ÉPOCA MEDIEVAL
El tratado de Alcalá de Henares fue un acuerdo rubricado el 19 de diciembre de 1308 en la ciudad de Alcalá de Henares, (España), entre el rey Fernando IV de Castilla y los embajadores Bernaldo de Sarrià y Gonzalo García, que representaban al monarca Jaime II de Aragón.
Antecedentes[editar]
A comienzos de 1306, Fernando IV de Castilla había solicitado entrevistarse con Jaime II de Aragón, y desde ese momento los embajadores de ambos reyes intentaron fijar una fecha para el encuentro de los dos soberanos, que hubo de ser aplazado varias veces debido a los conflictos internos existentes en ambos reinos. Las cláusulas del tratado de Alcalá de Henares, firmado el 19 de diciembre de 1308, tuvieron su origen en los encuentros mantenidos por los reyes de Castilla y Aragón en el monasterio de Santa María de Huerta y en Monreal de Ariza en el mes de diciembre de 1308. Los temas discutidos en ambas entrevistas fueron el relanzamiento de la empresa bélica de la Reconquista, deseado por ambos reyes, el matrimonio de la infanta Leonor de Castilla, hija primogénita y heredera de Fernando IV, con el infante Jaime de Aragón, hijo y heredero de Jaime II de Aragón y, por último, la satisfacción de los compromisos contraídos por Fernando IV con Alfonso de la Cerda, que aún no habían sido satisfechos en su totalidad.1
Respecto al matrimonio entre la infanta Leonor y el infante Jaime, aunque fue celebrado nunca fue consumado, ya que el infante Jaime huyó de la ceremonia de esponsales, renunció poco después a sus derechos al trono, e ingresó en la Orden de San Juan de Jerusalén. La infanta Leonor contrajo matrimonio, años más tarde, con Alfonso IV, rey de Aragón, e hijo y sucesor de Jaime II. Respecto al segundo asunto debatido en las entrevistas, Fernando IV entregó a Alfonso de la Cerda 220.000 maravedíes que aún no le habían sido entregados y este último devolvió al rey las villas de Deza, Serón y Alcalá. La idea de emprender de nuevo la lucha contra el reino de Granada fue acogida con entusiasmo por ambos soberanos, que contaban con el apoyo del rey de Marruecos, quien se hallaba en guerra contra el rey Muhammad III de Granada. Se aprobó con la anuencia de ambas partes que las tropas del reino de Castilla y León atacarían las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería.
Tras las entrevistas mantenidas entre ambos soberanos, Fernando IV se reunió en la villa de Almazán con su madre, la reina María de Molina, y ambos acordaron limpiar de malhechores la zona comprendida entre los municipios de Almazán y Atienza, y destruir las fortalezas que les servían de refugio, labor en la que tomó parte el infante Felipe de Castilla, hermano de Fernando IV. Por su parte, la reina María de Molina se mostró complacida ante los acuerdos alcanzados entre Fernando IV y el rey de Aragón. A continuación, el rey se dirigió a Alcalá de Henares.
Tratado de Alcalá de Henares[editar]
El 19 de diciembre de 1308, en el palacio arzobispal de Alcalá de Henares, Fernando IV de Castilla y los embajadores aragoneses Bernaldo de Sarrià y Gonzalo García rubricaron el tratado de Alcalá de Henares. Fernando IV, que contaba con el apoyo de su hermano, el infante Pedro, de Diego López V de Haro, del arzobispo de Toledo y del obispo de Zamora, acordó iniciar la guerra contra el reino de Granada el 24 de junio de 1309 y se comprometió, al igual que el monarca aragonés, a no firmar una paz por separado con el monarca granadino. El rey castellano aportaría diez galeras a la expedición y otras tantas el rey aragonés. Se aprobó con la anuencia de ambas partes que las tropas del reino de Castilla y León atacarían las plazas de Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses conquistarían la ciudad de Almería.
Fernando IV se comprometió a ceder una sexta parte del reino de Granada al rey aragonés, y le concedió el reino de Almería en su totalidad como adelanto por el mismo, excepto las plazas de Bedmar, Locubín, Alcaudete, Quesada y Arenas, que habían formado parte del reino de Castilla y León en el pasado. Fernando IV estableció que si se daba la circunstancia de que el reino de Almería no se correspondiese con la sexta parte del reino de Granada, el arzobispo de Toledo por parte de Castilla y el obispo de Valencia por parte de Aragón serían los encargados de resolver las posibles deficiencias de dicho cálculo. La concesión al reino de Aragón de una parte tan extensa del reino de Granada motivó que el infante Juan de Castilla "el de Tarifa" y don Juan Manuel protestasen contra la ratificación del tratado, aunque dicha protesta no tuvo consecuencias.
