miércoles, 25 de diciembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

ESPAÑA PRERROMANA

El Castro de la Mesa de Miranda se encuentra en el municipio de Chamartín, a 22 kilómetros al Oeste de la ciudad de Ávila, en la vertiente Norte de la Sierra de Ávila. Se accede a través de la carretera AV-110 hasta Chamartín, municipio de pequeñas dimensiones, cuya arquitectura popular resulta representativa de la zona serrana.
A poco más de dos kilómetros al norte del pueblo se encuentra el Castro. El acceso puede hacerse a pie o con vehículo rodado a través de un camino de tierra. El primero es más aconsejable, al tratarse de una excursión por un terreno sin complicaciones de un paisaje de encinas centenarias y cercas de piedra. Es el más atractivo para visitantes sin prisas, con ganas de disfrutar de la Naturaleza. El acceso por el camino rodado constituye una excursión pedestre sin dificultades, apta para niños y personas de edad andarinas.

Castro de la Mesa de Miranda 17 by-dpc.jpg

Historia de la Investigación[editar]

Fue descubierto en 1930 por Antonio Molinero.23​ Se llevaron a cabo excavaciones entre 1932 y 1934 primero, y, después, en 1943 y 1944 siempre bajo la dirección de Juan Cabré Aguiló, asistido por Antonio Molinero y María Encarnación Cabré. Aquellas excavaciones se centraron fundamentalmente en la Necrópolis de La Osera y en el reconocimiento de sus sistemas defensivos. Desde entonces hasta el presente, los trabajos realizados en el Castro han consistido fundamentalmente en la puesta en valor, por lo que se encuentra acondicionado para la visita. El recinto está bajo la protección de la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. La declaración de "Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica" está en proceso, con un expediente incoado desde el 24 de noviembre de 1980.1
El nombre que recibió proviene del tipo de orografía plana sobre la que se asienta el castro (Mesa) y por su proximidad a la finca de Casas de Miranda (Miranda).4

Un castro vetón[editar]

La Mesa de Miranda fue un Castro habitado por vetones entre finales del siglo V y el siglo I a. C. Según las fuentes romanas, el pueblo vetón ocupaba las actuales provincias de ÁvilaSalamancaCáceres, parte de Toledo y norte de la de Badajoz. Los datos más abundantes sobre los vetones los ha aportado la arqueología. Las referencias antiguas no son muy abundantes. Con frecuencia les sitúan en los momentos previos y durante la conquista romana, aliados, sobre todo, con los lusitanos. Con estos se les cita asaltando ciudades del valle del Guadalquivir o atacando a las tropas romanas durante las guerras celtíberas (155-133 a. C.). Finalmente serán sometidos a partir de 133 a. C. aunque vuelven a ser citados tomando partido por alguno de los contendientes en las guerras civiles romanas que durante el siglo I a. C. se libran en territorio hispano. El Castro de La Mesa de Miranda debió ser abandonado, bien hacia 133 a. C. o, más probablemente, al final de las guerras civiles, cuando se lleva a cabo la estructuración de Hispania por Augusto, como parte del Imperio romano.

El recinto urbano del castro[editar]

Tiene una superficie total de 29 ha repartidas en tres recintos amurallados, ubicados en la meseta que se forma en la confluencia de dos cursos de agua menor que han excavado un profundo valle. Se trata, por tanto, de un lugar estratégico en la intersección de un paisaje serrano y el sedimentario del valle del Duero, circunstancia que le confiere un atractivo muy particular. Como consecuencia de esto las vistas por el Norte son excepcionales en todas las épocas del año.
A partir de la factura de las murallas que componen los tres recintos, se deduce que no fueron contemporáneos. El sistema defensivo fue perfectamente estudiado para que no hubiera puntos vulnerables, a la vez que fue adaptado a la morfología favorable del terreno.
El I Recinto es el más antiguo y el más grande (11,5 ha), donde previsiblemente vivió el grueso de la población. Estaba todo amurallado. La adaptación de la muralla a la topografía abrupta del sitio es un claro exponente del estereotipo de un Castro vetón. En la parte Sur, donde la muralla alcanza los 5 m de ancho, tiene dos puertas flanqueadas por torres circulares y defendidas por campos de piedras hincadas y un foso, colmatado por el derrumbe de la muralla. Una de las puertas fue cegada de antiguo, se supone que para evitar puntos vulnerables. La muralla en este punto se compone de muralla y antemuralla (doble paramento), como un sistema defensivo más.
Verraco vetón del Castro hoy situado en Chamartín
El II Recinto fue añadido por el sur al primero. Seguramente tuvo un cometido más variado que el anterior, dedicándose, además de a vivienda, a albergar zonas de producción y almacenamiento, así como recoger los ganados en caso de necesidad, se puede considerar uno de los primeros polígonos industriales de Europa ya que todos los talleres de artesanía se trasladaron a este Recinto. Destaca una gran torre circular que defiende la zona Sur, donde hay instalado un mirador actualmente.
El III Recinto pudo construirse durante las guerras celtibéricas (155-133 a. C.) o en las guerras civiles (siglo I a. C.). Supone un complemento defensivo por el Este de los recintos primero y segundo. Construido con piedras de gran tamaño supone una diferencia muy clara respecto a los otros dos, sobre todo el primero. Prueba clara de su posterioridad es que invadió parte de la Necrópolis.

