ÉPOCA MEDIEVAL
El recinto amurallado de Benaguacil fue construido hacia la misma época que su castillo. Benaguacil fue protegido con murallas que formaban un sólido recinto fortificado, como se demostraría mucho después en la defensa de los moriscos sublevados por la orden de bautismo forzoso decretada por Carlos I. Las murallas medievales debieron extenderse por las actuales calles de La Acequia, Isabel de Villena, La Tirana, Pedralba, Liria y del Muro. Precisamente en esta última calle se encuentra el tramo mejor conservado de la muralla, un lienzo de seis metros de longitud embebido en viviendas particulares.1 Existe información arqueológica que así lo corrobora, así como los planos que delimitan el trazado de la muralla en el actual plano urbano de Benaguacil. En concreto, los restos que se encuentran en la calle del Muro, pertenecerían a los tramos X y XI de la muralla.2
Historia[editar]
El castillo y las defensas urbanas debieron construirse entre 1147 y 1172, aunque entre 1184 y 1199 se reconstruyó, reforzó, mejoró y adornó las murallas urbanas y el castillo. Pertenecen pues al cuarto del siglo XI-XII, época musulmana.3
Alonso Durá basándose en el conjunto de testimonios materiales, lingüísticos y antropológicos manejados en su estudio arqueológico del recinto amurallado, sitúa la construcción de las murallas de Benaguacil en tiempos del rey Muhamed Ibn Sa´d Ibn Mardanis (1147-1172) y que el califa almohade Abu Yaqub Yusuf al-Mansur (1184-1199) reforzó y mejoró dándoles el aspecto que ofrecieron ante los cristianos en 1237.4
Descripción[editar]
Sus muros eran de 2,5 metros de espesor y casi 13 metros de altura, con un perímetro que sobrepasaba los 1 000 metros, reforzado por torres, en su mayoría cuadrangulares o rectangulares, aunque existía una octogonal junto al castillo, y dos semicirculares que defendían el Portal de Valencia. El circuito amurallado disponía, además, de un profundo y ancho foso que lo circunvalaba en su parte exterior, con puentes móviles frente a las puertas, que al parecer eran tres: el Portal de Valencia (al este), el de Benisanó o de Liria (al norte) y el de Villamarchante o de Les Eres (al sur). A ellos se añadiría mucho después el llamado Portal Nou o de Suchet, abierto hacia el oeste.
muralla de Culla, en la comarca del Alto Maestrazgo, provincia de Castellón, es un conjunto fortificado formado por los restos del castillo de Culla y del recinto amurallado de la misma localidad. Como ocurre con todos los castillos y murallas están catalogados como Bien de Interés Cultural, por declaración genérica, presentando anotación ministerial: R-I-51-0010119, y fecha de anotación 9 de octubre de 1997.1
Culla es un municipio que se localiza sobre la muela del mismo nombre y es en la parte más alta de la localidad donde se encuentra el castillo y alrededor de la misma el recinto amurallado.
Historia[editar]
Culla es una población de remotos orígenes que llegan a épocas prehistóricas, lo cual queda patente en los restos arqueológicos y en las pinturas rupestres que se localizan en su demarcación.3
Hasta el siglo XIII, con la conquista de los territorios por las tropas del rey Jaime I de Aragón, Culla estuvo bajo el dominio árabe. En 1233 fue reconquistada por Blasco de Alagón, recibiendo la Carta Puebla en 1244.31
Es este momento histórico, Culla tenía un importante castillo, el conocido como Castillo de Culla, debido a su estratégica situación geográfica y al amplio territorio que dominaba.3 Por ello se puede considerar que este castillo montano es de época de la dominación árabe, y por lo tanto muy posiblemente del siglo XII.2
Como ocurriera con territorios y edificios de otras localidades cercanas, con el tiempo Culla acabó perteneciendo a la Orden del Temple, alrededor de 1303, pasando más tarde, al entrar en crisis la mencionada orden militar a la Orden de Montesa3
En 1345 se produce el nacimiento de lo que se llamó La Setena de Culla o “Comunitat d’Herbatge” constituida por: Culla, Atzeneta, Vistabella, Benassal, Torre de Embesora, Benafigos y Vilar de Canes. Se trataba de una agrupación de municipios que llevó a cabo la compra de los derechos de explotación de los recursos pecuarios y forestales a la Orden de Montesa, que se estaba quedando con todas las posesiones de la Orden del temple, las cuales afectaban a todos los municipios de la Comunidad; con ello pretendían defender con más fuerza sus intereses ganaderos comunes, frente a los de la Orden de Montesa. Esta agrupación siguió en funcionamiento hasta mediados del siglo XIX.43 No puede perderse de vista que la principal actividad económica de la zona en esta época era la agricultura de secano (almendro, olivo, avellano, vid y cereales), y la ganadería, especialmente la extensiva (ovino, caprino, bovino) y , en mucha menor importancia, la ganadería intensiva sobre todo de porcino, avícola y apícola.35
Durante el siglo XVIII, el castillo de Culla perdió poder político y asdministrativo.3
