo. En la segunda hornacina, aparece Cristo resucitado en el limbo de los justos (otros creen ver a Cristo sacando las almas del infierno o, también, a la Virgen con Jesús). Finalmente, en las otras dos hornacinas, cada uno en una, Adán y Eva en el Paraíso al pie de un manzano, con el demonio en forma de serpiente tentando a Eva y reptando por el tronco; ambos, Adán y Eva, tienen la mitad inferior del cuerpo tapada por lo que parecen ser lapas, en alusión a las consecuencias del pecado original; otra posible interpretación es que las imágenes recojan el momento de cometer el pecado original y que lo que les cubra sea la vegetación, en un intento ingenuo de ocultar los órganos sexuales a la vista de los fieles.

El crucero está erigido sobre una escalinata de tres peldaños, de forma octogonal, con los ángulos redondeados, sobre la que se asienta una mesa que sostiene el fuste en su centro. Todo el conjunto está rodeado por una reja metálica que lo intenta proteger de los visitantes. Entre la iglesia y el crucero se yergue una columna con un ángel que mira al crucero.
Estado de conservación[editar]
El estado de conservación del crucero es relativamente bueno. Sobre él, hay un crecimiento considerable de líquenes que cubren amplias zonas. Sufrió el trato irrespetuoso de dos turistas que llegaron a romper alguna de las figuras, que fueron reparadas o sustituidas.
Parece ser que las figuras de Adán y Eva del fuste son obra de Manuel Coia, un escultor de Nerga, lugar de esta misma parroquia de Hío.
La estatua de Cervantes se encuentra en la plaza de la Universidad de Valladolid, colocada frente a ella.
Historia[editar]
El 29 de septiembre de 1877 se inauguró en el monumento que se le había erigido a Miguel de Cervantes. Se trataba de una estatua de fundición modelada por Nicolás Fernández de la Oliva, profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid. Otro profesor de la misma escuela, Pablo Berasátegui, modeló cuatro relieves para el pedestal, con escenas de diversos pasajes del Quijote. La cantería del pedestal y la erección de la estatua fueron dirigidas por el arquitecto municipal, Joaquín Ruiz Sierra.1 El monumento estaba destinado a un lugar frente a la casa de Cervantes en la calle del Rastro, donde había vivido a partir de 1605 el ilustre escritor con su familia.
El patrocinador de la obra fue Mariano Pérez Mínguez, quien al poco tiempo la cedió al Ayuntamiento de Valladolid que pasó a ser su propietario. El Ayuntamiento decidió cambiar el emplazamiento y el pedestal de la estatua. Los relieves fueron colocados en el patio de la casa de Cervantes; se hizo un pedestal nuevo de piedra y así, la estatua fue trasladada en 1889 a la plaza de la Universidad (entre la catedral y la facultad de derecho de la Universidad de Valladolid), lugar donde aún reside.
Estatua de Cervantes | ||
---|---|---|
![]() Monumento a Cervantes en la Plaza de la Universidad. | ||
Autor | Nicolás Fernández de la Oliva | |
Creación | 1877 | |
Ubicación | Plaza de la Universidad,![]() ![]() ![]() ![]() | |
Estilo | Realismo | |
Material | Bronce y piedra granítica | |
Técnica | Escultura |
Fuente de la Princesa

La fuente de la Princesa fue la primera fuente que tuvo Zaragoza, construida a principios del siglo xix. Con el objeto sin duda de erigir otras en distintos sitios de la población se proyectó la formación de esta fuente, que continuaría por mucho tiempo sin compañeras. El pensamiento inicial era el de hacer la traída de aguas de unos manantiales que existen a unas dos o tres leguas de la capital conocidos como los Ojos de Pinseque, y todavía aparecen trabajos de excavación y horadamiento de tierras, cerca de la carretera de Madrid.
Posteriormente, se toparon con los inconvenientes de la falta de fondos para llevar a término esta importante obra y se adoptó el medio más sencillo de proveer esta fuente del agua del canal Imperial que procede del río Ebro.
Para ello se hizo la alcantarilla de conducción que partía desde la casa antigua de baños y la de desagüe que se extendía por la izquierda del Salón de Santa Engracia, y vertía las aguas sobrantes en el río Huerva.
La obra se comenzó con el producto de una suscripción voluntaria y de ciertos arbitrios habiéndose colocado la primera piedra el 14 de octubre de 1833 pero corrieron los años y parece que ya se perdía la esperanza de que corriesen también las aguas cuando la actividad desplegada por el Ayuntamiento dio el resultado tan apetecido dejándola concluida y en actitud de servir el 24 de julio do 1845.
En 1902 se desmontó la fuente y se construyó a su lado el monumento a los mártires que permanece en la actualidad en la plaza de España. Las piezas de la fuente se almacenaron y en 1935 esta se erigió de nuevo en la arboleda de Macanaz, pero no se llegó a restablecer su uso. Finalmente, en 1946 se puso en funcionamiento en la glorieta de la Princesa situada en el parque de D. Miguel Primo de Rivera, hoy rebautizado Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza, en donde se encuentra actualmente.1
Descripción de la fuente[editar]
La fuente tenía su asiento en el centro de la gran plaza de la Constitución, vulgarmente llamada de San Francisco (actual Plaza de España), frente al paseo o salón que dirige a la puerta de Santa Engracia. Con sujeción a su plano y modelo consta la fuente de un pilón circular de cuarenta y cuatro palmos de diámetro con su antepecho y grada en toda su circunferencia; una pirámide truncada cuadriangalar de más de veinte palmos de altura cuyos ángulos ocupan cuatro delfines arrojando agua por la boca además de doce caños distribuidos en su contorno correspondiendo tres á cada-frente.
Sobre la parte superior adornada de una pequeña cornisa descansa un trozo de columna dórica con su base correspondiente que sirve de repisa a la estatua de Neptuno con el tridente en la mano izquierda y en actitud de mandar a las aguas. Además de los delfines hay en los centros cuatro lápidas bien adornadas con molduras talladas y orlas pendientes de bocas de león que guarnecen el trozo de columna, con las inscripciones siguientes:
Primera:La sangre derramada
La que había sido jurada Princesa.
Por religión y Patria en este sitio
De mártires sin cuento
La base riega de este monumento.
Segunda:
Para eternizar
El primer acto de fidelidad
A Doña Isabel Segunda,
Como Princesa de Asturias.
Zaragoza 1833.
Tercera:
Ni á mejor Princesa
Ni á pueblo más fiel
Ni en suelo más ilustre
Pudiera dedicarse esta memoria.
Cuarta:
Se principió en 1833.
Llegó el agua en 24 de julio de 1843
Gobernando como Reina
No hay comentarios:
Publicar un comentario