La necrópolis de la Osera[editar]

Espada de antenas atrofiadas y vaina halladas en la Necrópolis. Siglo IV-III a. C. Museo Arqueológico Nacional de España.
Se encuentra inmediata al Castro por el sur, en una explanada muy propicia.
En ella centró fundamentalmente sus trabajos arqueológicos Cabré. Cuenta con 2230 tumbas,5​ todas ellas de incineración. Los vetones incineraban a sus muertos guardando después las cenizas en una urna o depositándolas simplemente en un hoyo en el suelo, según la categoría social del difunto. Algunas tumbas o grupos de ellas eran marcadas con un túmulo de piedras que las significaba en el relieve. Ello ha permitido saber muchos detalles de la estructura social de las gentes que habitaron este Castro. Se trataba de una estructura piramidal en cuya cúspide dominaba una aristocracia militar que se hacía quemar y enterrar con sus armas y atributos lujosos.
La Necrópolis estaba dividida en seis zonas bien definidas unas de otras y presididas por un hito de piedra vertical. Tal cosa es posible que obedezca a la división en linajes o castas que componía la sociedad del Castro. Estudios recientes han puesto de manifiesto que los hitos que presiden cada una de las zonas en que se define la Necrópolis guardan la misma alineación que la constelación celeste de Orión, circunstancia que estaría indicando detalles de las creencias en el más allá que tenían los habitantes de la Mesa de Miranda.













El Castro de las Paredejas se localiza en Medinilla, (Ávila), comunidad autónoma de Castilla y León, España. A diferencia de otros castros de este momento, en el de Las Paredejas no se buscó un lugar elevado de fácil defensa natural o buscando la horquilla en la desembocadura de dos ríos, como en tantos otros casos. Se eligió aquí una plataforma ligeramente elevada sobre el entorno en la base norte del Berrueco, basculando suavemente hacia el oeste y noroeste. Por el sur esa plataforma se une a la ladera del Berrueco, lo que en apariencia implicaría una cierta desprotección al poder ser avistado y alcanzado el interior del castro desde la ladera. Aunque no se conserva ninguna evidencia constructiva, ese detalle, con seguridad, tuvo que se solucionado de alguna manera, de forma que no quedara desprotegido el castro por ese lado.
Centro de interpretación en Medinilla
Desde la plataforma de Las Paredejas se dominaba todo el territorio circundante hacia el norte, este y oeste, de manera que cualquier peligro inmediato era descubierto con cierta antelación a suficiente distancia.
Aunque no se conservan indicios, es previsible que el castro de Las Paredejas estuviera amurallado al menos al final de la Edad del Hierro, como lo estuvieron todos los de su entorno en las provincias de Ávila y Salamanca. El desmantelamiento de sus murallas podría deberse a la intensidad de los cultivos en esa misma zona desde la Edad Moderna hasta la segunda mitad del siglo XX. La parcelación que durante los últimos siglos ha conocido la zona y la esforzada creación de bancales allí donde era posible obtener una pequeña porción de tierra, tuvieron que implicar una importante demanda de piedra cortada, obligando al desmantelamiento de toda construcción arruinada de la zona, Esta circunstancia priva a este castro actualamente de uno de los atractivos comunes a todos los de su entorno, como por ejemplo UlacaLa Mesa de MirandaLas Cogotas o Los Castillejos, en la provincia de Ávila o SaldeanaBermellarYecla de Yeltes y Pereña en la de Salamanca, todos ellos fuertemente amurallados. Sobre la magnitud del castro de Las Paredejas sólo puede decirse que los restos visibles correspondientes a la cultura material, esparcida por las tierras de labor, implican una superficie conocida en torno a las 50 ha, en la que había que incluir a la necrópolis. Tal superficie, con seguridad exagerada por la diseminación posterior de los restos, provocada por la agricultura, parece ponerla a la latura de alguno de los castros más conocidos del entorno de Ávila, como el de Los Castillejos de Sanchorreja e incluso del de La Mesa de Miranda.1

Las casas[editar]

Las casas de los vettones eran de planta rectangular, generalmente con varias habitaciones. Las paredes tenían, al menos un zócalo de mampostería, continuándose el resto por medio de ladrillos de barro, adobe o tapial, según las zonas, rematado el tejado en una cubierta vegetal. También es posible que todas las paredes fueran de piedra. La vida giraba en torno a la habitación mayor, la cocina, donde el hogar de barro presidía la estancia. Allí había un banco de piedra adosado a una de las paredes del que cuentan las fuentes que se utilizaba para sentarse a comer, por orden de edad.

Creencias[editar]

Un hallazgo antiguo en Las Paredejas aporta información sobre las creencias de sus gentes. Se trata de una representación en bronce de la diosa fenicia de la fecundidad, Astarté, que apareció fortuitamente en algún lugar del Cerro del Berrueco, posiblemente en Las Paredejas, habitado en el momento al que corresponde la representación. Esta circunstancia estaría indicando, primero, los contactos con la cultura fenicia, que tenía sus colonias en la costa andaluza y, por otra parte, la asimilación de las gentes que vivían aquí con el culto a las divinidades del Mediterráneo oriental.