Este fenómeno coincidió con las remodelaciones urbanísticas que se llevaron a cabo durante este siglo en Culla, como fueron la construcción de la iglesia, conocida como Iglesia parroquial del Salvador; la Ermita de San Cristóbal; así como obras de mejora y ampliación del núcleo urbano en general.41 Además, estas remodelaciones y el constante crecimiento de la población dieron lugar al derribo de las murallas o a su utilización como muros de nuevas viviendas a ellas adosadas.2
Durante las Guerras Carlistas, Culla fue un lugar constante enfrentamiento lo que produjo deterioro en parte de su casco antiguo, destacando entre las pérdidas el castillo, el cual quedó totalmente destrozado, quedando tal y como se contempla en la actualidad.4
Descripción[editar]
El castillo que en su día dominaba la población, conserva sólo unos pocos vestigios, como ocurre con las murallas, de las que se conservan los restos de la Torre del Frare Pere, y torreones del siglo XIII, así como la puerta de entrada a la Barbacana y los escudos de armas de la Orden de Montesa.6
El castillo era de planta irregular, compuesto por tres recintos amurallados, que podrían calificarse de aproximadamente concéntricos. De todo ello apenas quedan restos de la muralla más exterior, que forma parte de los basamentos y muros de las actuales viviendas. Pese a ello, de esta última y más externa muralla pueden contemplarse algunos torreones, pasadizos, portales así como una buena colección de casas señoriales.2
Como hemos dicho anteriormente el castillo es de época árabe, pero las murallas son posteriores, de tiempos de los Alagón y Anglesola, que fueron sus propietarios tras la reconquista, y también hay fortificaciones que datan de la época de dominio de las Órdenes, primero del Temple y posteriormente de Montesa.
El castillo y murallas de Chodos/Xodos, en la comarca del Alcalatén, en la provincia de Castellón, es un castillo, también conocido con la denominación de Castillo, Torre y murallas (El Callis), que se encuentra en el centro de la población de Chodos. Como todo castillo está catalogado, por declaración genérica, como Bien de Interés Cultural y presenta número de anotación ministerial: 28378, y fecha de anotación: 28 de noviembre de 2011, según consta en la Dirección General de Patrimonio Artístico de la Generalidad Valenciana.1
Historia[editar]
Chodos, municipio cuyo nombre sugiere un origen mozárabe, aunque de difícil significado, estaba bajo la jurisdicción del Castillo de Alcalatén el cual se encuentra ubicado en la población de Alcora (en el pico del monte Mont Mirá). La importancia de estas poblaciones aumenta con la conquista cristiana por Jaime I de Aragón, en 1233, ya que tras su conquista, se dio lugar, por decisión del monarca, al señorío de Alcalatén, del que pasaron a formar parte, donándose éste a Ximén de Urrea. Fue el señor feudal quien proporcionó a Chodos Carta Puebla, en el año 1254, a fuero de Aragón, y se supone que es en esa época cuando probablemente se reforzarían las obras de fortificación de la población, la cual ya contaba con un recinto amurallado y un castillo en su punto más alto.23
Más tarde, en 1283, se le concederían más privilegios, hecho del que hay documentación acreditativa.1
El señorío de l’Alcalatén acabó más tarde en manos de los Condes de Aranda, pero, posteriormente y por matrimonio, el señorío pasó a los duques de Híjar, que lo mantuvieron hasta 1818, siendo actualmente la heredera del título la Duquesa de Alba.1
Descripción[editar]
El castillo, que se encuentra ubicado estratégicamente (a unos 1063 metros de altura, en lo alto de la mole en la que se ubica el resto de la población, y sobre un precipicio de 70 metros de altura) en la cuenca alta del río Alcalatén, estaba destinado a la vigilancia y defensa del valle frente a las tierras de Vistabella, para lo cual formaba parte de un sistema de fortificaciones que protegía el valle, impidiendo de ese modo que el paso natural desde las tierras de Aragón (por Mosqueruela) hasta Burriana, quedara sin protección.124
Tiene pequeñas dimensiones y actualmente sólo quedan restos de un torreón (el cual presenta planta cuadrada, de tapial) y unas murallas (que aún conservan restos de dos torres, una, que presenta planta redonda, y otra que podría ser cuadrada) en las cuales había una torre-portal, conocida como El Callis, debido a que su planta baja sirve de callizo, o callejuela de acceso al recinto amurallado. El Callis se halla en un extremo de la plaza donde se ubica también el templo parroquial, que se sitúa muy próximo a la torre del castillo.1
La torre-portal, el Callis, está construida de mampostería, cuya base conforma un pasadizo con tres arcadas de arcos apuntados fabricados utilizando sillería. De estos tres pasadizos, dos de ellos dan paso a la ciudad y el tercero a lo que constituía el interior del castillo. Se puede afirmar que era la puerta de acceso al recinto amurallado más importante, y su actual estado de conservación es bueno, permitiendo ser utilizada todavía como lugar habitual de paso.14
Como ocurría en otros recintos amurallados, en su interior se encontraban los edificios más emblemáticos de la población, tales como el Ayuntamiento, el cual presenta lonja en la planta inferior y algunas viviendas; o la Iglesia.