La entrada en vigor de las cláusulas del tratado de Alcalá de Henares supuso una notable ampliación de los futuros límites del reino de Aragón, que alcanzó unos límites mayores que los previstos en los tratados de Cazorla y Almizra, en los que se habían establecido las futuras áreas de expansión de los reinos de Castilla y Aragón en el pasado. Además, Fernando IV otorgó su consentimiento para que Jaime II de Aragón negociase una alianza con el rey de Marruecos, a fin de combatir al reino de Granada.
Tras la firma del tratado de Alcalá de Henares, los reyes Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón enviaron embajadores a la Corte de Aviñón, a fin de solicitar al Papa Clemente V que concediese la condición de cruzada a la lucha contra los musulmanes del sur de la península ibérica, y para que concediese la necesaria dispensa para la celebración del matrimonio entre la infanta Leonor de Castilla, hija primogénita y heredera de Fernando IV, y el infante Jaime de Aragón, hijo y heredero de Jaime II de Aragón, a lo que el Papa accedió, pues dispensa para dicho matrimonio fue otorgada antes de la llegada de los embajadores a Aviñón. El 24 de abril de 1309 el Papa Clemente V, mediante la bula "Indesinentis cure", autorizó la predicación de la cruzada en los dominios del rey Jaime II de Aragón, y otorgó a la empresa los diezmos que habían sido destinados a la conquista de Córcega y Cerdeña.
El Tratado de Almizra es un pacto de paz firmado el 26 de marzo de 1244 entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla que fijó los límites del reino de Valencia. Lo acordaron Jaime I de Aragón y quien más tarde sería su yerno, el infante Alfonso de Castilla y futuro rey Alfonso X el Sabio. En el tratado se estipuló que las tierras al sur de la línea Biar-Busot-El Campello (barranç de Aigües) quedarían reservadas a Castilla.
Este nuevo pacto se origina en el constante incumplimiento por ambas partes de los anteriores tratados, el Tratado de Tudilén (1151) y el Tratado de Cazola (1179); concretamente la cláusula que ambas partes vulneran es la siguiente: Que ninguno de los dos quite o disminuya al otro algo de la parte a cada uno asignada, ni de otro modo uno de los dos maquine astutamente algún obstáculo contra la ya dicha división; cláusula con la que reforzaban los acuerdos.
Jaime I vulnera esta cláusula al conquistar Villena en 1240 y, con ella, los sitios de Caudete y Sax, que al estar al otro lado del puerto de Biar, correspondían a Castilla; y el infante D. Alfonso también lo hizo al pretender Játiva en 1244, que correspondía a la Corona de Aragón.
Historia[editar]
La primera constancia que se tiene del Tratado de Almizra aparece en el segundo capítulo de la crónica de Jaime I, el Libro de los hechos, aunque el texto del tratado no fue publicado hasta 1905. Fueron varios medievalistas quienes intentaron atribuirse el hecho, pero fue el presbítero Roque Chabás el descubridor de un legajo sin catalogar, buscando en el Archivo de la Corona de Aragón, que resultó ser una copia del Tratado de Almizra.
El tratado fue firmado en el actual municipio de Campo de Mirra (Alicante), donde desde 1977 hay un monumento que lo conmemora y donde todos los años, el 25 de agosto durante las fiestas de Moros y Cristianos, se hace una representación teatral de su firma.
El lugar quedó definitivamente aclarado en un informe de fecha 8 de julio de 1926 de la Real Academia de la Historia en el cual confirma textualmente:
Excmo. Sr.: El actual ayuntamiento de Campo de Mirra, corresponde en parte por sus términos jurisdiccionales, con la antigua población de Almiçra (...) La sucinta relación que de la historia de este pueblo queda hecha, demuestra ser el acontecimiento más importante ocurrido en el mismo la paz firmada entre Jaime I de Aragón y su yerno el Infante Don Alfonso de Castilla, tratado que fue suscrito y concertado en el castillo de Almizra.