El castro de El Raso es un asentamiento vetón situado en el municipio de Candeleda (ÁvilaEspaña), concretamente en una zona denominada El Freíllo, próxima a la pedanía de El Raso. Consta de varios recintos amurallados distribuidos en al menos tres zonas próximas entre sí, abarcando una superficie total de unas 20 ha. Parte de los hallazgos arqueológicos encontrados se encuentran en el Museo de Ávila, constituyendo lo que se denomina el tesorillo de El Raso, compuesto por algunas piezas y monedas de plata.
En el castro se ha rehabilitado dos de las viviendas para dar cobijo a un centro de interpretación que ofrece información sobre el yacimiento.

Descripción[editar]

Situado en un paraje montañoso, rodeado por la sierra de Gredos y con vistas al cercanísimo pico Almanzor. Al ser estas montañas de clima más húmedo, prosperan los helechos y los robles. Aunque estos últimos no sean tan predominantes como en épocas anteriores, todavía hay un número considerable de ellos. Su excepcional situación sobre la garganta de Alardos no sólo lo hacen un lugar de gran belleza, si no también estratégico y fácil de defender. Pertenece al término de Candeleda, al que se accede por un desvío de la C-501.
Pieza de diadema de la tumba 78. Museo de Ávila
Se trata de un castro vetón de la Edad del Hierro que ocupa una destacada posición sobre la garganta de Alardos que le sirve de foso, su parte alta está totalmente protegida por un fortín y hacia la llanura conserva restos de una muralla. Esta estratégica posición permitía controlar la parte baja y los accesos a los pastos de la Sierra de Gredos.
Ocupado desde finales del siglo III a. C. hasta mediados del siglo I a. C., momento en que se abandona de forma forzosa,debido a la conquista romana. A partir de este momento la mayor parte del poblado es destruido y sus murallas inhabilitadas por los romanos lo que hace que sus habitantes se vean obligados a trasladarse a las zonas llanas del valle,dando lugar al progresivo abandono del lugar. Se trata de una construcción ex novo, ya que se ha localizado un poblado anterior, en llano y sin murallas, en una zona cercana, El Castañar, que fue destruido. Con este poblado se relaciona la necrópolis, cuya cronología abarca desde el siglo V a. C. hasta el siglo III a. C. La necrópolis de El Raso no se ha localizado.
Excavado desde los años 70 por F. Fernández Gómez, posee una muralla de 2 km de perímetro, con una anchura media de 2-3 m, torres de refuerzo y bastiones. Delante de ella se localiza un amplio foso, y se especula con la existencia de una rampa de piedras hincadas. En el interior se excavaron cuatro sectores, que evidencia una amplia densidad ocupuacional y la carencia de organización urbana, ya que los trazados de las calles son irregulares. Sin embargo, la planta de algunas casas se inspira en modelos helenísticos, con un hogar central, con banco corrido, en torno al que se distribuyen el resto de las estancias, y un porche en la entrada, con un pequeño corral para animales.
En el exterior del poblado se encuentra el santuario de Postoloboso, dedicado al dios Vaelico, relacionado con el lobo —que debió ser abundante por estos lugares—.

Detalle de la muralla del Castro Celta El Raso.jpg

HISTORIA DE ESPAÑA

ESPAÑA PRERROMANA

Zona de la sierra de Ávila donde se localiza el Castro de los Castillejos.
El castro de Los Castillejos de Sanchorrejaprovincia de Ávila (España), es una fortificación que se localiza en una cota máxima de 1553 m en un cerro ligeramente amesetado. Su situación preeminente le hace dominar una vastísima zona, siendo perfectamente visible, a su vez, desde distancia lejana. Desde allí se domina las tierras de la meseta Norte situadas al norte de la sierra de Ávila y hacia el sur el Valle de Amblés, la sierra de la Paramera y La Serrota.





Historia de la Investigación[editar]

Las excavaciones fueron emprendidas en los años 1930 por parte de Joaquín María de NavascuésEmilio Camps Cazorla y Juan Cabré, publicándose1​ sus resultados más de 20 años después gracias a Juan Maluquer. En la década de los 1980 Francisco Javier González-Tablas Sastre reemprendió el estudio del yacimiento a través de distintas campañas de excavación, al tiempo que se revisaron algunos materiales procedentes de excavaciones antiguas y de intervenciones clandestinas.

Arqueología[editar]

Brasero ceremonial de bronce proveniente del Castro de los Castillejos; Museo Arqueológico Nacional.
El yacimiento, levantado sobre los típicos berrocales de granito de esta zona abulense, presenta dos niveles, un primero atribuible a Cogotas I, con presencia de cerámicas excisas y de tipo boquique, y un segundo datable a inicios de la Edad del Hierro II. En esta segunda fase se distingue una zona central o acrópolis y dos recintos más, con varias puertas; la principal está al este de la acrópolis y presenta una entrada de embudo. Para estos momentos el oppidum parece abarcar una extensión de más de 25 ha, de las que solo dos tercios estarían habitadas, dada la irregularidad del terreno, y se acompaña de una característica muralla con doble paramento que se adapta a la accidentada topografía, erigida en dos momentos, el último datable hacia el 500 a. C. Las viviendas, a base de estructuras irregulares pero tendentes a la forma rectangular, con hogares y suelos de tierra apisonada, se distribuyen por la acrópolis y el segundo recinto; fuera de la muralla, por debajo del lienzo oriental, existía un barrio extramuros de casas aisladas.