![]() | ||
País | España | |
---|---|---|
Ubicación | Chodos |
Castillo y murallas de Ribarroja del Turia
El castillo y murallas de Ribarroja del Turia forman un bien de interés cultural que se encuentra en la calle de la Cisterna y plaza Eusebio Benedito de Ribarroja del Turia (Valencia) España.1
Este caserón señorial está protegido por declaración genérica y con número de anotación ministerial R-I-51-0010658 de 20 de junio de 20011
Historia[editar]
En tiempos de la ocupación romana, el territorio de Ribarroja ya era usado intensamente para la agricultura, de forma que el promontorio sobre la confluencia del barranco de los Moros y el río Turia ofrecía la posibilidad de controlar un extenso terreno cultivado, situado entre las dos ciudades más importantes en aquel momento en el bajo valle del Turia, Edeta y Valentia. Es por este motivo que ya en esa época se desarrolló un pequeño enclave amurallado a ambos lados de lo que a inicios del siglo XXI es la calle de la Cisterna.1
Los visigodos continuaron la explotación agrícola de la zona, como puede verse en el Pla de Nadal, pero estas explotaciones desaparecerían en el siglo viii con la llegada de los musulmanes. Tras esta, desapareció la aristocracia visigoda y las explotaciones agrícolas pasaron a ser pequeñas villas o alquerías. Al tiempo, el antiguo asentamiento militar romano fue transformado en un poblamiento rural que, merced a su singular emplazamiento, dominaba la amplia zona agrícola junto al Turia. La enorme inestabilidad política de este periodo hizo necesario el mantenimiento de sus defensas. Para ello se reedificaron y ampliaron las murallas romanas y se construyó en un extremo del recinto, aprovechando para ello restos de basamentos romanos, el castillo sería en adelante la residencia del representante de las autoridades que se encargarían, entre otras cosas, del cobro de los impuestos. El asentamiento se consolidó con la construcción de una pequeña mezquita y de un cementerio extramuros.1
Tras la rendición de Riba-roja a Jaime I en 1238, ésta pasó a formar parte del señorío territorial de su hijo Pedro Fernández de Azagra quien inmediatamente designó sus representantes, agentes militares y fiscales que quedaron al frente de la explotación de sus tierras, manteniendo el orden y recaudando impuestos. Como la población creció poco, el recinto urbano pudo mantenerse en torno a la actual calle de la Cisterna, con la mezquita en un extremo y el antiguo castillo, que pasaba a ser residencia del representante del señor, en el otro. Tras la Guerra de la Unión de 1348 entre los unionistas valencianos y los realistas, el nuevo señor de la villa Ramón de Riusech y Moraida, decidió la ampliación y consolidación del recinto amurallado, aumentando su capacidad defensiva. Durante los siglos xiv y xv comienza a consolidarse la nueva trama urbana con la construcción de viviendas en las inmediaciones del viejo núcleo, calles de la Cisterna, Reloj Viejo y Horno Viejo, permaneciendo la mezquita en su ubicación original y eliminándose un lienzo de muralla con lo que volcaba su fachada a la nueva plaza así conseguida.1
Como la población de Ribarroja era morisca, la expulsión de este grupo en 1609 produjo un enorme decaimiento demográfico y económico, con lo que el castillo perdió su relevacia,1 si bien siguió siendo sede de la baronía hasta su supresión en 1811.2
Descripción[editar]
Se trata de una construcción de gran volumen formada por la yuxtaposición de diferentes edificaciones. Ello le confiere una gran complejidad de planta. Está realizada en mampostería y fábrica de ladrillo y tapial. Se compone de dos cuerpos diferenciados, principal y caballerizas, conectados por un patio interior.21
El cuerpo principal, adyacente a las calles Benedito y Cisterna posee cuatro alturas con diversas estancias y departamentos. Se accede por la planta baja y por la primera planta desde el patio, en este último caso ascendiendo por el terreno natural o desde la calle Benedito por un acceso secundario. La parte inferior no se encuentra comunicada con el resto de las plantas.1
Las caballerizas sin un edificio longitudinal, independiente del principal y que se encuentra al otro lado del patio. Tiene dos plantas, conectadas por una escalera situada en el centro. Forma medianera con el edificio vecino por lo que su cubierta es a una sola agua recayente al patio. A diferencia del otro cuerpo, no está dividido en numerosas estancias, pues sólo separa cada planta en dos zonas. Se trata de un edificio sencillo de construcción muy posterior al cuerpo principal.1
Destacan las ventanas geminadas de estilo gótico tardío y algún arco interior carpanel de tres centros. Los sucesivos acondicionamientos del edificio han deformado la imagen de palacio al haber sido utilizado como almacén durante los años previos a su adquisición por el Ayuntamiento.2
La superficie total es de 1015 m², repartidos en 725 en el cuerpo principal y 290 en el edificio longitudinal. Adicionalmente, el patio tiene una superficie de 364 m².
No hay comentarios:
Publicar un comentario