Si se observa la ubicación de los castillos pertenecientes a ambas coronas, se verá que los correspondientes a Castilla se encuentran en elevaciones en llano, mientras que los de Aragón están todos emplazados en zona montañosa: Jijona cierra el paso a la entrada desde Alicante por la hoya de Jijona hacia la Carrasqueta; Castalla domina toda su hoya al pie del puerto de Biar y hasta Sax; Biar defiende el acceso por su puerto; Almizra (actual Campo de Mirra) domina hasta Bocairente, el valle por el que discurre el curso alto del Vinalopó y Villajoyosa, separada de Alicante por una extensión de montañas áridas. Con esto, la Corona de Aragón consigue controlar los accesos naturales hacia el interior de sus territorios, mientras que Alfonso X consigue evitar que le sean conquistadas sus tierras alicantinas y murcianas, frenando el avance aragonés. Este resultado explicaría la extraña pretensión del castellano por Játiva, que ya se había asegurado para Aragón, forzando así Alfonso que se cumplieran las fronteras pactadas en Cazola.
Revisión posterior del tratado[editar]
En 1296 estalló una nueva guerra entre Castilla y Aragón ya que Jaime II de Aragón invadió el Reino de Murcia que ya era reino vasallo de Castilla por el Tratado de Alcaraz de 1243 violando las fronteras del tratado de Almizra. Posteriormente, se dividió el reino en dos partes y las comarcas del Medio y Bajo Vinalopó, el Campo de Alicante y la Vega Baja del Segura quedaron incorporadas al Reino de Valencia tras la firma de los tratados de Torrellas (1304) y Elche (1305).
El Tratado de Amparanza (en catalán Tractat d'Emparança) con los araneses, firmado en 1175 por Alfonso II el Casto de Aragón en el desaparecido monasterio de San Andrés de Barravés (Alta Ribagorza), asegura la protección (anexión) del Valle de Arán, que desde el siglo X pertenecía al condado de Cominges.
A cambio de la protección real, los araneses se comprometían a pagar anualmente el Galin Reiau, un tributo de un galin —un recipiente que tiene la medida del grano sembrado en un terreno de 216 metros cuadrados—1 lleno de trigo por fuego (casa, hogar), y el rey se comprometía a otorgar los diezmos que le correspondían al monasterio de Mijaran.
El tratado de Anagni o paz de Anagni fue un acuerdo firmado entre el papa Bonifacio VIII y los reyes Jaime II de Aragón, Felipe IV de Francia y Carlos II que ponía fin a diversos conflictos aparecidos a raíz de la conquista aragonesa del reino de Sicilia por parte de Pedro III de Aragón. Además, se confirmaba el tratado de Tarascón que ponía fin a la Cruzada Aragonesa. El tratado se firmó en la catedral de la ciudad italiana de Anagni el 20 de junio de 1295.
Contenido[editar]
Las principales cláusulas del tratado fueron:1
- Se fijó el matrimonio entre Jaime II y Blanca de Anjou, hija de Carlos II.
- El reino de Sicilia regresaba a la Santa Sede.
- Ayuda militar de Jaime II hacia Carlos II para ayudarle en la conquista de Sicilia.
- Se anulaba la excomunión papal contra Jaime II.
- Reconocimiento por parte de Francia de las donaciones realizadas por Martín IV a Carlos de Valois.
- Devolución de las Baleares a Jaime II de Mallorca, aunque quedaban bajo la tutela del rey de Aragón
- La Santa Sede tenía el arbitraje sobre el Valle de Arán.
- Se intercambiaban prisioneros y rehenes realizados durante la guerra, tanto los que estaban en poder de Carlos como los de Jaime II.
El tratado establecía además dos cláusulas secretas:
- Cesión de Córcega y Cerdeña a Jaime II, pero teniendo en cuenta su condición como reino vasallo de la Iglesia.2
- Ayuda militar del reino de Aragón al rey de Francia para luchar contra Eduardo I de Inglaterra
Consecuencias[editar]
El tratado se mostró benévolo ante Jaime II, empezando por el levantamiento de la excomunión, luego por los beneficios económicos y finalmente por la posibilidad de casarse con una princesa del bando enemigo que le permitiría traer la paz a sus reinos.1
El parlamento siciliano, sin embargo, rechazó el tratado de Anagni y en 1296, eligió como rey al hermano de Jaime II de Aragón, Federico II de Sicilia,3 quien siguió luchando por conseguir la independencia de la isla contra las tropas angevinas y la flota enviada por el rey de Aragón para hacer respetar el tratado. En 1302 se tuvo que redactar un nuevo tratado, el de la paz de Caltabellota, que ponía fin definitivo al conflicto.
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