La Necrópolis[editar]

Cultura material[editar]

Respecto al material recuperado, es abundante y variado, sobre todo el cerámico; especies a mano (principalmente peinadas), torneadas, lisas, toscas, decoradas, pintadas, etc. Además se hallaron objetos de uso personal, adornos en bronce (botones, hebillas de cinturón, agujasfíbulas de distinta filiación, un depósito de bronces encontrado en 1931 en el que destaca una plaquita de cinturón con la representación de un grifo y una palmeta, de clara tradición orientalizante), útiles de hierro (hachascuchillos) y piezas comunes como fusayolasmolinos de mano, pesas de telar etc. El poblado no se romaniza, pues se destruye mucho antes que los demás castros, hacia el 400 a. C.









Las Cogotas es el nombre que recibe un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Cardeñosa en la provincia de Ávila (España). Situado en un cerro y fortificado, deparó una secuencia estratigráfica que fue dividida en dos grandes periodos con un hiato entre ambos, uno propio del Bronce Final (Cogotas I) y otro del comienzo de la segunda Edad del Hierro (Cogotas II). La investigación de Las Cogotas permitió conocer mejor los modos de vida peninsulares previos a la invasión romana.
Fue excavado por Juan Cabré en los años 1920 y es la principal referencia de los vetones, un pueblo de cultura celta que habitó una extensa zona que abarcaba las actuales provincias de Ávila y Salamanca y parte de ToledoZamoraCáceres y los Trás-os-Montes de Portugal durante la Edad del Hierro.

Castro de Las Cogotas
Bien de Interés Cultural
Patrimonio histórico de España
Castro de Las Cogotas 02 by-dpc.jpg
Localización
UbicaciónCardeñosa Bandera de la provincia de Ávila.svg Ávila
Flag of Castile and León.svg Castilla y León
Datos generales
Declaración03-06-1931
CategoríaZona Arqueológica y Delimitación zona arqueológica
CódigoRI-51-0000383 y RI-55-0000902
Construcciónsiglo VI a. C. - siglo II a. C.
EstiloEdad de los Metales-Cultura de La Tène


Cogotas I[editar]

Se distinguen las siguientes fases en su formación y desarrollo1​:
  • Fase 1: Proto-Cogotas I (2.000 – 1.700 a.C.). Incursión por el Alto Ebro.
Llamativamente, los primeros elementos del "complejo" Cogotas I no hacen su primera aparición en la que se considera su cuna de origen (Meseta Norte), sino en las proximidades del alto Ebro (El Portalón de Atapuerca 2034 a.C.) y poco tiempo después se hallan en el Ebro medio, llegando en poco más de un siglo hasta el bajo valle del Duero. Esto es debido a que las nuevas formas cerámicas en el repertorio de la alfarería entonces traditional de esas áreas geográficas, son consecuencia de una primera llegada de "elementos" europeos en busca de territorios en los que asentarse que, lógicamente hacen su primera aparición a través de los pasos pirenaicos.
  • Fase 2: Cogotas I inicial (1.700 - 1.550 a.C.). Asentamiento en la Meseta Norte.
En esta fase los mayores y mejores yacimientos adscritos a ese horizonte se localizan ahora en los valles del Duero, Tajo y alto Ebro, (Los Tolmos, Arevalillo, La Plaza, El Cogote, La Corvera, La Venta). Se caracteriza por: 1) cerámica incisa con decoración impresa de espigas, zig-zag y guirnaldas de semicírculos de boquique, y 2) por su Extensión por los valles del Duero (Los Tolmos, Arevalillo, La Plaza, Castelho Velho), Tajo (Perales del Rio. Es esta distribución la que parece confirmar su origen en la Meseta Norte y su posterior expansión hacia las regiones periféricas.
  • Fase 3: Cogotas I medio (1.550 - 1.350 a.C.). Expansión por la Meseta y valles del Sur.
Se produce un enriquecimiento del repertorio decorativo con aparición de cerámica excisa, nuevo modelo decorativo que responde a una segunda llegada de elementos europeos incorporados al complejo cultural. Es esta la causa de que, de nuevo, la cerámica excisa aparezca en el valle del Ebro antes que en La Meseta (1.550 a.C. en Moncín, 1.466 a.C. en Los Tolmos). En esta fase se produce también la aparición de de las cerámicas tipo Cogotas-I fuera de la Submeseta Norte y por tanto de su área de origen, con presencia a partir del 1550 a.C. en el sudeste (Gatas en Almería, Cuesta del Negro en Granada) y del 1350 a.C. en el valle medio del Guadalquivir (Llanete de los Moros).
  • Fase 4: Cogotas I final (1.350 – 1.000 a.C.) Extinción y transición al Hierro.
La fase final se caracterizada por la decoración basada en la incrustación de pasta roja y amarilla en las decoraciones incisas-impresas, que puede considerarse característica del estilo final de Cogotas I que ya solo pervive en su área de origen (valles del Duero, Tajo y alto Ebro).

Cogotas II[editar]

Es un yacimiento de la Segunda Edad del Hierro de la provincia de Ávila. Está ubicado en la zona norte del Valle de Amblés.
El Valle Amblés, es una fosa tectónica en el sistema Central, recorrida por el río Adaja, vía natural de comunicaciones, localizada en la provincia de Ávila. Tiene forma de triángulo, y fondo plano por donde fluye el río con apenas desnivel, entre las laderas septentrionales de La Serrota y la sierra de la Paramera, que quedan al sur del valle, con altitudes medias que oscilan entre 1600 y 2200, la vertiente meridional de la sierra de Ávila y Villanueva que quedan al norte del valle, con una altitud media de 1600 m, para concluir, las estribaciones de la Serrota y la sierra de Villanueva cierran el occidente, y la sierra de Ojos-Albos en el extremo oriental.
Sobre los granitos y pizarras predominan suelos silíceos ácidos, muy erosionables, de profundidad variable, con escasa capacidad de retención de humedad y con afloramientos rocosos. Suelos de vocación ganadera, poco aptos para la agricultura. En la vega el río, gracias a los suelos aluviales ricos en minerales, aumentan las posibilidades de aprovechamiento agrícola. En los sectores más húmedos, encinasfresnos y pinos piñoneros y resineros. En cuanto a la fauna local, hoy sólo pervive la fauna autóctona en lugares muy concretos protegidos, animales como lobos, jabalíes, cigüeñas, garzas, buitres y águilas.
El poblamiento más destacado en el valle es de la Segunda Edad de Hierro y se caracteriza por poblados fortificados, u Oppida, en las estribaciones de las sierras del valle, los más importantes son: Ulaca, con más de 70 ha, siendo él más grande de ellos, el Castro de la Mesa de Miranda con 30 ha y Las Cogotas con 14,5 ha.
Hay indicios de que bajo la ciudad actual de Ávila se encuentre Obila, mencionada por Ptolomeo (2,5,7), aunque los materiales hallados hasta el momento no lleven su cronología más allá del siglo I a. C. Se observa una ocupación importante en el valle desde el Bronce Final. Por otro lado, en las zonas llanas próximas a la vega, aparecen hábitats no amurallados de menor entidad, como MuñogalindoPadiernos o Ermita de Sonsoles, los cuales son considerados por sus investigadores como ”hábitats menores”. Los hallazgos son escasos y con materiales de superficie, por lo que no se puede afirmar que sean lugares de hábitat en todas las ocasiones. Los estudios del territorio de explotación de estos lugares, revelan una tendencia agrícola entre el 60-80 % en un radio de 2 km, ya que los suelos que ocupan son aluviales, o están cerca de las dehesas. Mientras que los castros revelan tendencias ganaderas.
Dentro del patrón de poblamiento se deben incluir las esculturas de toros y cerdos, conocidos como verracos. Se han interpretado de muchas maneras, dándoles un valor mágico de protección del ganado, para potenciar la reproducción, o atribuyéndoles la función de ser monumentos funerarios, ya que existen piezas con inscripciones de este tipo. Sin embargo, últimas revisiones proponen una explicación distinta y complementaria, es decir, no descartan su valor simbólico. Gran parte de las esculturas carece de contexto arqueológico claro, se localizan a varios kilómetros de los poblados y la mayoría, en zonas de buenos pastizales. El alto coste de producción de los mismos puede tener mucho más sentido si con los zoomorfos se estableciesen hitos o referencias fijas en el paisaje de los recursos críticos, como lo son los pastos invernales.

Cronología[editar]

En cuanto a la cronología de las murallas no es segura para el primer recinto, mientras que sí se tiene material fechable asociado al segundo recinto. Los sondeos realizados junto a la muralla en este recinto han proporcionado cerámica a torno, fíbulas de caballito y otras tardías con esquema de La Tene que permiten pensar en una cronología de III-II a. C, se puede precisar aún más, ya que se observó que coincide con el nivel de fundación del alfar, documentado junto a ella, e incluso, la existencia de un basurero debajo de la muralla, y por lo tanto anterior, lleva a proponer a sus investigadores una secuencia cronológica: para el momento de la primera ocupación del lugar, es decir, de la construcción del primer recinto, se daría hacia el s.IV a.C. y un momento posterior para la construcción del segundo recinto y del alfar en los siglos III-II a. C.

Castro[editar]

Se encuentra en el reborde meridional de la Meseta Norte, en el sector central de la provincia de Ávila, a seis kilómetros hacia el suroeste del pueblo de Cardeñosa, en el extremo de la estribación más oriental de la sierra de Ávila, junto al río Adaja. Su nivel máximo es de 1156 metros sobre el nivel de mar, coincidiendo con uno de los berrocales de granito, que, como ya se ha referido antes, da nombre al yacimiento, elevándose unos 140 metros sobre el río. Abarca una superficie intramuros de 14,5 ha y sus ejes máximos son unos 455 m por algo más de 310 m Pertenece a la Segunda Edad de Hierro, aunque algunas cerámicas pertenecientes a la acrópolis se adscriben a una ocupación previa del Bronce Final, pero no de gran importancia.
Responde a los tipos de emplazamiento en cerro o acrópolis y en meandro. Caracterizado por la proximidad a cauces fluviales, río Adaja, la facilidad de defensa natural, por su orografía escarpada y la accesibilidad está determinada por la pendiente. Las Cogotas se organiza en torno a dos recintos amurallados con tres entradas cada uno, siendo la principal del recinto superior la más complicada de todas ellas. Se trata de murallas potentes con engrosamientos a modo de bastiones, con campos de piedras hincadas delante de las entradas, como ocurre en otros castros de la región para estos momentos. En el recinto superior se conocen algunas casas adosadas a la parte interior de la muralla. La técnica constructiva empleada combina el adobe con la piedra sobre un eje rectangular en planta.

Estructuras defensivas[editar]

Murallas
Las Cogotas consta de dos recintos amurallados, uno, el superior o primer recinto, que comprendía toda la cima de la colina y corresponde con la acrópolis, y otro, el inferior o segundo recinto, que se desarrolla hacia el sur y oeste descendiendo por la ladera en la planicie hasta el arroyo de Rominillas, cerrando una superficie de 14,5 ha, el cual fue interpretado como “encerradero de ganados” por Juan Cabré, y las recientes excavaciones, han demostrado la existencia de viviendas, áreas industriales, incluso se llega a proponer la hipótesis de que en él se realizasen ferias de ganado. En el recinto superior se incluyeron los berrocales y zonas de fuerte pendiente dentro del recinto amurallado para no cruzar los lienzos violentamente. La estructura de las murallas es de losetas, cantos y rocas de granito, con aparejo de mampostería en seco, colocadas en hiladas irregulares calzadas con infinidad de cuñas. La técnica constructiva es de un sistema de doble muro adosado al exterior y hacia el interior otro de similares características, entre ambos paramentos hay un relleno de cantos y losetas, aunque no se sabe de la existencia de algún otro paramento interior por no tener ningún corte de la misma, con cimentación de adobes. El espesor varía de 2,5 a 11 metros aproximadamente. Tiene un trazado ondulado, con bastiones de gran tamaño los cuales parecen responder a un sistema defensivo que aprovecha los tiros cruzados, y al mismo tiempo sirven de refuerzo arquitectónico. En las zonas más importantes hay una camino de ronda sobre la muralla, que comienza en la entrada principal y quizá recorriera todo el perímetro de la acrópolis. Entre el recinto superior y el inferior, debió existir un pequeño espacio amurallado y aterrazado que actualmente no se conserva y se observa con grandes dificultades, pero que Cabré identificó. Al no poder reconocerse actualmente, en parte por lo abrupto e inaccesible del terreno, no se sabe muy bien cuál pudo ser su funcionalidad. Por su posición junto a la entrada principal y con buena visibilidad desde la misma, pudo tratarse de un encerradero colectivo de ganado desde el que poder controlar las reses con facilidad. Su sistema constructivo de lienzos de muralla con bastiones que corta de manera arbitraria las curvas de nivel, tiene diferentes alturas según las zonas, su trazado no sigue las líneas de vaguada, divisorias o límites naturales. Los canchales no se aprovechan para formar parte del sistema defensivo, simplemente se rodean o se usan de base del lienzo, y la muralla no se interrumpe en los barrancos, responde al grado de adaptación del sistema defensivo que algunos autores como González-Tablas definen como “Autónomo”. Aunque otros autores consideran que la muralla sí se acomoda a las curvas de nivel. Es muy probable que el remate de la muralla, y especialmente sobre las entradas, estuviera realizado con un entramado de ramas y palos de madera, tal y como debería entenderse el incendio de la muralla de Pallantia en el 74 a. C. tras el asedio de la ciudad por Pompeyo, tal y como describe Apiano en sus Guerras Civiles. Sin descartar que estuviera construido de adobes.
Entradas
El recinto superior tuvo tres entradas, una en la pendiente este, ya demolida por completo, que comunicaba con el barrio de casas extramuros situadas en la ladera oriental. Otra al norte, las más alta de la acrópolis, protegida por dos cubos, y la tercera, también orientada al norte, la llamada principal, flanqueada por dos bastiones que se desarrolla en oblicuo. Se trata de la de mayor complejidad y elaborada en ligero esviaje, o embudo. El camino que conducía a ella estaba delimitado por una cerca de losetas de granito. Hacia la izquierda, antes de llegar a la muralla existen los restos de una estructura rectangular que Cabré llamó “cuerpo de vigilancia”. En el interior una rampa discurría sobre las casas 5 y 6 llevaba a la parte alta de fortificación. En el recinto inferior aparecieron tres entradas, siendo más sencillas y sin protección de bastiones. La más alta, orientada hacia el norte, a tan solo 10 metros de la principal del recinto superior. Otra en la terraza noreste y la tercera, la cual va a dar al río Adaja y opuesta a la anterior, de la que sólo se conservan restos de su empedrado con losas planas. Juan Cabré hace referencia a una cuarta entrada, pero sin embargo esta no aparece en el dibujo del plano del castro, por lo tanto, suponemos que debió tratarse de una entrada secundaria de poca importancia. Esta estaba en la ladera sur que va a dar a un barrio de casas extramuros en una hondonada. Entonces se conservaba el boquete de su destrucción, con un camino orientado al este que conducía al barrido de viviendas extramuros.
Campos de piedras hincadas
Campo de piedras hincadas visto desde la muralla.
Se trata de zonas sembradas de cantos picudos hincados en el suelo, que siguiendo la línea de la muralla septentrional, llegan hasta la misma base del muro, no dejando un espacio libre entre ellas éste. Se emplazan en dos lugares concretos, uno ante las dos rampas de la entrada alta de la acrópolis y otro en la hondonada delante de la entrada este del recinto inferior. Las piedras hincadas aparecen muy tupidas, a modo de barreras de tres metros de ancho. La finalidad de estas defensas, sería la de entorpecer el ataque, hay autores quienes piensan serían para evitar los ataques de caballería, mientras que otros opinan que no tienen sentido si no es para entorpecer el acceso de personas a pie. Se emplazan en la zona de más fácil acceso.

Urbanismo interno[editar]

Calles: Su ocupación interna estuvo condicionada por el desnivel del terreno, sobre todo en la parte alta debido a los dos berrocales de granito, y en el sector sudeste de la segunda cima fue imposible construir debido a su fuerte pendiente. No existe un plan de manzanas y calles, se trata de agrupaciones irregulares de casas, ya sean adosadas a la muralla o buscando la protección de las rocas, estando sometidas a los accidentes del terreno. Entre ellas había espacios libres que, utilizados como calles o caminos, a veces se delimitaban con cercas de losas hincadas. En el segundo recinto se ha podido documentar un camino en losado que atraviesa el recinto en relación con las estructuras industriales.
Viviendas: Las viviendas asociadas a la muralla tienen planta rectangular y su perímetro está delimitado con bloques de granito, los cimientos son de adobes, colocadas sobre un aterrazamiento artificial de mampostería, aunque actualmente apenas se aprecian, quedando visible el aterrazamiento sobre el que se asentaban. Estas tenían 30 m de largo por 7 m de ancho, una superficie aproximada de 200 m2. Cabré no situó en el plano todas las casas que excavó, por las referencias de su memoria, se puede hablar de unas siete casas más repartidas por el interior del primer recinto. Los sondeos realizados entre 1989 y 1992 en el segundo recinto revelaron viviendas en la parte más suave de la ladera que se extiende entre la zona escarpada de la muralla del primer recinto y el camino que lo atraviesa, siendo viviendas de planta regular con muros de piedra y empleo del adobe para el recrecimiento de las paredes. Son de menor tamaño que las de la acrópolis y ofrecen ajuares más pobres. Fuera de la ciudad, situadas a extramuros, también se constataron viviendas, aunque no da su posición exacta y tampoco las dibuja en el plano. Se situaban a la salida del la puerta sur del segundo recinto y en la ladera sudeste, limitándose a comentar que tienen características semejantes a las del primer recinto, y que sus ajuares eran más pobres. Las plantas de las viviendas son regulares, para su organización interna hay pocos datos, aunque como ya señaló Cabré, la abundancia de adobes en el interior puedan estar indicando la existencia de divisiones internas. Los suelos, en desnivel, eran irregulares, se cubrían con lajas de granito. En un rincón de la vivienda solía existir un pavimento de barro a modo de hogar. En cuanto al tejado, se han encontrado restos de barro cocido con improntas de postes cilíndricos de madera, lo que parece indicar que las techumbres se realizarían con postes de madera recubiertos de paja o barro, aunque no se sabe si eran a una o dos aguas.

Áreas industriales[editar]

Como ya se ha comentado anteriormente, estas estructuras se documentaron tras las campañas de finales del s. XX. Se localizan, a unos 100 metros de la puerta Sur del segundo recinto, junto a la muralla, y son un alfar y un secadero de adobes. El alfar incluye un complejo de dependencias y hornos de cerámica que ocupan más de 300 m2, junto a la muralla del segundo recinto. Son hornos de tipo sencillo de una sola cámara. Esta estructura corresponde al mismo nivel de fundación que la muralla. El secadero de adobes anexo al taller existe una gran dependencia que debió de servir como almacén de productos acabados y como secadero de adobes, este ofrecía un conjunto de piezas confeccionadas a caja con dimensiones de 40 x 20 x 10 cm. Se ha documentado, además, un camino enlosado que atraviesa el recinto, que podría utilizarse para la circulación de carros para la distribución de productos cerámicos. En uno de los sondeos realizados en la muralla, en sector norte de la misma, se localizó un gran basurero, con una estratigrafía de más de tres metros de potencia. El estrato de desechos se concentraba en el último tramo, buzando hasta el nivel de muralla. Gran cantidad de restos óseos de fauna, cerámicas a torno tipo celtibérico y escasos vestigios de adobes y material constructivo son, a grandes rasgos, los componentes del cenizal.

Necrópolis[editar]

Esta necrópolis se descubrió en 1930, en lo que era ya la cuarta campaña de excavación en el Castro. Tras varios intentos fallidos en su localización, apareció en un terreno llamado Trasguija. Estos intentos se debieron, en definitiva, a las características de las pocas necrópolis que se habían encontrado anteriormente, ya que esta responde a caracteres muy diferentes. Volvió a ser explorada en 1931.

Características[editar]

Localizada a 240 metros al norte del poblado, sobre una pequeña ladera orientada al este. Consta de cuatro zonas según Juan Cabré y de cinco más una según Guillermo Kurtz, otros autores defienden cuatro zonas y un sector aislado, Como Castro, Martín-Valls o Álvarez-Sanchís. Situadas en declive, alineadas de norte a sur, separadas entre sí por espacios estériles, es decir, sin tumbas. Es de incineración, no habiendo aparecido ninguna inhumación, con sepulturas individuales, agrupadas en torno a estelas de granito que sobresalen al exterior por su extremo superior. El número de sepulturas es de 1613, de las cuales se pueden estudiar 1447, el resto carecen de inventario y no fueron publicadas. Solo 15, 5 % de estas (224) tienen ajuar.
Las sepulturas constan de la urna cineraria depositada en un hoyo, en el cual se colocaron piedras pequeñas para calzarla y cuya urna aparece tapada con una laja plana recubierta a su vez por otras piedras de menor tamaño, también nos encontramos con urnas que han sido tapadas con otras vasijas dadas la vuelta (platos, cuencos). Sobre estas se echaba tierra vegetal. Cuando las urnas van acompañadas de ajuar, se dan diferentes situaciones, si es ajuar de guerrero, las armas y demás objetos están colocados en torno o encima sin un sistema concreto. Los enseres pequeños, como fíbulas, bolas, fusayolas o pequeños vasitos, suelen acompañar a las cenizas en el interior de las urnas.
Parece ser que su estratigrafía indicaba una secuencia cronológica en vertical, además de la horizontal característica de las necrópolis, pero Cabré interpretó las urnas colocadas a diferentes alturas como pertenecientes a una misma sepultura contemporánea.
En relación a la necrópolis, en dirección noreste, existen unos lanchales de granito situados entre el castro y la necrópolis, de superficie ancha y llana, sin tierra sobre ellos, sobre los cuales seguramente se realizasen las cremaciones funerarias, a su alrededor se encontraron multitud de huesos calcinados, escorias de bronce o hierro y fragmentos de cerámica. El metal proviene de los ajuares metálicos que acompañarían al cadáver.

Exploración del yacimiento[editar]

Excavación del sector II de la necrópolis en 1930.
Inscripción homenaje a los trabajos de Juan Cabré en Las Cogotas (1974).
El Castro de las Cogotas se conoce desde 1876. Tras una serie de excavaciones en el mismo, pérdida de materiales y muchos traslados de los mismos, Las excavaciones oficiales dirigidas por Juan Cabré, las primeras con “método científico”, comenzaron en el verano de 1927, en cuya campaña se descubrieron las murallas de la acrópolis y estudiaron 18 viviendas. En 1928 se determinó cuánto faltaba de las murallas del segundo recinto, para levantar el plano general de yacimiento, precisar su arquitectura militar, y excavar las casas cercanas a la puerta N. En 1930 se trató de resolver la cronología del castro con el hallazgo de una estratigrafía bien definida, el estudio de los fondos de las viviendas algo más pobres, diseminadas por toda la acrópolis. En 1930 se descubrió la necrópolis y se excavaron las cuatro zonas.
A finales del siglo XX, y por causas ajenas a la investigación arqueológica, Las Cogotas volvió a ser intervenida: En 1983 se aprobó un proyecto de construcción de una Presa de Las Cogotas, cuyo estribo izquierdo y aliviadero se apoyan en la ladera oriental de la parte baja del cerro de Las Cogotas, por lo tanto, una parte del yacimiento arqueológico –el 30 % del “encerradero de ganados”– quedaba cubierto por la aguas cuando estas alcanzasen la cota máxima del embalse. La Confederación Hidrográfica del Duero en conjunto con el Museo de Ávila, y la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León, en 1984 decidieron dedicar el 1 % cultural a paliar los efectos de la presa en los restos arqueológicos. Posiblemente nunca se habrían vuelto a realizar excavaciones arqueológicas en las Cogotas de no haber sido por la construcción de este embalse. Los trabajos comenzaron en 1985, un grupo de alumnos del Departamento de Historia Antigua de la Complutense de Madrid, dirigidos por Mª Paz García-Gelabert prospectó la zona, encontrando los restos de un despoblado, que fue convenientemente documentado. Hubo que proteger un camino enlosado que atraviesa el segundo recinto hasta el río Adaja, el llamado “camino del molino del Tío Juan”.
En 1986 se realizó una prospección geofísica en una zona de 1250 m2 junto a la puerta SE del segundo recinto, para evaluar las posibles estructuras constructivas y obtener una base para la planificación de la excavación, aunque los resultados, por las características del terreno granítico y en pendiente, no fueron fiables. El programa de excavaciones comenzó en septiembre del mismo año con un equipo del Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid dirigido por Gonzalo Ruiz Zapatero en conjunto con el Museo de Ávila.
Los objetivos de estas intervenciones eran: 1) Documentación y salvamento de las posibles estructuras y materiales por medio de excavaciones sistemáticas, 2) reestudio de las antiguas excavaciones con nuevas perspectivas, revisándose también los materiales del Museo Arqueológico Nacional, 3) presentación del conjunto arqueológico al gran público, contemplando los problemas de mantenimiento y conservación de estructuras.
El plan de excavación incluía: 1) Excavación de los puntos del alfar, el pavimento y el basurero, 2) corte en la muralla para fechar su momento constructivo, 3) Cortes al norte del camino del segundo recinto, donde se apreciaban en superficie restos de muros y alineaciones que parecían ser restos de viviendas y 4) sondeos en el primer recinto para estudiar el problema de ocupación Bronce Final y la II Edad de Hierro, ya que según Juan Cabré, todos los materiales pertenecían a un solo estrato.

Cómo llegar[editar]

Actualmente se puede acceder en coche hasta la base del cerro del mismo castro. Por la carretera AV-804 dirección Cardeñosa, tomando un desvío a la derecha, señalizado, antes de llegar al pueblo. Seguidamente se siguen los carteles señalizados y se llega hasta las inmediaciones del poblado. Otra forma de llegar desde Ávila, es coger la carretera de Valladolid, y llegar hasta la presa del embalse de Cogotas. Una vez allí, cruzar andando la presa y subir por el camino hasta el castro (lleva directo hasta la puerta).

Castros relacionados[editar]


Vasija de la Cueva de Boquique en Plasencia, representativa de cerámica de Cogotas